Solidaridad internacional con Chavez frente al nuevo Plan Cóndor de Capriles

329

JUAN CARLOS MONEDERO|Frente al éxito del neoliberalismo, un régimen de barbarie posible solo por la fragmentación de los pueblos, una nueva ola de solidaridad mundial sostenida en los valores del socialismo, la democracia y la soberanía, escribe una nueva gramática que permite leer con esperanza el futuro.
Las recetas neoliberales (privatización del sector público, apertura de fronteras a las empresas transnacionales y desregulación del trabajo y las finanzas) postraron a África, América latina y Asia durante más de dos décadas. Pero un aliento bolivariano llenó de aire fresco la habitación cerrada del continente. La victoria del presidente Chávez en 1998 marcó el comienzo de una nueva etapa que tuvo que luchar contra siglos de dominación, que tuvo que enfrentar un entramado internacional construido a favor de la minorías privilegiadas y que necesitó conjurar una “santa alianza” de los países del norte, armados con ejércitos y medios de comunicación, para evitar que nada cambiara al precio que fuera. Pero, con todo en contra, resultó victoriosa. Cuando se derrota al dragón, la leyenda comienza. Y a ese dragón, además, lo derrotó el pueblo.

Cerradas las puertas del sur al saqueo de América latina, con la naturaleza gritando su deterioro y con las mentiras del capitalismo financiero desveladas, el norte ha empezado a sufrir su propia medicina. El Fondo Monetario Internacional dicta planes de ajuste a Madrid, Atenas o Roma, a New Orleans, Ottawa y Harlem, y los pueblos se giran a mirar al proceso bolivariano entendiendo que ahí está en vigor una solución que camina en dirección contraria a la barbarie capitalista. Las mentiras de los medios internacionales sobre el proceso bolivariano hacen aguas y en las calles la gente empieza a preguntarse: ¿qué está pasando en Venezuela que anda ese pueblo mucho más contento?

Por eso, el día 24 se celebró una jornada internacional de apoyo al proceso bolivariano, impulsada desde el Foro de Sao Paulo, que convocó a más de 100 ciudades a gritar con alegría su compromiso con el Presidente Chávez y la revolución bolivariana. Un gesto de solidaridad que se une a esa reinvención de la solidaridad internacional que significaron las manifestaciones mundiales contra la guerra de Irak, la protesta internacional de los indignados contra el neoliberalismo, que une a los pueblos que luchan por la libertad sea en la plaza Tahrir de Egipto, en contra de la intervención de la OTAN en el norte de África, por la soberanía en Palestina o el Sahara, contra los golpes en Honduras o Paraguay, contra el intervencionismo imperialista en Haití, en Puerto Rico, y también en Bolivia, en Ecuador, en Venezuela, sin olvidar el bloqueo a Cuba o el abuso norteamericano en el FMI, en el Banco Mundial o en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La solidaridad de los pueblos del mundo contrasta dramáticamente con los apoyos internacionales a Capriles Radonski, entregado a una nueva Santa Alianza que busca restaurar los privilegios de las nuevas monarquías absolutas del dinero, las finanzas, el egoísmo y el lucro. El apoyo de los pueblos del mundo frente al abrazo de Capriles a Uribe, Presidente responsable de convertir a Colombia en un narco estado; el apoyo del presidente Evo Morales o Rafael Correa al comandante Chávez frente al abrazo de Capriles a Mariano Rajoy y José Maria Aznar, responsables del hundimiento actual de España, el apoyo de los indignados del mundo a Presidente Chávez frente al abrazo de Capriles a los candidatos de la derecha norteamericana que ya han anunciado sus intenciones de intervenir en suelo venezolano y tumbar el proceso bolivariano.

El capitalismo en crisis siempre ha resultado en guerras y autoritarismo. Pasó en la crisis de 1929 (con el doloroso recuerdo de la guerra civil española), pasó en la crisis de 1973 (con el doloroso recuerdo del golpe contra Salvador Allende y el socialismo humano del Frente Popular) y sigue siendo una baza para los enemigos de la justicia. Por eso el proceso bolivariano y el presidente Chavez han sufrido todos los golpes y todos los ataques de los poderosos del mundo. Ahora, también la solidaridad. Los pueblos del mundo saben que la democracia mundial se defiende ahora mismo en Venezuela. En un lado, la emancipación, la unidad latinoamericana, el respeto a la Pachamama, la apuesta por los humildes, la firmeza contra los poderosos.

En el otro, la venta de las riquezas nacionales, el uso de la fuerza contra los pueblos, las alianzas internacionales para golpear a los pobres y perseguir a los defensores de la democracia, la subordinación a las potencias imperiales. En un lado, el Presidente Chavez y su pueblo. En otro, Capriles Radonski y el nuevo plan Cóndor. En el fondo, tampoco es tan extraño que la solidaridad internacional sea tan evidente a favor del Presidente Chávez. Una solidaridad propia de los pueblos que han recuperado su memoria.