Sindicalismo argentino,donde cinco es menos que uno

JUAN GUAHÁN| Desde esta última semana cinco centrales sindicales están en el escenario social y político de la Argentina actual. No es la primera vez que hay una división del sindicalismo, de todos modos es llamativo y más en un gobierno peronista. Se muestran los altibajos de la economía y los límites del enfrentamiento con el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli.  Question Latinoamérica

Pasó lo que tenía que pasar. Se formalizó la fractura dentro de la CGT. Hugo Moyano fue elegido Secretario General de la CGT, en un Congreso desautorizado por el Ministerio de Trabajo. Retendrá, por ahora, el edificio de la calle Azopardo. El 3 de octubre diferentes fracciones de la CGT, que lidera el metalúrgico Antonio Caló elegirán otra conducción, la que tendrá el aval oficial.

Según la información proporcionada por las nuevas autoridades, en el Congreso realizado en la cancha de Ferro Carril Oeste participaron 901 delegados, sobre un total de 1651 congresales convocados, el 54,6% del total.

De este modo, nuestro movimiento obrero organizado quedó fragmentado en 5 centrales sindicales. De todas estas divisiones la más importante es la que acaba de producirse en el seno de la mayoritaria CGT.

Quién en este nuevo mapa sindical.

CGT (Moyano): a pesar de haberse debilitado notoriamente, da la impresión que esta central continua siendo la más importante. Por la cantidad de delegados reunidos, por una homogeneidad de la que carece la corriente competidora (encabezada por Caló) y fundamentalmente por el poder de fuego a través de los paros y la movilización callejera, impulsados por su principal componente (los camioneros). Ya han demostrado su capacidad de poner en jaque el funcionamiento económico del país.

CGT (Caló) es la que reuniría a la mayor cantidad de gremios industriales, de allí su significativa importancia. También la integra un importante sector de servicios (UPCN). Bajo el paraguas de esta central se agruparán los tradicionales “gordos” junto a otros gremios más cercanos al gobierno.

CGT (Azul y blanca) es un sector minoritario encabezado por el gastronómico Luis Barrionuevo. Con una fuerte y polémica presencia mediática carece de peso significativo tanto en el número de delegados, como en su capacidad de movilización.

CTA (Micheli) tiene una fuerza relativamente importante en el sector de empleados estatales (ATE). Constituye una corriente opositora que está, procurando acuerdos puntuales con la CGT encabezada por Moyano.
CTA (Yasky) su principal asentamiento está en el combativo sector docente. Trata de mantener la lucha por las reivindicaciones sectoriales sin afectar su alianza con la Presidenta.

Los medios de prensa recogieron, del discurso de Moyano en el Congreso de Ferro, una frase: “Vamos a repensar nuestro voto y vamos a ver si es cierto que sin el apoyo de los trabajadores en las urnas ese 54% no se reduce considerablemente”.

De todas maneras esa especie de advertencia o amenaza no debería considerarse como el problema mayor. La cuestión central, que se desprende de esta reciente fragmentación, es que la CGT de Moyano tiene -a partir de ahora- las manos libres para desplegar sus reclamos y política de oposición al gobierno desde el paro, la calle y poniéndose al frente de una convocatoria social más amplia.

Existe además el riesgo que los otros alineamientos sindicales, ante la eventualidad de perder adhesiones, se vean obligados a competir en una tendencia parecida. En medio de la actual situación económica, éste no es un escenario conveniente para el gobierno. Por ello no llega a entenderse la razón por la cual no se hizo, desde el oficialismo, un mayor esfuerzo para evitar esta ruptura con un aliado clave en todos estos años.

Altibajos económicos y el descabezamiento de Scioli

Tal como viene ocurriendo en las últimas semanas el comportamiento económico muestra altibajos Hay datos que siguen trayendo alegrías a los habitantes de la Casa Rosada, aunque tampoco faltan aquellos otros que a todos nos gustaría no escuchar.

Entre las buenas nuevas, además de las sonrisas que trae el precio de la soja en los mercados mundiales, es posible que la información más relevante esté vinculada al manejo de la deuda. Dentro de la polémica decisión de avanzar en lo que denominan “el desendeudamiento”, pagando deudas de dudosa legalidad y segura ilegitimidad, el gobierno puede exhibir la ventaja de haber ganado en autonomía en sus decisiones, sacándose de encima los molestos padrinazgos del FMI. Ello se complementa con varias otras circunstancias positivas.

Según la información oficial, este año 2012 es el último donde hay que cubrir pagos muy altos, a partir del 2013 los vencimientos de la deuda se irían achicando.

Tampoco es desdeñable el hecho que  la deuda pública bruta, si bien creció en términos absolutos, se ha reducido notoriamente respecto a su peso en el PBI. En el 2002 representaba el 160,4% del PBI y este año es del 41,8%.

Otro dato significativo en materia de deuda es que hoy gran parte de la misma es intra-estado, es decir con otras agencias del Estado (tomando dinero prestado del ANSES, Banco Central, PAMI, Banco Nación), lo que facilita la negociación de la misma. Para algunos analistas esta situación puede ser un futuro tema de preocupación ante el riesgo de desfinanciamiento de esas instituciones.

Pero la preocupación mayor viene por otro lado. Se trata de la crisis que está golpeando con fuerza y según la frase de la Presidenta tiene que ver con el hecho que “el mundo se nos cayó encima”. Según la propia información presidencial hay más de 30 mil asalariados formales que están en problemas en diversas plantas industriales.

Cifra que el diputado opositor Claudio Lozano, proyectando datos de la oficial Encuesta Permanente de Hogares, eleva –para los últimos 6 meses- a 328 mil puestos de trabajo menos. Esta situación naturalmente repercute sobre el conjunto de la vida económica, aunque muchos esperan mejorías en el segundo semestre.

Por ello no son casuales los problemas existentes, desde hace varios meses,  en una decena de provincias (entre ellas Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos) que se ven en dificultades para mantener las obras públicas y en algunos casos extremos cumplir con las pautas salariales. .

Ello se ha manifestado dramáticamente en la Provincia de Buenos Aires. Allí están intentando fraccionar el pago del medio aguinaldo en cuatro cuotas.

En este caso al generalizado enfriamiento de la economía se le agrega la disputa política. Se está debatiendo la herencia kirchnerista o justicialista para el 2015. Daniel Scioli, manifestó –tempranamente- su intención de postularse si la Presidenta no volvía a ser candidata.

Desde el gobierno, le responden decididamente y existe la convicción que están dispuestos llevarlo a Scioli al borde del precipicio.

Aquí habrá que ver cómo funciona la imprescindible “sintonía fina” de la Presidenta porque un error milimétrico puede llevar a que la situación se descontrole. La Presidenta lo sabe y Scioli está dudando si alcanza la “sangre de pato” con la que responde a los “retos” presidenciales poniendo la impavidez de su cara. Su futuro tiene dos extremos: irse (renunciando o destituido) dejando toda la responsabilidad al gobierno nacional, o su derivación en un “pedigüeño consuetudinario”, hasta su total deshilachamiento político.