Salarios y precios en dólares: ¿igual a ganar más?
Luis Salas-15yultimo|
La única propuesta económica del candidato oposicionista Henry Falcón, obró un interesante milagro: puso de acuerdo a los más disímiles analistas económicos, desde los más derechistas hasta los más chavistas -quienes justamente se caracterizan por no coincidir nunca en nada- en que es lo peor que se puede hacer si se quiere de verdad solucionar la crítica situación que atraviesa la economía venezolana y los bolsillos de quienes en ella interactuamos.
Se han dado al respecto las explicaciones más diversas: desde aquellas macro vinculadas a los efectos de política monetaria, hasta las más micro relacionadas con los efectos sobre los precios. Sin embargo, no por tales razones, los abanderados de la dolarización dejaran de insistir en ella. Y no lo harán pues, como acabamos de decir, es lo único que tienen para ofrecer.
So pena se sinceren y digan directamente todo lo que se esconde detrás de la misma, lo que de explicitarse resultaría poco atractivo para un electorado ya experto como es el venezolano independientemente de las orientaciones políticas concretas: venta definitiva del país al mejor postor, dando a cambio a las principales víctimas de la actual crisis (las mayorías asalariadas) migajas de dólares, para que los principales responsables de la misma –corruptos tanto públicos como privados- se queden con las grandes tajadas.
Ya en 15yultimo.com nos hemos referido a estos temas y lo seguiremos haciendo, no obstante, en este caso concreto, nos gustaría insistir sobre lo que sin duda es la oferta más engañosa –perversamente engañosa habría que decir- con que se intenta colar este peligroso coctel: aquella según la cual el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras mejorará si comienzan a recibir sus salarios en dólares.
La lógica fraudulenta con que se presenta esta oferta engañosa es la siguiente: se afirma que en la medida en que los precios de los bienes y servicios están dolarizados, lo único que hace falta es dolarizar los salarios, de manera de equiparar unas cosas con la otra.
¿Están dolarizados los precios en Venezuela?
Sobre este particular, lo primero que habría que decir es que no es verdad que los precios de los principales bienes y servicios consumidos por los venezolanos y venezolanas estén dolarizados, por más caros que estén y sigan subiendo. Hay algunos que sí, como los inmuebles de algunas zonas. Y sin embargo, un tema es que haya cosas que se cobren en dólares y otro muy distinto es que estén dolarizados, entendiendo por tal –y esto es muy importante- que sus precios sean equivalentes al cobrado internacionalmente por ellas en países similares.
Comparemos para facilitar la cuenta y la comprensión, los precios en Venezuela con los de un país dolarizado como lo es Ecuador.
Vayamos primero con los servicios: en el caso de la electricidad, por ejemplo, en Ecuador una familia promedio gasta mensualmente entre 35 y 20 dólares por su consumo. Una bombona de gas cuesta unos 3,5 dólares. Y un litro de gasolina (que está subsidiada al ser Ecuador un país petrolero como el nuestro) alrededor de 0,35 dólares.
Si pasamos estos número al tipo de cambio oficial DICOM, el litro de gasolina equivaldría a que costara en bolívares en los actuales momentos unos 24 mil. La bombona de gas 241.500, aproximadamente. Y la luz, alrededor de un millón 400.
No hay que ser un sesudo analista para saber que los precios de tales servicios en nuestro país están infinitamente lejos de costar eso….
Pero digamos más: como cualquier venezolano o venezolana con internet o conocidos en aquel país puede fácilmente constatar, un salario mínimo en Ecuador actual es de 386 dólares mensuales. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de dicho país, esto supone un ingreso mínimo familiar mensual de 720 dólares. Ahora, el costo de la canasta básica mensual (que incluye alrededor de 200 productos y servicios) para una familia de 4 personas, según esta misma institución, asciende a 711 dólares mensuales. Y la mínima vital (solo alimentos), a 499 dólares mes. Si volvemos al DICOM, esto supondría para el primer caso 49,6 millones de bolívares y 34,4 millones para el segundo.
Según el oposicionista CENDA, el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores, institución que mes a mes publica el costo de la canasta básica mensual para el caso venezolano siendo sus estadísticas reseñadas por todos los medios y voceros oposicionistas, el costo la misma, para el mes de abril de 2018, alcanzó los 36 millones de bolívares.
Valga resaltar que estamos usando para nuestra cuenta el tipo de cambio DICOM, que no solo es el oficial sino el más bajo de lo que los analistas y una parte de la población suele considerar como “verdaderos” y por tanto válidos: si utilizamos cualquiera de los actuales “paralelos”, las diferencias resultan mucho más elocuentes. Si calculamos a tasa Dólar Today, la cuenta para la canasta básica mensual dolarizada traducida a bolívares sería Bs. 45.7578.981. En cuanto a la mínima vital, Bs. 321.141.929.
¿Salario mínimo o mínimo salario?
Como es público notorio y comunicacional, el candidato Falcón y su “ministro” de economía Francisco Rodríguez, han asegurado que el salario mínimo en Venezuela tras la dolarización se fijaría en 75 dólares mensuales. A la par, han presentado algunas tablas para funcionarios públicos y profesionales. Una de ellas, por ejemplo, para el caso de los docentes, establece una banda entre 188 y 313 dólares mensuales, es decir, por debajo del salario mínimo ecuatoriano y del promedio latinoamericano, que ronda los 350 dólares. Según está cuenta, el salario mínimo venezolano bajo la era Falcón-Rodríguez sería 5,1 veces menor al ecuatoriano y 4,6 veces menos que el promedio regional.
Las razones de esto la han dado ellos mismos: bajo la conversión que plantean, solo habría para pagar esa cantidad apostando a que en el largo plazo “todo salga bien” y se puedan subir los salarios…
Ahora, si algo debemos haber aprendido los venezolanos y venezolanas de la coyuntura que estamos atravesando, es que si bien los salarios no pueden subirse a voluntad de quienes los reciben sino de quienes los pagan, pasa todo lo contrario con los precios: estos se mueven a voluntad no de quien los paga -los trabajadores y trabajadoras asalariados a la hora de consumir-, sino de quienes los cobran. De tal suerte, de irse a la dolarización -que supondría la eliminación del control cambiario y la supresión definitiva del de precios para que sea la “mano invisible” quien los regule- tenderá a pasar inevitablemente que los precios de los bienes y servicios se pondrán a nivel del de sus pares regionales.
En el caso concreto de los servicios será aún más dramático: pues como también se ha anunciado la eliminación de los subsidios a la electricidad, la gasolina, el transporte el gas, la telefonía, etc., los precios en estos casos se multiplicarán varias miles de veces, mientras los salarios se mantendrán entre 75 y 300 dólares… los que tengan más suerte.
Entonces saquemos la cuenta: ¿en verdad pasaremos a ganar más y por tanto comprar más si se dolariza la economía y cobramos en dólares? ¿O será mejor encontrar fórmulas que, manteniendo nuestra moneda de curso legal, nos permitan recuperar nuestro poder adquisitivo y llevarlo a niveles de, por ejemplo, finales de 2012, cuando superaba los 400 dólares mensuales y era el más alto del continente?