Rusia se declara en guerra con Ucrania y lanza el bombardeo más devastador desde el comienzo de la contienda

(Xinhua/Roman Petushkov)
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Juan Antonio Sanza – Público | 

El masivo ataque ruso a las infraestructuras críticas ucranianas aprovecha las demoras en el envío de armas europeas a Kiev y debilita su capacidad de resistencia. Esta vez los sistemas antimisiles Patriot, posiblemente los mejores del mundo, no lograron su cometido. Decenas de drones y misiles rusos golpearon durante la noche del jueves al viernes las infraestructuras energéticas de gran parte de Ucrania y en demasiados casos superaron el escudo antiaéreo forjado con armas occidentales. Un día antes, la propia capital ucraniana, Kiev, había sido el blanco de los misiles balísticos y de crucero rusos.

Fotografía que muestra a los rescatistas trabajando en el lugar de un ataque con misiles en la ciudad de Khmelnytskyi, Ucrania, el 22 de marzo de 2024.
Rescatistas trabajan tras un ataque con misiles en la ciudad de Khmelnytskyi, Ucrania, el 22 de marzo

A los ucranianos les faltan misiles antiaéreos, falta munición, faltan hombres y, pese a las reiteradas promesas, renovadas estos días en Bruselas, el apoyo europeo no puede contener ni por tierra ni por aire la presión rusa, que, con su reconocimiento este viernes del “estado de guerra” en Ucrania, podría haber entrado en una nueva fase de la conflagración.

La Unión Europea ha aprovechado esa declaración rusa para insistir en la importancia de construir su industria de defensa, como indicó Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, institución reunida en Bruselas este jueves y viernes para tratar, entre otros asuntos, los conflictos de Gaza y Ucrania. En su cumbre de Bruselas, los líderes europeos insistieron en la “necesidad imperiosa” de coordinar la preparación militar y civil dentro de la Unión, además de mejorar la gestión estratégica de las crisis dado el “panorama de amenazas” que afronta la UE.

Mucha retórica, pero pocos planes concretos en la UE

No se dieron, sin embargo, plazos ni planes concretos para aplicar la nueva política de defensa en la UE. Como tampoco se ofrecieron más detalles en esta cumbre del Consejo Europeo sobre la forma en que se puede ayudar con más eficacia a Ucrania, no ya en la tarea casi imposible de recuperar el casi 20% de su territorio ocupado por Rusia, sino al menos para resistir el embate definitivo que el ejército del Kremlin podría lanzar en los próximos meses.

No solo precisa Ucrania munición de artillería para defender la línea del frente de más de mil kilómetros contra el paulatino pero incesante avance ruso en el Donbás o Zaporiya, con una inquietante fijación ahora también en Járkov. “Necesitamos defensa aérea para proteger a la gente”, señalaba el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el jueves en el marco del Consejo Europeo.

Horas después, el ataque masivo ruso con al menos 88 misiles y 63 drones le daba la razón al líder ucraniano y demostraba que Moscú no parece pensar en una guerra de posiciones, sino que pretende debilitar a Ucrania con el bombardeo de las infraestructuras críticas y obligar así a que buena parte de la próxima ayuda europea tendrá que dedicarse a su reparación en detrimento de las armas.

El mayor ataque con drones y misiles en lo que va de guerra

El Gobierno ucraniano reconoció que éste ha sido el mayor bombardeo masivo realizado por el ejército ruso desde que comenzó la guerra. El ataque ruso, que incluyó misiles balísticos e hipersónicos, se centró en las regiones de Járkov, Sumi, Zaporiyia, Odesa, Poltava, Dnipropetrovsk, Jmelnitski, Vínitsia e Ivano Frankivsk. Es decir, casi todo el país.

Los sistemas antiaéreos ucranianos derribaron 37 de los misiles disparados por Rusia, todos ellos de crucero, pero se vieron incapaces de interceptar los misiles Kinzhal o los Iskander-M. En total, las baterías antiaéreas ucranianas apenas destruyeron un 42% de los misiles rusos, cuando antes se acercaba al 80%. La carencia de munición va aumentando el nivel de error en los sistemas antiaéreos ucranianos y los cohetes rusos van mejorando en su capacidad para burlar ese escudo antimisiles.

Zelenski fue tajante. Los daños causados por el ataque en el sistema eléctrico, en centrales hidroeléctricas y en plantas de energía por toda Ucrania son el alto coste a pagar por el retraso en la entrega a Ucrania de los sistemas antimisiles europeos comprometidos con el Gobierno de Kiev. La situación podría ser incluso más grave que la descrita por Zelenski: según el Kremlin, los misiles también alcanzaron fábricas de armas, depósitos de municiones y nudos ferroviarios.

La suspensión de la comprometida ayuda estadounidense a Kiev de 60.000 millones de dólares, por la oposición republicana, y los problemas que están teniendo los países europeos para suministrar el enorme volumen de munición y otros tipos de armamento que precisa Ucrania han puesto al Gobierno de Zelenski entre la espada y la pared, y han permitido a Rusia aumentar su iniciativa militar. “Hay motivos de peso para pensar que si no elevamos nuestra ayuda inmediatamente, el frente ucraniano podría experimentar retrocesos esta primavera”, advirtió este viernes el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Rusia proclama el “estado de guerra” con Ucrania

magen del estado de un edificio tras el ataque masivo con misiles y drones de Rusia contra numerosas regiones de Ucrania.Para subrayar la importancia de este último ataque y del cambio de situación en el campo de batalla, el Kremlin reconoció por primera vez que Rusia se encuentra en “estado de guerra” contra Ucrania debido a ese apoyo occidental a Kiev. Hasta el momento, Moscú definía la invasión de Ucrania como una “operación militar especial”.

“Sí, comenzó como una operación militar especial, pero tan pronto como se formó esta alianza, cuando el colectivo occidental se convirtió en participante del lado de Ucrania, entonces se convirtió en una guerra para nosotros”, afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Esta declaración a la publicación Argumenty i Fakty es el primer efecto de la victoria del presidente Vladímir Putin en las elecciones celebradas el fin de semana pasado en Rusia. Putin revalidó su mandato con un 87% de los votos en unos comicios calificados en Occidente como una farsa, pero que a nivel interno han supuesto un espaldarazo para su estrategia exterior, especialmente en Ucrania.

Ahora, Putin ya se ve con el respaldo popular para lanzar otra movilización, de entre 100.000 y 150.000 reclutas. El Kremlin ha indicado que tiene que completar la conquista del Donbás y crear zonas de contención ante amenazas futuras. Además, se necesitarán miles refuerzos para los dos cuerpos de ejército que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ya ha indicado que estarán listos para fines de año. Si Rusia está en guerra oficialmente, será más sencillo dictar esa nueva movilización.

Nervios en la UE

La confirmación del “estado de guerra” por Rusia también dará alas en Bruselas a los partidarios de una mayor implicación europea en la contienda, entre ellos el presidente francés, Emmanuel Macron, quien hace unos días sugirió que Occidente podría enviar tropas a Ucrania y que había unos cuantos países en la UE que respaldaban esa idea.

Ese peligroso juego que apuesta por una mayor implicación en Ucrania y que aplauden los partidarios de implantar una “economía de guerra” en la UE, como la presidenta de la Comisión Europea, Urusula von der Leyen, sobrevoló la cumbre de esta semana del Consejo Europeo. Algunos de los asistentes, como el presidente del Gobierno español, abogaron, sin embargo, por una mayor contención en estos momentos de tensión. “Tenemos que utilizar otro lenguaje y no contribuir a la escalada bélica. No me siento reconocido cuando se habla de convertir Europa en una economía de guerra o de tercera guerra mundial”, explicó Sánchez.La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, asiste a una conferencia de prensa el día de una cumbre de líderes de la Unión Europea, en Bruselas, el 22 de marzo de 2024.

El líder español moderaba así a su propia ministra de Defensa, Margarita Robles, quien esta semana hinchó la retórica antirrusa y llegó a decir que la amenaza de un ataque de Moscú sobre Europa era “real y absoluta”.

El peligroso juego francés

En estos momentos Francia es, empero, el país más agresivo ante Moscú. Su cúpula militar está en contacto permanente con la ucraniana, como recordó sin tapujos el Palacio del Elíseo al informar sobre la conversación telefónica que mantuvieron este viernes el comandante en jefe del ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas francesas, Thierry Burkhard.

Sirski quiso tranquilizar a su colega francés sobre la presión que está ejerciendo el ejército ruso en la zona del Donetsk y en dirección hacia Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania cuya eventual ocupación rusa supondría un desastre colosal para las fuerzas ucranianas.

Sin embargo, las palabras de Sirski parecen en exceso confiadas, como demostró la notable incidencia de los bombardeos de esta madrugada en Járkov, vecina de Donetsk. Tal y como refirió el consejero presidencial ucraniano Oleksí Kuleba, más de 1,2 millones de abonados a la red eléctrica se quedaron sin luz en todo el país, pero la región que peor lo llevó fue precisamente Járkov, con 700.000 de esos afectados.

Objetivo Járkov
Járkov, siguiente objetivo de las tropas rusas

Que el ejército ruso insista en sus ataques por tierra en dirección hacia Járkov desde Donetsk, y que buena parte de los bombardeos hayan sido en esta región podría apuntar el próximo objetivo de una eventual ofensiva rusa en el verano. Según señaló este viernes el comandante en jefe de las fuerzas de tierra ucranianas, el teniente general Oleksandr Pavliuk, Rusia está, efectivamente, preparando una fuerza de combate de 100.000 hombres con ese propósito.

El Kremlin tiene además clavada la espina del primer año de esta guerra, cuando el ejército ucraniano desalojó a las fuerzas rusas de las cercanías de la ciudad de Járkov, de localidades como Izium o Lyman, desde donde habrían podido amenazar a la urbe más grande de la mitad oriental de Ucrania y uno de los centros industriales más importantes del país.

Tal y como señala el centro de análisis estadounidense Institute for the Study of War (ISW), “es probable que las tácticas ofensivas rusas presionen cada vez más a las defensas ucranianas mientras persistan los retrasos en la asistencia de seguridad occidental”.

Ucrania lucha contra el tiempo y Rusia lo está gestionando. Solo tiene que aprovechar su superioridad artillera para degradar las defensas levantadas apresuradamente por los ucranianos en el lado occidental de la línea del frente. Al tiempo, como muestran los bombardeos de este viernes, destruirá las infraestructuras civiles y militares de las regiones donde podría producirse la próxima ofensiva. En un mapa de Ucrania esa dirección apunta hacia Járkov.