Rusia ante el 9 de mayo (71 años de la capitulación nazi) y la tensión con Occidente
Ángel Ferrero|
La madrugada del 9 de mayo de 1945, representantes del alto mando de la Wehrmacht firmaban en Berlín el acta de capitulación incondicional de Alemania, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en Europa. De los 75 millones de muertos que se calcula que tuvo aquel conflicto, unos 27 millones, el mayor número, fueron ciudadanos de la Unión Soviética, cuyas fuerzas armadas fueron decisivas para la derrota nazi.
El 9 de mayo se organizan en toda Rusia y en la mayoría de exrepúblicas soviéticas actos en memoria de los combatientes antifascistas y víctimas de lo que aquí se conoce como Gran Guerra Patria. Uno de los más conocidos es el llamado ”regimiento inmortal” (bessmertny polk), una marcha en la que los participantes portan retratos de sus familiares fallecidos en el conflicto. La primera marcha se convocó en Tomsk en 2012 ─aunque la idea se remonta al año 2007, cuando el presidente del consejo de veteranos de Tiumén organizó un evento similar─ y según el Ministerio de Exteriores ruso este año se realizará en 40 países, entre ellos España, donde recorrerá las calles de Madrid, Barcelona y San Sebastián. En la marcha también se conmemorará a los republicanos españoles que combatieron en las filas del Ejército Rojo.
Desfile militar
De todos los actos que se organizan con motivo del Día de la Victoria, el más conocido en Occidente es el desfile militar en la Plaza Roja de Moscú. Restablecido en 2008 no sin polémica, en este desfile, además de conmemorarse la contribución soviética a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, Rusia exhibe su músculo militar.
El desfile del año pasado, cuando se celebró el 70º aniversario del fin de la guerra, estuvo marcado por la controversia, ya que varios jefes de Estado y de gobierno optaron por declinar la invitación del Kremlin y no asistir al acto alegando motivos de agenda. Aunque el plante se pretendía una protesta por las interferencias rusas en el conflicto ucraniano, la decisión fue interpretada por muchos ciudadanos rusos como un gesto de desdén hacia su historia.
El desfile de 2016 quizá no sea tan sonado como el de 2015, aunque no será menos interesante, pues se trata del primero tras la operación en Siria de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, que ha reforzado la condición de potencia militar del país (en la propia base aérea de Hmeymim, en Siria, se organizará un desfile del Día de la Victoria). Según informan los medios rusos, en el desfile en Moscú se presentará la nueva versión del equipo de combate Rátnik y el nuevo caza Sukhoi Su-35S, que acompañarán a los vehículos militares presentados el año pasado: el tanque T-14 Armata, el vehículo de combate de infantería Kurganets-25 y el sistema de artillería autopropulsado Koalitsiya-SV. El diario Komsomólskaya Pravda destaca que éste será el primer año en que participen mujeres soldado de la Universidad Militar del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa.
Tensión con Occidente
El contexto internacional en el que se celebrará este desfile sigue siendo tenso, quizá incluso más que el año anterior. El 5 de mayo, la agencia de noticias Interfax informaba que el Ministerio del Interior, en conjunción con los Servicios Federales de Seguridad (FSB), había detenido a una docena de personas con armas y explosivos que planeaba realizar un atentado en Moscú durante los festejos del 9 de mayo. Según el FSB, los detenidos actuaban ”con instrucciones de líderes de organizaciones terroristas que operan en Siria y Turquía”, y, aunque no proporcionó más detalles, todo lleva a pensar en un atentado islamista como venganza por la operación rusa en Siria.
Por lo demás, la tensión con Occidente no solamente persiste, sino que se ha agravado. El pasado 4 de mayo el Ministerio de Defensa ruso anunciaba la creación de tres divisiones militares, dos de ellas en la frontera occidental del país como respuesta a la presencia ampliada de la OTAN en Europa. Según el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, las divisiones estarán completamente operativas a partir de finales de año.
Al otro lado de la frontera, el nuevo comandante de EUCOM ─el mando unificado de las Fuerzas Armadas de EEUU en Europa─ y de la OTAN para Europa, Curtis Scaparrotti, ha manifestado su intención de crear una nueva brigada militar permanente de tropas estadounidenses en Europa ─actualmente hay estacionados unos 65.000 soldados de ese país─; el 29 de abril, la Alianza Atlántica anunciaba la creación de cuatro nuevos batallones ─unos 4.000 soldados─ en Polonia y las repúblicas bálticas.
Tal acumulación de fuerzas a ambos lados de la frontera ha incrementado el riesgo de incidentes. Ya a mediados de abril, cazas Sukhoi Su-24 rusos pasaron muy cerca del destructor USS Donald Cook en el mar Báltico. Un oficial de ese buque citado por la BBC describió lo sucedido como un ”ataque simulado” y aseguró que la cercanía de los aeroplanos rusos ”podría haber causado un accidente”. Además, poco después un helicóptero ruso sobrevoló la zona y supuestamente tomó fotografías del USS Donald Cook. Por su parte, los medios rusos recuerdan que el barco estadounidense, aunque navegaba en aguas internacionales, se encontraba a 70 millas navales de territorio ruso. En EEUU varios senadores han pedido que, de producirse un nuevo incidente, la armada estadounidense pueda abrir fuego en respuesta y derribar los aviones rusos. Varias voces en Europa han alertado de que no existe ningún memorando entre Rusia y la OTAN para gestionar este tipo de incidentes, sólo acuerdos bilaterales entre algunos de sus Estados miembro y Rusia para prevenirlos.
El del USS Donald Cook no ha sido el único incidente. Estonia se quejó públicamente el pasado martes de que aviones militares rusos violan con regularidad su espacio aéreo. El ministro de Defensa estonio, Hannes Hanso, calificó de ”increíblemente temeraria” la actitud de los aviones rusos que, según él, apagan el transpondedor cuando sobrevuelan el Báltico, lo que podría llevar a una colisión con un avión civil. ”Los países normales no hacen algo así”, declaró Hanso, para quien Rusia busca con su comportamiento ”provocar”.
El incremento de la presencia militar de la OTAN en el Báltico no es nuevo: comenzó el año pasado, cuando Estonia, Letonia y Lituania firmaron contratos multimillonarios con EEUU, Holanda, Noruega, Reino Unido y Polonia para la adquisición de armamento. El 25 de febrero, el ejército estadounidense llevó a cabo un desfile de blindados en Narva, una ciudad estonia con un importante porcentaje de población rusa y que se encuentra a escasos metros de la frontera con la Federación Rusa.
Clima de guerra fría
Este año las repúblicas bálticas y los países de Europa oriental esperan que tras la cumbre de la OTAN en Varsovia el próximo mes de julio se ”envíe una señal” a Moscú advirtiéndole de que ”el territorio de la Alianza será defendido pase lo que pase”. Esta cumbre coincidirá con los ejercicios militares ”Anaconda 2016” en Polonia, en los que participarán más de 25.000 soldados de 24 Estados miembro de la OTAN ─incluyendo España─, además de seis Estados de la llamada Asociación para la Paz. En estas maniobras, según la agencia ucraniana UNIAN, también se pondrán a prueba los sistemas de ciberseguridad y defensa contra lo que se ha denominado ”guerra híbrida”.
”He visto a la OTAN acercarse cada vez más a la frontera de Rusia por tierra, mar y aire, y todo ello se presenta en EEUU como una provocación de Rusia. Un militar incluso dijo: ‘Putin está acercando sus tropas a la OTAN’. Es la OTAN la que se acerca a Rusia, Rusia no se mueve, está donde está”, afirmaba el profesor de la Universidad de Nueva York Stephen Cohen en una reciente entrevista con el programa The John Batchelor Show. Y recordaba algo más: ”Si se ve esto a través de los ojos de Rusia, no se ha concentrado una formidable fuerza militar así en sus fronteras desde la invasión alemana en 1941”.
(*) Àngel Ferrero Periodista residente en Moscú. Miembro del Comité de redacción de Sin Permiso.