Qué socialismo ni ocho cuartos

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José Manuel Rodriguez

Todo venezolano, cuando menos todo revolucionario, tiene derecho a preguntar -y de manera pública- por las razones que llevan a Nicolás Maduro a pretender reelegirse como presidente de la república. En las democracias más relativas, esas que promueven el liberalismo, los partidos de gobierno hacen el aguaje de discutir públicamente quiénes podrían ser sus candidatos. En realidad, lo hacen para medir el potencial apoyo o rechazo que pudieran tener entre sus propios electores.

Pero, miren que cosa, resulta que aquí eso no se requiere, el PSUV no necesita de esas cosas. Parece tener la percepción de que Maduro, por misterioso impulso, ya ha sido asumido por el chavismo como su candidato. No es necesario hacer nada más, ni siquiera por disimulo o por precaución. Diosdado, que debería ser -como jefe virtual del Partido- el fiel de la balanza, utiliza la presencia de los militantes invitados a su programa “Con el mazo…” más que para arengar, para anunciar que: El que va es Nicolás…
Lo contradictorio de todo esto es que Diosdado intercala esa arenga entre los discursos de Chávez, discursos que siempre apuntan en una dirección diferente -y no voy a decir a la de Nicolás- a la que sigue el gobierno. Y esa dirección que sigue -no hace falta ser un experto- no es socialista, es cuando mucho socialdemócrata y peor aún, en su variante adeca.

Leí en “La Iguana” el anuncio gubernamental realizado por Maduro en su programa del pasado lunes, dijo él: la Ley de Fomento de Exportaciones no Petroleras marca la ruta del nuevo modelo económico… Yo no vi el programa -confieso que me resulta cuesta arriba-, pero ¿qué diablos tiene de novedoso el fomentar las exportaciones de un país? Todas las economías, las capitalistas y las socialistas tratan de hacerlo y ese propósito nada, obviamente, tiene que ver con su modelo. Así estamos, el problema de Maduro -para decirlo suavemente- es hablar de perseguir un teórico modelo socialista, siguiendo planes económicos capitalistas. Se entiende teniendo al lado, en el sector de la economía, a gente como Jesús Farías, que no es comunista y ni siquiera economista.