¿Qué hará Interpol con las órdenes de captura de Milei y Maduro?

Aunque no es taxativo, la asociación internacional de policías suele rechazar los pedidos de detención contra presidentes, cancilleres y personalidades políticas relevantes de los países. Los antecedentes de Correa, Evo Morales y Puigdemont. El caso AMIA y los iraníes.

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Raúl Kollmann – Página 12

La lógica indica que tendrán poco efecto, o ninguno, las órdenes de captura contra Nicolás Maduro, librada por Comodoro Py, y la de Javier Milei, librada por el Superior Tribunal venezolano. Sucede que en ambos casos el paso siguiente será pedirle la detención a Interpol, la asociación internacional de policías. Aunque no es taxativo, Interpol suele rechazar las órdenes de captura contra presidentes, cancilleres y personalidades políticas relevantes de los países.

Por ejemplo, rechazó el pedido de detención del boliviano Evo Morales, del ecuatoriano Rafael Correa, del catalán Carlés Puigdemont pedidas en su momento por los respectivos gobiernos de sus países. Antes que eso, la Argentina vivió un caso emblemático. El pedido de detención del presidente de Irán, Ali Akbar Rafsanjani, y el canciller Alí Akbar Vellayati. La asamblea de Interpol aceptó otros pedidos de detención, pero rechazó los de Rafsanjani y Vellayati.

Órdenes de captura cruzadas

La Cámara Federal de Comodoro Py, a través de la Sala I, conocida como la sala M, por macrista, convalidó esta semana el pedido de detención de Maduro ordenándole al juez federal Sebastián Ramos que continúe con el proceso para apresar e indagar al presidente venezolano y a su mano derecha Diosdado Cabello. La causa la inició una fundación vinculada a abogados macristas y al ministro porteño Waldo Wolff. La acusación es por llevar adelante un plan sistemático de terror“ y crímenes de lesa humanidad”.

Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. (Xinhua/Marcos Salgado)

Al mismo tiempo, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela pidió la captura de Milei, su hermana Karina y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por los cargos de robo agravado, privación ilegítima de la libertad e interferencia ilícita de la seguridad aérea en relación con el Jumbo que fue detenido en Ezeiza y que se terminó entregando al gobierno de Estados Unidos.

La postura de Interpol

En teoría entonces Maduro y Milei serían prófugos de la justicia. Por lo tanto, el paso siguiente es la gestión de la captura ante Interpol, que es quien ejecuta las detenciones. Como es obvio, Interpol no tiene personal en todas partes, sino que lo hace a través de las secciones locales, es decir las fuerzas de cada país. Por ejemplo, en Argentina, la Policía Federal es el brazo de Interpol, de manera que resulta disparatado pensar que la Federal va a detener a la ministra del área, Bullrich. Lo mismo respecto de Maduro y Diosdado Cabello. Por lo tanto, el único camino es cuando viajan a otro país.

La realidad es que Interpol no tiende a aceptar órdenes de captura con máxima prioridad (alertas rojas) respecto de figuras políticas relevantes. Se considera que son pedidos más bien fundados en razones políticas.

Presidente de Argentina, Javier Milei. (Xinhua)
Los antecedentes más cercanos:

En 2020 la justicia boliviana (tras el golpe en ese país) pidió la detención de Evo Morales acusándolo de perpetrar acciones de terrorismo. Interpol rechazó el pedido de detención.

En 2019, la justicia de Ecuador reclamó la detención del ex presidente Rafael Correa, acusado de secuestro y otros delitos. La solicitud fue evaluada por Interpol y terminó rechazada.

Tras el referéndum de independencia catalana de 2017, la Corte de España libró orden de captura contra el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Como el tribunal ya sabía que Interpol no aceptaría la orden, la orientó hacia la Comunidad Económica Europea. Terminó así: sólo como captura europea.

El criterio de Interpol, que tiene sede en Lyon, es esquivar todo lo posible las guerras políticas, en especial las que son internas. Pero tampoco las que abordan cuestiones entre naciones. Por ejemplo, hubo denuncias penales internacionales contra Benjamin Netanyahu por delitos de lesa humanidad. Nunca se cursaron a través de Interpol. Lo mismo ocurre con Vladimir Putin, a quien la Corte Penal Internacional acusó por deportaciones de ucranianos. Interpol nunca cursó esas capturas.

El caso AMIA

El caso AMIA fue más que significativo y el fiscal Alberto Nisman viajó varias veces a Lyon a negociar órdenes de captura de iraníes o libaneses. No se aceptaron las de Rafsanjani, ex presidente de Irán, ni de Vellayati, ex canciller, ni del embajador Hadi Soleimanpour, porque fue declarado inocente por la justicia británica. En cambio, sí se libraron alertas rojas contra otros altos funcionarios iraníes, además del ex agregado cultural Mohsen Rabbani y un ex secretario de la embajada en Buenos Aires. Lo mismo ocurre con otros supuestos participantes del atentado como los hermanos El Reda. La aceptación o el rechazo de las capturas la hace un organismo de Interpol, la Comisión de Control de Ficheros, y la Secretaría General. Cuando hay controversia, como existió con Rafsanjani y Vellayati, el caso se lleva a la Asamblea General, que fue la que rechazó esas detenciones.

La sede de la Interpol, en Lyon, Francia.

Un dato de trascendencia es que en la polémica sobre el Memorandum de Entendimiento con Irán, quien fuera el titular de Interpol, el norteamericano Ronald Noble, siempre sostuvo que Cristina Kirchner y Héctor Timerman tuvieron razón: no existió ninguna intención de favorecer a los iraníes y no se cometió delito alguno. Interpol siempre buscó un acuerdo entre dos países que son parte de la asociación mundial de policías, de manera que auspiciaba una búsqueda de acuerdos para lograr la declaración indagatoria de los prófugos iraníes.

Los próximos pasos de Milei y Maduro

Lo que ocurrirá con Maduro y Milei es más bien político. El peso de Estados Unidos como gran actor en la escena mundial restringirá los movimientos del presidente venezolano. Lo obliga a visitar únicamente países muy aliados.

Milei tiene más libertad de movimiento, aunque sus límites están marcados por la seguidilla de enemigos que va recolectando: buena parte de los países islámicos, China y, hasta cierto punto, una eventual visita a Colombia, Chile, México, tampoco será bien vista.