Puchi: Parra vs Guaidó/ Stelling: Una cuestión de fe
Parra vs Guaidó
Leopoldo Puchi
El pulso del conflicto político venezolano se inicia en 2020 desplegado sobre el vector del poder dual, uno de los componentes de la estrategia de cambio de gobierno puesta en ejecución en enero de 2019, que ha ido acompañada por otros dos vectores: las sanciones, elemento principal y de profundidad, y la amenaza de intervención extranjera.
La imagen de poder dual se constituyó sobre la base de una de las instituciones de los poderes públicos, el Legislativo, en manos del sector de oposición, que realizó el movimiento sobre el tablero de asumir simbólicamente las funciones del poder ejecutivo, lo que creó la percepción de un paralelismo de poderes ejecutivos, el representado por Nicolás Maduro y el de Juan Guaidó.
Para que esa imagen de “dos presidentes” cobrara fuerza, fueron muy importantes las decisiones del gobierno estadounidense sobre los activos nacionales, como Citgo, y la validación de una diplomacia paralela, uno de los espacios propios del poder ejecutivo.
Disputa
Hasta el 5 de enero de 2020, una de las instancias institucionales de la dualidad de poderes, la Asamblea Nacional, no estaba en disputa y era reconocida por todos los sectores. Se decía que estaba “en desacato”, pero nadie cuestionaba su integración ni su directiva. Eso no estaba en discusión.
Ahora es distinto, hay dos diputados, Juan Guaidó y Luis Parra, que reclaman la condición de Presidente de la Asamblea Nacional, dos directivas, reuniones plenarias que se dan por separado y hasta espacios físicos diferentes. Y, por supuesto, al igual que en la dualidad de las “dos presidencias de la República”, hay innumerables interpretaciones y argumentaciones jurídicas, de uno y otro lado.
Disidencias
Lo ocurrido no es artificial, sino que tiene que ver con la evolución de los acontecimientos. “La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”, indica el dicho popular. Y como se sabe, en 2019 fracasó la estrategia dirigida a deponer a Nicolás Maduro de la presidencia.
Obviamente, a lo largo de los meses fueron aflorando viejas y nuevas disensiones en la oposición, unos moderados, otros radicales, unos a la espera de su oportunidad y otros apresurados. Y no hubo rectificaciones, y mucho menos reconocimiento en Washington de que se había adoptado una estrategia equivocada.
Lo demás son anécdotas de picaresca, de dinero, de sectarismos o maltratos que explican poco o nada, sean ciertas o no. ¿Alguien puede imaginarse que en febrero de 2019 alguna disidencia de diputados se hubiese podido producir?
Lo que ha ocurrido se explica por la debilidad de una política, por el fracaso de una estrategia, que en un momento lució fuerte y poderosa, pero que, en lugar de eso, se reveló prepotente, impúber e inadecuada, sin conocimiento “del terreno”.
Y ahora, de esa estrategia, solo quedan los escombros que han dejado las sanciones de otros países.
Día a día
- Imputados por la fiscalía 12 civiles y 6 militares que participaron en el ataque armado al cuartel ubicado en Luepa, estado Bolívar. Sobre esta operación, Iván Simonovis, comisionado de Juan Guaidó en EEUU, dijo: “Esto se convertirá en una ola indetenible de militares y policías determinados a conseguir la libertad de nuestra nación”.
La acción armada se realizó en las instalaciones del Batallón 513 Mariano Montilla, ubicado en Luepa, municipio Gran Sabana. Un soldado resultó muerto y los atacantes sustrajeron municiones y 112 fusiles Ak103 que luego fueron parcialmente recuperados.
- La primera declaración del Departamento de Estado sobre Venezuela al inicio de 2020 se centra en las condiciones para las elecciones que se celebrarán este año. Para un acuerdo sobre “las condiciones”, propone Washington que se abra un proceso de negociaciones. El documento menciona un gobierno de transición, pero no hace referencia a una salida previa de Nicolás Maduro de la presidencia.
No se menciona la sustitución del Ejecutivo actual encabezado por Maduro, pero si la designación de un nuevo CNE y TSJ. Por otra parte, se conoció que se intensificará la presión sobre Rusia y sobre el estamento militar venezolano. Igualmente, el gobierno de EEUU se dirigió a los gobiernos de varios países en busca de respaldo.
- Esta actuación fue denunciada por Jorge Arreaza como “intervención en los asuntos internos de Venezuela”, actuación que está prescrita por la carta de la ONU. Hasta el momento, el sector de la oposición liderado por Juan Guaidó se ha manifestado en desacuerdo con dar inicio al diálogo. Sin embargo, sí ha respaldo la campaña que plantea sanciones para Rusia.
Una cuestión de fe
Maryclen Stelling
El desventurado domingo 5 de enero 2020 marca un antes y un después en la historia política reciente de Venezuela. Espectáculo bufo y tragicómico montado por ciertos sectores afectos a la oposición, con graves consecuencias para el país. Profundiza la confrontación y la polarización, atentando contra las fuerzas sociales despolarizantes.
Agrava la fragilidad político-institucional; exhibe la incoherencia política y debilidad de los liderazgos y consolida la complicidad del poder transmedia. Alimenta el desencanto, el desgaste de ideales y la pérdida de valores democráticos. Denuncia el agotamiento de las reglas que permiten la convivencia ciudadana, quebranta la facultad de mandar y ser obedecido. En suma, violenta el ejercicio del poder.
Tragedia burlesca, extravagante e irracional, con escenas ilógicas y actores incoherentes, jugando a héroes y libertadores provistos de monólogos incomprensibles, en tanto parte del espectáculo. Cual teatro del absurdo, la tragedia y la angustia se fundieron con lo grotesco, atrapándonos en un falso dramatismo que pretendió disfrazarse de legitimidad democrática.
Un solo país y una doble institucionalidad, cada una al servicio de una causa política. El absurdo del absurdo político-institucional en su máxima expresión. Evidencia y consagra ese país bifronte en el que coexisten dos espacios políticos, dos fuerzas políticas dominantes y dos realidades políticas atrapadas en mundos paralelos.
Monstruo de dos caras o dos frentes que demuele cualquier posibilidad de convivir e interactuar. Situación que conduce a una ruptura de reglas, al debilitamiento de un orden y a la incoherencia político-institucional. Escenario que, “sin querer queriendo” y en consonancia con la polarización, nos entrampa en una duplicidad de poderes y conduce a la desintegración del poder político.
Suerte de enigma político de fe que puede resumirse en un misterio, un solo país y tres poderes dobles. Todo se reduce a un asunto de fe; a la seguridad o confianza en una persona, cosa, deidad, opinión, mantra; a la palabra que seda, promesa que se hace y goza de solemnidad o publicidad. La fe precede al ver y la fe no necesita razones. Estamos en presencia de una absurda cuestión de fe política o política de la fe que nos aleja del reencuentro, reconocimiento y dialogo.