Primer documento de Francisco

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WASHINGTON URANGA|El papa Francisco pidió a los líderes mundiales luchar contra la desigualdad y atacó el capitalismo desenfrenado, al que consideró una nueva tiranía, tras difundir la exhortación apostólica Evangelli Gaudium (La alegría de la fe), primer gran escrito como pontífice, en el cual aboga por una sana descentralización y renovación de la Iglesia católica.

vaticano bergoglio33También reafirma la posición de la Iglesia en contra del aborto y vuelve a ratificar que el sacerdocio ministerial sigue reservado exclusivamente a los varones.

“La inclusión social de los pobres” y “la paz y el diálogo social” son temas centrales incluidos por el papa Francisco en su primera exhortación apostólica, conocida ayer y titulada Evangelii gaudium, en la que sostiene que “hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y de la inequidad porque esa economía mata”. El documento también reafirma la posición de la Iglesia en contra del aborto y vuelve a ratificar que el sacerdocio ministerial sigue reservado exclusivamente a los varones. Apelando a la alegría como característica de los cristianos, sostiene Francisco que “un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral”.

El documento pontificio fue presentado ayer en el Vaticano en una conferencia de prensa concedida por el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el obispo Rino Fisichella. Si bien formalmente la exhortación recoge lo central de las conclusiones del sínodo de obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” (Roma, 7 al 28 de octubre de 2012), el documento, señalan los analistas, tiene la impronta del papa Bergoglio.

Claudio Celli, el obispo italiano que preside el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, dijo en el acto de presentación del documento que a través de éste el Papa “alienta a expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad”.

“Es un lenguaje claro, inmediato, sin retórica ni subterfugios, el que escuchamos en esta exhortación apostólica”, reafirmó Fischella y agregó que se trata de un documento “programático” en el cual el Papa pone el acento en el espíritu misionero y evangelizador de la Iglesia, un tema que ha estado presente en toda la predicación de Bergoglio desde que arribó al pontificado.

El texto, de unos 300 puntos, está estructurado en una presentación y cinco capítulos: “La transformación misionera de la Iglesia”, “En la crisis del compromiso comunitario”, “El anuncio del Evangelio”, “La dimensión social del Evangelio” y “Evangelizadores con espíritu”.

Utilizando un lenguaje llano, pero no desprovisto de rigurosidad teórica y doctrinal, Francisco sostiene que “el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”. Dice también que cuando “se clausura la vida interior” el hombre no sólo no escucha “la voz de Dios”, sino que “ya no entran los pobres” y “no se palpita el entusiasmo por hacer el bien”, señalando que “los creyentes también corren ese riesgo”. Y agrega que “un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral”.

En el capítulo social el Papa asegura que “nadie puede exigirnos (a los católicos) que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”. Sostiene que “la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar” y agrega que “los planes asistenciales sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras”. Reivindica el Papa el papel de los políticos cuya vocación, dice, “es una de las formas más preciosas de la caridad”. Al reiterar la defensa de los derechos humanos, Francisco refuerza la posición católica respecto de “los niños por nacer”, concepto en el que se apoya la oposición a cualquier método de interrupción del embarazo. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión”, sostiene el Papa.vaticano bergoglio2

Haciendo uso de neologismos propios de su raíz argentina y poco habituales en los documentos vaticanos, Bergoglio invita a la Iglesia a “primerear”, a tomar la iniciativa evangelizadora. Pero también pide a la Iglesia que deje de lado “normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas, pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de la vida”. Prefiero, dice el Papa, “una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”. El texto, atravesado por una clara impronta “misionera” que busca sacar a la Iglesia de los templos, reconoce también que “hoy se ha vuelto muy difícil conseguir catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años”. Pero, subraya, “algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal”.

El documento señala también que “las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no pueden eludir superficialmente”. Sin embargo, a renglón seguido sostiene que “el sacerdocio reservado a los varones” es “una cuestión que no se pone en discusión”.

Hablando sobre todo a los sacerdotes, Francisco dice que “la homilía no puede ser un espectáculo entretenido” porque “no responde a la lógica de los recursos mediáticos”, pero sí “debe darle el fervor y el sentido a la celebración”, haciendo uso del “lenguaje positivo” que “no dice tanto lo que no hay que hacer, sino que propone lo que podemos hacer mejor”. Pide especialmente “no quedarse en la queja, el lamento, la crítica o el remordimiento”.