Preocupa que un triunfo de Trump signifique el fin de la democracia en EEUU
Mirko C. Trudeau
El exmandatario Donald Trump ha suscitado nuevas dudas sobre sus intenciones si regresa al poder al presentar una teoría jurídica según la cual un presidente sería libre de hacer casi cualquier cosa con impunidad -incluido asesinar a rivales políticos- mientras el Congreso no pueda reunir los votos para impugnarlo y sacarlo del cargo.
Trump se afianzó este lunes como el gran favorito de los republicanos para las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos con una victoria fulgurante en las primarias de Iowa, donde obtuvo más del 50% de los votos en este estado del medio-oeste. El magnate de 77 años, sobre el que pesan cuatro inculpaciones penales, aventaja por mucho a sus rivales Ron DeSantis y Nikki Haley.
El gobernador de Florida Ron DeSantis, un conservador con posiciones duras sobre la inmigración y el aborto, quedó en el segundo lugar con un 21% de los votos y la exembajadora ante la ONU Nikki Haley, la única mujer en la carrera y muy vinculada a los círculos empresariales, quedó tercera con un 19%.
Trump resumió en Iowa su programa electoral: perforar más pozos petroleros y “cerrar la frontera” con México. La inmigración es uno de los temas que más preocupa a los republicanos y uno de los predilectos de Trump, quien afirma que los migrantes “envenenan la sangre” del país y amenaza con llevar a cabo “la mayor operación interna de expulsión” si regresa a la Casa Blanca.
NBC News señala que Donald Trump está despertando temores entre quienes entienden el funcionamiento interno del Pentágono por la posibilidad de que trate de convertir al ejército estadounidense, una institución no partidista, en el brazo musculoso de su agenda política mientras hace comentarios sobre la dictadura y ataca los controles y equilibrios que sustentan los 200 años de democracia destadounidense.
Biden en su laberinto
Mientras desde el Partido Republicano trabajan para horadar la candidatura reeleccionista de Joe Biden, incluso mofándose de supuestas crisis en la salud mental del octogenario presidente, un número creciente de legisladores demócratas relanzó una ofensiva para lograr la destitución o la renuncia de uno de los punteros de la Casa Blanca en la Cámara de Senadores: el cubano-estadounidense Bob Menéndez, acusado de traición a la patria e imputado por repetidos actos de corrupción .
Por ahora, lograron que Menéndez -uno de los líderes de las campañas de desestabilización contra Cuba, Venezuela y Nicaragua- renunciara a la titularidad del estratégico Comité de Relaciones Exteriores del Senado. La caída en desgracia de Menéndez no sólo debilita las ambiciones reeleccionistas de Biden, sino que abre un frente de debate en Nueva Jersey, el estado del senador, donde el 20% de la población tiene raíces latinas y es histórica votante demócrata.
¿Fin de la democracia?
Sería el fin de la democracia, de la democracia funcional, si Trump es electo presidente, afirmó el senador Bernie Sanders a The Guardian, instando a Biden a que. adopte posiciones más progresistas sobre desigualdad económica, salud, vivienda y otras preocupaciones de las familias trabajadoras.
“El pueblo estadounidense está profundamente descontento con el statu quo económico y político. Quieren cambio, pero cambio real”, advierte. Sanders afirma que si se hace un compromiso de un cambio real para las mayorías, y se muestra que una sociedad democrática puede abordar las necesidades de esas mayorías, se podrá derrotar a Trump. “Si no hacemos eso, entonces estaremos en la República de Weimar de los principios de los años 30”, señala.
Pero Joe Biden y la cúpula demócrata se desentienden de la idea de un gran cambio económico y político, aunque han decidido centrar su mensaje electoral en cómo Trump representa un peligro existencial para la democracia. En anuncios publicitarios de la campaña, el expresidente Barack Obama se presenta junto a Biden diciendo que en esta elección la democracia está en juego, con el jefe de la Casa Blanca agregando: “eso no es broma”.
Ahora, preparándose para el posible regreso de Trump, una red de grupos de interés público y legisladores está diseñando planes para tratar de frustrar cualquier intento de ampliar el poder presidencial, lo que podría incluir presionar a los militares para que atiendan sus necesidades políticas.
Hay que tener en claro que el comandante en jefe de EEUU tiene amplios poderes a su disposición, algunos bien conocidos, otros no tanto. A algunos legisladores y defensores de la democracia les preocupa que no haya nada que impida que un presidente movilizar al ejército para intervenir en las elecciones, vigilar las calles estadounidenses o sofocar las protestas nacionales.
Entre las herramientas menos conocidas de que dispone un presidente está la Ley de Insurrección. De redacción imprecisa, otorga al mandatario una discreción considerable a la hora de decidir qué constituye un levantamiento y cuándo está bien desplegar militares en servicio activo en respuesta, dicen los expertos.
En la primera contienda estatal del proceso electoral presidencial el lunes en Iowa no hubo nada sorprendente ni novedoso, más allá del triunfo de Trump y del posible fin de la democracia estadounidense, confirmando lo que señalaban los sondeos de opinión: un amplio segmento de los votantes republicanos opina que el sistema políticoya no funciona, que el presidente Joe Biden ganó por fraude y que el único que puede salvar al país de las garras de una izquierda radical es Donald Trump.
El proceso electoral republicano de Iowa reconfirmó que el tema de la migración estará al centro de esta contienda electoral a lo largo del año, seguido por el de la economía. La abrumadora mayoría de los republicanos apoya construir el muro fronterizo con México y considera que los migrantes hacen más daño que bien al país, todo lo cual beneficia a Trump.
Pareciera que los republicanos están desinformados: quizá para ellos no sea importante que Trump sea el primer expresidente acusado de crímenes graves –91 cargos en cuatro acusaciones penales separadas– y declarado culpable de violación sexual y de fraude empresarial.
Además, deberá dividir su tiempo este año entre hacer campaña y asistir a múltiples tribunales para defenderse en juicios y otros procesos judiciales en su contra, formalmente acusado de instigar lo que en cualquier otro país sería calificado de golpe de Estado. Pero Trump es el favorito, y por mucho, para ganar la nominación presidencial del Partido Republicano y que está empatado e incluso va ganando a su contrincante demócrata, el presidente Joe Biden, este duelo de gerontes políticos.
Hasta marzo se sucederán múltiples elecciones primarias y se espera que para mediados de ese mes Trump consolidará el apoyo necesario para obtener la postulación republicana en la convención nacional. En tiendas demócratas, por ahora la primacía la tiene Biden, quien no pareciera dispuesto a renunciar a la candidatura.
Los medios hegemónicos ayudan la distorsionar la realidad al presentarla con un tinte dramático de la puja electoral, adornándola con adjetivos -crucial, sin precedentes, histórico- como si fuera un combate de lucha libre o una carrera de autos o de caballos. Demócratas y republicanos coinciden en sus mensajes que esta puja definirá el destino de Estdos Unidos, en momentos en que el sistema político y legal del país está en tela de juicio.
Preocupación europea
El regreso de Trump a la Casa Blanca genera preocupaciones de que Estados Unidos disminuya o deje de financiar a Ucrania en su guerra contra la invasión rusa iniciada en 2022. También hay temores de que el político republicano socave el liderazgo de Estados Unidos en la OTAN, una alianza militar clave para el bloque europeo.
El primer ministro belga, Alexander De Croo, cuyo país ostenta la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) señaló que el bloque no debe temer un posible regreso de Trump a la Casa Blanca, y debe aprovechar la oportunidad para fortalecerse. “No debemos temer esta posibilidad. Debemos aprovecharla, colocando a Europa en una posición más sólida, más fuerte, más soberana y más resiliente”, dijo De Croo ante la plenaria del Parlamento Europeo, en Estrasburgo.
Durante su primer mandato, Trump criticó a la OTAN por considerar que se aprovecha de la generosidad estadounidense. A la pregunta de si se implicaría con la Alianza Atlántica en un segundo mandato, respondió: “Depende de si nos tratan adecuadamente”. Vladis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, añadió que “está claro que la UE debe fortalecer su propia resiliencia económica, su seguridad económica y sus capacidades de defensa”.
*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)