Por qué la izquierda también necesita referentes como Charlie Kirk

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 Slavoj Žižek

 

El ascenso del nuevo nacionalismo populista en las llamadas democracias occidentales no solo está teniendo lugar en Estados Unidos (Trump), Francia (le Pen) o Italia (Meloni). El país clave en este momento es Reino Unido, y creo que el fenómeno descrito por sus partidarios como “el despertar de la ciudadanía” se debe en gran medida al completo fracaso del centro “moderado” y de la izquierda.

 

Imagen del evento celebrado en memoria de Charlie Kirk.
Imagen del evento celebrado en memoria de Charlie Kirk
Charlie Kirk acertó al centrarse en este asesinato: no se limitó a jugar la carta racial, sino que detectó dónde radicaba el verdadero horror. Por eso no deberíamos en absoluto reducirlo a un derechista fanático. Sí, tenemos que rechazar sus opiniones racistas y sexistas, pero sigue siendo una figura mucho más ambigua. El primer rasgo importante es su forma de actividad pública: argumentación amable y paciente, sin excesos brutales y humillantes.
En cuanto al contenido de sus actos, la comentarista eslovena Mojca Pišec ha llegado a llamarlo “reformador socialista” ( “Socialistič reformator Charlie Kirk”, Delo, 26 septiembre 2025, p. 7.): no había llegado aún, pero avanzaba claramente en esa dirección. En su último año de actividad, se apartó gradualmente del populismo derechista habitual, y asumió una mayor sensibilidad acerca de algo que solo podemos denominar lucha de clases: el dominio sin restricciones que las grandes corporaciones y el “Estado profundo” (con el respaldo del sector académico y de los medios de comunicación) ejercen sobre la masa de gente común, incluso (o en especial) cuando juegan a la cultura de la cancelación woke. 
Lo crucial es que no acude a las teorías de la conspiración: dicho sin rodeos, atribuye cada vez más el problema al sistema en sí. En esta tendencia se acerca a Curtis Yarvin (“The Reset”, manuscrito), al que tampoco deberíamos tachar sin más de tecnotrumpista: la descripción mordaz que hace de nuestras “democracias liberales”, a las que considera formas de oligarquía apenas disfrazadas, incluido el argumento de que la verdadera democracia sería incluso peor y más peligrosa, debería ser de lectura obligatoria para todo izquierdista serio. Tanto Kirk como Yarvin siguen siendo vagamente trumpistas, pero por una razón comprensible: perciben claramente a Trump como alguien que ha perturbado el sistema, y que por lo tanto ha abierto una senda hacia el cambio radical.
What is going on with : r/AmericanMind
Curtis Yarvin
En la foto, Mark Zuckerberg,
Mark Zuckerberg, Donald Trump, Melania Trump y Bill Gates
Estos son, por supuesto, ejemplos singulares, pero el peor error imaginable sería el de considerarlos meros casos marginales, inflados por los medios de comunicación derechistas para seducir a los ciudadanos corrientes. Sí, los mecanismos simbólicos con los que la nueva derecha digital está seduciendo a millones de personas son bien conocidos y se han descrito en detalle. La ironía suprema es que estos mecanismos fueron desplegados primero por teóricos de izquierda.
Trump y sus cohortes son los verdaderos “marxistas culturales”, apropiándose directamente de (su versión de) la lucha por la hegemonía ideológica conceptualizada por Antonio Gramsci: la lucha por la hegemonía hace que la verdadera constelación de fuerzas sociales no se refleje directamente en el espacio ideológico. Fuerzas sociales opuestas luchan por apropiarse ideológicamente de elementos de la tradición popular compartida (historia nacional, religión y moral, etc.), y el ganador es quien logre presentar su proyecto ideológico como algo “universal”, como el que abarca la mayoría de los momentos que constituyen la identidad social de un pueblo.Contra el populismo trumpista, eficiencia pandémica por Miquel Porta Serra
El populismo trumpista, por lo tanto, une en su proyecto elementos de la resistencia de la clase trabajadora al gran capital corporativo con una afirmación del espíritu “creativo” del capitalismo y un odio a los extranjeros, a los que consideran el elemento perturbador del cuerpo social. (No olvidemos que Gramsci desarrolló su noción de hegemonía como reacción a la victoria del fascismo en Italia).
J.D. Vance and Peter Thiel Invest in Rumble, the Conservative-Friendly ...
J.D. Vance y Peter Thiel
En un nivel mucho más extenso, el cantante nacionalista católico croata Marko Perković Thompson ofreció el sábado 5 de julio de 2025 un megaconcierto en un hipódromo de Zagreb. Se vendieron 500.000 entradas por adelantado, lo que lo convirtió en el mayor concierto de pago en la historia de la humanidad (o eso afirman los organizadores). Sin embargo, interpretamos de manera totalmente errónea esta información si vemos a Thompson como expresión de la nostalgia por el pasado fascista: aunque pueda parecerlo, lo que tenemos aquí es la visión propiamente utópica de un futuro imaginado, la visión de una comunidad que nos promete que, sumergiéndonos en ella, dejaremos atrás la alienación y el aislamiento.
Thompson objavio kako napreduju radovi za koncert, pozornica poprima ...No deberíamos olvidar nunca que la mayoría de los fans de Thompson son varones jóvenes que rondan la veintena. Sin ironía, podría decirse que son los comunistas fracasados. Esto no significa que sean todos ellos creyentes fanáticos: entre ellos se incluye su claro opuesto, una ironía brutal que es aún peor que la brutalidad directa. En septiembre de 2025 supimos que “una nueva tendencia controvertida en TikTok ha provocado indignación por el contenido de creadores israelíes que se burlan del actual conflicto en Gaza.
En los videos virales, jóvenes creadores fingen ser miembros de una organización humanitaria ficticia, telefoneando a familiares y amigos para solicitarles donaciones para los niños palestinos. Entonces filman las reacciones a menudo acaloradas, que por lo general incluyen gritos e insultos airados, antes de revelar que es una broma” (10). Puede que estos bromistas desvergonzados sean peores aún que los fanáticos que perpetran el genocidio.

*Filósofo y crítico cultural esoloveno, conocido por su estilo provocador y capacidad para explicar la teoría psicoanalítica a través de ejemplos de la cultura popular y el cine.