Pese al alto el fuego, Netanyahu es el mayor escollo para la paz en Gaza
Juan Antonio Sanz
El plan de Trump para Gaza plantea crecientes dudas: puede frenar el genocidio palestino y liberar a los rehenes, pero con Netanyahu de por medio, la paz es aún una quimera.
La presión ejercida por el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue crucial para conseguir el alto el fuego en Gaza según el plan de paz presentado por el mandatario republicano.

Sin embargo, habida cuenta de las veces que el líder israelí ha dinamitado los intentos de diálogo desde que hace dos años comenzara la guerra y el genocidio en la Franja palestina, es ahora más que nunca cuando la Casa Blanca ha de torcer el brazo a Netanyahu para que cumpla sus compromisos e impedir que reanude sus ataques a Gaza y retome los pasos de quienes pretenden sepultar el derecho a un Estado palestino.En tales circunstancias, incluso Hamás pide a Trump que no baje esa presión sobre el líder judío.
Este lunes se espera a Trump en Israel, donde hablará ante el Parlamento (la Knéset) y después se desplazará a la localidad egipcia de Sharm el Sheikh para participar en la ratificación formal del “acuerdo de paz” que ha impuesto a Netanyahu y a Hamás. Habrá una cumbre de países árabes y algunos europeos que enmarquen esa firma cuyo elemento más importante es la liberación de los 48 cautivos en manos del grupo islamista palestino, veinte de ellos aún vivos.
Otros puntos de la primera fase del acuerdo son el repliegue del ejército israelí hasta las zonas pactadas con la Casa Blanca y que equivalen a un 58% de Gaza, pese a que Hamás reclamó sin éxito la salida total de las fuerzas de Israel. Esta retirada parcial ya se está produciendo, aunque los

contingentes israelíes se encuentran en alerta por si tuvieran que retornar, un paso que se vería muy complicado por el retorno al norte de Gaza de cientos de miles de desplazados palestinos refugiados en el sur en el curso de la guerra de aniquilación lanzada por Tel Aviv en la Franja.
La llegada de ayuda y la entrega de los rehenes
marcan el antes y el después
También han comenzado a entrar cientos de camiones con ayuda humanitaria en el enclave palestino, tal y como contempla la primera fase del acuerdo. Hay cerca de 6.000 camiones con ayuda, organizados por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, que entrarán en Gaza en cuanto sea posible y los caminos estén despejados de la amenaza de los ataques israelíes.
Si todo sale bien, la reanudación de la ayuda humanitaria y la total entrega de los rehenes, punto clave para Israel y EEUU en esta fase, marcarán el resto de las negociaciones, así como la liberación de 2.000 presos palestinos, muchos de ellos con condenas de larga duración.
Las partes han aceptado el acuerdo, pero éste no está cerrado, ni mucho menos. Los problemas llegarán, sin duda alguna, en las siguientes fases de su aplicación. Se ha conseguido evidentemente un alto el fuego, pero la paz aún está muy lejos de ser garantizada.
¿Qué va a hacer Netanyahu?
A este respecto, todas las miradas se dirigen a Netanyahu, quien ya boicoteó anteriores intentos de negociación para lograr una tregua y en marzo suspendió el alto el fuego en vigor, el segundo desde que comenzó la ofensiva israelí el 7 de octubre de 2023 con el ataque terrorista de Hamás en Israel, que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados. Netanyahu rompió esa tregua y ordenó reanudar, si cabe con más virulencia, los ataques, lo que a la larga nutriría la creciente condena internacional y las acusaciones contra Israel de cometer genocidio sobre la población gazatí.
Un genocidio que ha causado la muerte de más de 67.200 palestinos, de ellos 20.000 niños. Cifra que irá creciendo una vez empiecen las labores de desescombro y se recuperen los miles de cadáveres ahora enterrados bajo las ruinas.
Detrás de Netanyahu, cuya permanencia en el poder ha dependido de la guerra, acosado además por varios juicios de corrupción, están sus socios de gobierno ultraderechistas, que ya han renegado del acuerdo y exigen que Israel mantenga todo el control de Gaza. Los más extremistas van más allá y reclaman la erradicación de los poco más de dos millones de gazatíes de la Franja y su anexión a Israel, junto a Cisjordania, el otro territorio palestino.
Cisjordania aparece como una mina antipersona en el camino del acuerdo de paz. No se menciona en el plan de Trump y ello levanta mucha inquietud, pues podría ser la ficha escondida que habría favorecido la aquiescencia de Netanyahu. Cisjordania está en buena parte ocupada por colonos judíos ilegales y bajo el control del ejército israelí. Su ocupación total aparece en la agenda hacia el Gran Israel que manejan los radicales en el Gobierno de Netanyahu.
El desarme total de Hamás, otro palo en la rueda de la paz
Uno de los aspectos que inquieta más en la implementación del plan de Trump, el desarme total de las milicias palestinas en la Franja que correspondería a una segunda fase, ya se evidenció este domingo, después de que Netanyahu diera luz verde al ejército israelí para “destruir todos los túneles terroristas de Hamás en Gaza” una vez que se produzca la liberación de los rehenes.
El cumplimiento de esa orden en lugares como Ciudad de Gaza, la capital del enclave palestino, justo cuando está volviendo la población que había sido forzada a dejar la urbe, puede poner en peligro a los civiles o impedir que éstos ocupen áreas que los militares israelíes consideren zonas de “limpieza” en abierta violación del acuerdo de paz. También significaría que el repliegue de las fuerzas israelíes a las zonas acordadas en el perímetro de Gaza no se cumple, pues habría efectivos dedicados a la destrucción de esos túneles en áreas donde ya no deberían estar los militares judíos.
Si a la presencia israelí para arrasar las infraestructuras de Hamás hasta el último túnel y el último búnker se añade la destrucción del 90% de las viviendas de Gaza en estos dos años de guerra, el panorama es desolador para quienes quieren volver a sus hogares, principalmente en el norte de la Franja. Un asunto que trae otro debate: ¿quién reconstruirá Gaza? ¿un consorcio de países árabes o los empresarios estadounidenses que prometió Trump?
Netanyahu espera el mínimo error de Hamás
A Netanyahu, tras ser liberados los rehenes, cualquier incidente durante la desmilitarización de Hamás le vendría muy bien. Ya no tendría la oposición interna preocupada por la suerte de los cautivos y dispondría del apoyo de Trump, que ha amenazado en numerosas ocasiones con desatar el infierno sobre Hamás si no depone las armas. La implementación de su plan de paz supone la claudicación total de Hamás, algo que la guerrilla palestina no parece muy dispuesta a acatar.
Hamás también ha rechazado el punto del acuerdo que impone un Gobierno de transición palestino bajo una supervisión internacional liderada por el propio Trump y el ex primer ministro británico Tony Blair, a quien los palestinos aborrecen por la guerra ilegal lanzada contra Irak por EEUU con la total involucración de Londres en 2003, así como por la participación británica en la campaña de Washington contra Afganistán desde 2001.
Hamás apuesta por una Administración exclusivamente palestina, aunque ellos mismos se vean excluidos de la misma. Tampoco aceptan un ejército foráneo en Gaza y piden que sea palestino y que en él participen miembros de sus propias milicias. Este punto choca frontalmente con la voluntad de Netanyahu, Katz y el resto de halcones israelíes de ver aniquilado a Hamás.
Hamás rechaza un desarme sin garantías
En una entrevista concedida este viernes a la cadena Sky News, un alto cargo de Hamás, Basem Naim, dejó claro que este grupo se hará a un lado cuando se decida formar un gobierno “palestino” para Gaza. Pero subrayó que mientras mantengan los israelíes su ejército en la Franja y Palestina no sea un Estado independiente con capacidad para defenderse, “Hamás no se desarmará por completo”. Las armas, reiteró, solo se entregarán a un gobierno palestino.
“Nadie tiene derecho a negarnos el derecho a resistir una ocupación militar”, agregó este miembro del buró político de Hamás. Naim agradeció a Trump por su papel en la consecución del alto el fuego y le instó a que “siga interviniendo personalmente y ejerciendo la máxima presión sobre Netanyahu para que cumpla con sus obligaciones”. Sin tal participación personal de Trump, no se cumplirá el acuerdo, dijo Naim, tras recordar que “ya está el líder judío amenazando con volver a la guerra” cuando aún ni siquiera se ha firmado el acuerdo de paz.
Efectivamente, este mismo sábado, Netanyahu advirtió de que, si Hamás no acepta “por las buenas” el desarme total, Israel se encargaría de obligarlo “por las malas”.
Netanyahu, la mayor amenaza para el plan de paz
En una entrevista con CNN, el jefe de la misión palestina en Gran Bretaña, Husam Zomlot, advirtió del alto riesgo de que Israel reanude sus ataques tras la liberación de los rehenes. “Netanyahu simplemente está maniobrando y esperando una salida para volver (a la guerra)”, explicó Zomlot, para quien solo la presión internacional, en concreto la de EEUU, podría evitar un nuevo desastre.
Es Netanyahu quien puede lanzar el mayor desafío al plan de paz de Trump, dada la debilidad militar y política de Hamás, diezmado y sin apoyo internacional. Y claro, es el presidente estadounidense quien puede frenar a Netanyahu si éste pretende hacer lo que le dictan sus socios extremistas, es decir, el exterminio de Hamás, la anexión de Gaza y Cisjordania, y la reanudación de la matanza.
La progresiva retirada de las fuerzas israelíes o su permanencia sobre el terreno serán el termómetro que permitirá valorar lo que va a ocurrir en los próximos meses. Pero sobre todo será clave la atención que pueda seguir prestando Trump a esta crisis. Ya se ha visto en Ucrania de qué sirve su hastío y desinterés. Y en Oriente Medio queda tanto o más por hacer para lograr una, aún muy lejana, paz duradera.