Patria Socialista inicia escuela de cuadros juveniles y estudiantiles

En  homenaje al comandante Hugo Chávez, Patria Socialista llamó a la primera escuela de cuadros juveniles, recordando  una frase del expresidente:  “Triste es que no critiquemos para que no nos llamen tirapiedras”. El documento de trabajo es un esfuerzo por presentar una síntesis dialéctica del proceso revolucionario venezolano y sus retos presentes, que permita a las nuevas generaciones iniciarse en su estudio y comprensión. 

ven chavez de espalda, aclamado“Estamos seguros que los resultados de los debates enriquecerán el mismo y nos permitirán construir una visión y acción compartida”, señala el documento, y destaca que esta primera escuela se desarrolla en medio de una situación muy difícil, resultante de la desaparición física de Chávez  y la peor de las ofensivas imperialistas y de la derecha venezolana contra la revolución que en el presente lidera el camarada Nicolás Maduro.

“Hoy más que nunca la revolución es asunto de todos y desde Patria Socialista estamos dando un paso importante en la movilización, activación organizativa de nuestro pueblo y su formación política”.

El siguiente es el texto del documento de trabajo para el encuengtro juvenil:

2.    La situación internacional
Entre los años 2007 y 2008 estalla la crisis bancaria en los llamados países desarrollados que tuvo como rasgo distintivo la explosión de la burbuja inmobiliaria.  Los países industrializados sufren hoy en día el impacto de un brutal ajuste estructural que pretende colocar sobre los hombros de los trabajadores y los más pobres la crisis.  Hemos dicho que la crisis la deben pagar los capitalistas y banqueros y no los pueblos.  Un efecto directo de la crisis del norte fue el agravamiento de las condiciones materiales de vida de millones de hombres y mujeres de los países del Sur ante la caída de las exportaciones de materia prima.
Esto ha generado una creciente resistencia de los pueblos en cuya dinámica el protagonismo de los trabajadores y de la juventud tiene un papel de primer orden.  La idea y propuesta del socialismo vuelve al debate en importantes sectores de la vanguardia y la lucha anticapitalista es masiva.
Pero esta no es sólo una crisis económica más, es una crisis global del sistema de dominación del capital. Por eso se ha abierto una nueva etapa mundial donde los procesos de lucha y la violencia de la crisis abren la posibilidad de estallidos sociales generalizados y obligan a buscar el reagrupamiento de los revolucionarios para construir alternativas políticas de los oprimidos y explotados.

3.    El anticapitalismo como corriente emancipatoria a escala global
Por diversas razones que escapan al propósito de este documento, durante décadas el movimiento revolucionario internacional sufrió un proceso de fraccionamiento que impidió la articulación de fuerzas a escala planetaria y nacional, en las luchas contra la burguesía y el gran capital mundial. Después de la caída de la URSS y en medio de la confusión de parte importante de la izquierda, se generan debates sobre la necesidad de trabajar las coincidencias por encima de las diferencias.  En este contexto de atomización y fraccionamiento, el Foro Social Mundial cumplió un papel importante: sobre la base los debates realizados, ayudó a la evolución de diversas agrupaciones, coaliciones y formaciones políticas hacia el punto de mayor coincidencia: el anticapitalismo.
Hoy buena parte de las luchas que se libran en Europa, Asia, África y América están asociadas al combate contra las medidas que fomentan la resolución de la crisis del capitalismo descargando todo el peso sobre los trabajadores y los pobres y a romper la lógica de consumo y relaciones propias del capitalismo.  El movimiento socialista y revolucionario a escala planetaria está en la primera fila de la lucha anticapitalista.
Esta unidad en la acción es la que posibilita la respuesta, acción, combate y articulación política de resistencia en Grecia, Chipre, Túnez, España, Estados Unidos entre otros.
Evidentemente que para poder comprender a cabalidad los retos, desafíos y metas de la lucha por el socialismo debemos estudiar y comprender el capitalismo, como paso a las luchas anticapitalistas que constituyen en esta etapa una de las puertas de entrada más potentes al socialismo.  En nuestro caso valoramos, respetamos y estudiamos la tradición socialista, lo hacemos desde una perspectiva emancipatoria que coloca el centro en las especificidades y miradas del sur como norte de la acción política libertaria en el siglo XXI.  El anticapitalismo empalma con los movimientos nacionalistas, antiimperialistas y nuestroamericanos consecuentes de carácter emancipatorio.

4.    La necesidad de discutir y caracterizar al Imperialismo en la segunda década del siglo XXI
A comienzos del siglo XX los Bolcheviques plantearon la evolución del capitalismo.  En su libro el imperialismo fase superior del capitalismo Lenin plantea que esta transformación se debe a la concentración de la producción y los monopolios, el nuevo papel de los bancos, el rol del capital financiero y la oligarquía financiera, la exportación de capitales, el reparto del mundo tanto entre las asociaciones capitalistas como entre las grandes potencias, lo cual profundiza el carácter parasitario del capitalismo.  Las guerras mundiales, la guerra fría, la industrialización y la revolución tecnológica, a la par de la carrera armamentista le dieron a los Estados Unidos el rol de gran Imperio triunfante del siglo XX.
Pareciera importante discutir en el presente el papel y expresión del imperialismo a inicios del siglo XXI, 100 años después del aporte de Lenin.  Hoy la economía mundial tiene como expresión importante en el reacomodo capitalista el llamado G8.  La carencia de estudios al respecto en nuestro país deriva en “políticas revolucionarias” muy riesgosas, como darle papel progresivo a economías y gobiernos que forman parte de esta cúpula capitalista.  Mientras criticamos, con razón, a los Estados Unidos se suelen anunciar acuerdos y acercamientos con potencias económicas como Francia que forman parte del cerebro capitalista hoy. En el caso de esta potencia (Francia) ya ha demostrado la historia que quienes pactaron con ella lo pagaron muy caro.
Es necesario también estudiar y caracterizar el papel de países como China y otros integrantes de los BRICS en Suramérica, ya que han adquirido un peso importante a nivel del comercio y múltiples acuerdos económicos y financieros.
En un momento histórico de crisis sistémica y debilitamiento relativo del papel hegemónico de Estados Unidos, este debate es de especial importancia para contribuir al sostenimiento, avance y clarificación del rumbo de la Revolución Bolivariana.

5.    El modelo económico capitalista venezolano de las últimas décadas
La economía de Venezuela de comienzos del siglo XX era fundamentalmente agrícola.  La explotación petrolera cambio la vocación productiva del país, convirtiendo progresivamente la economía en extractivista, dependiente y neocolonial.  En el circuito económico mundial a Venezuela se le asigno el rol de proveedor materia primas para las industria y la producción regional mundial.  El modelo económico venezolano se convirtió en rentista.
Una economía rentista es aquella que depende sobremanera de la explotación de un recurso natural, cuyo ingreso lo utiliza para comprar en el resto del mundo lo que bien pudiera producir internamente. La economía venezolana muestra marcados rasgos del rentismo petrolero. De cada 100 dólares que ingresan al país, 96 los pone el petróleo. La abundancia de divisas ha facilitado fijar una tasa de cambio oficial muy por debajo del precio de la divisa en el mercado paralelo. Este subsidio al dólar se traduce en un subsidio a las importaciones, las cuales desplazan la producción nacional, descalabran los esfuerzos por lograr la soberanía alimentaria y productiva, nos hacen  dependientes  del suministro externo y muy vulnerable ante las fluctuaciones del precio de los crudos. Y por la falta de controles se ha convertido en un mecanismo mafioso de acumulación de capital por parte de las oligarquías importadoras y los sectores que contratan con el estado, fortaleciendo el carácter capitalista dependiente de la economía, y alentando una rapiña de los recursos del país por parte de estos sectores parasitarios.
La revolución tiene el desafío de romper esta lógica avanzando hacia un nuevo modelo productivo. El avance  del socialismo venezolano exige un mayor protagonismo de la juventud y el pueblo en general en la lucha por  un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión social, bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad organizada.

6.    La revolución como proceso
Las sociedades están en permanente transformación de sus relaciones de producción y por ende de las formas, expresiones y mecanismos de explotación y dominación. Ese proceso es la expresión de la lucha entre distintos sectores sociales, las clases fundamentales de la sociedad y sectores de estas, tanto nacionalmente como a nivel internacional. Ese era el caso de la sociedad venezolana, muy especialmente en el periodo que se inaugura con la revolución democrático burguesa del 1958 y se desarrolla durante las décadas de los sesenta, setenta, ochenta y noventa en el marco del llamado Pacto de Punto Fijo que utiliza a la democracia representativa como su sistema político de dominación.
Pero los cambios no son unidireccionales.  En este periodo se fue generando un despertar de la conciencia nacionalista, antiimperialista y anticapitalista en densos sectores de la población venezolana, como resultado de procesos políticos que analizaremos más adelante.  Este despertar se expresó en el campo estudiantil, popular y militar en tres momentos concretos que dieron origen a la que hoy denominamos como Revolución Bolivariana.
El primero de ellos, la rebelión estudiantil de 1987, especialmente universitaria pero con participación de la educación media.  Durante semanas y meses el movimiento estudiantil universitario salió a las calles a luchar sus reivindicaciones históricas: cupo universitario para todos y todas, presupuesto justo y una educación vinculada a los intereses nacionales y las necesidades de los sectores más explotados y empobrecidos; pero en esta ocasión los jóvenes rebeldes terminaban sus actividades en los barrios más pobres y combativos de Caracas, Merida y las principales ciudades del país.  Se comenzó a consolidar una alianza concreta entre estudiantes y población en general que cualificó las luchas populares.  Las escuelas políticas en los barrios florecieron hibridando los códigos y lenguajes tanto de estudiantes como de los actores comunitarios del cambio.  El reflujo de las luchas estudiantiles de calle en 1988 no disminuyo la intensa actividad de conexión entre estudiantes y comunidades como expresión de una resistencia activa en crecimiento.
El segundo de ellos fue la rebelión popular de 1989. Miles de venezolanos, en las principales ciudades del país, pero muy especialmente en Guarenas y Caracas, salieron a las calles a protestar el paquete de medidas económicas neoliberales anunciadas por Carlos Andrés Pérez.  Durante 48 horas el pueblo rebelde se mantuvo en las calles mostrando su rabia y deseo de cambio radical de la situación económica, política y social. Fueron violentamente reprimidos y obligados a replegarse pero la batalla librada contra el capital y sus agentes elevó su conciencia y activó formas diversas de combate y resistencia en los meses y años siguientes.
El tercero de ellos fueron las insurrecciones militares del 4F y el 27N de 1992. Los militares Bolivariano, patriotas y nacionalistas quienes desde 1982 se habían venido organizando al interior de las Fuerzas Armadas encontraron en el Caracazo el detonante para acelerar sus planes de insurgencia contra el bipartidismo y la situación de evidente inequidad por la que atravesaba la sociedad venezolana. El 4 de Febrero de ese año irrumpe la figura de Hugo Rafael Chávez Frías como expresión de dignidad y creciente catalizador de la esperanza popular en un gobierno que trabajara para los más pobres y desposeídos a la par de construir patria.  El levantamiento del 27N bajo el liderazgo del General Francisco Visconti y el Coronel Wilmar Castro Soteldo, entre otros, cerró el círculo del compromiso de unidad cívico-militar para avanzar en una revolución en Venezuela.
La discusión posterior, entre 1993 y 1996 se centró en la forma de plantearse el acceso al poder: insurreccional o electoral, ganando la segunda posición lo cual abrió paso a la candidatura de Hugo Chávez para las elecciones presidenciales de 1998.  En ese proceso se crea el Movimiento Quinta República (MVR) como maquinaria electoral del Chavismo.
El triunfo electoral de Chávez fue la convergencia de sectores nacionalistas, revolucionarios, antiimperialistas, democráticos progresistas, socialistas y comunistas de diferentes orígenes. El gobierno de Chávez podemos estructurarlo en cinco grandes momentos.
El primer momento entre 1999 y 2002: en esta etapa el discurso y acción nacionalista se acompaña con el discurso de la tercera vía es decir del capitalismo con rostro humano, en una aparente táctica de neutralización de los sectores opositores mientras las fuerzas del cambio se empoderaban del aparato estatal.  Evidentemente este objetivo no se cumplió porque la burocracia, sobre todo la petrolera entro en la conspiración contando el golpe de Estado de Abril de 2002 con un fuerte aliado en el aparato gubernamental, incluido el sector políticamente más elitista y conservador de las Fuerzas Armadas.  El golpe de Estado de la burguesía, los terratenientes, la clase política de derecha y las fuerzas imperialistas extranjeras es derrotado por el protagonismo del pueblo en las calles el 13 de Abril de 2002.
El segundo momento entre 2002 y 2004: en este periodo se recomponen las fuerzas revolucionarias abriéndole paso a sectores que históricamente habían pugnado por una transformación radical de la sociedad venezolana. En el último semestre de 2004 las fuerzas, movimientos y actores que propugnaban por el socialismo comienzan a visibilizarse.
El tercer momento entre 2005 y 2009: En Diciembre de 2004 en una reunión en el Complejo Bellas Artes y posteriormente en Porto Alegre en el Foro Social Mundial, Chávez anuncia que el rumbo de la Revolución Bolivariana es el socialismo. En esta fase se profundiza el discurso antiimperialista y se inicia un periodo de educación ciudadana sobre el socialismo Bolivariano o Socialismo del Siglo XXI. Promediando este momento la nueva burocracia que emerge posterior al golpe de estado de 2002 se comienza a consolidar y en consecuencia a convertirse en una razón en sí misma.  Gruesos sectores de la burocracia comienzan a cuestionar los debates y las críticas públicas con el raído discurso de que favorecen al enemigo, cuando en realidad pretenden ocultar su ineficacia, falta de compromiso con el pueblo y el desarrollo de la democracia participativa y protagónica y en algunos casos el surgimiento de sectores de lo que se ha llamado la boli burguesía. En esta etapa nace el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), heredero del MVR, al cual se incorporaron cuadros y militantes del PPT, el PCV y  otras organizaciones.
El cuarto momento entre 2009 y el 07 de Octubre de 2012: se inicia con el debate público sobre el Hiperliderazgo y los problemas de coherencia entre discurso y acción en sectores de la burocracia gubernamental que afectaban al rumbo de la revolución Bolivariana.  Se plantea públicamente la necesidad de construir una dirección colectiva que conduzca la construcción socialista.  Este debate incomprendido en un primer momento por Chávez luego éste lo asume como propio y durante estos dos años se habla cada vez más de la crítica y la autocrítica revolucionaria.   Se logra frenar  la ofensiva ante la crítica revolucionaria y en este periodo el portal aporrea.org y el CIM juegan un papel histórico en ese sentido. Sin embargo la aparición de la enfermedad de Chávez se constituye en un elemento no previsto que redefine conceptos y el tema de la unidad rebelde adquiere nuevas dimensiones.  Chávez reconoce públicamente la importancia del debate y cómo su enfermedad le hicieron reflexionar sobre el problema del hiperliderazgo y la necesidad de construcción de una dirección colectiva. Convaleciente y afectado por un cáncer agresivo Chávez en una expresión más de amor por su pueblo y de compromiso revolucionario asume la campaña electoral y logra liderar el triunfo electoral de Octubre de 2012.
El quinto momento entre el 7 de Octubre de 2012 y el 5 de Marzo de 2013: los resultados electorales del 07 de Octubre de 2012 si bien dan ganador a Chávez por amplio margen muestran síntomas preocupantes.  El partido mayoritario, el PSUV pierde la votación frente a Capriles y el triunfo de Chávez es garantizado por la expresión del voto a través de otras tarjetas electorales que conforman el Gran Polo patriótico. La gente no voto por esos partidos pequeños sino que votando por estas tarjetas quería expresar su malestar por el desempeño de la burocracia.  Un voto que expresaba la inmensa confianza del pueblo por Chávez pero que también le decía que había que producir un cambio.
Chávez convoca al Consejo de Ministros del 20 de Octubre de 2012 y allí anuncia la necesidad de un viraje estratégico del rumbo de la revolución mediante lo que llamó el Golpe de Timón.  Chávez entiende y así lo anuncia que hay que iniciar una revolución antiburocrática en la revolución que permita afianzar el rumbo anticapitalista de la misma.
Sin embargo, la enfermedad hace estragos en su humanidad lo cual lo obliga a hacerse nuevos chequeos y al regresar al país anuncia el agravamiento de su enfermedad y la posibilidad de un desenlace trágico.  En su última intervención pública el 8 de Diciembre de 2012 Chávez le pide al pueblo que apoye la elección de Nicolás Maduro como Presidente para que mande con el pueblo y para el pueblo.
En Marzo del año siguiente Nuestraamérica, el mundo y el pueblo venezolano recibió la infausta noticia de la desaparición física del primer libertador del siglo XXI.  A partir del 5 de Marzo de 2013 iniciamos una nueva etapa de la revolución Bolivariana bajo la Presidencia de Nicolás Maduro, cuyo destino y profundización dependerá de que todos en el pueblo bolivariano  asumamos que SOMOS CHAVEZ.

Lo  que intentamos resaltar en este punto, es el hecho que los procesos revolucionarios, de transformación no son ni lineales ni un producto al cuál se llega solo con mencionarlo.  Son procesos permanentes de cambio incesante, con flujos y reflujos, resultado de la confrontación y choque de fuerzas sociales y sus expresiones políticas, que estamos obligados como revolucionarios a estudiar, detectar, interpretar y anticipar con base a la realidad concreta y la teoría revolucionaria. Para poder luchar por mantener y volver al rumbo revolucionario cuando este se haya perdido o desviado.

7.    La revolución permanente con el pueblo, desde el pueblo y para el pueblo
En estas jornadas de formación es muy importante destacar que una revolución como la nuestra no es simplemente un cambio de gobierno. Un régimen puede tener varios gobiernos, sus líneas centrales de acción no cambian pero se refrescan los rostros de quienes conducen el régimen.  En el marco del sistema capitalista pueden existir varios regímenes (democrático, bonapartista, dictatorial, entre otros).  Una revolución y más aún una revolución socialista es el inicio de una ruptura con los modos de producción y de distribución de la riqueza en un pueblo.  Pero la llegada o inicio de una revolución no significa la superación de todos los males que le preceden.  Una revolución como la nuestra esta hasta ahora transitando los primeros pasos de un camino que no se acaba, sino que se recrea de manera continua, en una revolución permanente, porque está sujeta al enfrentamiento entre diversos sectores nacionales e internacionales.

8.    Síntesis de las últimas décadas de resistencia y lucha que parieron la Revolución Bolivariana
En Venezuela, a diferencia de lo que ocurrió en otras latitudes (México, Brasil, Argentina, entre otros) los discursos, polémicas, debates, estudios y posiciones de la Primera, Segunda, Tercera e incluso la IV Internacional llegaron de manera tardía, muy tardía.  Cuando se construyen los partidos modernos venezolanos desde AD hasta el Partido Comunista, en la Rusia de la Revolución Bolchevique ya estaba en el poder Joseph Stalin.  En consecuencia la referencia, el imaginario, la expresión de libertad en el debate político lo representaba Stalin.
Esa enorme tragedia para la humanidad que significó la llegada de Stalin al poder, con sus juicios de Moscú y su persecución a quienes debatían constituyó un elemento constitutivo de la idea de política en Venezuela. Stalin quien instauró la idea en el socialismo que debatir era peligroso y abría las puertas a los enemigos externos, Stalin que condenó al olvido la dinámica de abiertos y francos debates entre los revolucionarios bolchevique antes, en y durante los primeros años de la revolución se convirtió en modelo “ideal” de buena parte de los revolucionarios del mundo.
En Venezuela, la Venezuela pre petrolera, aldeana y sometida a una larga dictadura que no contaba con la tradición política para enfrentar o resistir a esta influencia, esto causo un daño severo en el ADN constitutivo de la política.  Se consideró normal expulsar, y perseguir hasta el aniquilamiento a los disidentes, a quienes se atrevían a discutir con la nomenclatura o las dirigencias partidarias.  Se impuso la censura a los debates públicos con el argumento que los “trapos sucios se lavan en casa” sin que las organizaciones partidarias contaran o construyeran espacios para debatir.
El miedo al debate y la autocensura política se convirtieron en práctica militante.  Los osados que se atrevían a mantener la crítica pública eran satanizados con el argumento de agentes del enemigo (vaya usted a saber lo que significaba en cada caso).
La alianza cívico militar que es un eje vertebrador de la Revolución Bolivariana tiene su antecedente histórico en la lucha por la independencia nacional.  Recientemente podemos decir que cuatro generaciones de soldados y luchadores sociales han construido esa perspectiva a través del tiempo.  En un primer momento a partir de la propuesta que hicieran entre otros Teodoro Petkoff y Eloy Torres en 1956 al Partido comunista de Venezuela para desarrollar una línea de trabajo que permitiera articular en la perspectiva de liberación nacional a militares y civiles.  Esta primera generación irrumpiría en el escenario político nacional con los levantamientos militares de los años 1962 y 1963 que posibilitarían el surgimiento de las Fuerzas armadas de Liberación FALN, compuestas por combatientes revolucionarios pero también por oficiales y tropa de nuestras Fuerzas armadas Nacionales. La segunda generación de militares asociados a la alianza cívico militar se conforma desde los setenta, luego de la ruptura del PRV- FALN con el Partido Comunista, quienes lanzaron la línea de trabajo militar con las FAN.  Esa generación entre en contacto con algunos de quienes conformarían luego el MBR-200 y los grupos de rebeldes que se expresarían en las insurgencias del 4F (Hugo Chávez)  y el 27N (Francisco Visconti).  La tercera generación surge al calor tanto de la formación en la Academia Militar por parte de los militares Bolivarianos y el tejido de relaciones que se desarrolla luego de los alzamientos del 92. Miembros de esta generación permanecen activos en las ahora Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas.  Una cuarta generación estaría conformada por los militares y civiles que se relacionan en temas de gestión, formación académica, defensa de la revolución y el Legado de Chávez desde 1999 hasta la fecha.  El futuro de la revolución Bolivariana descansa en gran medida sobre la potencialidad, transparencia y relacionamiento antiimperialista de la alianza cívico-militar.
El trotskismo y sus debates desembarcan en Venezuela a finales de la década de los sesenta, las discusiones centrales de la Socialdemocracia internacional se conocen a mediados de la década de los setenta de la mano de CAP en su primer gobierno, el anarquismo pisa costas venezolanas de manera organizada en los ochenta.  Los debates sobre el otro marxismo con autores como Plejanov, Panekov, Rosa Luxemburgo e incluso Gramsci se divulgan con fuerza en la década de los setenta. Esos debates, aun desde los márgenes organizacionales de los partidos venezolanos permiten retomar la necesidad de democracia interna y libertad de opinión al interior de las organizaciones políticas.  Veamos cómo fue la dinámica organizativa de la izquierda venezolana en las últimas décadas del siglo XX y su contribución a la creación y recreación del imaginario que posibilita la construcción socialista en la revolución Bolivariana.
En la Revolución democrático burguesa de 1958 participan las fuerzas progresistas y revolucionarias, especialmente agrupadas en el Partido Comunista y los sectores de izquierda, tanto de Acción Democrática, COPEI como de la Unión Republicana Democrática (URD). La revolución del ´58 es rápidamente traicionada, dinámica que se concreta y expresa a través del llamado Pacto de Punto Fijo (31-10-1958) que sella la alianza entre los sectores más retardatarios de AD, COPEI y URD.
Las contradicciones entre los sectores del capital y las aspiraciones ciudadanas, así como la traición del proyecto político popular generaron contradicciones internas que se expresaron en rupturas.  Por la izquierda de AD surge el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de URD se comienzan a configurar liderazgos como el de José Vicente Rangel y desde COPEI irrumpe la llamada izquierda cristiana.
Las Fuerzas Armadas no escapan a la turbulencia y se producen los alzamientos del Barcelonazo (1961) Carupanazo (1962) y el Porteñazo (1962).
Los fraccionamientos de AD y el PCV, es decir tanto el MIR como las FALN, asumen la lucha armada como mecanismo que posibilite la recuperación del espíritu revolucionario del 23 de Enero del ´58 y la construcción de una perspectiva de izquierda.
En este periodo el socialismo es por vez primera, una opción para amplias capas de la población.  Miembros de la juventud urbana y campesina, así como importantes sectores de académicos y profesionales hacen suyo el sueño de justicia, libertad, igualdad y lucha contra la explotación que encarna el socialismo.
La experiencia armada es derrotada y tanto el MIR como el PCV se pacifican a finales de los sesenta. La línea de pacificación adoptada por la dirección de estas organizaciones genera contradicciones entre los sectores más jóvenes y radicalizados.  Del PCV se produce el desprendimiento de las PRV- FALN, el Movimiento al Socialismo (MAS) y la corriente de Alfredo Maneiro que fundaría luego la Causa R.  El PRV-FALN continuaría en la lucha armada hasta mediados de los ochenta.  Del MIR se desprenden Bandera Roja (BR)  y la Organización de Revolucionarios (OR) cuyo frente de masas sería la Liga Socialista (LS) liderada por Jorge Rodríguez padre. De COPEI surge buena parte del equipo que conformaría el Grupo de Acción Revolucionaria (GAR), entre otros.  De estas experiencias vienen compañeros que hoy conforman Patria Socialista
Independientemente de las posiciones, los cuadros políticos de este periodo ensayan formas y expresiones políticas para intentar detener el reflujo revolucionario que ocurre a partir del boom petrolero de 1973.   Se destacan, entre otros los esfuerzos de la Causa R de Maneiro para crear un partido de cuadros vinculados a luchas concretas, desde cuya perspectiva el partido de funcionarios y agitadores da paso a las organizaciones de hombre y mujeres en lucha real. Maneiro abre un filón de trabajo que incluso hoy en Patria Socialista nos parece de especial importancia. Años después de la muerte de Maneiro se produce la toma de control de la Causa R por parte de Andrés Velázquez lo cual acelera contradicciones internas y respecto al apoyo a Chávez se produce una importante división que da origen al Partido Patria Para Todos (PPT).  En la fundación del PPT se cuentan, entre otros, Aristóbulo Isturiz, Farruco Sexto, Ana Elisa Osorio. La causa R forma parte hoy en día de la alianza liderada por la derecha. El PPT forma parte del bloque revolucionario.
Tanto el MAS como el MIR se convierten en organizaciones electorales con mucha incidencia en las décadas de los setenta, ochenta y noventa en sectores medios y de trabajadores, quienes ensayan métodos de organización y funcionamiento que posibilite la existencia de tendencias y corrientes al interior de sus organizaciones, comenzando con ello a romper con la matriz de pensamiento único de las organizaciones de izquierda en el país.
A finales de los setenta el MIR eclosionaría en cuatro grupos tres de cuyas corrientes tienen expresiones en Patria Socialista (El grupo de Rigoberto Lanz, el grupo proletario y el equipo que se fusionaría con el MAS).  El MAS entra en contradicciones a partir del triunfo y los primeros años de gobierno de Chávez, proceso que culminaría en el retiro del apoyo a Chávez y su participación en el frente político golpista anti Chávez, ya iniciado el gobierno Bolivariano.  Sin embargo, muchos cuadros de dirección y medios de esa etapa forman parte de la columna vertebral de la Revolución Bolivariana y tienen expresión incluso en nuestra plataforma.
EL PRV desarrolla fundamentalmente tres iniciativas políticas que le aportan sustantivamente a la revolución: la primera la propuesta de revolución continental abriendo paso a un debate necesario contra la revolución en un solo país, la construcción de aparatos de masas distintos al partido (Ruptura / MPCPAN) y finalmente lo referido a la línea de relacionamiento con el campo militar.  Esta última acción le permite indirectamente estimular los grupos de avanzada en el seno de las Fuerzas Armadas y desarrollar una tesis del carácter progresivo del sector militar que posibilita una alianza cívico-militar.
Bandera Roja con sus aparatos de lucha de masas, tanto los CLER como los CLP desarrolla la propuesta de una organización política revolucionaria al frente de los combates más importantes del pueblo.  El sectarismo, el militarismo y una política oportunista de alianzas van desfigurando en los noventa a BR, convirtiéndola en los últimos años en los guardaespaldas de Fedecámaras y la burocracia de la CTV.
En los setenta y ochenta se desarrolla el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que reivindicando la necesidad de coordinación internacional de la lucha revolucionaria forma parte de la LIT-CI o corriente latinoamericana del trotskismo, que permanecería hasta los noventa.  Una parte de sus militantes conformarían luego parte de Marea Socialista, una de las corrientes constitutivas de Patria Socialista.  El Internacionalismo proletario y la necesidad de construir una dirección de la revolución a escala mundial constituyen parte de los aportes de esta experiencia.
A finales de los setenta y comienzos de los ochenta, a partir del contacto de grupos que se habían desprendido tanto del PRV, como de Bandera Roja y de la OR, se constituyen equipos de estudio y acción que comienzan a discutir a Gramsci, Panekoek, Mandel, Rosa Luxemburgo, entre otros e intentan vincular sus premisas teóricas a la acción política concreta.
El Movimiento Revolucionario de los Trabajadores (MRT), constituye quizá la mejor expresión de este proceso.  Su periódico al Rojo Vivo constituyó para la época un vehículo para el debate al respecto. Compañeros que participaron en esta dinámica forman parte hoy de Patria Socialista. El MRT es el antecesor de lo que hoy es el Movimiento Revolucionario Tupamaro.
Un sector de este proceso rompe con el MRT y comienza a discutir los textos de los italianos vinculados a Lucha Operaria y asumen la Acción Directa como su expresión política. Arman la editorial Primera línea de mucha influencia a finales de los ochenta y principios de los noventa.  La desobediencia Popular y el Proyecto Nuestra América son herederos de ese recorrido. Esta experiencia también se expresa a través de compañeros que hoy se incorporan a Patria Socialista.
A finales de los ochenta y principios de los noventa se genera la diáspora derivada del desmantelamiento de la URSS que también sirve de soporte para que todas estas experiencias de tres décadas comiencen a encontrar puntos comunes de trabajo.  La insurgencia militar de los noventa acelera este proceso.
Plataformas políticas como el Movimiento 80, quienes sin ser partido ni movimiento social incursionaron en la política dejaron un legado de creatividad y trabajo unitario.
La noción de socialismo Bolivariano, noción que está en construcción, se nutre un poco de toda y cada una de estas experiencia, creando una nueva síntesis rebelde que hoy busca cauces de organización y lucha.  En Patria Socialista reivindicamos la unidad de los diversos para la lucha y la profundización revolucionaria.

9.    La crítica y la autocrítica pública como elementos dinamizadores de la revolución
Una unidad de mando y de combate construida al calor de la diversidad de recorridos, experiencias y culturas políticas sólo fue posible amalgamarla y darle orientación histórica gracias al liderazgo de Hugo Chávez Frías. Una vez desaparecido Hugo Chávez, el elemento unificador principal, se hace urgente la construcción de un liderazgo colectivo, es decir de una dirección colectiva.  Y esta dirección debe expresar lo más calificado de los procesos, dinámicas y expresiones políticas, sociales y culturales que movilizan a la revolución.  Ese es el camino que permitirá mantener junto al pueblo  el rumbo estratégico de la Revolución Bolivariana.  La figura y fuerza del liderazgo de Chávez es insustituible por una persona, sea quien sea, o por un grupo de altos funcionarios de gobierno con buenas intenciones.
Y el elemento que amalgamaría y unificaría a esa nueva dirección político militar del proceso revolucionario  no es otra que la de recrear la cultura de debates, discusiones, respetando la opinión de cada uno.  Reconstruir esa cultura del debate en la dirección político-militar implica abrir espacios no sólo de liberación sino de protección a la crítica y la autocrítica revolucionaria.
La crítica revolucionaria se diferencia de la crítica malsana y mal intencionada porque la primera está orientada a la superación de obstáculos, problemas, deficiencias, estructurales y coyunturales.  La crítica revolucionaria trata de no personalizarse.  En tanto que la crítica mal intencionada está orientada al quítate tú para ponerme yo y enfatiza en la persona y no en los procesos. Si bien en algunos casos la crítica demanda colocarle nombre y apellido eso no debe ser la regla sino la excepción
Uno de los aspectos más polémicos reside en la crítica pública.  Las organizaciones políticas del proceso Bolivariano no cuentan con instancias abiertas, francas, permanentes de debate y crítica a la gestión y de aporte a los debates sustantivos ni menores del proceso.  Al no contar con estos espacios democráticos de debate y crítica a lo interno, es lícito desde la perspectiva revolucionaria la crítica pública.  Pero incluso, de existir en los partidos y organizaciones e instancias es necesario destacar que la sociedad no se limita a las organizaciones políticas y sociales y una apuesta de construcción del socialismo en un marco democrático no sólo debe permitir sino también estimular que los ciudadanos puedan ejercer su derecho democrático de opinar, ser escuchados y valoradas sus opiniones tanto por el mundo político como el gubernamental.
Esa es una de las diferencias más importantes del Socialismo Bolivariano respecto a las experiencias fracasadas de construcción de socialismo.  Nosotros decidimos apostar por la construcción del socialismo en el marco de la democracia participativa y protagónica que tiene como columna vertebral la opinión, el debate, la crítica para avanzar en mayores niveles de conciencia colectiva y ciudadanía revolucionaria.

10. El movimiento de los trabajadores y la necesidad de un nuevo modelo sindical y una Constituyente de los Trabajadores.
El Proceso revolucionario cuestionó toda la estructura del régimen político de la IV República y lo demolió, entre ellos las instituciones sindicales de los trabajadores. Se inició un proceso de construcción de nuevos sindicatos, federaciones y de nuevas centrales sindicales.
Sin embargo, gran parte de las experiencias que se desarrollaron copiaron en parte los vicios del viejo sindicalismo. Dependencia del Estado, métodos antidemocráticos, burocracia, son parte de los rasgos que explican la necesidad de continuar y profundizar la lucha por un nuevo modelo sindical. Para ello es imprescindible desarrollar un proceso Constituyente que fue cortado. El fracaso del intento alentador que significaba la UNETE (Unión Nacional de Trabajadores), fue suplantado por una Central construida desde el gobierno, lo que la ha convertido en un apéndice del mismo Estado.
El nuevo modelo sindical que propugnamos tiene que estar marcado por la autonomía, la democracia y la disposición a aportar al proceso revolucionario desde los intereses de los trabajadores.
No se trata solo de la lucha reivindicativa, aunque esta es importante, sino también de poner en pie un poder político que le imprima un rumbo obrerista al proceso bolivariano. Haciendo participe a los que viven de su salario del control, la planificación y la orientación del nuevo modelo productivo y político que necesita la Revolución.

11. Indigenismo y Revolución
Nuestros pueblos ancestrales recogen, expresan y sintetizan los orígenes de la lucha por la Revolución Bolivariana. Su suerte es en gran medida la suerte de nuestra revolución.  El socialismo del siglo XX tuvo serias dificultades para comprender la situación indígena.  Por un lado, intentó suprimir administrativamente las diferencias y asimilarlos en la idea de nación única y no de Estado Plurinacional y por otra parte, en los territorios indígenas, plenos de riquezas mineras y naturales se impuso un desplazamiento forzoso para desarrollar un modelo extrativista, antinaturaleza que tuvo fuerte repercusiones en la salud del planeta.   El socialismo del siglo XX fue profundamente humanocéntrico y tenemos el desafió de romper con esa matriz de origen.  Por ello, consideramos que los instrumentos normativos generales y particulares, especial ente los Planes de Desarrollo Nacional y Regionales deben construirse junto a nuestros pueblos originarios.
En Venezuela la problemática indígena es diversa.  En este documento tomaremos como bandera las justas luchas de los Yukpas en la actual coyuntura, cuyas demandas están referidas a (a) la realización de un Congreso ideológico nacional indígena con la participación del Gobierno, pueblos indígenas, universidades, antropólogos, sociólogos, y de otros sectores científicos e indígenas del país y de América para comenzar a construir las bases de una nueva política hacia la descolonización del pensamiento y de las políticas indígenas del país y de América toda; (b) Entregar títulos de tierras indígenas saneadas, sin minas ni ganaderos, en el caso de los pueblos yukpa y barí (ambos moradores ancestrales de la Sierra de Perijá); (c) Conformar una nueva política y una estructura más democráticas para la demarcación de los hábitats y tierras de los pueblos indígenas; (d) Elaborar las políticas públicas indígenas desde las bases y liderazgos de las comunidades; (e) Comenzar a entregar las haciendas y parcelas liberadas al pueblo yukpa como se acordó el 25 de marzo entre líderes indígenas y el Canciller Elías Jaua; (f) Que la Gobernación del Zulia elabore un plan de ecoetnodesarrollo por comunidad o por comunidades asociadas a los centros originarios (o pilotos), con la participación protagónica de sus moradores y los caciques de cada comunidad. Es conveniente, por reivindicación ante el sacrificio de vidas de los últimos años, que dicho plan se inicie en las comunidades agrupadas en el centro originario Chaktapa; (g) El Ministerio Público y el CICPC deben ahondar en las investigaciones para determinar los actores materiales y culpables intelectuales de los asesinatos de los  caciques Sabino Romero Izarra y Alexander Fernández Fernández, así como el resto de los otros seis dirigentes indígenas yukpa muertos que pertenecían al centro originario Chaktapa.

12. Política de género en la Revolución
El socialismo y el feminismo tienen una raíz ética común, basada en los principios de la igualdad, la dignidad, la solidaridad y el humanismo, No es posible construir una sociedad socialista sin feminismo. “Sin la verdadera liberación de la mujer, sería imposible la liberación plena de los pueblos y soy un convencido de que un auténtico socialista debe ser también un auténtico feminista”, sostuvo el Comandante Hugo Chávez. No es posible construir una sociedad socialista sin feminismo. Por eso desde los colectivos de mujeres se ha venido proponiendo el socialismo feminista, porque el socialismo bolivariano debe construir un nuevo modelo incluyendo  las luchas contra todas las formas de dominación, opresión y explotación. Por eso debe ser feminista, y también ecologista, anti imperialista, pluriétnico, pluricultural, latinoamericanista y comunitario.
Definimos el socialismo feminista como transformación radical y cambio civilizatorio, que reconozca y dé lugar a la experiencia de las mujeres y  se fundamente en la sostenibilidad y reproducción de la vida misma. Poner la sostenibilidad de la vida en el centro significa considerar el sistema socioeconómico como un engranaje de diversas esferas de actividad (unas monetizadas y otras no, unas que se realizan en las fábricas, otras que se realizan en los hogares y en las comunidades) que deben articularse y valorarse por su aporte a los procesos de la vida.
El patriarcado aporta al capitalismo recursos y servicios  que se producen en la esfera doméstica y que permiten una eficaz reproducción de la vida de las personas, la socialización para la adquisición de las pautas de  comportamiento adecuadas a la clase social que les corresponda en el capitalismo y la renovación generacional de trabajador@s y propietari@s. El capitalismo aporta al patriarcado recursos materiales mercantiles, que sirven de materia prima y de medios de producción para el trabajo doméstico, pero también la base ideológica para que la esfera de producción tengan lugar las suficientes relaciones patriarcales para que el patriarcado social no se debilite.
Patriarcado y capitalismo son dos sistemas que se alimentan mutuamente, aunque sus relaciones cambian históricamente. Por ejemplo, del culto a la domesticidad y a la mujer del hogar de mediados del siglo XX, se ha pasado a la obligación de ser productiva (funcional al modo de producción capitalista) para las mujeres del siglo XXI, sin cambios en la organización social de la reproducción y cuidado de la vida. La contribución económica de las mujeres a la familia se ha vuelto indispensable en el capitalismo avanzado, apoyada ideológicamente por la filosofía de derechos individuales iguales para hombres y mujeres, sin tiempo, sin historia y sin circunstancias, sin diferencias genéricas y sin responsabilidades por la reproducción de la vida.

En el contexto de esta realidad y la vía hacia el socialismo por la que estamos transitando, y por la que seguiremos andando, los movimientos de mujeres venezolanas que vienen trabajando desde hace varios años hacen las siguientes propuestas: (a) Incorporar la perspectiva de género en toda la estructura organizativa del Estado venezolano, en el poder popular y en todas las formas de ejercicio del poder en la sociedad, necesitamos un Estado que sea socialista y feminista; (b) Integrar    la    perspectiva    de    género transversalmente en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, formando a educadoras y educadores que sean capaces de quebrar los estereotipos machistas y formen para la equidad y la igualdad. Avanzar  en   la   construcción  de   nuevas masculinidades y feminidades para el establecimiento de relaciones sociales igualitarias; (c) Promover y obligar a la paridad de género en la participación social y política, para que las mujeres sean protagonistas en todos los espacios, como expresión del reconocimiento de los aportes que vienen haciendo en la construcción de la patria y que históricamente han venido haciendo en el buen vivir y la sostenibilidad de la vida en el planeta; (d) Resignificar  la maternidad y la paternidad como factores clave para promover la afectividad humana que conducirá a la formación del hombre y la mujer nueva, desarrollar mecanismos de apoyo concreto y de desligitimación de la paternidad irresponsable; (e) Profundizar y extender el apoyo económico y social a las mujeres jefas de familia en condición de pobreza; (f) Impulsar mecanismos que promuevan la corresponsabilidad social y familiar en el cuidado de la especie humana para la creación de la nueva matria/patria socialista; (g) Impulsar políticas de socialización del trabajo doméstico para distribuir equitativamente el trabajo reproductivo que el sistema patriarcal- capitalista le ha asignado exclusivamente a la mujer; (h) Desarrollar políticas de ejercicio real de los derechos sexuales y reproductivos, tal como indica nuestra constitución, incluyendo políticas de disponibilidad de mecanismos de planificación familiar e interrupción del embarazo; (i) Incluir la visión de género y la construcción de nuevas relaciones entre mujeres y hombres,  en la construcción de sociedades sin violencia y con mayor seguridad, incluyendo la sana utilización del tiempo libre; (j) Desarrollar campañas nacionales para comprender y minimizar el problema de la maternidad precoz que da lugar a la reproducción intergeneracional de la exclusión y la desigualdad, donde se combina carencia educativa, ausencia de apoyo en el cuidado de los hijos, trayectorias familiares de mayor vulnerabilidad, mayores dificultades para desarrollar actividades que generen ingresos y acceso precario a redes de protección social; (k) Aumentar y acelerar el acceso a la seguridad social universal, incluyendo a todas las mujeres que realizan labores del hogar remuneradas y no remuneradas; (l) Desarrollo de sistemas universales de cuidado. Un nuevo pacto social tiene que ver con los recursos y energía que cada sociedad esté dispuesta a emplear para apoyar a las familias en la provisión de cuidado y desarrollo de capacidades.  La responsabilidad por el cuidado de niñas, niños, ancianos, personas con capacidades especiales y dependientes en general debe ser compartida, se trata de machar hacia corresponsabilidad familia-estado-comunidades. Se entrecruzan las políticas educativas con su responsabilidad por ampliar la cobertura de la educación preescolar y la jornada escolar en la educación pública, promover la permanencia en los estudios de secundaria sobre todo entre los integrantes de sectores socioeconómicos más pobres. Y se trata también de generar mecanismos creativos de cuidado social y comunitario como parte integrante central de la política social.

13. La necesaria construcción del poder popular
El capitalismo en nuestro país encontró en la democracia liberal burguesa, mediante el sistema político de democracia representativa, el mecanismo ideal de dominación.  La revolución Bolivariana desarrolla la idea de un sistema político de democracia participativa y protagónica que se impulsa con el espíritu constituyente y el desarrollo del poder popular.  El poder popular no es otra cosa que la transferencia de la toma de decisiones y la gestión tanto de lo gubernamental, como de lo comunitario en los ciudadanos.  Para articular estas iniciativas el Parlamento Comunal constituye un mecanismo de deliberación, planificación, ejecución control y seguimiento ideal.
El fin último de la revolución Bolivariana no es otro que la destrucción del orden burgués heredado y esto sólo se logra con la colectivización de la agenda pública a través del poder popular.

14. Sexo diversidad
La Revolución Bolivariana tiene el desafío y la tarea de romper tanto con la tradición machista del pueblo venezolano como con la cultura del socialismo que excluyó la diversidad sexual.  Hoy la agenda de los LGTB (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Travestis) es un espacio de trabajo por el socialismo.  El cuerpo como territorio de liberación forma parte del paradigma emergente   Para alcanzarlo se plantea (a) Incorporar la lucha contra la homofobia y el machismo como uno de los horizontes supremos de la revolución bolivariana, avanzando hacia el carácter antipatriarcal del proyecto político iniciado por nuestro comandante Hugo Chávez; (b) Crear mecanismos legales concretos que garanticen los derechos fundamentales de la población homosexual, lesbianas, transexual, travestis, transgéneros, bisexuales e intersexuales, superando el carácter enunciativo de “no discriminación por orientación sexual e identidad y/o expresión de género” contemplado en varias leyes venezolanas (Ley de poder popular y ley regularización y control de arrendamientos urbanos) y concretando artículos que defiendan los derechos de las familias homoparentales y la integridad física de las personas sexo diversas; (c) Modificar el artículo 411 de la Ley de protección al Niño, Niña y Adolescente (LOPNA) que contempla la adopción conjunta, eliminando el requerimiento que contempla la adopción solo entre “un hombre y una mujer” para el reconocimiento de las familias homoparentales, conformadas por dos hombres o por dos mujeres; (c) Modificar el artículo 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) que limita el matrimonio solo entre parejas heterosexuales, eliminando el apartado que habla del matrimonio solo entre “un hombre y una mujer” y reconociendo este acto como un hecho que puede ocurrir entre “dos personas”, reconociendo la posibilidad de uniones entre personas del mismo sexo; (d) Incluir en el Código Penal (COP) los crímenes de odio hacia las personas homosexuales, lesbianas, transexuales, travestis, transgéneros, bisexuales e intersexuales, con penalizaciones que castiguen estos actos con cárcel y sanciones económicas; (e) Incorporar en la Ley de Responsabilidad de Radio y Televisión la prohibición de mensajes que inciten al odio y/o la violencia basado en discriminación por orientación sexual e identidad y/o expresión de género; (f) Avanzar y profundizar los objetivos de Plan de la Patria 2013-2019 que contemplan la inclusión de la población sexodiversa, legado del comandante Hugo Chávez Frías planteados en los objetivos  2.3.1, 2.3.4.3 y 5.3.3.2: (g) Promover el cambio cultural de la sociedad venezolana, retomando los principios de convivencia de nuestros pueblos originarios y superando valores burgueses sembrados a sangre y fuego como el recato, el pudor y el decoro, así como valores cristianos de una sexualidad meramente reproductiva y de la condena al placer. Entender que el socialismo debe tener una concepción liberadora de la sexualidad humana, pues no hay nada más poderoso que un pueblo sexualmente emancipado.
Ahora bien en el horizonte de la lucha por la diversidad sexual se plantea la necesaria ruptura con la peor de las expresiones capitalistas en la relación de pareja como lo es la división social del trabajo familiar, donde tiende a reproducirse la dicotomía dominante – dominado.

15. La etapa actual y las perspectivas de la revolución Bolivariana
A partir de Marzo de 2013 se abre una nueva etapa en la Revolución Bolivariana que implica (1) definiciones sobre el modelo de liderazgo, en cuya orientación es urgente la construcción de una dirección colectiva de la revolución que sea expresión real de los distintos actores, formaciones e individualidades que están convencidos de la necesidad de seguir avanzando en el socialismo del siglo XXI; (2) es urgente la construcción de expresiones concretas y reales de poder popular desde abajo, en cuya perspectiva el protagonismo de todos se convierte en el elemento dinamizador y la consigna TODOS SOMOS CHÁVEZ en la síntesis para la acción; (3) es impostergable una revolución antiburocrática que permita colocar las instituciones públicas al servicio del poder popular; (4) Es urgente y necesario retomar el espíritu constituyente que requiera que la toma de decisiones gubernamentales estratégicas sean consultadas con el pueblo como mecanismos para establecer precios de bienes y servicios, endeudamiento, entre otros.

16. El papel de Patria Socialista en la profundización de la Revolución Bolivariana
La Plataforma Política Nacional PATRIA SOCIALISTA  nace el 02 de Abril del 2013 como un esfuerzo para articular pensamiento crítico y acción rebelde que trabaja por el sostenimiento y profundización de la revolución Bolivariana.  Académicos, luchadores sociales, dirigentes obreros y sindicales, sexo diversos, mujeres rebeldes e insumisas, ecologistas, agro ecologistas, indigenistas y jóvenes libertarios de todo el país decidimos dar un paso adelante para defender el Legado de Chávez, trabajar por la candidatura de Nicolás Maduro y seguir avanzando en el rumbo socialista.
Hoy en más de 20 estados del país la plataforma comienza a cumplir su trabajo, denunciando los peligros de la conspiración del gran capital internacional y sus agentes de la derecha venezolana, a la par que propugnamos una profundización de la revolución socialista Bolivariana.  La juventud tiene un papel estelar en esta tarea.  Cada joven de Patria Socialista es un hijo, una hija de Chávez.  No basta con declaraciones y consignas.  Es urgente organizarnos para la pelea por el anticapitalismo y el socialismo.