Para Obama, el default causaría “un caos demencial”
El presidente estadounidense, Barack Obama, convocó a la oposición republicana a dialogar y buscar modificaciones en cualquier aspecto de la política económica o doméstica, pero exigió que el Congreso apruebe un aumento del techo de la deuda antes del 17 de octubre para evitar entrar en una cesación de pagos.
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Obama recordó la opinión del empresario Warren Buffet sobre que una posible cesación de pagos norteamericana sería como una “bomba nuclear” económica justo en momentos en que el mundo intenta dejar atrás de forma definitiva la recesión iniciada en Estados Unidos en 2008.
El presidente apuntó contra los republicanos porque no se puede “hacer de la extorsión una rutina” de la democracia y confirmó que por la mañana habló con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano, John Boehner, para transmitirle de nuevo su disposición a negociar sobre cualquier aspecto de política económica o doméstica.
Ante los periodistas, Obama también presionó a los republicanos a permitir una reapertura del gobierno sin condiciones y empezar luego “negociaciones en serio” para tratar de solucionar todas las cuestiones fiscales que el país enfrenta en el largo plazo.
Los republicanos condicionan la aprobación de una ley de presupuesto a una demora en la aplicación de la ley de reforma de salud promulgada por Obama en 2010 y exigen recortes de gasto como contrapartida para votar el aumento del techo de la deuda, condiciones que el mandatario volvió a rechazar de plano.
Las posibilidades de un default desvelan a los acreedores externos estadounidenses y a los organismos internacionales como el FMI. Japón, el segundo gran acreedor de Washington tras China, siguió hoy el ejemplo de ayer de Beijing y demandó a Estados Unidos que resuelva rápidamente la crisis política que le impediría pagar sus deudas.
“Estados Unidos debe evitar una situación en la que no pueda pagar (su deuda) y su calificación triple A caiga de improviso”, declaró el ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso.