“Para entender al chavismo hay que tener una visión a largo plazo”

349

Steve Ellner habla sobre Hugo Chávez con la misma emoción con la que escribe acerca de esta figura por igual amada y odiada. Su libro El fenómeno Chávez, presentado la semana pasada en la sede del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), intenta recoger no solo al hombre detrás de Chávez, sino la síntesis de luchas que logró reunir en la propuesta bolivariana. El texto fue editado por el Celarg y el Centro Nacional de Historia.

Steve Ellner es doctor en historia latinoamericana de la Universidad de Nuevo México, profesor de la Universidad de Oriente desde 1977 y de la Misión Sucre. De acuerdo con su análisis, la presidencia de Chávez estuvo dividida en cuatro etapas: una moderada, entre 1998 y 2000, en la que el líder hizo énfasis en la propuesta de reformas políticas; una radical, de 2001 a 2004, que comenzó -según su criterio- con la promulgación de 49 leyes especiales; la de la emergencia de un nuevo modelo económico, de 2004 a 2006, que “se destacó por la implementación de la legislación promulgada en noviembre de 2001, la cual apuntaba en la dirección de un nuevo modelo económico”, con acciones contra el latifundio, la toma de empresas, la cogestión y la autogestión; y la de profundización del proceso, de 2007 a 2010, con “el control estatal sobre los sectores estratégicos de la economía” y la promoción de los Consejos Comunales, entre otras acciones.

La conversación de Ellner con el Correo del Orinoco transcurre en Caracas, en una tarde de agosto en la que la lluvia y el sol se dieron la mano.

-¿Qué cree que significó Chávez para Venezuela?

-Pienso que lo importante que fue Hugo Chávez, como yo lo planteo en el libro, es que Chávez dio expresiones a una serie de planteamientos y banderas que vienen de hace mucho tiempo; pensar que el fenómeno Chávez arranca en el año 1992 o en 1998 o en otra fecha reciente realmente es no tomar en cuenta la esencia del movimiento chavista y del chavismo.

-¿Cuál es la esencia del movimiento chavista, piensa usted?

-Pienso que para entender eso tenemos que ir mucho más atrás, como hago en este libro; por ejemplo, los planteamientos del Partido Liberal y la Guerra Federal, que fueron una lucha perdida, banderas que no fueron realizadas en el siglo XIX. Según la historiografía tradicional el siglo XIX representaba un siglo muerto, prácticamente no pasó nada desde 1830 hasta la muerte de Juan Vicente Gómez. Sin embargo, lo que yo planteo en el libro es que muchas instancias históricas, movimientos derrotados, movimientos populares, movimientos obreros, movimientos campesinos cuyas banderas están derrotadas reaparecen en otro contexto en el futuro. Y pienso que, para entender al chavismo, hay que tener una visión a largo plazo. La historiografía tradicional también plantea que prácticamente la democracia venezolana y lo moderno venezolano arranca en el año 28, con la generación de 1928.

Es imposible que un movimiento de la magnitud del chavismo provenga de las ideas de cinco o siete años antes, sostiene. “El presidente Chávez hizo mucha referencia a su bisabuelo Maisanta y eso es solamente un ejemplo de una serie de luchas a favor de la democracia, en favor de planteamientos nacionalistas”, señala.

Un fenómeno

-¿Usted diría que todas esas luchas del siglo XIX y buena parte del siglo XX Chávez las toma, las resume?

-Pienso que Chávez, por una parte, toma las aspiraciones populares, pero por otra parte las decisiones más importantes o alguna de ellas tienen un contexto coyuntural. Después de cada triunfo Chávez no esperó seis meses, no hizo un llamado para la reconciliación nacional como lo hizo después del golpe de Estado, sino que él profundizó el proceso. Por ejemplo, en el caso de 2006 Chávez ganó las elecciones con un caudal de votos mayor que cualquier otra elección presidencial, e inmediatamente expropió Cantv, la Electricidad de Caracas y de otros estados, creó el Partido Socialista Unido de Venezuela, no renovó la concesión de RCTV. Chávez tomó medidas que podría llamar radicales; fue una respuesta a una situación coyuntural y creo que fue una estrategia acertada, porque políticamente siempre hay que escoger el mejor momento para tomar decisiones importantes.

-¿Usted cree que Chávez fue un fenómeno para la política venezolana?

-Sí, creo que fue un fenómeno en ese sentido. Tenía una gran capacidad de medir el pulso de la nación y tomar decisiones con base en lo que el país estaba preparado para aceptar, apoyar decisiones que a veces sorprendieron inclusive a sus más allegados. Por ejemplo, en enero de 2005, cuando Chávez anunció que era socialista y que la meta del movimiento que él dirigió era el socialismo, si me hubiera preguntado un mes antes si yo pensaba que esa era una decisión acertada, hubiera dicho “no, el país no está preparado para esa consigna”.

-¿Qué pensó en ese momento?

-Sinceramente no me acuerdo de ese momento, pero lo que sí me sorprendió es que inmediatamente el pueblo chavista apoyó. Claro, eso no es para decir que todo el mundo en el movimiento chavista sabe perfectamente lo que es socialismo, pero creo que asimiló la consigna y el concepto hasta un cierto punto.

Autonomía popular

-Al no estar Chávez, ¿qué pasa con el chavismo? ¿Qué cree usted que sucede con el chavismo?

-Pienso que los años 2013-2014 son muy diferentes y creo que la diferencia se debe en parte al hecho de que esas protestas (opositoras) eran amenazantes. Los medios de comunicación internacionales apoyaron completamente la protesta sin distinguir entre la protesta violenta y la protesta no violenta, que de hecho eran protestas no violentas pero ilegales, porque trancar una carretera o una avenida principal o cualquier avenida es ilegal en cualquier parte del mundo, y confundieron los medios de comunicación los dos tipos de protestas.

Una situación en blanco y negro, añade Ellner, “conduce a una situación compleja”. Aclara que lo que plantea en el libro “no es una respuesta, no es un consejo al Gobierno, no me atrevo a ir tan lejos, sino un planteamiento referente a la complejidad de procesos de cambio”.

El presente “tiene una complejidad muy diferente, y la conclusión que yo saco es que, dado el grado de la complejidad, no hay cabida para posiciones dogmáticas porque no hay respuestas sencillas”.

El investigador remarca que, en este contexto, es imprescindible el respeto por la autonomía del movimiento popular. “Tiene que haber un cierto grado de autonomía desde afuera”, insiste. “Esto no quiere decir que el movimiento popular va a desconocer lo peligroso de esa situación y no dar el apoyo que el Gobierno merece y necesita”, aclara. “No estamos hablando de autonomía absoluta, pero sí estamos hablando de un grado de autonomía que permita una reflexión, una crítica cuando sea necesaria y un debate necesario”.

Pasó la prueba

-Usted le ve futuro al chavismo a pesar de la ausencia de Chávez?

-Ah, claro.

-¿Piensa que sí, que pasó la prueba estos primeros meses?
-Sí, porque si ese movimiento fue un movimiento de dos o tres años de poder, yo diría que cualquier cosa es posible, pero ya han pasado 15 años y medio y eso es poco común en la historia de la democracia en cualquier parte del mundo: que un partido que esté en el poder se mantenga en el poder durante un periodo tan largo.

Además, apunta Ellner, “en Venezuela yo no veo una alternativa”.

-¿No hay nada diferente?

-Yo veo una polarización y que la oposición tiene posiciones que no representa ninguna autocrítica en cuanto a las políticas de los años 90 del neoliberalismo.

-¿No hay nada distinto? ¿No ofrece nada diferente?

-Por ejemplo, a finales de los años 80 y 90 la economía venezolana prácticamente dejó de ser venezolana, había una privatización que hizo caer en manos de empresas extranjeras toda la industria básica.

-¿La economía es venezolana ahorita?

-Claro, tomo el caso de Cantv, Conviasa, Electricidad de Caracas, Sidor, la industria petrolera que trataron de privatizar en los años 90. Ese no es ningún secreto. De manera que la oposición no ofrece una autocrítica, no abre la discusión referente al papel del capital privado y al papel del capital extranjero. Tampoco lo discutieron en los años 90; en los años 90 lo más importante que pasó aquí en Venezuela fue eso, y sin embargo los partidos prácticamente no hablaron de ese proceso, y tampoco están hablando de eso ahora. Así que dado ese grado de polarización no cabe duda de que el chavismo es una fuerza con mucho futuro.

Movimientos arraigados sobreviven en el tiempo

-Usted dice que el chavismo es una fuerza con mucho futuro. ¿Ve que el chavismo va a durar 50, 100, 200 años?

-No puedo hacer predicción tan a largo plazo, pero creo que, a corto y mediano plazo, sí tiene futuro.

-¿Lo compararía con otros movimientos de América Latina? ¿El peronismo?

-Yo pensé que iban a tumbar a Chávez en los años 2002 y 2003, en dos oportunidades, y me hizo acordar de Perón. Yo dije: “va a pasar con Chávez lo que pasó con Perón, que lo derrotaron; pasaron 15 años o casi 20 años y regresó”.

-Pero no fue así con Chávez.

-No fue así con Chávez. Yo creo que movimientos como esos, tan arraigados como el peronismo, que hasta el día de hoy es la fuerza principal en Argentina, sobreviven en el tiempo.

El fenómeno Chávez convertido en libro

El fenómeno Chávez, sus orígenes y su impacto (hasta 2013) fue escrito por Steve Ellner y editado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos y el Centro Nacional de Historia.

En el prefacio, Ellner advierte que, con la muerte de Hugo Chávez en marzo de 2013 “Venezuela se encuentra en una encrucijada, con motivos para ser optimistas o estar preocupados y pesimistas”. Han surgido, sostiene, “perfiles de un nuevo modelo político y económico”, pero también hay “fallas organizacionales, derivadas del carácter electoralista del partido político chavista” así como “la polarización social aguda que se intensificó después de la elección de Chávez en 1998”.

F/ Ángel Dejesús
Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/entrevistas/%e2%80%9cpara-entender-al-chavismo-hay-que-tener-una-vision-a-largo-plazo%e2%80%9d/