Panorama Económico Latinoamericano – Del 18 al 25 de junio de 2025

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La deuda de ser mujer: costo invisible de los créditos en Perú

Trabaja Perú, trabaja mujer

Alejandra Dinegro Martínez

En el Perú, los intereses más altos tienen rostro de mujer. Ellas enfrentan barreras estructurales que afectan no solo su calidad de vida, sino también su acceso y el costo que deben asumir para obtener crédito financiero. Según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), hacia fines de 2024 las mujeres peruanas pagan tasas de interés un 10% más altas en comparación con los hombres. Este dato es significativo porque evidencia cómo las brechas de género se hacen presentes incluso en los sistemas financieros, que en teoría deberían regirse por criterios técnicos y objetivos, sin discriminación.

Las razones de esta desigualdad no se explican únicamente por aspectos individuales, sino que están ancladas en profundas desigualdades sociales. Para empezar, el mercado laboral peruano muestra claras diferencias de acceso y calidad entre hombres y mujeres, a pesar de los avances de la última década. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de participación laboral femenina fue de apenas 63,3% en 2023, frente a un 79.6% en los hombres.

Además, cuando acceden al empleo, ellas lo hacen predominantemente en el sector informal, con menores ingresos y sin derechos laborales garantizados. Este contexto precariza su capacidad de demostrar ingresos estables ante el sistema financiero, haciendo que los bancos las perciban como sujetos de mayor riesgo, aun cuando, paradójicamente, diversos estudios muestran que las mujeres tienden a ser mejores pagadoras.

Otro elemento clave es la brecha patrimonial. Según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), solo el 30% de las mujeres peruanas son propietarias de algún bien inmueble, lo que limita sus posibilidades de presentar garantías en préstamos y créditos. En efecto, la banca tradicional aplica tasas más altas por considerarlas operaciones más riesgosas. Aquí, menos activos significa créditos más caros, y créditos más caros reducen las oportunidades de acumular capital.

La violencia de género también es un factor invisibilizado en estas dinámicas. El Perú enfrenta cifras alarmantes: en el 2024, se registraron más de 170 feminicidios, mientras que cifra acumulada en periodo 2022 – 2024 supera los 450 casos según la Defensoría del Pueblo. Las mujeres que viven bajo amenaza o control por parte de sus parejas pueden ver restringido su acceso autónomo a servicios financieros. Además, la violencia afecta su estabilidad laboral, emocional y de salud, todo lo cual puede traducirse en morosidad o en menores ingresos, reforzando la percepción de riesgo.

A esto se suma el contexto general de inseguridad. Las micro emprendedoras, por ejemplo, que representan una porción significativa de las mujeres económicamente activas, trabajan muchas veces en espacios informales expuestos a robos, extorsión y violencia callejera. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en América Latina identificó que la inseguridad reduce las oportunidades económicas de las mujeres porque limita su movilidad y sus posibilidades de expandir negocios. Si una emprendedora no puede crecer ni formalizarse por miedo a la inseguridad, sus oportunidades de obtener crédito barato se reducen dramáticamente.

En este escenario, las Fintech aparecen como una alternativa clave. Al operar fuera de las estructuras tradicionales bancarias, las fintech pueden ofrecer productos financieros más accesibles y flexibles para las mujeres, especialmente para aquellas excluidas del sistema formal. Plataformas de microcréditos digitales, billeteras electrónicas y servicios de financiamiento colectivo permiten que mujeres sin historial crediticio bancario puedan construir su propia reputación financiera.

Además, al usar modelos de evaluación alternativos basados en datos digitales (como pagos móviles o historial de comercio electrónico), las fintech tienen el potencial de reducir los sesgos estructurales que enfrentan las mujeres en el crédito formal. Hay ejemplos varios que vienen apostando por esta vía.

A nivel de políticas públicas, estos problemas aún están lejos de resolverse. Las medidas para cerrar la brecha financiera de género no pueden limitarse a programas de microcrédito que refuercen la precariedad. Es necesario promover instrumentos financieros inclusivos y diseñados específicamente para las realidades de las mujeres. Esto incluye ofrecer productos crediticios con criterios de evaluación que valoren no solo los ingresos formales, sino también las capacidades y flujos de ingresos informales, que son muy relevantes en un país donde casi el 70% de las mujeres trabajadoras están en la informalidad.

El problema no se agota en las cifras frías de tasas y porcentajes. El hecho de que las mujeres paguen más por acceder al crédito refleja un entramado de desigualdades acumuladas que atraviesan sus vidas cotidianas: menor acceso a la educación financiera, menores oportunidades económicas, menos redes de apoyo, y más vulnerabilidad a la violencia. Todo esto termina pesando, literalmente, en sus bolsillos.

Cerrar la brecha financiera de género no es solo un asunto de justicia social, sino también de eficiencia económica. Para el Perú, esto significaría no solo más crecimiento, sino también un desarrollo más equitativo y sostenible. ¿Es justo que la mitad de la población pague un “impuesto oculto” solo por su género?

El desafío es inmenso, pero ineludible. Las políticas públicas, las instituciones financieras, las fintech y la sociedad en general tienen el deber de reconocer que el costo del crédito para las mujeres no es solo un problema bancario, sino un síntoma de una estructura social desigual que debe ser transformada. Si queremos avanzar hacia un país más justo, debemos asegurarnos de que ser mujer no cueste más, ni en intereses ni en oportunidades.

Bajo presión, el desarrollo de América Latina se desacelera

La incertidumbre, las crisis recurrentes, la veloz evolución de las tecnologías, la profunda fragmentación social y un clima cada vez más cambiante ejercen presión y desaceleran el desarrollo de América Latina y el Caribe, asegura un nuevo estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

“La forma en la que se ha construido el desarrollo humano en América Latina y el Caribe no ha demostrado ser resistente frente a los shocks. En tiempos de crisis, el andamiaje cede. Hoy, la región navega por un escenario marcado por la incertidumbre”, afirmó el administrador del Pnud, Achim Steiner.

El estudio, presentado este jueves 12, expone que los patrones seguidos por el desarrollo regional durante las últimas décadas “pueden resumirse en cuatro premisas simples: se han logrado avances significativos; ese progreso ha sido desigual; se ha desacelerado en los últimos años; y es vulnerable a retrocesos”.

Indica que, tras décadas de avances sostenidos, los progresos en desarrollo humano en América Latina y el Caribe comenzaron a desacelerarse, particularmente a partir de mediados de la década de 2010.

La tasa regional de crecimiento del Índice de Desarrollo Humano (IDH), en el cual el Pnud combina indicadores de salud, educación e ingresos, disminuyó del 0,7 % constante entre 1990 y 2015, a 0,3 % en el quinquenio anterior a la pandemia, y a un 0,2% desde entonces, dando cuenta de un estancamiento en los avances.

La pandemia covid-19 marcó un punto de inflexión crítico, provocando el primer retroceso en el IDH desde su creación en 1990.

Aunque la región se ha recuperado desde entonces, el ritmo de avance sigue siendo lento, y muestra pocas señales de volver a la trayectoria previa a la pandemia.

Factores presentes en el panorama regional -incertidumbre, crisis, la velocidad de las tecnologías, el clima y la fragmentación social- han dejado al descubierto profundas vulnerabilidades en la trayectoria de su desarrollo, según el documento, cuya autora principal es la economista Almudena Fernández.

Esa “policrisis” pone en tela de juicio la capacidad de la región para mantener y avanzar en el desarrollo humano, y el informe sostiene que en las estrategias para abordar ese avance la resiliencia debe ser el eje central e imprescindible.

El análisis advierte de que la incertidumbre, antes considerada una excepción, se ha convertido en la norma. El Índice de Incertidumbre Mundial refleja fluctuaciones en el sentimiento económico global, dando cuenta de períodos de mayor incertidumbre que pueden afectar la inversión, el consumo y la actividad económica en general

Aunque la incertidumbre ha ido en aumento a nivel mundial, ha llegado a niveles muy elevados en América Latina y el Caribe, situándose casi 50 % por encima del promedio global y alcanzando más del doble del nivel de 1990.

Esta tendencia se acentuó aún más durante el pico que experimentó a comienzos de 2025. En ese momento, la incertidumbre aumentó 77 % a nivel global respecto del año anterior, mientras que en la región se disparó, 101 % en el mismo período.

El informe expresa que más de la mitad de la población de América Latina y el Caribe carece de mecanismos adecuados para enfrentar eventos adversos moderados sin sufrir repercusiones de largo plazo en su bienestar.

A pesar de los notables avances logrados en las últimas décadas, durante las cuales la región pudo reducir a la mitad la tasa de pobreza, aproximadamente una de cada cuatro personas sigue viviendo en situación de pobreza.

Además, la región no ha logrado consolidar una clase media estable: 31 % de la población se clasifica como vulnerable, es decir, que se encuentra justo por encima del umbral de la pobreza.

Un factor de presión, la presión de la transformación tecnológica, hasta ahora se ha caracterizado por la expansión de la infraestructura digital básica, pero con “una adopción altamente desigual, que a menudo refuerza las disparidades existentes”.

Un ejemplo es que en la región 45 % de su población muestra habilidades digitales básicas, frente a 80 % en las economías avanzadas. Y solo 14 % cuenta con habilidades digitales avanzadas, frente a 45 % en las economías industrializadas.

Aunque la fragmentación social ha sido históricamente una característica de las sociedades de América Latina y el Caribe -en parte debido a problemas estructurales como la desigualdad económica-, hoy se ve intensificada como consecuencia de la creciente incertidumbre y las crisis recurrentes, según el informe.

Sostiene que un alto nivel de incertidumbre puede generar un impacto emocional considerable, provocando estrés, ansiedad y depresión, lo que a su vez puede erosionar la cohesión social e influir en el comportamiento político de las personas

Incluye datos del Latinobarómetro 2008-2023, según los cuales la noción “confianza en el gobierno” cayó entre la población en ese lapso, de algo más de 40 % a 30 %, y la “confianza en la mayoría de las personas” de algo más de 20 % a 15 %.

Se suma que el cambio climático en América Latina y el Caribe “ya no es una amenaza lejana, sino una realidad presente que está transformando vidas, limitando el desarrollo humano y afectando negativamente a la productividad”.

El informe recoge que en 2024 la temperatura promedio de la superficie en todo el continente americano fue 2,3 grados centígrados mayor a la media del período 1951-1980, con graves consecuencias para la población.

Entre 2000 y 2019 las muertes adicionales por causas relacionadas con el calor en la región ascendieron 36 700 al año.

Las repercusiones económicas también han sido graves: la reducción de la productividad laboral relacionada con el calor provocó pérdidas de ingresos por un valor de 1780 millones de dólares en 2022.

Steiner dijo que el informe “nos deja un mensaje claro: más de lo mismo no será suficiente. Lo que la región necesita no es solo un ajuste de rumbo, sino una nueva guía para el desarrollo. Una que sitúe el desarrollo humano resiliente en el centro de la agenda regional”.

 COP30: eliminar combustibles fósiles, perforación de la Amazonía

Ecuador anuncia perforación de pozos petroleros en la Amazonía – RAISG

Andrés Actis

Mientras el presidente de la COP30, el brasileño Correa Do Lago, insta en una carta a todos los gobiernos del planeta a abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, la agencia ambiental brasileña autoriza a Petrobras a perforar en una cuenca petrolera de alta sensibilidad ambiental cerca del río Amazonas.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), cuya edición número 30 se celebrará en noviembre en la ciudad Belém, Brasil, tiene una “troika”, una alianza que conforman el país organizador y los últimos dos anfitriones, Azerbaiyán (COP29) y Emiratos Árabes Unidos (COP28), tres naciones que en estos momentos, con un planeta que en 2024 ha superado la línea roja de 1,5ºC establecido en el Acuerdo de París (2015), están expandiendo la producción local de petróleo y gas.

Mientras con una mano perforan en la búsqueda de más combustibles fósiles, con la otra, sin ruborizarse, escriben una carta a todos los gobiernos del mundo pidiendo “acción y ambición” para afrontar “una crisis climática que ya no es un riesgo futuro, sino una emergencia mundial”. “Todo muy cínico”, resume el periodista británico Ed King, director de Climate Home, quien ha cubierto las últimas diez COP.

Este abismo entre retórica y realidad viene socavando la confianza y credibilidad de las últimas cumbres. En 2023, las negociaciones se llevaron a cabo en el petro-Estado de Emiratos Árabes Unidos, en país que late al ritmo de las exportaciones fósiles. El presidente de aquella COP fue el Sultán Al Jaber, director de la petrolera estatal ADNOC. En 2024, la sede se trasladó a Bakú, la capital de un país que contempla aumentar hasta un tercio su producción de gas —un “regalo de dios”, en palabras su presidente, Ilham Aliyev— en la próxima década.

El testigo lo ha tomado Brasil, un país, en principio, no salpicado por estas burdas contradicciones. Su presidente, Ignacio Lula Da Silva, ha vuelto a poner la agenda medioambiental —la lucha contra la deforestación, como principal bandera— entre las prioridades de su gestión, poniendo fin a los cuatro años de negacionismo y retarismo de la administración de Jair Bolsonaro. Sin embargo, al rascar un poco la olla, el país sudamericano tampoco escapa de estas incoherencias.

A finales de mayo, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) le otorgó un polémico permiso a la petrolera estatal Petrobras para perforar en una zona de altísima sensibilidad ambiental, en la desembocadura del río Amazonas. La decisión se adoptó pese a un dictamen firmado por 29 técnicos de la propia agencia ambiental que recomendaban la denegación de la licencia.

El bloque a perforar está situado a 160 kilómetros de la costa del municipio de Lo llamativo es que en 2023, la agencia rechazó una solicitud similar de Petrobras para Oiapoque, en el estado de Amapá. “Se trata de una región económicamente pobre de la Amazonía donde la explotación de petróleo se vende como garantía de prosperidad y abundancia”, explican los periodistas brasileños Rafael Moro Martins y Claudia Antunes, quienes vienen siguiendo el caso de cerca.

En febrero de este año, los técnicos publicaron otro documento ante el “deficiente” plan de emergencia de la compañía para resguardar la flora y fauna en caso de un derrame en la zona.

“La presión del Gobierno de Lula para que se permita perforar en el bloque 59 tiene causas económicas y políticas. En la actualidad, más de la mitad del petróleo que se produce en Brasil se exporta y el Gobierno depende cada vez más de este dinero. En el Congreso, gran parte de los líderes de la inestable y menguante base gubernamental también está a favor de abrir una nueva frontera de explotación de petróleo en la Amazonía”, analizan los periodistas en su última investigación.

La industria petrolera ha tomado la autorización como un “gesto político” a futuro”: son muchas las multinacionales que pujan por la concesión de licencias ambientales para otros 34 bloques ya adjudicados. En paralelo, la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles de Brasil ha incluido otros 47 bloques de la cuenca del Amazonas en una subasta que se celebrará el 17 de junio.

“¡Perfora, cariño, perfora!”

Días antes de oficializarse esta concesión, la directora general de Petrobras, Magda Chambriard, participó en la Conferencia de Tecnología Offshore en Houston, en Estados Unidos, un encuentro que reunió a representantes de casi todas las empresas petroleras del mundo.

En un vídeo obtenido por el periódico brasileño Valor Económico se la ve dirigiéndose al gobernador del estado amazónico de Amapá, presente entre el público, y pronunciando, con sorna, la famosa frase de Donald Trump, “drill, baby, drill”.

“Creemos que tendremos muy buenas sorpresas una vez que tengamos la licencia para perforar. Lo que uno quiere decirle a Amapá es: “¡A perforar, cariño, a perforar!”. La frase dio paso a una ovación generalizada del auditorio.

“La retórica de ‘perfora, cariño’ puede consolar a los líderes de la industria y a los políticos de visión corta, pero la historia los recordará como los que enterraron el objetivo de 1,5ºC”, afirmó Natalie Unterstell, presidenta del Instituto Talanoa, un centro de pensamiento brasileño que trabaja en cambio climático.

La huella de carbono de Petrobras representa el 3% de las emisiones brasileñas. La propia compañía ha reconocido que, “pese a las mejoras en los procesos”, las metas de descarbonización de 2030 y 2050 no se van a cumplir. Por tal motivo, la empresa ya adelantó que recurrirá a los créditos del mercado de carbono, donde una empresa paga por los esfuerzos de captura de carbono de terceros.

Una autovía en una zona protegida

En marzo, la antesala de la COP30 quedó manchada por otra paradoja: la necesidad de tener que construir una autovía en una zona protegida para poder recibir a los miles de visitantes que arribarán a Belém por esta cumbre.

Las obras pretenden conectar a la ciudad con las localidades del interior. Una vez finalizada, la autovía cruzará una área protegida por ley de 7.500 hectáreas por donde discurren dos manantiales que abastecen a la ciudad y un parque.

La carretera atravesará el Parque Estatal de Utinga, un espacio natural protegido que pertenece a la selva amazónica. También el Área de Protección Ambiental de la Región Metropolitana de Belém, otra zona medioambiental preservada por la legislación brasileña.

El Estado de Pará (Brasil), responsable de la obra, ha aclarado que el proyecto no es nuevo y que comenzó en 2020, antes de que la ciudad fuese elegida sede de la cumbre. No obstante, el informe de impacto ambiental, publicado reconoce impactos negativos: tala de árboles, erosión, cambios en la calidad del agua y fragmentación de los ecosistemas.

Más retórica

De cara a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se llevará a cabo en Bonn, Alemania, del 16 al 26 de junio, el presidente de la COP30, André Correa Do Lago, Secretario de Clima, Energía y Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, ha escrito su tercera carta a la comunidad internacional.

Obviando la decisión de su gobierno de abrir más pozos petroleros, Correa insta a los tomadores de decisiones a “abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa”.

“Debemos apoyarnos unos a otros para avanzar colectivamente en la tarea de triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial, duplicar la tasa anual promedio mundial de mejoras en la eficiencia energética y abandonar los combustibles fósiles”, pide en su misiva.

Correa reconoce que “alcanzar estos objetivos interconectados requerirá más que un simple compromiso. Requerirá un cambio en nuestra forma de pensar”. “El pensamiento sistémico es la clave para la exponencialidad en la cooperación, la justicia en las transiciones y la sostenibilidad en el éxito”, remarca.

En otro tramo del texto, el presidente de la COP llama a “conectar la ambición climática con las realidades cotidianas de las personas” y a “tomar decisiones audaces” para las políticas de mitigación y adaptación. Correa, por último, coloca a los pueblos indígenas y las comunidades locales —los más afectados en Brasil por el combo de deforestación y perforación— como “aliados esenciales en la respuesta global al cambio climático” por el “conocimiento generacional” y el cuidado de la naturaleza.

En Amapá, donde Petrobras extraerá petróleo, viven tres pueblos indígenas: los Karipuna, los Waiapi y los Ka’apor. El “conocimiento generacional” de estas tribus dice que la Amazonía está en peligro por la industria fósil, la minería y la deforestación.

A Venezuela le favorece menos producción OPEP

La OPEP+ produce menos petróleo: su cuota baja hasta los 40,65 millones de barriles diarios -

Werher Sandoval 

El haber reiterado la importancia crítica de adherirse al pleno cumplimiento del mecanismo de conformidad y de compensación, en la 39.ª Reunión Ministerial de la Opep y de países no Opep realizada el pasado 28 de mayo, revela la preocupación y esfuerzo de la Organización por evitar alteraciones en los precios del crudo, causadas por el incumplimiento de cuotas y la guerra arancelaria de Trump.

La organización nacida en 1960 adoptó en 1982 el sistema de cuotas para enfrentar la sobreproducción petrolera y la caída de precios, un escenario que, con matices y sus respectivas distancias contextuales, es similar al actual.

Por causa de las sanciones, tanto Irán como Venezuela están excluidos del mecanismo de asignación de cuotas de producción. Libia también está exenta por causa de las actuales guerras intestinas ocasionadas por el asesinato de Mohammed Gadafi por parte de la Otan. Nigeria por inseguridad y robos de infraestructuras petroleras.

En ocasiones, algunos miembros de la Opep no respetan las cuotas asignadas en las reuniones del organismo, conductas que provocan el incumplimiento del objetivo estatutario de alcanzar precios equilibrados, justos y estables del barril de crudo.

A la violación de las cuotas se añade que el mercado petrolero se ha visto afectado por la guerra económica declarada por Trump, una de cuyas armas es usar los aranceles para encarecer los bienes y servicios importados por EEUU, lo cual implica una menor actividad comercial que se traduce en la baja del barril por causa del menor consumo de la energía extraída del petróleo.

Con mayores aranceles y encarecimiento de los bienes y servicios importados por EEUU, Trump busca que las empresas estadounidenses mudadas al extranjero, así como las de otros países, se instalen en la nación del norte para hacer a “EEUU grande otra vez”, tal como proclama el mandatario.

Pero la desbocada y zigzagueante aplicación de aranceles y su consecuente menor consumo energético y de petróleo ha llevado los precios del crudo a niveles críticos que afectan a las mismas empresas petroleras estadounidenses, las cuales han puesto en marcha lobys para que Trump reduzca la intensidad arancelaria, sobre todo contra naciones claves, como China.

Es así como la presión de los lobys y los efectos inflacionarios de los productos importados influyeron para que Trump volviese, una vez más, a echar para atrás su decisión. La agencia Bloomberg destacó que “el tono del imprevisible multimillonario republicano cambió radicalmente respecto a sus furibundos comentarios de la semana pasada, cuando acusó a Pekín de no respetar el acuerdo de tregua comercial negociado en mayo”.

El efecto sobre el mercado del petróleo fue que, apenas el presidente de China, Xi Jinping, instó al mandatario estadounidense a “corregir el rumbo de las relaciones bilaterales” y manifestara estar “abierto a que Trump visite la gran nación asiática”, el precio del marcador West Texas Intermediate subió, el viernes 6 de mayo, 2,15% hasta 64,72 dólares.

En esa línea, OilPrice.com informa que los precios del petróleo subieron a pesar de las expectativas de que la Opep+ continuará impulsando la producción en los próximos meses.
Añade que los analistas de materias primas de Morgan Stanley esperan que la Opep+ realice tres nuevos aumentos mensuales a su producción, devolviendo los 2,2 millones de barriles diarios que acordó retirar del mercado en 2022, para octubre.

“Un aumento de la cuota probablemente generará margen para un aumento de la producción en Arabia Saudita y, en cierta medida, en Kuwait y Argelia. Sin embargo, no prevemos que el aumento de la cuota se traduzca en aumentos de producción proporcionales para el resto del ‘Grupo de los Ocho’”, escribieron también los analistas.
La última data disponible, 2022, informa que el costo de producción de un barril de petróleo en Venezuela se ubicó entre 11 y 15 dólares, casi el doble del marcado en 2016, alrededor de cuatro veces el promedio de 2002 y quince veces más que el realizado en la década de los años 60, según el Ministerio de Petróleo y Pdvsa.

En la actualidad, producir el barril venezolano podría superar los 35 dólares al incluirse el enorme peso de las ilegales y unilaterales sanciones, que afectan desde los planes de mantenimiento y hasta generan fugas de producción, a lo cual se añaden los costos de mejoramiento y transporte. A esto hay que añadir que el bloqueo coacciona su venta con descuentos.

Es decir, en la actual coyuntura, un aumento de producción de la Opep favorece a Arabia Saudita y podría afectar los ingresos de Venezuela. En lo que va de año, el precio promedio del barril venezolano se ubica en 56,3 dólares y el Brent en 71,05. La cesta nacional cerró el lunes pasado en 49,25.

En otras palabras, un alza en la oferta petrolera impulsada por una mayor producción beneficia, mayormente, a Arabia Saudita por gozar de un mayor margen entre el costo de producción de su barril, entre 3 y 9 dólares, y el precio de su cotización en el mercado.
Total, mientras que en Venezuela, dependiendo del campo, producir un barril varía entre 20 y 40 dólares, en Arabia Saudita va de 3 a 9 dólares y en Colombia de 13 a 15 dólares.

Capital extranjero ve atractivo a México pese a guerra comercial

Inversión extranjera de México aumenta 1.7% en primer trimestre de 2020La guerra arancelaria comenzada por Donald Trump ha traído como consecuencia el freno a la inversión extranjera directa (IED) en todo el mundo; Sin embargo, los datos más recientes muestran que México se mantiene como un destino preferencial para invertir a largo plazo, señalan especialistas de Intercam.

Considerando el entorno y el contexto actual, sumado a las revisiones de las cifras de IED nos parece que, aunque en pausa, sigue existiendo una postura preferencial por invertir en México, más aún con un horizonte de largo plazo, pues la integración de México con Norteamérica es una realidad al margen del ruido inmediato de Trump y los aranceles, enfatizó Alejandra Marcos, directora de Análisis de la institución.

Destacó que las ventajas competitivas, las eficiencias en los procesos productivos, la mano de obra calificada y accesible y el propio T-MEC son cuestiones ineludibles que, con el paso del tiempo, fortalecerán la postura comercial de México, considerando que los proyectos productivos suelen tener un horizonte de inversión de 20 o 30 años.

No obstante, dijo la especialista, y al margen del contexto internacional, México debe hacer el trabajo en todas las asignaturas que han quedado pendientes para hacer del país el destino privilegiado para la integración comercial con Estados Unidos.

Valentín Martínez, vicepresidente de gestión de productos de Sura Investments, resaltó que México se encuentra bien posicionado en este momento, pues es pieza clave para Estados Unidos.

“Adicional al T-MEC, el tema del nearshoring vuelve estratégico al país. Se espera, de hecho, un 2026 en el que Trump haya cumplido sus objetivos y poco a poco la economía vuelva a la normalidad. A pesar de la incertidumbre, en comparación con Europa y Asia, México se muestra resiliente y positivo”, apuntó el especialista.

En el primer trimestre de 2025, con cifras preliminares, México recibió IED por un monto histórico para un periodo similar de 21 mil 400 millones de dólares, un incremento de 5.4 por ciento frente a los 20 mil 300 millones de dólares reportados en el mismo lapso del año pasado, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.

Perú alcanza producción de 100 toneladas de oro 

Más del 50% del oro producido en el Perú provino de La Libertad y Cajamarca - Noticias - Ministerio de Energía y Minas - Plataforma del Estado Peruano

La minería aurífera representa el 15% del PBI nacional y más del 50% de las divisas por exportación en el Perú. 

El oro sigue brillando como uno de los pilares más sólidos de la economía peruana. Actualmente, la minería representa alrededor del 15% del Producto Bruto Interno (PBI) del país y genera el 56% de las divisas provenientes de exportaciones, consolidando al sector como un eje estratégico del crecimiento económico y la inversión extranjera.Entre los recursos más valiosos del Perú, el oro ocupa un lugar central.

Su extracción no solo genera ingresos millonarios por exportación, sino que, además, impulsa proyectos de infraestructura, crea empleo y promueve el desarrollo de las regiones mineras.En el panorama nacional, la mina Yanacocha, ubicada en Cajamarca y operada por Newmont Corporation, lidera la producción con más de 11 millones de gramos finos extraídos en el último año, lo que equivale al 10,2% de la producción nacional.

Le sigue Compañía Minera Poderosa S.A., con sede en La Libertad, con un 8,4 de participación, y Minera Boroo Misquichilca S.A., que contribuye con un 6,7%.Otras operaciones de relevancia incluyen Lagunas Norte, también en La Libertad, gestionada por Barrick Gold Corporation, y la mina Inmaculada, en Ayacucho, operada por Hochschild Mining, que en 2022 produjo unas 237.000 onzas equivalentes de oro. Por regiones, Arequipa y Cajamarca destacan con el 20,5% y 18,6% de la producción aurífera nacional, respectivamente

¿Cuánto vale el oro?

El valor del oro en el Perú está influenciado por el mercado internacional y la cotización del dólar. A junio de 2025, el precio promedio del oro de 24 quilates se ubica en aproximadamente S/ 398,45 por gramo, equivalente a S/ 12.393 por onza troy.El oro de 22 quilates se cotiza en S/ 365,24 por gramo, mientras que el de 18 quilates, comúnmente usado en joyería, alcanza los S/ 298,84 por gramo. Estas diferencias responden a la pureza del metal y a la demanda en los mercados internacionales.

Panorama internacional

China resalta visión de futuro compartido con América Latina y el Caribe

1- Comunidad de futuro compartido China-América Latina y el Caribe

Wang Wei *

China y América Latina y el Caribe (ALC) son cunas de antiguas civilizaciones y tanto sus intercambios como su cooperación mutua han tenido un riquísimo recorrido a lo largo de la historia.

Es preciso remontarse a más de 400 años para descubrir cómo la Ruta Marítima de la Seda sirvió de puente, a través del Océano Pacífico, para unir a estas dos gloriosas civilizaciones.

De la Gran Muralla China al Machu Picchu, de las pirámides de Chichén Itzá a las Cuevas de Mogao, las semillas de amistad entre ambas regiones echaron raíces y florecieron, gracias a un denodado trabajo conjunto, que en todo momento fue iluminado con el espíritu del destino compartido de la humanidad.

Un buen ejemplo de esta colaboración mutua se expresa este año, al cumplirse el 10° Aniversario del Foro China-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), un mecanismo de diálogo y cooperación de fundamental importancia para impulsar el desarrollo común.

En efecto, gracias al apoyo del presidente Xi Jinping y de los líderes de los países de ALC, las relaciones entre China y ALC vienen logrando importantes avances en materia de igualdad, beneficios mutuos, innovación, apertura y bienestar de los pueblos.

En los últimos años se alcanzaron sustanciales progresos en los lazos políticos, económicos y culturales entre China y los países de la región. Al respecto, es importante señalar que desde 2013, el presidente Xi Jinping realizó seis visitas a América Latina y el Caribe, impulsando numerosas iniciativas para profundizar las relaciones bilaterales y la confianza política mutua.

Fruto de estos esfuerzos, Panamá, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua y Honduras establecieron o reanudaron las relaciones diplomáticas con China.

Más de 20 países de ALC adhirieron a la Iniciativa de la Franja y la Ruta; además del cada vez mayor número de naciones que se sumó a la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI), la Iniciativa de Seguridad Global (GSI) y la Iniciativa de Civilización Global (GCI), promoviendo la construcción de una firme comunidad de futuro compartido entre China y América Latina y el Caribe.

Durante la reciente visita del presidente Xi Jinping a América Latina, en noviembre de 2024, las relaciones entre China y Brasil se elevaron al nivel de comunidad de futuro compartido para un mundo más justo y un planeta sostenible.

Estos avances en la cooperación, beneficiosa para ambas partes, hicieron que China se convirtiera en el segundo socio comercial de América Latina y el Caribe, después de haber sido el primer socio comercial de Brasil y Chile durante varios años.

En 2024, el volumen comercial entre China y ALC superó los 500.000 millones de dólares estadounidenses, el equivalente a multiplicar por 40 las cifras alcanzadas en el año 2000.

China ejecutó más de 200 proyectos de infraestructuras en la región, que proporcionaron casi 1.000.000 de puestos de trabajo.

El Préstamo para Infraestructuras China-ALC, de 20.000 millones de dólares, y el Préstamo para Infraestructuras China-Caribe, por otros 2.500 millones de dólares, gestionados desde el Banco de Desarrollo de China, han tenido como objetivo primordial el apoyo financiero a largo plazo para la construcción de obras infraestructuras y la industrialización de la región.

Con el apoyo financiero de casi 100.000 millones de dólares de la parte china, proyectos tangibles como el de transmisión de energía de Belo Monte de Brasil, el eólico Helios de Argentina, el Puerto de Chancay de Perú, la Línea 1 del Metro de Bogotá (Colombia) y la primera autopista moderna de Jamaica impulsaron un nuevo tipo de industrialización en América Latina y el Caribe.

El desarrollo común de nuevas tecnologías en la economía digital, la industria aeroespacial, la inteligencia artificial y el comercio electrónico transfronterizo han inyectado un nuevo impulso al desarrollo de la región.

En el marco de esta mayor cercanía y afinidad entre los pueblos, los intercambios culturales desempeñaron un papel importante en la construcción de una verdadera comunidad de futuro compartido entre China y América Latina y el Caribe.

China concedió 17.000 becas gubernamentales y 13.000 plazas para programas de capacitación, que se sumaron a los fructíferos intercambios culturales realizados en el marco del Año de Intercambio Cultural China-América Latina y el Caribe y el Diálogo entre las Civilizaciones de China y América Latina y el Caribe.

La cercanía e identificación con la cultura china hizo que el tradicional Festival de Primavera se convirtiera en una celebración oficial en muchos países latinoamericanos.

Otro dato para destacar es que los ciudadanos de muchos países de la región – incluida la Argentina – han podido gozar del beneficio de una exención de visado, en los casos de tránsito de 240 horas por el territorio chino. En contrapartida, durante 2024 aumentó un 80% los pedidos de ciudadanos chinos para hacer turismo en los diferentes países de América Latina y el Caribe. Como todos saben, estos intercambios e interacciones han mejorado enormemente la comprensión entre las civilizaciones de China y ALC, además de acercar cada vez más a nuestros pueblos.

Por otra parte, merece destacarse que la cooperación entre China y América Latina y el Caribe en los foros internacionales ha entrado en una nueva etapa, sumamente fructífera para los intereses de ambas partes.

China y ALC se brindan apoyo no sólo en los temas de interés fundamentales, sino sobre todo en las principales preocupaciones de la otra parte.

En la actualidad, se apoyan mutuamente en la defensa de la soberanía, en la independencia y en la integridad territorial; al tiempo que se oponen conjuntamente a la hegemonía y a las políticas de poder.

La República Popular China y ALC han mantenido una estrecha comunicación y coordinación tanto en las plataformas multilaterales internacionales como en las Naciones Unidas (ONU), G20, APEC, BRICS; y en las organizaciones subregionales como el MERCOSUR, la Alianza del Pacífico, la Comunidad del Caribe (CARICOM) y el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (PARLATINO).

Asimismo, ambas partes han desempeñado un importante papel en la salvaguardia de la paz mundial, la defensa del sistema multilateral de comercio y el fomento del auténtico multilateralismo, así como en la promoción de una multipolaridad equitativa y ordenada, y una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva en el mundo.

En este contexto, este martes 13 de mayo se celebrará en China la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC (FCC).

Es importante señalar que, en la última década, el FCC se ha convertido en la plataforma más importante para promover la cooperación entre China y ALC, fortaleciendo el acoplamiento de las estrategias de desarrollo y construyendo una comunidad de futuro compartido entre ambas partes.

Con la certeza que las verdaderas amistades borran las distancias, China está dispuesta a trabajar con los países de ALC, incluyendo la Argentina, para escribir un nuevo capítulo de la cooperación China-América Latina y el Caribe y pintar un hermoso cuadro de desarrollo y fomento del Sur Global, navegando en el barco de una verdadera comunidad de futuro compartido entre ambas regiones.

* Embajador de la República Popular China en Argentina. 

 

Tarjeta de crédito o un crédito de consumo? - RTC

2.- Dinero y crédito

León Bendesky
Las cuestiones relativas al dinero y al crédito no son simples. Eso es claro. Pero no pueden eludirse por completo para aproximarse a las cuestiones económicas de relevancia que se discuten actualmente y que enmarcan las relaciones de poder en el mundo. ¿Puede el dólar estadunidense seguir funcionado como la moneda de reserva internacional? ¿Qué papel juega el oro como medio de atesoramiento en condiciones de incertidumbre económica y financiera? ¿Quién y cómo se gestiona el dinero y qué impacto tiene en el desenvolvimiento de la economía, en la generación de ingreso y la distribución? ¿Quién provee el crédito y bajo qué modalidades? ¿Cómo se configuran los riesgos financieros y qué provoca las crisis recurrentes? 

Hoy prevalece la incertidumbre sobre el valor del dólar; se imponen restricciones comerciales con la aplicación de tarifas; la gestión monetaria de la Reserva Federal es muy relevante para fijar el costo de las deudas; crecen las tensiones geopolíticas y las presiones para el aumento del gasto en armamento, como ocurre en Europa. Estas cuestiones, entre otras, inciden en los tipos de cambio entre distintas monedas, así como en las previsiones del crecimiento económico y la gestión de las cuentas públicas.

Estas son apenas algunas consideraciones que están presentes y que se mantienen envueltas en complejos términos técnicos. Los actores más visibles en materia financiera son: los gobiernos, mediante la política fiscal; con el origen de los recursos –esencialmente los impuestos y la deuda pública– y con el presupuesto, que determina el destino del gasto. Los bancos centrales establecen el costo del crédito e inciden sobre el resto del sistema financiero, que comprende bancos comerciales, casas de bolsa, fondos de inversión, fondos de pensiones y otros. Desde hace varias décadas se ha ido constituyendo un extenso sistema de los llamados “bancos sombra” (shadow banks), pues funcionan fuera del sistema bancario tradicional. Realizan una extensa actividad financiera para estructurar las inversiones, crear coberturas de riesgo, financiar transacciones diversas y operar en el mercado de dinero mediante títulos de distinta especie. Están sujetos a una escasa regulación gubernamental, lo que implica mayores contingencias en las condiciones generales del crédito.

Con respecto al dinero, sigamos un poco a Mehrling. Las dos funciones centrales de un sistema monetario son: la realización de los pagos y la creación de mercados. Existen ciertas consideraciones para comprender la función del dinero. Una es lo que llama la “alquimia de los bancos”. Los bancos hacen préstamos creando depósitos. Esto llama la atención, pues en principio no se puede prestar lo que no se tiene. Lo que ocurre es que se establece un registro, o sea, un reconocimiento de una deuda (en la forma de un pagaré). Esto cuestiona frontalmente la idea de que el proceso de crédito corresponde a la intermediación que ocurre cuando los bancos reciben depósitos con los que hacen préstamos. Otro rasgo relevante es la inherente inestabilidad del crédito. Las promesas de pago se establecen hoy, pero se refieren a un futuro que puede resultar muy distinto al imaginado originalmente (hay incertidumbre). La cuestión es que no conocemos el futuro, pero estamos sujetos a actuar como si lo supiéramos. Cuando las expectativas son favorables se crea una tendencia a acrecentar el riesgo, tanto de los acreedores como de los deudores. Con ello se provocan excesos que se vuelven cada vez más especulativos y pueden provocar una crisis.

La actividad financiera se desarrolla a escala nacional, internacional y global. En este último campo se advierte el papel central que desempeñan los más grandes bancos comerciales del mundo. Son instituciones complejas, muy pocas en el universo de las que operan en el mercado; están altamente interconectadas entre sí y con las demás, lo que acrecienta el riesgo, sobre todo en situaciones de fricción que pueden desatar las crisis. El episodio de 2007 es muy representativo de esta condición. Las transacciones comerciales y de inversión pasan por las cuentas de esos bancos y sirven como registro de las operaciones: la deuda y cómo se salda.

El economista Hyun Son Shin, jefe de investigación del Banco Internacional de Pagos de Basilea cuestiona lo que denomina la “perspectiva de las islas” en el campo de las relaciones comerciales y financieras. En este caso el modelo postula que el producto interno bruto de cada economía nacional es una entidad aislada que incluye las relaciones con el exterior y en la que el tipo de cambio sirve como un instrumento clave para ajustar los desequilibrios en la balanza de pagos, es decir, en las relaciones económicas con el exterior. Propone, en cambio, una “perspectiva de matriz” como representación de la economía global, a la manera de una intrincada red de puntos interconectados e interdependientes de economías nacionales que hacen transacciones unas con otras, lo que permite seguir mejor los movimientos de dinero y capitales.

La globalización de la producción implica una sustancial globalización financiera. Las crecientes corrientes de comercio entre países se revelan de modo más adecuado en las transacciones financieras registradas por los grandes bancos y que significan la creación de deudas y de los medios para liquidarlas. Una mayor apertura financiera se asocia con la apertura comercial, que se ha expandido notablemente en términos globales, sobre todo en las manufacturas. Una de sus manifestaciones se advierte en la expansión de las cadenas de valor, con extensas y complejas redes de abastecimiento ubicadas en distintas localizaciones.

Esto impacta en la gestión de los inventarios, así como en las condiciones de los sistemas de transporte. Cuando esas cadenas se trastocan se interrumpe el proceso productivo y la distribución, como se puso de manifiesto durante la pandemia y las consiguientes presiones provocadas en los niveles de la inflación. En este conjunto de transacciones el dólar tiene una función muy relevante, igual que los grandes bancos con operaciones a escala global. De tal manera, puede desplazarse el criterio convencional con el que se analizan la balanza comercial y los flujos de dinero y capital y el significado de un déficit en las relaciones externas. Este asunto se advierte hoy en las decisiones que se están imponiendo en la gestión política y económica aplicada en Washington.