Panamapapers: ¿Descubriendo el agua tibia?

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El conjunto de revelaciones conocido como #panamapapers, una filtración de 11,5 millones de registros de la firma consultora Mossack-Fonseca, con sede en Panamá y sucursales en distintos países del mundo, muestran cómo la compañía ha ayudado a poderosos clientes a lavar dinero, eludir sanciones y evadir impuestos.

La divulgación de los documentos puso en evidencia las vastas irregularidades de esa empresa, pero también en el imaginario colectivo la forma en que políticos, grandes empresarios, personalidades públicas y delincuentes del mundo entero esconden sus riquezas y lavan sus capitales, para escamotearlos a la acción de la justicia, eludir al fisco, disimular conflictos de intereses o encubrir patrimonios impresentables.

Nuevamente estamos ante otro escándalo de empresas, políticos y millonarios usando los vacíos legales del sistema financiero actual para esconder sus fortunas, deslocalizar sus ganancias y evadir el pago de impuestos donde generan sus riquezas. Primero fueron los LuxLeaks, luego llegaron los SwissLeaks (caso HSBC), y ahora en menos de dos años tenemos un tercer caso que revela cómo se está usando el sistema financiero mundial para erosionar la economía de todos los países, a través del no pago de impuestos.

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Se está hablando de más de 200 mil empresas, personajes y millonarios involucrados de solo un estudio en Panamá que vende sus servicios para ofrecer secretismo a sus clientes y opacidad de su accionar fiscal. ¿Qué más esconderán los cientos, miles de estudios jurídicos que operan en territorios como Panamá, Islas Caimán, Delaware (Estados Unidos), las Islas Vírgenes Británicas, Suiza, Luxemburgo, conocidos por ser paraísos fiscales, donde la banca global juega el rol de facilitador de esta inmensa cantidad de recursos que salen de nuestros países?

Durante 40 años se ha desarrollado un mercado offeshore –por fuera del ámbito de origen de los activos- que promueve y desarrolla servicios orientados a disminuir la carga tributaria y trasladar los capitales de las grandes empresas y personas con alto patrimonio a jurisdicciones de baja o nula tributación y/o con secreto fiscal y financiero.

Si bien el fenómeno es global, los países en desarrollo son los más perjudicados con estas prácticas, que disminuyen en gran medida la inversión interna, esencial para su desarrollo, repercuten negativamente en sus recaudaciones impositivas, indispensable para brindar servicios estatales y reducen sus reservas en moneda extranjera. En 2012 se registraron 991,2 mil millones de dólares como flujos ilícitos que fugaron de economías en desarrollo: en América latina significaron más de 150 mil millones de dólares, 3% del PIB  de la región.

Los más grandes y conocidas firmas contables, los más destacados estudios jurídicos y los principales bancos trasnacionales son participantes claves, los facilitadores, del negocio offshore que es posible gracias a la existencia de guaridas fiscales Tanto Estados Unidos como el Reino Unido, supuestos impulsores de la transparencia tributaria y financiera global, mantienen guaridas fiscales dentro de sus propias fronteras y sostienen redes de alcance global que comprenden numerosos territorios offshore bajo su influencia, que desvían recursos del resto del mundo hacia los centro financieros más importantes, Nueva York y Londres.

La pérdida por flujos financieros ilícitos en América latina se incrementaron en 100% en la última década

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Los papeles de Panamá

La investigación periodística realizada por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y por un equipo de más de 370 informadores de 78 países afiliados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) – más de 100 organizaciones de noticias entre las que se destacan The Guardian (Reino Unido), Le Monde (Francia), Canal 13 (Argentina), la revista Proceso (México), etc- permite ver cómo las grandes entidades bancarias operaron entre 1977 y 2015 como intermediarios entre Mossack-Fonseca (gestora de sociedades offshore que opera en Panamá) y sus clientes y, en algunas ocasiones, participaron en complicadas operaciones de triangulación de fondos a través de diversos paraísos fiscales situados en distintos continentes.

En los pocos documentos publicados hasta ahora sorprende que no aparezcan, casualmente, corporaciones estadounidenses o alemanas, o del Reino Unido, aunque se deja en claro que la empresa panameña “blanqueó” más de 200 mil empresas fantasmas en los paraísos fiscales. En cambio, se le dio especial importancia a los vínculos entre Mossack Fonseca y el gobierno ruso, con Vladimir Putin a la cabeza. La operación ya cobró su primera víctima: el primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, renunció a su cargo.

Cuenta esta leyenda que el diario alemán recibió de parte de un anónimo un cúmulo 11.5 millones de documentos, en formato de mails  y adjuntos. Los primeros resultados de la investigación dan cuenta de una miríada de individuos próximos a políticos destacados –parientes, amigos cercanos, socios o subordinados directos– que han movido fortunas a través de la red establecida por la empresa con sede en Panamá, aunque sus ingresos declarados no guarden ninguna correspondencia con los astronómicos montos de tales operaciones.

Si el objetivo era dar a conocer el modo en que las corporaciones y los ricos del mundo evaden sus obligaciones para hacerse más ricos, es curioso que hayan brindado la información a grandes corporaciones mediáticas demasiado propensas a filtrar la información y muchas integrantes de corporaciones que, sin duda, participan de estas operaciones. Pareciera que el objetivo es invisibilizar información para evitar daños reales en el funcionamiento del sistema corrupto. Quizá sea otra muestra de cinismo de que se han dotado los poderosos de todo el mundo.

 

Casuales casualidades

Es difícil creer en casualidades. Casualmente, uno de los coordinadores de la investigación es el Center for Public Integrity, financiado por Fundación Ford, Carneghie Endowment, Open Society (de Soros) y la Fundación Rockefeller. Lo más rancio de la red global de poder que integran corporaciones, empresas, gobiernos, fundaciones, organizaciones no gubernamentales y, claro, medios de comunicación.

Gunnlaugsson  renunció. Mauricio Macri, quien tenía abiertos ocho procesos antes de asumir la presidencia argentina, no. En su caso  los documentos lo involucran dentro de la administración de Fleg Trading Ltd a una empresa que se habría constituido en 1998 y se disolvió en el año 2009, junto a su padre y hermano. Ese negocio no figura en las declaraciones patrimoniales que Macri presentó cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2007 y 2008. Macri tampoco habría detallado el origen ni la ubicación de alrededor de 158 mil dólares en activos en el extranjero en el año previo a la disolución de Fleg Trading.

Luego de la difusión de los documentos, el portavoz de Macri, Iván Pavlovsky, afirmó en un comunicado que no se había declarado nada relacionado a Fleg Trading Ltd como un activo financiero porque no había participación accionaria de Macri en la misma. La insólita respuesta oficial aseguró que “dicha sociedad (…) estuvo vinculada al grupo empresario familiar y de allí que el señor Macri fuera designado ocasionalmente como director”.

Lo que llama la atención –y no debiera considerarse casualidad- es que en el consorcio de “investigación” están el canal 13 (del Grupo Clarín) y el diario La Nación. ¿Se tratará de un llamado de atención del poder fáctico al mandatario?

La mayor parte de las operaciones realizadas por medio de esa red no son estrictamente ilegales; sin embargo, que empresas e individuos oculten de esa forma la existencia y el origen de grandes riquezas resulta indicativo de actitudes muy poco éticas y por demás furtivas que no tendrían razón de ser si tales montos no estuvieran asociados de alguna forma a un amplio espectro de figuras delictivas que van de la defraudación fiscal al secuestro y el atraco, pasando por el desvío de fondos públicos y quiebras fraudulentas, señaló el diario mexicano La Jornada.

¿Entonces? ¿No nos estarán vendiendo el descubrimiento del agua tibia?

Anexo

Los prostíbulos del capitalismo

Emir Sader| Cada vez que se revelan datos sobre los llamados paraísos fiscales, , cunde el pánico en amplios medios económicos que se valen de ese expediente. Canalizan sus riquezas para esos territorios que arriendan sus soberanías para esconder negocios oscuros.

Los llamados paraísos fiscales son verdaderos prostíbulos del capitalismo. En esos territorios se practica todo tipo de actividades económicas que serían ilegales en otros países, captando y limpiando sumas millonarias de recursos, como los provenientes del comercio de armas, del narcotráfico y de otras actividades ilegales de otros países. Sirven asimismo para hacer circular capitales sin pagar los impuestos que deberían pagar en sus países de origen.

Los paraísos fiscales, que sumarían entre 60 y 90 en el mundo, son micro-territorios o Estados con legislaciones fiscales flojas o incluso inexistentes. Una de sus características comunes es la práctica de recibir capitales de manera ilimitada y anónima. Son países que comercializan sus soberanías ofreciendo un régimen legislativo y fiscal favorable, cualquiera que sea su origen. Su funcionamiento es simple: varios bancos reciben dinero del mundo entero y de cualquier persona teniendo costos bancarios bajos, comparados con el promedio de otros bancos en otros lugares.

Los paraísos fiscales tienen un rol central en el universo de las finanzas sucias, esto es de los capitales originados en actividades ilícitas y criminales. Mafias y políticos corruptos son clientes asiduos de esos territorios. Según el FMI, el blanqueamiento de dinero representa entre el 2 y 5% del PIB mundial y la mitad de los flujos de capitales internacionales; circulan o residen en esos Estados, entre 600 mil millones y 1 trillón y 500 mil millones de dólares sucios.

El número de paraísos fiscales se incrementó con la desreglamentación financiera promovida por el neoliberalismo. Las innovaciones tecnológicas y la constante invención de nuevos productos financieros que escapan a cualquier reglamentación han acelerado esos fenómenos.

Tráfico de armamentos, empresas de mercenarios, tráfico de drogas, prostitución internacional, corrupción, asaltos, secuestros, contrabando, evasión de impuestos, etc., son las fuentes que alimentan a esos Estados y a los mecanismos de blanqueamiento de dinero.

Un ministro de economía de Suiza – uno de los más grandes y conocidos paraísos fiscales – ha declarado, en una visita a Paris, defendiendo al secreto bancario, clave para que esos fenómenos puedan existir: “Para nosotros, esto refleja una concepción filosófica de la relación entre el Estado y el individuo”. Y agregó que las cuentas secretas representan el 11% del valor agregado bruto generado en Suiza.

En un país como Liechtenstein, la tasa máxima de impuesto a la renta es del 18% y sobre la fortuna inferior al 0,1%. Ese país se especializa en abrigar sociedades holdings y las trasferencias financieras o depósitos bancarios.

Una sociedad sin secreto bancario, donde todos supieran lo que cada uno gana, podría ser considerada como un paraíso. Pero sucede lo contrario, porque se trata de paraísos para capitales ilegales, originados en actividades ilícitas.

Esos paraísos existen, son conocidos, casi nadie tiene el coraje de defenderlos, pero ellos sobreviven y se expanden, porque son como los prostíbulos: ilegales, camuflados, pero indispensables para la supervivencia de instituciones fallidas, que tienen en esos espacios los complementos indispensables para su existencia.