OMC: Alerta con la transición

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UMBERTO MAZZEI | Vivimos las últimas semanas del M. Pascal Lamy al timón de la OMC. Ocho años en que nada avanzó, pero eso hay que verlo como un éxito, porque el Sr. Lamy gastó mucha energía – suya y de los adversarios- en su lucha por imponer la agenda de las grandes empresas transnacionales y de los grandes bancos.

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En esos ocho años, el Mandato de Doha sobre reducción de los subsidios agrícolas de los países desarrollados – los únicos que subsidian- se convirtió en asunto de interés arqueológico. La negociación según Doha debía ser para compensar algunas injusticias cometidas en la Ronda Uruguay a favor de los países desarrollados, pero se le desvió hacia una negociación para exigir apertura de mercado a los países en desarrollo, que son las únicas economías que crecen. Pedir más mercado es la eterna solución de corto plazo al problema endémico de la Economía de la Oferta anglosajona: sobreproducción que supera la demanda y causa crisis sobre crisis.

La causa es básicamente la misma desde el siglo XIX. Desde entonces los amos buscan producir al máximo y aumentar su ganancia con bajos salarios, en lugar de aumentar la demanda del mercado propio con buenos salarios. La política patronal es la misma, sólo que ahora se exportan inversiones y puestos de trabajo a lugares de salarios y derechos laborales bajos, porque igual se comercian los productos hechos afuera gracias a los aranceles bajos y los mercados abiertos. El obrero pobre sobrevive y el amo apátrida retiene la ganancia usando privilegios para su inversión y monopolios en propiedad intelectual y distribución. En eso consiste el cuento de las “Cadenas globales de Valor”, una nueva marca del “Consenso de Washington”, que ya vocean en la OMC sus vendedores.

Alerta a la “Facilitación del Comercio”

Desde el 15 de julio hay una semana dedicada en la OMC al tema de la mayor importancia para las grandes empresas transnacionales: Facilitación del Comercio. El grupo de negociación de ese tema la preside un ciudadano suizo, que actúa como Embajador de Guatemala ante OMC y tiene un hijo en preso en Suiza acusado de una serie de asesinatos; sin duda, una persona muy vulnerable a las presiones.

El texto propuesto para negociar aún tiene más de quinientas palabras entre corchetes, porque no hay consenso en ellas. Es obvio que su aprobación antes de la Conferencia Ministerial de Bali es altamente improbable, a menos que el consenso sea “creado” por el presidente del grupo de negociación. Esa práctica ilícita no es nueva en la OMC; en 2008 se aplicó al tema de Acceso a Mercado no Agrícola (industrial) para el borrador del texto sobre el progreso de la Ronda Doha.

Otra posibilidad es que un consenso sobre Facilitación del Comercio se falsifique en el Comité de Negociaciones Comerciales (CNC), que preside M. Lamy. Un caso cercano tuvo lugar durante el último fin de semana en noviembre del 2011. Después de un encuentro de “Green Room” (grupo de países seleccionado por el Director General para opinar) un papel de “guía política” aterrizó en la reunión del Consejo General (CG) de la OMC cuando se debía aprobar por consenso una propuesta que adoptar, en diciembre, durante la Octava Conferencia Ministerial.

Ese papel, de padre incógnito, fue circulado a todos los miembros presentes por el Presidente del Consejo General, para su examen y aprobación. Eso se hizo en violación de la norma por la que todo documento a discutir en el CG debe figurar en la agenda que se presenta a los miembros por lo menos diez días antes de la reunión. El Presidente del CG, además, dio un plazo de 24 horas para aprobar o rechazar sin alteraciones el texto; por el estilo de la “Fast Track” que usa el Congreso de Estados Unidos para acelerar trámites.

Uno podría esperar un tumulto general ante tal atropello, que no dejaba tiempo para consultar las capitales y ante un procedimiento donde quien calla consiente; pero no lo hubo. La única reacción vino del grupo del ALBA, que antes de hablar en contra de esa propuesta durante la sesión el CG, entregó un papel a la prensa haciendo saber su posición, por si acaso se intentaba ignorarlo durante el debate.

El Presidente del CG asumió entonces el tal documento como una simple iniciativa suya y no de los miembros. Ante ese precedente, debo aclarar que hasta la fecha no se ha visto en la agenda una propuesta de texto sin corchetes sobre el tema de Facilitación del Comercio, pero ya sabemos que puede haber sorpresas.

Pronóstico de futuros asuntos

Bajo la batuta de Azevedo es seguro que los próximos 4 años se tratarán los temas pertinentes al marco multilateral de un modo ecuánime y conciliador; pero tememos mucho que habrá muchos intentos de introducir asuntos que no caben ni deben figurar en un enfoque multilateral. Estos son algunos ejemplos de esa agenda ajena:

a) acuerdos bilaterales

Los gobiernos de los países desarrollados seguirán promoviendo los intereses de las grandes empresas y de los grandes bancos con acuerdos bilaterales que reducen cada vez más el espacio político de los gobiernos. Lo harán en los países donde controlan las clases dirigentes y lo harán con prisa, porque los residuos de libertad política que quedan, sumados al desastre económico y el creciente descontento pueden cambiar los actores de hoy en el escenario político.

Entre esas iniciativas destaca el Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, que de superar el obstáculo vital de la agricultura y llegar a concretarse, destruirá las medianas y pequeñas empresas en ambos lados del Atlántico, que son las que procuran mayor empleo. Es lo que ha sucedido siempre con esos pactos llamados de Libre Comercio, que además concentran la riqueza en los sectores cercanos a los protagonistas del intercambio comercial que desarrollan: las transnacionales manufactureras y de servicios.

Otro acuerdo importante es el “Trans Pacific Partnership” (TPP) construido sobre los criterios de “Cadenas Globales de Valor” con monopolios en Propiedad Intelectual más extensos y restrictivos (estándares de ACTA y SOPA[1]) , mayor privilegio para a la inversión extranjera y total apertura en servicios, lo que incluye a los tenebrosos servicios financieros. El TPP busca parar la creciente influencia económica en Latinoamérica y en Asia de Mercosur y de China.

Se rumora que la Unión Europea quiere negociar un acuerdo de comercio bilateral con China. Es una idea plausible, si Europa pudiese hacer lo que le conviene, pues ambos son los grandes exportadores, tienen balanzas comerciales positivas y sus economías son complementarias.

b) Intentos de hacer multilaterales los estándares bilaterales

La idea es tratar de asimilar en el sistema multilateral la disminución de soberanía plasmada en acuerdos bilaterales. El instrumento para introducirlo sería renovar y ampliar en la OMC la vieja figura de los acuerdos plurilaterales del GATT.

Hay temas que se trata de revender en la OMC y que figuran en los nuevos modelos de acuerdo bilateral. Uno es Facilitación de Comercio que ya se discute y otros dos que están asociados: la narrativa de las Cadenas Globales de Valor y la inversión con status supranacional, para cerrar el círculo del control mundial de la economía.

El propósito de la Facilitación del Comercio es reducir el control del comercio por las aduanas. Eso pudiera ser útil para combatir la corrupción endémica en las aduanas de ciertos países. El problema es que los Estados Unidos no aceptan desviaciones de su texto, que describe sus propios trámites. Una arrogancia que no cuadra con su disminuida importancia como mercado y como modelo normativo.

c) Olvidar a Doha

La eliminación de los subsidios agrícolas fue la razón de ser de la Ronda Doha. Un tema que causó mucha discusión y que hizo desarrollar muchos trucos para camuflar los subsidios, pero que en el futuro será ignorado. El pretexto será el de que no se están usando porque hay altos precios agrícolas en los mercados internacionales. Son precios altos en relación a los precios bajos que causaron los subsidios y que arruinaron la agricultura en países en que era la base económica. Aún hoy, sin los subsidios los precios serían aún más altos y beneficiarían el desarrollo local de la agricultura y de la soberanía alimentaria.

Doha está muerta y así lo consideran los Estados Unidos y la Unión Europea. La falta de acuerdos que endosar en la Conferencia Ministerial de Bali no es fracaso alguno, como no lo es abstenerse de firmar algo cuando no conviene. La medida del éxito debe ser el consenso alcanzado en acuerdos que ayudan a todos y no aquel consenso conseguido mediante chantajes y complicidades para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

La responsabilidad en Bali

El Director General electo de OMC, Roberto de Azevedo, presidirá la Ministerial de Bali, pero el resultado de la Ministerial ya estará cocinado, bajo M. Lamy, al terminar el mes de julio. Poco será lo que el Sr. Azevedo pueda hacer para enderezar el rumbo, a pesar de su prestigio y de la esperanza de cambio que representa. Para bien o para mal, lo que suceda en Bali es parte del legado de M. Lamy y de mas nadie.

– Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra. http://www.ventanaglobal.info