Objetivo, el petróleo saudí
Eugenio García Gascón
Este sábado los hutíes yemeníes atacaron con drones dos grandes instalaciones petroleras saudíes en Abqaiq y Khurais causando una enorme destrucción. Las autoridades de Riad dijeron horas después que los incendios estaban controlados pero poco después admitieron que la exportación de crudo saudí se ha recortado a la mitad.
La instalación de Abqaiq, en la Provincia Oriental, es la mayor planta procesadora de crudo de Aramco, la gigantesca compañía del petróleo que pronto se comenzará a privatizar. Los videos que circulaban por las redes mostraban grandes columnas de humo que daban fe de la gravedad del ataque.
El mismo sábado los hutíes dijeron que los dos ataques se ejecutaron con una decena de drones y prometieron ampliar a partir de ahora el número de ataques contra Arabia Saudí, el país que lidera la coalición árabe, armada y apoyada por Occidente, que combate a los hutíes en la guerra de Yemen desde marzo de 2015.
Los hutíes recalcaron que están en su derecho de atacar objetivos en Arabia Saudí puesto que este país está bombardeando Yemen, incluidos objetivos civiles, desde hace más de cuatro años. La guerra de Yemen ha causado la muerte de unas 80.000 personas y, según la ONU, ha creado la peor crisis humanitaria del planeta.
En los últimos meses los rebeldes hutíes han llevado a cabo una serie de ataques con drones y con misiles contra bases aéreas y otras instalaciones militares y civiles saudíes. Lo que en marzo de 2015 el príncipe saudí Mohammad bin Salman creyó que iba a ser un paseo militar, se ha convertido en una pesadilla de la que no es capaz de salir.
Ocurre en casi todas las guerras: quienes las inician confían en su fuerza y además, en el caso saudí, el apoyo militar y político de Occidente parecía decisivo. Estaría bien que Bin Salman aprendiera la lección de cuatro años y medio de una guerra que solamente ha traído muerte y destrucción y no ha conseguido resolver el conflicto.
De hecho, a estas alturas está claro que el conflicto no se resolverá por la vía militar sino mediante el diálogo, y además será necesaria mucha suerte y tiempo para que Yemen recupere la estabilidad.
*Corresponsal de Público.es en Israel. Ha trabajado casi ininterrumpidamente en Jerusalén desde 1991, como corresponsal de varios medios de comunicación. Antes residió en Damasco durante cuatro años.