Nuevo fracaso del corporativismo neoliberal

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Arévalo Méndez Romero*

El preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas considera que la libertad, la paz y la justicia tienen como base el reconocimiento de la dignidad, y justamente, la dignidad de los pueblos del mundo fue la que ahora triunfó con la reelección de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pese al empeño imperial-neoliberal por atacar a una nación justa, soberana e independiente.

De nuevo fracasan las aviesas campañas que intentan inútilmente socavar la dignidad de los venezolanos. El concierto de naciones con gobiernos responsables ha propinado a Estados Unidos y sus trompeteros una nueva advertencia al reelegir a Venezuela y condenar el bloqueo contra la hermana República de Cuba.

La campaña de descrédito que el aparato comunicacional mundial ha fraguado contra el gobierno bolivariano, y la implementación de la Operación Tenazas impuesta por Estados Unidos en contra de Venezuela, apoyada y auspiciada por un grupo de voceros neoliberales iberoamericanos, despiertan hoy con resaca moral ante otro capítulo frustrado.

Voceros empeñados y comprometidos con las grandes corporaciones energéticas-financieras mundiales pretenden, mediante desestabilización y golpe suave, privatizar los recursos y servicios básicos, propiedad del pueblo venezolano gracias a la revolución política y social emprendida por el Comandante Hugo Chávez Frías. No prosperarán, como no se impondrá el tozudo y antidemocrático plan de saqueo y privatización del petróleo (PDVSA), el gas, la banca, las autopistas, puertos aéreos y marítimos, las minas de oro, hierro y bauxita, aerolíneas, empresas telefónicas, agua y el fondo de pensiones solidario y de reparto de los venezolanos. Es ese el objetivo supremo de este grupo, además de pretender destruir el papel de Venezuela en la integración latinoamericana.

Pastrana, gerente vendedor de glifosato y representante de Monsanto en Suramérica; Felipe González, asalariado de Carlos Slim; Alvaro Uribe, escapista contumaz de la justicia nacional e internacional; Alan García y Alejandro Toledo, perseguidos por corruptos en la República del Perú; Calderón el de las más de cien mil muertes y Jorge Quiroga, agente gasífero norteamericano, son los cabecillas emblemáticos de este grupete.

De nada sirve la cuantiosa inversión de estos magnates del neoliberalismo, ni el mandato de Estados Unidos y de algunos gobiernos europeos pagando vocerías o montando shows mediáticos, como el del fiscal Franklin Nieves. Cuando la verdad y la dignidad de los pueblos hablan… el dinero calla

*Embajador en Chile de la República Bolivariana de Venezuela. Publicado en “Punto Final”, edición Nº 840, 6 de noviembre, 2015