¿Nicaragua “mata” Perú?

Pedro Brieger

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Casi dos semanas después de la segunda vuelta electoral y la victoria de José Pedro Castillo ante Keiko Fujimori, diversos sectores de la derecha peruana están empeñados en evitar que Castillo asuma la presidencia. La estrategia es clara: impulsar numerosas impugnaciones legales que impidan la proclamación de Castillo por parte del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) antes del 28 de julio -que es cuando debería asumir- para que se deba convocar a nuevas elecciones. De hecho, ya hay numerosas voces que proponen anular el proceso actual y convocar a nuevas elecciones con monitoreo internacional.

Ocho días después de la segunda vuelta del 6 de junio la OEA se convocó una reunión para analizar la situación en…. Nicaragua! Es por lo menos llamativo que frente a las maniobras contra Castillo la OEA impulse un debate general sobre Nicaragua. De esta manera, Nicaragua pasó a ocupar el centro de la escena internacional y relegó a un segundo plano la situación en Perú.

En esta maniobra claramente se ve la mano de Luis Almagro, secretario general de la OEA. Almagro comunica sus ideas profusamente por las redes sociales, especialmente por twitter, y en junio no dijo ni una palabra sobre el proceso electoral en Perú mientras que publicó más de 10 tuits sobre Nicaragua. ¿Casualidad? El 9 de junio Almagro solicitó una reunión de urgencia del Consejo Permanente de la OEA para aplicarle a Nicaragua el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana y suspenderla del organismo.

El día 14 se concretó la reunión, donde no se suspendió a Nicaragua, pero se aprobó una resolución que critica con dureza al gobierno de Daniel Ortega aunque no difiere de otras del mismo tenor aprobadas en el pasado. Cabe preguntarse si era tan urgente convocar al Consejo Permanente para discutir la situación en Nicaragua mientras Perú está al borde del abismo.

Es imposible olvidar la intervención de Almagro y la OEA en las elecciones de Bolivia en 2019 denunciando rápidamente “irregularidades” para luego plantear que era Evo Morales quién había realizado un golpe de Estado a través de un fraude electoral, lo que Almagro definió como un “autogolpe”.

¿Qué tienen en común las dos situaciones? Que en ambas triunfaron candidatos de izquierda y que está claro que Almagro utiliza su cargo como secretario general de la OEA para marcar una agenda regional y sostener a cualquier precio los gobiernos conservadores de derecha en América Latina. Por eso, instalar el tema de las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua como tema central de agenda, con amplia cobertura mediática en los principales medios de comunicación, tiene como objetivo invisibilizar las maniobras que intentan arrebatarle el triunfo a Castillo. Nos dimos cuenta.

*Sociólogo, analista internacional, director de Nodal.am, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)