Murió el escritor Milan Kundera, autor de “La insoportable levedad del ser”

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El escritor checo Milan Kundera murió en París, a los 94 años. Así lo confirmó este miércoles la emisora pública Radio Praga. El autor, que desde la década de 1970  vivía en Francia y escribía en francés, se hizo conocido a nivel mundial por su obra “La insoportable levedad del ser”. “Lamentablemente puedo confirmar que Milan Kunera falleció ayer, tras una prolongada enfermedad”, informó la vocera de la biblioteca que lleva el nombre del autor en su ciudad natal de Brno. Kundera fue el escritor checo más popular desde Franz Kafka, pero tuvo una difícil relación con su país natal, hasta el punto de escribir en francés y negarse a revisar las traducciones al checo de sus obras.

Nacido en 1929 en la ciudad checa de Brno, tras la Segunda Guerra fue expulsado del Partido Comunista estalinizado. Se exilió y obtuvo la ciudadanía francesa. Sus obras La insoportable levedad del ser, La broma y El libro de los amores ridículos son parte de la literatura universal. Murió este martes en París. Nació  en una familia de intelectuales. Su padre Ludvík era un célebre pianista. Se formó en Praga como guionista y luego dictó clases de Literatura Mundial y Estructura de la Novela en la Facultad para el Cine y la Televisión. Prosista, poeta, dramaturgo y ensayista, empezó a ser conocido en los años 60 como autor teatral, pero se consagró como novelista con “La broma” y “El libro de los amores ridículos”. Desde sus primeras novelas, el humor, la ironía y la reflexión sobre la memoria, el paso del tiempo, el exilio y la frágil condición humana fueron sus señas de identidad.Foto: El escritor Milan Kundera. (Francois Lochon/Gamma-Rapho/Getty)

Durante la llamada “Primavera de Praga”, en 1968 , se perfiló como uno de los representantes de la oposición cultural al régimen comunista, hecho que le valió  su expulsión del Partido Comunista y la prohibición de publicar. Su novela “La broma”,  sátira política del comunismo estalinista, le dio reconocimiento, pero también le valió el veto gubernamental como escritor. Kundera se exilió en Francia en 1975 y publicó en checo sus obras más conocidas: “El libro de la risa y el olvido”, “La insoportable levedad del ser” y “La inmortalidad”.

“La insoportable levedad del ser”, una novela que marcó a varias generaciones con sus reflexiones sobre el amor y el eterno retorno, fue su mayor éxito comercial, aunque solo se publicó en 2006 en República Checa. En 1979 el régimen comunista checoslovaco le retiró la ciudadanía. Dos años después obtuvo la francesa.  Recién en 2019 Kundera aceptó de nuevo un pasaporte checo y las autoridades checas le pidieron perdón por el trato que recibiera del régimen comunista.

Humor

Su obra está dotada de humor, un ingrediente esencial que maneja a forma de sátira para interpretar y describir contextos de no menor relevancia política; irreverencia intencional, mencionada en una entrevista de 1984: “que a la política lo que no sabe es reír”. Incluso se podría decir que se encuentra en una incesante batalla contra un mundo que ha perdido el sentido del humor.“Aprendí a valorar el humor durante la época del terror estalinista”, aseguró en 1980 en una entrevista con el novelista Philip Roth, una de las últimas que concedió antes de desaparecer de la escena pública. “Tenía veinte años. Para identificar a alguien que no El libro negro de Kundera | Radio Prague Internationalfuera estalinista, al que no hubiera que tener miedo, bastaba con fijarse en su sonrisa. El sentido del humor era una señal de identificación muy fiable. Desde aquella época, me aterroriza la idea de que el mundo está perdiendo el sentido del humor”, señaló el escritor checo en una entrevista.

Pero no sólo eso, puesto que el ingrediente autobiográfico se torna fundamental en sus obras, un trasunto de sus experiencias que a través de personajes, nombres de ciudades, sutiles referencias y una amplia descripción, proveen al lector de piezas que más adelante si busca contextualizar, encontrará gran semejanza. Sentimientos existenciales, que sin ser declarados como tales, exploran la complejidad de la vida cotidiana y las relaciones humanas se trasladan como el hijo tejedor de su narrativa.

¿Disidente?

“Disidente”, “incitador de la contrarrevolución”, es como le han adjudicado al escritor en diversas ocasiones, sin embargo él se ha desligado del mismo, argumentando que no se siente como tal, no en el sentido estricto y reductor del término. Para muchos lectores puede ser de gran sorpresa, pues cumple con gran cantidad de características distintivas del mismo, sobre todo por la crítica social que encierran su literatura, empero su consideración personal se asimila con la que tiene de la literatura y las artes en general, pues este compromiso político el cual en estos años se ligaba a cada acción y palabra, era parte de una polarización política, de la cual se ha mantenido al margen, pues menciona: “…Y es que yo quiero que mi literatura este unida a la vida por eso que yo la defiendo contra todo compromiso posible.” [5]

El autor se posiciona únicamente como defensor de la cultura, de la literatura, sin postura política declarada a pesar de la polémica que más de una vez ha provocado en este terreno. Sin embargo su “disidencia” es clara, quizá no en entrevistas ni cuando algún medio o alguien pregunta pero, si el lector presta suficiente atención, se dará cuenta que es a través de este humor tan característico, que logra sentar posición ante las situaciones que, por su contexto, la falta de opinión era casi imposible. Más de una vez nos demuestra que su obra es crítica de una sociedad estalinista. Más allá de las historias de amor con las que se le suele caracterizar, la crítica trasciende a las relaciones de amistad, familia, el entorno, la realidad e incluso uno mismo, acompañado de la censura y la paulatina pérdida de la expresión y por ende la identidad de la cultura bajo el régimen estalinista.Fallece el escritor Milan Kundera a los 94 años

El propio Kundera insistía en que su obra no era política —decía no escribir novelas de tesis ni comunistas ni anticomunistas—, pero sí le trajo unos cuantos problemas. En su primera novela, La broma (1967), ridiculiza al régimen comunista convirtiendo la historia en una sutil crítica a los totalitarismos y su falta de sentido del humor (que también aparecería en novelas posteriores como La despedida, de 1973, El libro de la risa y el olvido, de 1979, y La insoportable levedad del ser). “La tenaz lucha entre la izquierda y la derecha me parece obsoleta y bastante provinciana. Odio participar en la vida política”, señaló en otra entrevista.

Jonathan Coe advierte de que la obra de Kundera se halla “irremediablemente dañada por su retrato de las mujeres” y “su androcentrismo”: la primacía de la mirada masculina y la cosificación de la mujer es total, lo que “limita sus logros como novelista y ensayista”. Pero en sus  novelas, hay personajes femeninos extraordinarios —la propia Teresa; o Sabina; o la autoestopista de El falso autostop—, cuidados y muy bien escritos. En 2014, vendió más de 100.000 ejemplares en Italia de la que sería su última novela, La fiesta de la insignificancia, considerada menor, aunque con los temas típicos del escritor: la maternidad, la sexualidad, la opresión del poder, el absurdo, la ironía.

Después del silencio

Tras el rotundo éxito que significó La insoportable levedad del ser en 1984, el autor con la compañía de Vera Hrabankova, su esposa, fue desapareciendo paulatinamente ante los medios. En 2008 volvieron las controversias. La revista checa Respek, rompiendo con el silencio del autor, reveló que éste había sido el protagonista de una denuncia acaecida en 1950; una denuncia contra el joven Miroslav Dvoracek, uno de sus compañeros en la residencia universitaria Kolonka de Praga, en la que según éste había mantenido contactos con los servicios de inteligencia occidentales. En consecuencia de esto Dvoracek casi es ejecutado y fue condenado a cumplir 22 años de prisión y trabajos forzados.

Milan Kundera, pasión por la literatura y por la músicaAl respecto declaro a una agencia de noticias checa: “Estoy completamente sorprendido por algo que no esperaba, algo que ni siquiera ayer sabía, algo que no sucedió”. El año pasado, el también escritor checo Jan Novak publicó una ingente biografía de casi 1.000 páginas —aún no traducida al español— en las que desarrolla que su compatriota había sido poco menos que un estómago bien agradecido del régimen.

A finales del 2018, el gobierno checo de Andrej Babis, le ofreció recuperar la nacionalidad checa, que casi cuatro décadas atrás el antiguo régimen estalinista le quitó en 1979. Sus últimas cuatro novelas: La Lentitud (1995), La Identidad (1998), La Ignorancia (2000) y La fiesta de la insignificancia (2013) escritas y publicadas en francés, hoy día han sido traducidas al checo, debido a la vuelta de su nacionalidad checa. Novelas que respetan su estilo crítico, humorístico y por supuesto autobiográfico permitiendo al lector adentrarse en este periodo de adultez y “nuevas” facetas del autor.

Aunque Milan Kundera se considera por fuera de la disidencia política fue un exiliado político dentro de muchos más de la persecución estalinista por su defensa de la cultura checa, de la libertad total de la literatura y de la manifestación política en 1968. Y sin embargo, esto no se convirtió en un detractor de su creación literaria, más bien las convirtió en marcas distintivas de su narración y continuación de su defensa por la cultura a través de los laberintos personales del exilio en sentimientos, pasajes históricos y eróticos, en lugares comunes en los creció, de su natal República Checa.