Mujica asumió la responsabilidad del Estado por los desaparecidos durante la dictadura

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STELLA CALLONI| En un hecho histórico, el presidente de Uruguay, José Mujica, asumió hoy la responsabilidad del Estado uruguayo por la desaparición en 1976 de María Claudia García de Gelman y por la usurpación de la identidad de su hija, Macarena Gelman, que le fue robada por los militares para entregarla a la familia de un policía.
El mandatario izquierdista reconoció además la responsabilidad del Estado en el hecho de que “centenares de personas fueron víctimas de torturas y desapariciones forzadas como práctica sistemática del terrorismo de Estado”.

Con este acto cumplió también con lo acordado en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso Gelman, en 2011, y también reconoció la responsabilidad “jurídica y ética” del Estado en estos crímenes.

Mujica compareció ante la Asamblea “como presidente de la república, jefe de gobierno y mando superior de las fuerzas armadas del país”, para reconocer la responsabilidad institucional en este caso “independientemente del ámbito temporal en el que sucedieron los hechos”. En el lugar estuvieron presentes los tres jefes de las fuerzas armadas uruguayas.

Paradójicamente fue un ex prisionero de la dictadura militar uruguaya (1973-1985), quien fue torturado y encerrado en un pozo de aljibe durante meses, como ex dirigente de la guerrilla del Movimiento Nacional Tupamaros en los años 70, al que le correspondió asumir esa responsabilidad estatal, lo que nunca había sucedido en todos estos años de transición democrática.

Mujica recalcó que continuarán las investigaciones hasta que se encuentre el cuerpo de María Claudia y a los responsables de su desaparición. Y también se refirió a la coordinación internacional para la represión en varios países latinoamericanos bajo la forma de la llamada Operación Cóndor.

Las bancadas de todos los partidos políticos estuvieron presentes en la ceremonia, lo que no significa un “involucramiento institucional del Parlamento”, como señalaron algunos analistas.

Durante la mañana se realizó el primero de los homenajes del día cuando se develó una placa en la antigua sede del Servicio de Información y Defensa del Ejército, en Bulevar Artigas y Palmas, donde estaba hasta poco tiempo el Centro de Altos Estudios Nacionales, una institución de las fuerzas armadas. Allí funcionará a partir de ahora un instituto de derechos humanos.

En la placa se lee: “En memoria de María Claudia García de Gelman y de todas las personas víctimas del terrorismo de Estado que estuvieron privadas de su libertad en este edificio, que fue sede del Servicio de Inteligencia de la Defensa y en cumplimiento de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

“María Claudia se encontraba embarazada y había sido secuestrada junto con su esposo en 1976. Fue trasladada a Uruguay en el contexto de la Operación Cóndor, donde dio a luz a Macarena, presuntamente el primero de noviembre de 1976”.

Después de la lectura de la placa, el poeta argentino Juan Gelman leyó algunos poemas que escribió su hijo Marcelo cuando tenía 17 años, quien fue secuestrado junto con su esposa María Claudia en agosto de 1976 en Buenos Aires; fue asesinado y su cadáver estuvo desaparecido hasta que lo encontraron en el lecho de un río, en un tonel con cemento en los años 90.

Largo y difícil camino

Macarena Gelman relató  que el momento que vivió “fue muy duro, doloroso, pero en alguna medida significó un ligero alivio si se considera que ha sido tan largo y tan difícil el camino para que se reconozca esta verdad en Uruguay. Aquí se negaba la existencia de desaparecidos. Por eso hablo de que ahora se abre otro camino para buscar la verdad, investigar y llegar a lo más profundo. Sabemos que hay un camino largo para llegar a eso… y difícil”.

Para la joven que fue encontrada finalmente en 2000 después de una conmovedora búsqueda que encabezó su abuelo Juan Gelman pidiendo la solidaridad en todo el mundo, “este momento hace sentir que estamos partiendo de algo más firme y que se puede construir algo mejor. Es un punto de inflexión que si bien no marca un antes y un después resulta un hecho simbólico de mucha importancia”.

Para ella, lo más reconfortante es que crea esperanzas y da fuerzas para andar el camino, sobre todo para las madres que siguen esperando encontrar a sus hijos, para los hijos que buscan a sus padres.

“El hecho de hoy es importante en la medida que se permita ir hondo en las investigaciones, llegar a la verdad y a la justicia. Pienso que si no hubiera existido la Operación Cóndor, no estaría yo aquí, y ya ha habido un reconocimiento de la justicia uruguaya y de la participación del país en ese accionar tan terrible y perverso, además de un juicio en marcha en Argentina”.

Considera también que “todo hecho reparador es importante siempre que actúe la justicia. Con este acto tan simbólico se concretan cosas que vienen siendo reclamadas desde hace mucho tiempo… y es obra de la larga lucha de las madres, de los familiares, de todos lo que no quisieron olvidar” .

Macarena considera que fue un “acto de perdón”, para lo que en realidad falta mucho, dice.

–Dijiste que para ti éste es el “pedacito de verdad que te queda”.

–Sí, es así, porque éste es el único lugar donde estuvimos juntas mi madre y yo. Aquí estuve con ella hasta que me dejaron estar. Y eso de estar con mi mamá es algo que no puedo desprender de mí y de este sitio. Aquí ella me amó. Por eso será mi pedacito de verdad, hasta que pueda saber qué pasó con ella, hasta que por fin pueda encontrarla.