María Fernanda Espinosa: El multilateralismo, única opción mundial para enfrentar los problemas globales
Foro de Comunicación para la Integración|
El Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA) entrevistó colectivamente a la Presidenta electa de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa, quien señaló como uno de sus objetivos el de acercar la agenda del organismo internacional a los pueblos.
En una extensa charla con periodistas de distintos medios populares de la región, Espinosa habló –entre muchos temas- sobre el complicado panorama mundial, el cambio climático, la igualdad de género, el impulso a la educación, las armas letales autónomas, la transparencia en el financiamiento de la ONU y las empresas trasnacionales, la democratización de la comunicación y la información, los derechos del campesinado y la integración latinoamericana.
-Usted asume el cargo en un momento particularmente difícil, las cosas no son las más auspiciosas para las Naciones Unidas, hay muchas críticas que se le hacen al organismo, empezando por el presidente de los EEUU Trump.¿Cómo recibe usted este cargo ante este panorama complicado?
– Creo que ser la cuarta mujer en haber ocupado la presidencia de la Asamblea General en 73 años y la primera mujer de América Latina y el Caribe es una enorme responsabilidad. El mundo en el que vivimos está marcado por los conflictos, por las tensiones, por la desigualdad, por un déficit de derechos fundamentales.
El trabajo es enorme, el compromiso que tiene el sistema de Naciones Unidas es gigantesco, debe tener la capacidad de responder a las necesidades de la gente, de acercar su gestión más al territorio y creo que desde la Asamblea General es una agenda en la que podemos avanzar.
Es verdad también que el multilateralismo necesita reinventarse, repotenciarse. El multilateralismo es la única opción que tiene el mundo para enfrentar los problemas globales como el cambio climático, las drogas, paz y seguridad, desarme. No hay otra manera de tratar esos temas si no es a través de un espacio colectivo de decisión y compromiso donde están presentes los 193 Estados.
Ese espacio es precisamente la Asamblea General. Así es que la responsabilidad es enorme, el contexto no es el más favorable pero aquí estamos, para avanzar la agenda multilateral, para posicionar y fortalecer el sistema de Naciones Unidas y hacer todo lo que esté en nuestras manos para también fomentar una acción afirmativa en favor de la igualdad de género.
-Hay un fuerte clamor de académicos y empleados de megaempresas del sector Inteligencia Artificial para evitar su utilización con propósitos militares. 26 países ya expresaron la necesidad de iniciar negociaciones por un instrumento internacional vinculante de prohibición de Armas Letales Autónomas, señalando la Convención de Ciertas Armas Convencionales en noviembre próximo como fecha clave. ¿Cree posible que estas negociaciones comiencen este año bajo su mandato como presidenta de la Asamblea? ¿Qué podría obstaculizarlo?
– La agenda de desarme es una de las agendas más complejas y donde se encuentran quizás los mayores intereses. El mercado, la economía de las armas es una de las más poderosas que existe en el mundo, eso no es un secreto. Este debate en el que personalmente participé siendo embajadora del Ecuador en Ginebra, es muy complejo por los intereses en torno al tema. Yo creo que es urgente y necesario tener un marco normativo que prohíba el uso de armas letales autónomas.
Tuve el privilegio de escuchar explicaciones de expertos sobre cómo funcionan las armas letales autónomas (en inglés “killerrobots” o robots que matan). En un momento el ser humano pierde el control sobre la operación de un arma letal autónoma. Es decir, son programadas por los seres humanos, pero una vez que están puestas a operar es imposible deshacer la programación cuando se necesita.
Eso pone en riesgo la vida y la integridad de civiles inocentes en los conflictos armados. Supongamos que está planificado un bombardeo y de pronto se ve que hay una familia, una escuela, civiles, mujeres, ya no se puede deshacer la orden y la programación de este arma.
Cuando la vida y la supervivencia de los seres humanos están en manos de máquinas ya programadas, eso interpela y cuestiona los derechos fundamentales, el derecho a la vida, que es el principal.
Esa es una conversación que ya se ha iniciado hace varios años en las Naciones Unidas y sería prudente y conveniente que ese debate y esa discusión sigan avanzando porque creo que tiene que haber también una conciencia crítica de la humanidad. Mucha gente piensa que eso sólo se ve en las películas de ciencia ficción, pero ocurre que no, que esas armas efectivamente existen y están poniendo en riesgo la vida de seres humanos en el planeta.
– Una de las prioridades que usted ha trabajado es la propuesta de un tratado vinculante sobre empresas transnacionales y derechos humanos. Incluso llegó a presidir el Grupo de Trabajo que estuvo trabajando en ese tratado en Ginebra.¿Qué puede hacer desde la presidencia de la Asamblea General y cómo eso interactúa con el hecho de que cada vez más las fuentes de financiamiento muchas veces provienen de justamente empresas transnacionales?
– Aquí hay dos temas. Lo primero es el tema de la transparencia en el financiamiento de las operaciones del sistema de Naciones Unidas. Creo que es fundamental apostar a la transparencia y a reglas claras en el involucramiento y en la relación de las grandes empresas con el trabajo intergubernamental porque la ONU es un aparato intergubernamental.
En cuanto a cómo opera, hay que diferenciar. Hay posiciones que hemos venido manteniendo como país, como Ecuador y es diferente el rol que tiene un presidente de la Asamblea General. No en el sentido de renunciar a los principios ni mucho menos, sino que es un rol de facilitador, es un rol de puente, de empujar y liderar acuerdos sobre los temas principales.
Me parece que es urgente y necesario tener reglas claras de cómo es el involucramiento del sector privado en el sistema de las Naciones Unidas. Eso es una cruzada que hemos venido manteniendo como país, por ejemplo para normar la participación de las grandes empresas farmacéuticas en los procesos de tomas de decisión en la Organización Mundial de la Salud.
Creo que habrá un acuerdo de la comunidad internacional de que necesitamos saber y trasparentar cómo opera ese sistema y garantizar que no exista una colusión de intereses. Lo otro es los marcos normativos para regular el trabajo de las grandes empresas transnacionales y garantizar que cumplan los más altos estándares ambientales y de derechos humanos.
Eso es un trabajo que lleva más de 40 años en la ONU, que ha sido la preocupación de muchos países, de muchas víctimas. Lo que se puede hacer desde la presidencia es alentar, conducir y acompañar a los Estados en el proceso de negociación. El proceso está en marcha, es el fruto de una resolución que se votó en el Consejo de Derechos Humanos, por lo tanto es un mandato que tiene el Consejo.
Desde la presidencia lo que corresponde es acompañar y transitar con los Estados para poder cumplir el mandato del Consejo de Derechos Humanos en ese sentido.
-Dos temas: Uno es la lucha del movimiento de mujeres por lograr mayor igualdad, mayor respeto por sus derechos ¿Este tema es de su preocupación y qué acciones o iniciativas podría promover usted desde su cargo sobre él?
– Decía al inicio que no es solamente un honor ser la primera mujer latinoamericana en ejercer la presidencia de la Asamblea General, sino una gran responsabilidad. Pienso que la retórica de la igualdad de género, de la igualdad de oportunidades ha banalizado la discusión profunda de lo que significa igualdad para las mujeres.
Es algo que todo político anota y agrega en su discurso. Es parte de la retórica y la narrativa política, pero realmente creo que nos hace falta llegar al fondo de las cosas. En el momento en que recibía con gran alegría la votación mayoritaria, ese día en la Asamblea General, el 5 de junio, decía que dedicaba ese triunfo a las mujeres y no era una cosa menor.
Quiere decir que mi principal compromiso como Presidenta de la Asamblea General será garantizar que en todo el trabajo y los temas que están establecidos para el período de sesiones exista un eje permanente y transversal de preocupación, por ejemplo, sobre la situación de las mujeres y las niñas en conflictos armados, sobre el derecho de las niñas y adolescentes a una educación de calidad, sobre la igualdad de oportunidades en materia económica, es decir sobre las mujeres como actoras de la economía mundial, como actoras principales de la economía popular y solidaria, de la seguridad y la soberanía alimentaria a nivel mundial.
El próximo año será el Año Internacional de las Mujeres Rurales y estaremos trabajando de cerca con las organizaciones de mujeres rurales. Entre los 17 Objetivos de Desarollo Sostenible – cada año se evalúan siete de los diecisiete, hasta llegar a la Cumbre presidencial del año 2020, por lo que el año 2019 será un año crítico – uno de los que se evaluará será el tema del derecho a la educación de calidad. Ahí el rol de las mujeres, de las niñas, de las adolescentes es de capital importancia. Otro de los temas que se abordarán será el derecho al empleo decente. Nuevamente ahí el rol de las mujeres como actoras económicas es absolutamente crítico.
Es decir, en otras palabras, no podemos construir sociedades y un mundo igualitario, con igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres si dejamos la mitad de la población fuera. La mitad de la población es la población femenina, son las mujeres.
– En el tema relacionado a mujeres y derechos humanos, ¿qué acciones considera usted que deben impulsarse desde la ONU para aportar al reconocimiento de los derechos de las mujeres? Específicamente se lo pregunto por la situación de los derechos sexuales y reproductivos
-El tema de los derechos sexuales y reproductivos es un tema delicado, como presidente de la Asamblea yo creo que no es relevante cuál es mi posición sobre esto, lo importante es que todos los Estados puedan tener bases comunes para abordar este tema. Yo creo que hay que tener también sensibilidad de las diferentes miradas y visiones que hay sobre este asunto, respetar las posiciones de los distintos países, pero también respetar las luchas de las mujeres por sus derechos.
Más allá de la retórica, estaremos dándole contenido y trabajando de manera sistemática y permanente por la igualdad de hombres y mujeres en el Desarrollo Sostenible, en los esfuerzos por construir sociedades más pacíficas. Creo que es casi redundante decir que en los conflictos armados quienes más sufren, las víctimas más expuestas son las mujeres y las niñas y estaremos trabajando también en ese sentido.
– También está latente el tema de la defensa del derecho a la comunicación, siempre condicionado por esquemas mediaticos monopólicos, concentrados en muy pocas manos, que además condicionan a las propias democracias de nuestros países.
-Creo que el derecho a la comunicación, la democratización de las comunicaciones es uno de los temas quizás más importantes en el mundo contemporáneo. No solamente por el rol de las grandes corporaciones de comunicación sino también por el rol de las redes sociales, que a veces son constructoras de una posverdad, o de una “para-verdad” para ser más exactos.
A mi modo de ver, las redes sociales pueden ser un factor de democratización y de acceso a información importante pero también pueden ser un factor absolutamente crítico en moldear la opinión pública, en crear narrativas que están totalmente fuera de la realidad. También las redes sociales son utilizadas como grandes instrumentos de ataque, de acorralamiento y de desprestigio en la política.
Hay países que están ya trabajando en marcos normativos para reglamentar el uso de las redes sociales, por ejemplo en el espacio de la política. Lo está haciendo Francia por iniciativa del presidente Macron y creo que la libertad de expresión tiene que estar marcada también por la igualdad de oportunidades, de espacios y de capacidad de generar narrativas sobre la sociedad que sean diversas.
Es decir, uno empieza a dudar cuando todas las grandes empresas de la comunicación comienzan a construir ciertas narrativas para generar una “para-verdad” que puede afectar incluso, a veces, los procesos de toma de decisión al más alto nivel. Lo digo con gran responsabilidad, porque yo he sido víctima también de acoso de los medios, por mi condición de mujer, por mis posiciones de avanzada y de vanguardia en materia política y sé exactamente lo que eso significa.
Así es que empujar para un proceso de democratización de la comunicación y para ver a la comunicación como un derecho es una cruzada mundial en la que se debe trabajar.
-El proceso de paz en Colombia debía traernos tranquilidad y esperanza en la región. Sin embargo los resultados recientes nos vuelven a hundir en la zozobra. La promesa de Duque de hacer trizas el acuerdo con las FARC y el ingreso de Colombia a la OTAN rompen el equilibrio regional como Zona de Paz y Zona Libre de armas nucleares. ¿Desde un organismo como las Naciones Unidas, cómo se ve esta situación y la posibilidad de una intervención militar contra Venezuela desde la frontera colombiana?
-Con toda honestidad lo digo, estos son temas más regionales que corresponden a América Latina, son temas obviamente de preocupación, pues los temas que se incluyen o no en la agenda de la Asamblea General tienen que ser solicitados y avalados por los Estados. Es decir, si hay la voluntad, la intención política de tratar esos temas, pues eso se hará con cuidadosa consulta con los Estados miembro.
Yo soy una creyente en la integración regional y también en el hecho de que los temas regionales tienen que ser ventilados principalmente en los espacios de integración regional. Es por eso que urge la revitalización de Unasur y de espacios como la Celac, que puedan estar al servicio del procesamiento de dificultades y de conflictos en nuestra región.
Asimismo, hay que privilegiar en todas las regiones del mundo donde hay conflictos, que sean los organismos regionales los encargados de procesar y tratar las dificultades que enfrentan a los países. Si en algún momento corresponde que la Asamblea de la ONU trate o ventile estos temas, eso deberá ser una decisión que tomen los estados miembro.
– Uno de los procesos que está en camino en el seno de Naciones Unidas es el proyecto de Declaración de los derechos de los campesinos y campesinas. ¿En qué punto está, qué prioridad va a tener en su gestión y qué implicaciones tiene?
-Esa fue una iniciativa muy interesante del Estado Plurinacional de Bolivia en Ginebra. Es un proceso de negociación que está teniendo lugar también en el seno del Consejo de Derechos Humanos. De lo que entiendo, – pues no he estado conectada a la negociación diaria, a las reuniones de los grupos de trabajo – es un proceso que está avanzando bastante bien, que sigue ganado adeptos, en el que hay un gran compromiso.
Es un proceso que avanza de manera decidida. Así es que nuevamente, el Consejo de Derechos Humanos es un órgano subsidiario de la Asamblea General y estaremos siguiendo con interés el desarrollo de ese proceso de negociación, que por cierto también es muy importante.
-En el orden de prioridades para su gestión ¿en qué posición se coloca el medio ambiente y todos los esfuerzos para enfrentar el cambio climático, tomando en cuenta que en toda nuestra América Latina hay muchas amenazas a los bienes naturales, principalmente de mineras y de proyectos hidroeléctricos que amenazan la vida de las comunidades?
– Cuando iniciaba mis primeros pasos en el mundo multilateral fue en la Cumbre de Río en el año 92, donde se empezó a configurar todo este aparato, el esqueleto de las convenciones multilaterales en materia ambiental y los ecologistas éramos vistos como una especie rara, como ultristas y, además el tema ambiental era un tema –perdón por usar una palabra tan banal- un tema “sexy”, bueno para decir, políticamente correcto, esto era en los 90´.
Ahora en el año 2018, tengo que decir que el tema ambiental es un tema de supervivencia, es un tema realmente que está en la base misma del futuro y de la continuidad de la vida en el planeta. Es decir, la crisis ambiental es una crisis planetaria que requiere respuestas multilaterales planetarias en todos los ámbitos.
A veces la agenda de cambio climático ha copado y se ha olvidado de todo el aparataje que existe en materia de protección de los derechos de la naturaleza, aunque no se verbalice de ese modo. Nosotros así lo hacemos porque así dice nuestra constitución en Ecuador, pero nos hemos olvidado, por ejemplo, de la Convención de la Diversidad Biológica, de los principios para los bosques, que son todo un andamiaje de las Naciones Unidas en materia de conservación de bosques; nos hemos olvidado de la Convención de lucha contra la desertificación, de la Convención contra el tráfico de especies,en fin creo que hay que recuperar esa complejidad y esa interconexión de los compromisos que los estados hemos asumido en materia ambiental.
Por supuesto, quizá la cara más dolorosa, dramática y evidente del deterioro ambiental y la crisis ambiental son los efectos del cambio climático.
Durante el próximo periodo de sesiones, tres años después de la suscripción del Acuerdo de París, los Estados evaluarán sus avances y veremos cuáles son los grandes retos, pero en general, volviendo al tema del cambio climático, yo pienso que para los países del sur global hay básicamente tres imperativos: primero, contar con los recursos necesarios y con recursos frescos, nuevos, adicionales.
Hay que recordar que ya desde la Conferencia de las Partes que tuvo lugar antes de la de Cancún ya se hablaba del Fondo Verde climático, el cual fue suscrito y adoptado durante la COP en Cancún y se habló ya de un compromiso de 100 mil millones de dólares anuales para que los países del sur global y los países más vulnerables, como los pequeños estados insulares, puedan emprender acciones de adaptación y mitigación.
Hasta ahora ese fondo no se ha concretado como debería, hay unos ciertos fondos disponibles, pero me parece que hay mucho más que hacer para garantizar el financiamiento.
El segundo tema es la transferencia de tecnologías bajas en carbono y sin costo para los países del sur, sobre todo aquellos países más vulnerables y con más dificultades económicas y el tercero es el fortalecimiento de las capacidades a nivel nacional. Yo creo que éstos son los 3 requisitos, eso se evaluará precisamente durante mi presidencia y corresponde avanzar.
-¿Cuáles serían los ejes de trabajo desde las Naciones Unidas, que podrían hacer en cuanto a la educación a nivel mundial, el acceso a la educación? Es fundamental para contrarrestar ciertas desigualdades.
– El tema de la educación es un tema central para toda acción que busque construir un mundo que sea más pacífico, más igualitario y democrático. Creo que el derecho a la educación de calidad para todos y todas es un eje central. Tenemos la oportunidad de que uno de los objetivos de desarrollo sostenible que se va a evaluar durante el próximo periodo, precisamente, es el derecho a la educación de calidad, el objetivo número 4.
Ahí hay varios países que están llevando una bandera realmente muy potente en la opinión pública internacional, que están muy comprometidos con el derecho a una educación de calidad y el acceso a la educación de las niñas y las adolescentes.
Varios países como el propio Reino Unido, por ejemplo, es uno de los temas de mayor interés y de más importancia para ese país en la agenda multilateral. Yo creo que tendremos la oportunidad de conectar el tema del derecho a la educación de calidad con el tema de la construcción de paz y seguridad, de la garantía de derechos humanos y del derecho al desarrollo sostenible, que son los tres grandes pilares sobre los cuales se edifica la carta de las Naciones Unidas.
Será una gran oportunidad para poner en las primeras planas de la gestión de la Asamblea General el tema de la educación y la educación de calidad.
-Si la agricultura industrial es uno de los factores que incrementan el cambio climático por diversos motivos, la agricultura campesina contribuye a enfriar el planeta. Mientras, hay grandes inversiones en geoingeniería con la intención de resolver el cambio climático mediante tecnologías. En su próximo informe el IPCC está incluyendo un capítulo sobre geoingeniería, pero no sobre agricultura campesina ¿qué opina frente a eso?
-Creo que los informes del IPCC – donde están congregados los mayores expertos y expertas en temas de cambio climático del mundo, es la autoridad científica de la Convención sobre cambio climático que por lo general escoge distintos temas, no es que ahora hacen un informe sobre geoingeniería, no es lo único que se va a hacer. Creo que, en términos generales, hay que tener mucho cuidado con el tema de pensar que cualquier problema se puede resolver con tecnología únicamente.
Evidentemente los avances tecnológicos pueden servir y si la mayoría de los países tienen acceso a esas tecnologías bajas en carbono, sólo puede ser beneficioso. Por ejemplo, cuando se estableció hace ya muchísimos años que los combustibles fósiles incrementaban la temperatura atmosférica y que eran los responsables, como lo son, del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, en ese momento era una gran noticia y a partir de allí varios países han venido desarrollando y estableciendo nuevas matrices energéticas que son bajas en carbono.
En ese sentido yo creo que es un imperativo que se haga lo que se ha hecho en Ecuador, realmente transformar la matriz energética con energías renovables, pero pensar que esa es la única forma de resolver los problemas de cambio climático sin resolver, por ejemplo, los patrones de producción y consumo, sin resolver, por ejemplo, el tema de la seguridad y de la soberanía alimentaria y el rol de las economías campesinas… El tema es mucho más complejo.
Con tecnologías adecuadas no vamos a superar el cambio climático, creo que es un concierto de acciones y de compromisos de los países lo que hará que podamos mantener la composición química de la atmosfera en niveles adecuados que nos permitan seguir sobreviviendo como especie y garantizar la seguridad de aquellos países más vulnerables que ya mencionaba, los pequeños estados insulares, los países y litorales, es decir aquellos que están más comprometidos con los efectos negativos del cambio climático.
El IPCC cada año destina su informe a un tema en particular, pero no descuida el resto, hay que ver toda la historia de los informes del IPCC, que han sido determinantes para la agenda multilateral y los compromisos en materia de cambio climático.
– Los procesos, los flujos migratorios, el mundo está conmovido por lo que recientemente ha pasado en la frontera México-Estados Unidos, el llanto de los niños; eso es una vergüenza mundial, lo que está pasando en Europa, en América Latina, la migración Sur-Sur. Entonces, ahí se necesita con urgencia, digamos, resoluciones que sean suficientemente vinculantes. ¿Cuál es su compromiso en este periodo que usted le toca presidir la Asamblea General de las Naciones Unidas?
-Este es un tema que está en la parte alta de las prioridades de la gestión del próximo periodo de la Asamblea General. En este momento se están negociando y discutiendo dos instrumentos multilaterales de vital importancia: el Pacto Mundial por las Migraciones.
Se espera que a fines de julio se pueda concluir la negociación final y luego un proceso preparatorio para una cumbre que se realizará en Marruecos en diciembre para la adopción y el compromiso de los jefes de Estado en relación a este pacto mundial.
Y luego, también está el Pacto Mundial de los Refugiados, que está también siguiendo sus canales. Serán dos herramientas que establezcan una suerte de carta de navegación en materia de los derechos de las personas en movilidad humana para garantizar una migración ordenada y segura y que garantice los derechos fundamentales de las personas en movilidad humana.
Éste es un tema vital, es otro de esos temas globales que requieren respuestas globales. La migración, por su propia naturaleza, es un tema de responsabilidad multilateral y creo que es precisamente el sistema de las Naciones Unidas quien tiene que dar respuestas. Naciones Unidas representan a los Estados y los Estados representan a los pueblos, por lo tanto nos debemos también a los intereses de nuestras sociedades y de nuestros pueblos, es para ellos para quienes trabajan las Naciones Unidas y uno de los temas centrales para el futuro de la humanidad será precisamente lograr un marco adecuado para una migración ordenada, segura y que garantice derechos.
*Desgrabación de la entrevista colectiva radical hecha por ALER. Edición de CLAE