Marea: ¿Quién le hace el “juego a la derecha” y quién defiende al pueblo?

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Gonzalo Gómez Freire-Aporrea|

Hoy lamentablemente tenemos en Venezuela una desviación autoritaria, burocrática y corrupta, con políticas de contrarreforma de reasimilación del proceso revolucionario al capitalismo e incluso con claros elementos contrarrevolucionarios:

Supresión de la democracia electoral y social: se niega el referéndum Revocatorio (constitucional) en vez de afrontarlo desde la reconquista de las simpatías del pueblo para ganar; se posterga fuera del lapso constitucional y se dejan a la incertidumbre las elecciones regionales y municipales; casi no se pueden legalizar partidos, por el filtro discrecional que imponen el CNE y el TSJ progubernamental ( y Marea Socialista es impedida para ello), por lo que está en suspenso la participación electoral en todos los sentidos; no se tramita la inscripción de sindicatos de manera libre pues esto lo maneja a su antojo la burocracia estatal, se suspenden elecciones sindicales si el gobierno teme perder ante la oposición, o ante el chavismo crítico, o ante independientes; tenemos la anulación práctica del Poder Legislativo electo en 2015, y hay monopolio y manejo arbitrario de los demás poderes por el Ejecutivo, apoderado del TSJ que lo complace de manera incondicional.

Incremento de la represión, policías mafiosas que participan en gran parte de los hechos delictivos o hacen parte de la venta de impunidad, y que cobran sus tarifas a la permisividad con la comisión de los delitos, masacres espantosas, política antidelictiva fundamentada en la represión al pueblo, al peor estilo de la IV República, con irrupción de los cuerpos armados en los barrios, utilizando métodos reñidos con los DD.HH. (OLP)… Hay presos de antojo por el disenso o por la pugna política, sin que eso responda a la violación real de las leyes. Incluso hay gente del proceso revolucionario presa por su “indisciplina”. Se usa la intimidación, hasta el punto de habernos allanado policialmente el local de Marea en Caracas.

Políticas pro-capitalistas con discurso “socialista” engañoso, manipulador y vacío de contenido, en una economía mafiosa donde la llamada “guerra económica” tiene como su principal actor a la propia burocracia corrupta, militar y neo-burguesa, ejecutora de un desfalco descomunal de centenares de miles de millones de dólares; que sacrifica la importación de alimentos y medicinas en medio de la crisis, para el pago de la Deuda Externa (ilícita y vinculada con el desfalco a la nación); que promueve el proyecto depredador extractivista del Arco Minero del Orinoco: 112 mil Km cuadrados en región colindante o integrante de nuestra Amazonía, sin cumplir requisitos de la Constitución, con pérdida de soberanía, atropello a los pueblos indígenas, puesta en grave riesgo a la naturaleza, aguas y biodiversidad, con la traída de transnacionales de todos los imperios, viejos y nuevos (incluso alguna echada por Chávez).

Se nos aplica un paquete económico comparable con los paquetes neoliberales, pero de una manera sui-generis, a veces explícita y otras camuflada. Aquí hay tarifazos, corralito, no hay control de precios real y efectivo sino hiperinflación, las políticas sociales se concentran en contener a los sectores más vulnerables para pasar el trago del ajuste (precarias bolsas de comida a precios regulados o subsidiadas, cada mes), el salario ha retrocedido a niveles por debajo de los mínimos reales de sobrevivencia (incumpliendo el Art. 91 de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela). Esto va por el rumbo de un capitalismo autoritario, con cada vez más toques de lo que existe en China, pero sin su productividad, con una burocracia que negocia con las transnacionales la plusvalía de su proletariado secuestrado. ¡Esto ya comienza a ser una contrarrevolución, camaradas! ¡Ya la derecha llegó, aunque sea otra derecha, vestida de un rojo desteñido!

Los temas de defensa de la democracia y derechos humanos están pasando a ser la prioridad, con este panorama que nos coloca en una situación defensiva donde ya no podemos avanzar y de lo que se trata es de la conservación de los derechos, para que no se desmantelen todas las conquistas. No hay transición al socialismo, por supuesto; lo que hay es retroceso en todos los sentidos y se desandan los pasos que alguna vez se dieron en esa dirección o con esa inspiración en tiempos de Chávez.

La burocracia disputa su lugar en el reparto internacional y busca cómo salvar su pellejo: El imperialismo clásico juega con el garrote y la zanahoria, mientras compite con China y Rusia, y de uno u otro modo se reencaja al país en la lógica capitalista global; pero ni siquiera necesita pegar, porque el monigote del modelo y la gestión pseudo-socialista se deshace solo. Con la derecha clasica nacional (venezolana) apuesta a que sea el gobierno de Maduro quien aplique el paquete económico y la restauración plena del Estado burgués, domesticando todos los vestigios de un incipiente Poder Popular; es el gobierno burocrático de la corruptocracia el encargado de allanarles el camino con su propia conducta, al tiempo que se va se desgastando políticamente, aunque por el momento eso acrecente el autoritarismo antidemocrático. Los frutos de esa dialéctica entre el desgaste y el abuso de poder, los cosechará después con el retorno de la vieja derecha o con nuevas combinaciones de la baraja burguesa, quizás ganando esa derecha clasica las elecciones del 2018 (si es que se convocan), sin descartar que ocurra un estallido social antes (hubo algo de eso en diciembre 2016) o se concreten otras manifestaciones de los pactos que están en camino.

Hay mucho miedo, adulancia, hipocresía, un discurso dentro de la casa y otro hacia afuera en los que están dependiendo del clientelismo o de trabajos en la administración pública. Hay mucha angustia y rabia contenida en la gente. El PSUV ha dilapidado su apoyo electoral y su capacidad de movilización está atada al aparato estatal, pero no al entusiasmo popular como con Chávez.

La oposición de derecha (la otra derecha)

La oposición de derecha… ¡Sí, la otra derecha! -porque el PSUV ya hoy es más derecha que izquierda- no está de lo mejor; está bastante golpeada, pero ya tiene mayoría electoral, aunque tanto el PSUV como la oposición, juntos, están convirtiéndose en minoría frente a los llamados ni-ni, que no se identifican con ninguna de las dos cúpulas políticas, que no quieren ni al PSUV ni a la MUD (véanse las encuestas de Venezuela).

Y es que la oposición de derecha ha venido arruinando su capital electoral desde que ganó la amplia mayoría de la Asamblea Nacional, creyendo que el éxito electoral democrático podría convertirlo en instrumento para reactivar sus sempiternos planes conspirativos. Comenzó dándole plazo a gobierno para salir por vías no constitucionales, sin tomar en cuenta que gran parte de su votación le fue prestada por el pueblo chavista descontento y tuvo la desfachatez de pretender aprovecharse de eso para golpear conquistas populares con fallidos proyectos de ley que se quedaron atascados.

El pueblo descontento con la burocracia, pero receloso de los típicos partidos de la burguesía y sus clones o mutantes, ve a una derecha que sólo disputa poder, pero que es incapaz y renuente a defender los verdaderos intereses y aspiraciones populares, porque no puede enfrentar una política económica que se parece muchísimo a lo que se conoció como el “Paquete de la MUD”, aunque esté siendo aplicada por un gobierno que se dice “chavista”, “socialista” y “revolucionario”, pero que se mueve con las claves del capital, y con algunas pinceladas de manipulación populista, para engatusar conciencias con el ondeo de banderas arriadas.

Por eso estos políticos de derecha no salen a defender el salario, porque como patronos privados (al igual que la burocracia patronal del Estado) prefieren mano de obra superbarata y sometida. Por eso, prefieren que se pague la Deuda Externa Ilícita y Corrupta que paga Maduro con prioridad, porque les preocupa más los intereses de la banca, del capital financiero, de los tenedores de bonos… Y como son parte del festín de dólares corruptos de CADIVI junto con la burocracia neo-capitalista, y son parte de la sociedad de cómplices de la economía rentista e importadora, ocultan juntos el sectreto de los capitales fugados, del fraude importador, de la sobrefacturación o envío ficticio de mercancías para lucrarse entre todos, aunque mantengan la discordia en torno a otros negocios y en el terreno de la política. La Auditoría Ciudadana y la Repatriación de Capitales, la Moratoria de la Deuda, son malas palabras para ellos.

Por eso están entusiasmados, o acaso dicen “¡qué horror!” para disimular, mientras se hacen los “paisas”, en su gran mayoría, con la explotación del Arco Minero del Orinoco, como oportunidad para los “bussines”, a costa de la soberanía, del ambiente, de los derechos de los pueblos indígenas y de la Cosntitución. ¡Cómo van a armar escándalo en contra de eso!

También la derecha destruyó su propia unidad y el “dialogo” sin pueblo es un pantano. La derecha se mueve ambivalentemente entre la conspiración y el pacto con el gobierno en función de los intereses convergentes, que se vienen derivando de la conversión de la burocracia en una nueva burguesía, con la monstruosa acumulación de capitales desprendida del desfalco a la nación.

Se puede entender entonces porqué no pueden ofrecer una verdadera alternativa distinta, porque lo que tenemos son simplemente maneras de administración del capitalismo y del control político, pero no hay ya ninguna confrontación capitalismo-socialismo en Venezuela; solamente una cosa muy importante: el pueblo está confundido, debilitado, cargado de una ira reprimida y expectante… pero el sujeto social de la revolución no ha sido aplastado y ambas cúpulas tienen que andarse con cuidado con él, porque en algún momento se puede manifestar, como se manifiestan las fuerzas telúricas y las mareas.

Por eso planteamos la necesidad de contruir una referencia política alternativa para la recuperación de la revolución, de la vigencia de la Constitución y de la democracia y para superar la crísis con una lógica no capitalista, y con una posición ética contra la corrupción monstruosa y los abusos.

Ya en esta crucial y compleja tarea andamos, junto a una parte de los mejores y más honestos ministros de Chávez, que estuvieron mucho tiempo con él y que son críticos del Maduro-PSUV y de la burocracia usurpadora del poder del pueblo. Eso incluye a militares bolivarianos que vienen del 4F, a constituyentistas, a indigenistas y ecologistas muy respetables, a dirigentes de sectores sociales, sectores juveniles, a muchos ex-militantes de base y cuadros medios del PSUV que rompieron con la falsa polarización de las cúpulas (o que siguen allí por inercia y están explorando opciones) y a gente vinculada con las plataformas de lucha que hemos venido impulsando de manera amplia, para la acción concreta en torno a temas específicos: Plataforma para la Aditoría Pública y Ciudadana, Plataforma Contra el Arco Minero, Plataforma en Defensa de la Constitución, Plataforma del Pueblo en Lucha y el Chavismo Crítico… Sectores sanos del chavismo comenzaron a reaccionar, pasando por el manejo de este segundo duelo, tan duro como la muerte de Chávez: la definitiva descomposición de la dirección política del proceso que debe ser reemplazada.

No es la solución un atajo desesperado. No se puede defender al pueblo con ninguno de los enemigos del pueblo. Pero tampoco se puede hacer sin la más amplia unidad necesaria frente a la crísis y en torno a los requerimientos de la emergencia, a la hora de defender el derecho a la alimentación o el derecho a la participación democrática que nos otorga la Constitución, surgida en los tiempos frescos y de auge de esta revolución herida.

Es un camino de construcción y de acumulación de fuerzas, que estimule y acompañe al pueblo en la lucha y que esté atento al momento en que éste nos envie las señales de su nueva disposición de cambio, como se las dió a Chávez, para dar el salto posible hacia su renovado y genuino protagonismo revolucionario.

El objetivo:

Un gobierno democrático que regule a favor del trabajo, del productivo de la clase trabajadora, los campesinos, los sectores populares. No de los intereses del capital parasitario, como ha vuelto a suceder; esta vez de la mano de las castas rentistas.

Que se apoye en el control social y la participación ciudadana decisora.

Que desarrolle la democracia real y no una democracia simulada o un autoritarismo disimulado (y a veces desvergonzado).

Que tome la Constitución en su esencia y no sólo en la forma, que la tome como fundamento de los derechos y obligaciones, y no la use simplemente para cubrir las apariencias y aplicar la trampa.

Que golpee a la burocracia saqueadora del patrimonio y emprenda una campaña aniquiladora de la corrupción.

Que construya y valide con el pueblo la ruta de emergencia para superar la crísis, sin descargar su peso sobre la clase trabajadora y los sectores populares como ahora.

Que canalice el poder de movilización del pueblo en base al convencimiento, la identificación en el bien común y la simpatía, y no con la imposición y la coerción de las maquinarias estatales, ni con la supeditación clientelar, ni con el chantaje con las fuentes de trabajo, ni con la administración discrecional de los derechos sociales…

No podemos irnos ni con los que siempre explotaron a este pueblo y enfrentaron sus luchas (los herederos de la IV República), ni con quienes volvieron a reproducir las viejas fórmulas opresoras, de explotadoras y de rapiña, en nombre de una revolución traicionada.

Nuestro camino es reconstruir el poder popular democrático en lucha, zafándonos de las manipulaciones burguesas (multicolores) y burocráticas.

¡Eso requiere autonomía política e iniciativa social propia!

Eso requiere un nuevo referente político.

Nos alarma que muchos camaradas de la izquierda (nacional e internacional) sigan sin ver, o no quieran, o piensen que no les conviene ver esto y se queden pegados de la propaganda y a los condicionantes gubernamentales.

Nos alarma que todavía parte de la izquierda latinoamericana y mundial defienda lo que ya no es; ésto, en que se ha convertido lo que tenemos hoy, y que ya es parte de todo lo que nos oprime.

Es lamentable que se acuse a los críticos de hacerle el juego a la derecha, que se renuncie a exigirle a un supuesto gobierno “progresista” lo que siempre le exigieron a los gobiernos de derecha.

Pero también nos satisface que haya sectores de la izquierda que vengan despertando y hayan venido identificando las estafas para reasumir los principios éticos y las tésis programáticas por encima de las maquinarias, las camarillas, las mafias, los grupos de negocios y privilegios, las macollas y los fanáticos del poder que agitan las bambalinas de una revolución a la que niegan con su conducta.

Ningún maquillaje de enroques y reciclajes sirve ya para enmascarar el reemplazo del programa revolucionario y democrático por agendas contrarrevolucionarias que se muestran por todos los costados. Cada vez sirve menos el recurso de llamarle “chigüire al cochino”; hay que llamar a cada cosa por su nombre.

Esta polémica también está cruzando a los movimientos sociales y corrientes de América Latina: la lógica de la adaptación claudicante al burocratismo funciona de la siguiente manera: por ejemplo; se le puede exigir moratoria y auditoría a un gobierno neoliberal, pero no a Maduro, porque hay “guerra económica” y sabotaje o cerco imperialista.

Y resulta que ese gobierno “enfrentado con el imperialismo” (aunque no sea el gobierno que el imperialismo quiere y éste preferiría reemplazarlo en algún momento o cuando le convenga), le encarga la fabricación de papel moneda a empresas de países imperialistas, trae a transnacionales imperialistas a explotar nuestros recursos y para ser socias de las empresas estatales, paga deuda a los imperialistas, importa alimentos de países imperialistas con fraude importador (y luego dice que lo bloquean), distribuye productos de los “pelucones” en las bolsas que entregan los CLAP; dispone crear “zonas económicas especiales” (islas de neoliberalismo con desregulación laboral y tributaria); los burócratas o sus allegados y familiares se llevan divisas a paraísos fiscales capitalistas-imperialistas….

¿Qué más queremos? ¿Tiene que llegar un Macri para que se le llame a esto “capitalismo salvaje”?

Si en nuestras filas se apoya eso, terminamos negándonos a nosotros mismos y eso es doloroso, es la vía del sometimiento, de la pérdida de independencia política y… por supuesto, de la revolución con todos sus logros.

Por eso desde Marea Socialista nos apegamos a nuestros más sencillos principios: ¡Ni burocracia ni capital! ¡Más democracia y no menos!

¡Debatamos!: ¡Hay crisis de modelos! ¡Hay crisis de las izquierdas! ¡Las izquierdas siguen atadas al carro de los degenerados aparatos! ¡Se quedan con los dirigentes cuando éstos abandonan los proyectos y los sepultan! ¡Dan la oportunidad a las derechas para que les rebasen, por su claudicación e inconsecuencia!

Eso sí es lo que le hace el famoso “juego a la derecha”.