Maduro: “hasta el último día Chávez quiso y creyó que iba a vivir”

PANORAMA | Cuando a Nicolás Maduro le toca hablar del presidente Hugo Chávez su rostro cambia, su mirada también, traga grueso a ratos, como cuando un hijo habla del padre que ya no está.

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—¿No hay riesgos de fractura dentro del Psuv para garantizar el triunfo?

—Estamos en el mejor momento de motivación, de compromiso con las ideas del presidente Chávez, de unión entre nosotros en el equipo de la dirección político-militar de la revolución, entre los cuadros más destacados y conocidos de la revolución, tenemos una relación de hermandad.

Este golpe de la pérdida del presidente Chávez ha sido terrible, trágico. Yo por lo menos, personalmente, en las mañanas cuando me levanto veo el techo y pienso en él, porque todas las mañanas me levantaba con la agenda del día y era a llamarlo, bueno para uno es increíble que ya no esté físicamente, pero eso nos ha motivado mucho a asumir nuestras responsabilidades, no es fácil, porque efectivamente Chávez es un gigante y nosotros somos gente normal común y corriente, el único que puede llenar el espacio del gigante Chávez es el pueblo, el otro gigante, son los dos gigantes y nosotros, articuladores de este proceso que es complejo pero que va a salir bien (…).

Lo que hizo nuestro pueblo hace 200 años es difícil de encontrar en la historia universal de la humanidad. El presidente Chávez lo despertó. Recuerdo una vez en Lisboa, Portugal, que estábamos hablando este tema porque íbamos por un camino largo y él me decía: ‘Nicolás lo que sucedió es que el pueblo nuestro guardó en sus genes siempre la gloria de los libertadores, no se la pudieron quitar y esa gloria solo estaba esperando que tocaran un botón’. Esto es como tocar un botón para que los genes se activaran de nuevo. Él tocó el botón de los genes libertadores del pueblo venezolano y ese botón permitió construir toda la conciencia sobre la cual descansa este proceso revolucionario(…).

—Hay radicalismos en ambos sectores, especialmente en el chavismo ahora hay mucha emocionalidad, es un momento que exige responsabilidad de los actores políticos, ¿cuál será su cuota de responsabilidad?

—Toda y ya la demostramos. Fíjate, desde el día que al Presidente lo operaron, el 11 de diciembre comenzamos, revísate todos los videos, entre Ernesto (Villegas) y yo que éramos los voceros oficiales, empezamos a mandar una clave de paz, sabemos que está en el corazón del pueblo y sabíamos que la irresponsabilidad de la oposición, de algunos de sus voceros, burlándose de la enfermedad del Presidente, pronosticando y burlándose de la posible muerte del Presidente podía provocar en Venezuela un ‘Bogotazo’, un ‘Gaitanazo’ estuvimos al frente de esa posibilidad, todos los días y nosotros salimos a decirle al pueblo y a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: paz, paz, paz.

Ese día, 5 de marzo, hicimos una reunión porque los médicos nos habían anunciado que existían síntomas de gravedad, eso ya había pasado en diciembre y en enero y el Comandante siempre superaba esos síntomas, pero nos dijeron los médicos: ‘Hay una situación especial ahora’, siempre creyendo nosotros y rogando a Dios que se volviera a recuperar, porque semanas atrás lo habíamos visto con mucho ánimo. Tomamos previsiones, nos reunimos con el Alto Mando Militar, se reunió la Dirección Político-Militar de la revolución y dijimos: ‘Bueno hay que prepararse’, si llegara a suceder hay que desplegar a toda la Fuerza Armada, hay que desplegar a todos los dirigentes de la revolución en todos los estados, hablar con el pueblo y evitar que el pueblo, en su dolor, cayera en una sensación de frustración y en un deseo de venganza, adonde querían llevarlo, estuvimos muy cerca de que ocurriera.

Cuando el 5 de marzo, a las 5:15 de la tarde, di la noticia, esa infausta y dolorosa noticia, casi no me salía la voz, y cuando terminé de decir la primera parte yo escuché un grito, un alarido y sentí miedo, me dije: Explotó la violencia, la rabia de la gente; afortunadamente fue solo un alarido de dolor.

Por eso, cuando este señor candidato de la oposición, al que yo he llamado el fariseo de esta hora, el Poncio Pilatos de esta hora, comenzó a meterse con el Presidente, estábamos en pleno luto, estábamos velando el cadáver del Comandante Hugo Chávez y él empezó a decir unas locuras sobre el día de la muerte del Comandante, metiéndose con su familia, con el honor de nuestro Comandante, con la pureza de la moral de Hugo Chávez, yo salí inmediatamente. Si hubiera dejado ese domingo en la noche una hora nada más sin salir, aquí pudo haber explotado la violencia (…).

—Usted fue una de las personas más cercanas a Chávez desde el 11 de junio del 2011 (cuando anunció su primera operación) hasta el 5 de marzo del 2013, haciendo una retrospectiva de la enfermedad, ¿cuál fue la etapa más dura,? ¿se preparó mentalmente para estos desafíos? ¿cómo fue ese año y medio con el Presidente enfermo?

—El ánimo y las fuerzas del Presidente en todas las etapas fue impresionante. Él se sometió a operaciones muy duras, profundas y siempre se recuperó con mucha rapidez y fortaleza. Fundamentalmente, por su voluntad de vida, una energía, una llamarada de vida. Cuando pasó la quimioterapia, fueron cinco sesiones, hicimos tres (las primeras) en La Habana, una acá en el Hospital Militar y la última otra vez en La Habana.. Recuerdo que él me llamaba a las 6 de la mañana y me decía: ‘Vente para acá’. Yo llegaba a la siete de la mañana y él estaba en plena quimioterapia, sabes que eso se va pasando a través de un suero, y durábamos hasta las 10 de la noche sin descansar (…) Quizás a las 2 de la tarde almorzaba y descansaba media hora, e inmediatamente empezábamos a hablar, a leer, a estudiar. Yo llamaba a Caracas, a dar órdenes, le pasaba llamadas a él, se ponía a pintar; pintó el cuadro de Kirchner (Néstor), un cuadro del Cuartel Moncada y uno del Cuartel de la Montaña, donde está ahora.

Luego vino el otro golpe, febrero. Nosotros lo veíamos tan fuerte que nadie se podía imaginar que había otra reincidencia. Había hablado casi 10 horas en la Asamblea Nacional, creo que el 15 de enero. Lo operaron y a la semana estábamos haciendo un programa al lado de la habitación de él, en vivo y ahí mismo otro y otro y otro.

Vino la radioterapia, eso fue muy duro. Ese fue el momento más duro, muy duro, pero no se amilanó. Terminó la radioterapia, se hizo los exámenes y salió bien, perfecto, y el 11 de junio, un año después de la primera operación, inscribió la candidatura. La campaña fue intensa, claro, como él lo dijo, fue al ring con las manos amarradas, porque hizo una campaña a un cuarto de máquina.

Se dieron las elecciones, un gran triunfo e, inmediatamente, puede ser por la baja de la adrenalina de combate por las elecciones, comenzó a sentir grandes dolores.

Cada vez que hablábamos tenía grandes dolores. Esa fue una segunda etapa difícil, después de la radioterapia, después de las elecciones (…) por los dolores que él sufrió se decide hacer el tratamiento de la cámara hiperbárica, lamentablemente, en medio del tratamiento se le hacen exámenes y le aparece, nuevamente, en el mismo lugar, una reincidencia.

Recuerdo que el domingo 2 de diciembre, esto yo no lo he contado, él me llamó, yo estaba en el Panteón Nacional haciendo una inspección de los arreglos del Panteón, etcétera, para el acto del 17 de diciembre, esperando que él terminara su tratamiento y volviera. En la tarde recibí la llamada y me dio una clave, me dijo: ‘Hay complicaciones’ y me dio otras claves que teníamos. Bueno eso fue un golpe gigantesco y me pidió que fuera una comisión para allá. Fueron Diosdado, Rafael Ramírez, Cilia, Jorge Arreaza y les contó lo que habían encontrado los expertos. Él siempre preguntaba todos los detalles a los médicos, él tenía la intuición de que no iba a salir de la operación.

Cuando ellos me contaron a su regreso que tenía esa intuición, yo casi tuve la certeza de que en su intuición él no se iba a equivocar y bueno, me puse a llorar largo rato una madrugada porque sabía que eso iba a ser así.

Me llamó y fui el 5 de diciembre a hablar desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana, mucho hablamos, él nunca me había dicho esta cosa de que si muriera, o si le pasaba algo que lo inhabilitara, yo asumiera la conducción de la revolución, que asumiera la Presidencia y la posibilidad de una candidatura, me lo mandó a decir y después me lo dijo personalmente, durante más de seis horas de conversación, en la madrugada del 6 de diciembre, en Cuba.

Luego nos vinimos, en aviones separados, llegué antes y después aterrizó él. Me dijo: ‘He decidido, y le dije a los médicos que lo garantizaran porque me querían operar ya, volver para hablarle al pueblo, para decirle todas estas cosas, él dijo una parte pequeña apenas de lo que quería decir, porque nosotros le recomendamos, yo lo hice, Presidente no le diga esto al pueblo, y me dijo: ‘Es mi responsabilidad histórica, es lo menos que puedo hacer’.

El siete (de diciembre) estuvimos reunidos otra vez y el ocho dijo lo que dijo. Se fue, la operación fue muy difícil, como ustedes saben y después vino la peor de todas las partes que le tocó vivir, casi 90 días de una situación de altibajos, a veces más bajos que altos, de gravedad, manejada científica y médicamente de manera perfecta, correcta. En su momento se sabrá toda la gente que nos ayudó en el mundo, estuvo en manos de los mejores médicos y científicos en la lucha contra el cáncer que Cuba ha formado, pero con el apoyo de varios científicos del mundo.

El 30 de diciembre, cuando saqué el comunicado, casi se nos va, estuvo a punto. De repente, en enero milagrosamente se levantó, hasta el último día quiso vivir y creyó que iba a vivir, y dio órdenes hasta el último día. Ese espíritu es un espíritu inmortal realmente y el reconocimiento, el homenaje que ha hecho el pueblo venezolano ha sido extraordinario, lo dicen todas las encuestas 70%, 80% de los venezolanos reconocen que Hugo Chávez hizo historia en nuestra patria y ahora nos toca a nosotros, él dio su batalla hasta el último segundo, dejó una misión todavía por cumplir, ahora me toca a mí cumplir esa misión desde la Presidencia de la República, nos toca a nosotros los que amamos esta patria cumplir esa misión.

—¿Y qué ha sentido usted de tomar ese testigo?

—Es una responsabilidad muy dura.

—¿Ha sentido miedo?

—No. Yo no tengo miedo. El único miedo que podría tener es a fallar, pero siento que no voy a fallar. He venido reflexionando que el presidente Chávez me preparó para esto, yo no lo sabía, pero me estaba preparando y no voy a hablar individualmente, nos estaba preparando a un equipo cohesionado: Rafael Ramírez, Diosdado, la compañera Cilia, toda la Fuerza Armada, los jefes militares del Alto Mando, toda esta juventud militar que se levantó de todas las edades y todos los rangos y jerarquías, al Psuv, al Gran Polo Patriótico, el Comandante Chávez hizo lo que le fue imposible hacer a Bolívar, el Libertador no pudo preparar la vida de esta patria después de su muerte, no pudo, primero le mataron a Sucre, que era su hijo e iba a ser su heredero político y militar, después lo traicionó todo el mundo, Juan José Flores, en Quito; Santander en Bogotá; Páez, en Valencia. Urdaneta fue el más leal de los leales e iba a ser su Presidente, si Bolívar hubiera vivido después de 1830 seguro que Urdaneta hubiera sido su nuevo Sucre (…).

El Comandante Chávez creyó que podía vivir un tiempo más y estar al frente de la patria, inclusive, creyó que podía estar al frente de la patria sin estar en la Presidencia de la República. Llegó a pensar, en un momento dado, en hacer como ha hecho Fidel y dirigir con su autoridad y moral de gigante la nueva etapa de la revolución y prepararse para su partida, pero bueno, no pudo llegar a ese punto. Él llamaba a eso el escenario 3.

Nos dejó preparados con la Constitución desde 1999, nos dejó su testamento político, éste es un documento extraordinario para estudiarlo, nos dejó órdenes precisas para los equipos de trabajo, dejó el testigo en mi mano, que no es la mano de un solo hombre, de un solo ser humano no sé porqué él tomó esa decisión, ni se lo pregunté, no me salía la voz, ni era pertinente hacerlo, ni se me ocurrió hacerlo, pero bueno, ya tomé el testigo del presidente Chávez, que es un testigo colectivo, en mi mano va la de millones, la de un equipo. Él dejó un equipo formado que es lo que llamamos la Dirección Político-Militar de la revolución, el alto mando político, el Gobierno, los gobernadores, el Gran Polo Patriótico, el Alto Mando Militar y nuestra Fuerza Armada en pleno.

¡Cuándo esta patria había tenido tanta fuerza!, nunca, jamás. Además dejó las finanzas del país organizadas, los fondos, los ingresos, ahí está todo, transparente, así que no tenemos ninguna excusa para fallar, estamos preparados para una victoria, es lo que siento en la calle (…).

En Venezuela yo vi una efervescencia, la viví, lo que yo estoy viendo ahorita en la calle son los niveles más altos de efervescencia popular desde 1994, solo las comparo con las 1994 y las del 2006, dos momentos cumbres en el liderazgo mítico e histórico del Comandante Chávez, la gente está convirtiendo su dolor y su sentimiento de haber perdido a su padre, su orfandad la está convirtiendo en fervor. Yo no tengo vanidad de ningún tipo, mi ego no existe, yo sé que esas manifestaciones de amor no son para mí, son por Chávez, la gente me ve a mí y dice: ‘Por ti vamos por Chávez, por Chávez vamos por ti’ (…) No podemos fallar, estoy seguro que vamos a ganar por más de 10 millones de votos, el regalo que quedó pendiente el pueblo se lo va a dar el 14 de abril.