Luis Arce: No estábamos preparados para un golpe así; ni el gobierno, ni las organizaciones sociales

474

 Javier Larraín -Rebelión|

Desde octubre que en Bolivia la libertad de expresión se ha vuelto una broma de mal gusto y pararse frente a un kiosko a leer los titulares de la prensa escrita desalienta a cualquiera. El discurso es unánime y falto de creatividad: “narco-Estado”, “despilfarro masista”, “megafraude” y un largo y previsible etcétera.

El cuestionario a Arce ha sido elaborado hace días y casi no sufre modificaciones. Abundan las dudas personales e incertidumbres que se sienten en el ambiente. Llego puntualmente a la Casa de Campaña del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), ubicada en un céntrico barrio de La Paz, y reparo en la gran cantidad de compañeras y compañeros que dan vida al lugar con reuniones, discusiones y todo tipo de estrategias para el retorno del Proceso de Cambio al poder.

Luis Arce entra por la puerta principal, me saluda e invita a pasar de inmediato a su oficina, en un segundo piso. No me ha pedido conocer de antemano las preguntas, lo que me permite extenderme sobre los pormenores de su elección como candidato, la campaña en curso, así como las causas de la caída de noviembre y hasta de la ida del país de los líderes emblemáticos de la llamada Revolución Democrática y Cultural. Enciendo entonces la grabadora, se prende una lucecita roja y comienza la entrevista. Me cabe confesar que no hay censura.

-En las filas del progresismo y la izquierda boliviana hasta hace poco tiempo corrió todo tipo de rumores en torno a diferencias sustantivas entre las corrientes al interior del MAS-IPSP. En lo personal, ¿qué ha significado asumir la candidatura presidencial? Y, si puede explicarnos, ¿cómo se dio el proceso de unidad con David Choquehuanca y cómo opera la democracia interna del masismo? 

-Describir cómo fue el proceso de selección del binomio explica lo que Ud. menciona. Primero, ante la noticia de que el compañero Evo Morales ya no podía liderar las elecciones, la Dirección Nacional convocó a las direcciones departamentales para debatir acerca de posibles candidatos y llevar estas propuestas a una reunión en Buenos Aires, donde estaría el presidente del MAS, que es el expresidente Evo.

De tal forma que en los departamentos se abrió una discusión con las organizaciones sociales y el Pacto de Unidad –donde figuran las Bartolinas, la federación de campesinos, los interculturales, entre otros–.

Una vez que se llevaron a cabo esas reuniones empezaron a aparecer los candidatos. Yo estaba en ese momento en México, y vi que entre los nombres que barajaban los diferentes sectores y departamentos estaba el mío, en una lista de cinco.

-¿Quiénes eran los restantes?

-Estaban los compañeros Diego Pary, Andrónico Rodríguez, David Choquehuanca y la compañera Adriana Salvatierra.

-¿Qué pensó al conocer la nómina?

-Estando en México pensé que este proceso podía quizás producir una posible fisura interna, aunque no división. Razón por la que conversé con varios de ellos –hablé con Pary y Choquehuanca–, para más o menos tantear qué les parecía la idea de concertar una reunión donde pudiéramos estar los eventuales candidatos y firmar un documento para garantizar la unidad del Instrumento.

Cuestión que hice conocer al compañero Evo, quien inmediatamente captó la iniciativa y nos convocó a Buenos Aires (porque yo sostenía que podía ir a otro país y ellos salir de Bolivia, para vernos en un país neutro y discutir y firmar un documento de unidad). Se hizo esa reunión y se firmó el documento.

-¿Qué pasó después?

-El compañero Evo tomó la iniciativa y nos convocó a Buenos Aires, cita a la que asistieron los que pudimos llegar (yo estaba en México); allí estuvieron Choquehuanca y Pary. No pudo ir Andrónico, porque tenía problemas con la justicia en ese momento y estaba siendo acusado de no sé qué acto de terrorismo, y a Adriana ya no se le convocó, entiendo que porque ya no sonaba su nombre tan fuerte entre los posibles candidatos.

-¿Qué pasó en la reunión de Buenos Aires?

-Firmamos un documento que es público y donde decimos: “Todo por la unidad”. Nos comprometemos cada uno a cumplir y apoyar el proceso donde nos toque estar, sea cual fuere la decisión a tomarse en la reunión del Ampliado Nacional, también a efectuarse en Buenos Aires.

Posteriormente hubo un cónclave en que fueron delegados de los nueve departamentos a la capital argentina, para finalmente elegir el binomio. Hubo una larga discusión, pero ya conoce cuál es el resultado. Y con ese binomio es que volvimos al país, para emprender la campaña.

A partir de ahí hemos trabajado con las organizaciones sociales, el Pacto de Unidad, el MAS-IPSP, las departamentales y toda la estructura, empezando nuevamente a consolidarnos y fortalecer la unidad. No existe ahorita ninguna institución, salvo la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) –que se fue antes–, que esté al margen de este proceso. Lo que me permite decir que gozamos de una consistencia interna unitaria dentro del Instrumento, bajo la candidatura de “Lucho-David”.

-¿Cómo concilian en el MAS-IPSP los “proyectos” u “horizontes” de esas corrientes internas, una abiertamente más indianista y otra más industrializadora?

-Hay una compatibilidad absoluta entre esos aparentes dos proyectos, porque en realidad son uno solo. Hay plena conciliación.

La industrialización y la reducción de la pobreza son batallas que debemos librar para que el país avance, y no están reñidas para nada con la reivindicación de los principios indigenistas. Es más, muchas personas que viven en las ciudades y hasta son de clase media tienen raíces indígenas, aymaras, quechuas, y todos necesitan un empleo o estudiar en la ciudad, y reconocen la reivindicación de los pueblos originarios indígenas de Bolivia. Por eso insisto en que hay una compatibilidad absoluta.

Pero no podemos negar que existen corrientes más ortodoxas –por llamarlas de alguna forma– que han acusado al MAS-IPSP de desvirtuar el proyecto político original y terminar en un extractivismo sin norte, ese debate existe. ¿O le parece un falso debate?

-Es un falso debate, porque no hubo tal extractivismo. En una primera etapa todos coincidimos en que había que continuar con las tareas de explotación del gas porque, entre otras cosas, habíamos nacionalizado los recursos de hidrocarburos y esa plata del gas se quedaría en Bolivia e iba a ser redistribuida y serviría para empezar el Proceso de Cambio. Partimos de algo, porque de lo contrario, ¿de qué íbamos a vivir?

Había que ser realista en ese sentido, y nuestra industrialización estuvo en línea con la preservación el medio ambiente y la Madre Tierra, todo lo del indigenismo quedó incorporado. Algo que por cierto nos significa un desarrollo más prolongado y más costoso, pero enmarcado en la lógica de ser sostenibles y de no perturbar la Madre Tierra. Repito que no veo incompatibilidades de un proyecto con respecto a otro.

Como está redactado el actual Programa de Gobierno queda claro el empalme que existe entre uno y otro sentido. Quizás la confusión se deba a quienes estamos liderando este proceso, ya que por una parte está mi persona, que es la de un profesional, clase media –si usted quiere– y con estudios en el exterior –de paso–, fundida con la de un hermano Vicepresidente de raíces indígenas. Simbiosis que para mí simboliza al proyecto unitario que presentamos a la población.

-Desde su sector no han dejado de denunciar que aquí hubo un golpe de Estado y se suele hablar de “la dictadura de Áñez” o del “gobierno de facto”, ¿cómo se hace campaña electoral en una coyuntura como la actual?

-Es muy complicado, porque mucha gente sigue pensando que hubo fraude, pese a que hay otras –y es creciente este grupo– que se han dado cuenta que hubo un golpe de Estado.

Pero, al margen de esos argumentos, que el tiempo aclarará, lo más importante son las condiciones que hay para hacer campaña. Tenemos compañeros que están siendo perseguidos, encarcelados, procesados, amedrentados, amenazados y hasta recluidos en la propia Embajada de México, como es el caso de aquellos que no pueden salir porque les falta el salvoconducto que este gobierno les niega, incumpliendo toda normativa legal internacional.

A lo anterior hay que aumentar la situación adversa de un Tribunal Supremo Electoral (TSE) visiblemente parcializado y hasta elegido por este gobierno de facto. Un TSE que nos amenaza con la inhabilitación del binomio y de diputados y senadores del Instrumento. En otras palabras, estaremos en una nebulosa y una incertidumbre hasta el 18 de abril, fecha a partir de la cual no se aceptan más apelaciones. Pero hasta ese día cualquiera de nosotros puede quedar fuera del proceso, sea porque haya una apelación o una denuncia para inhabilitarnos.

Y como corolario, no existe seguridad. Hemos visto en la televisión cómo la señora Áñez hace campaña rodeada de policías, mientras que nosotros no gozamos de esa seguridad, ni siquiera podemos acceder a los medios de comunicación. Le cuento que he escrito unos artículos para El Deber y nunca me los publicaron, y no creo que hayan sido malos, porque los han publicado internacionalmente.

-Es fácil de constatar cómo en los medios televisados se ataca a su persona. Hace unos días vi una entrevista donde no le dejaron hablar y tuvo que desmentir por casi una hora calumnias de “corrupción”, “narco-Estado”, entre otras.

-Está en lo cierto, así es la prensa que tenemos. Por eso es una campaña complicada y creo que la gente la está entendiendo así. No es una campaña normal, abunda la adversidad, aunque disfrutamos de apoyo popular y eso nos alienta a continuar.

-En todas las encuestas realizadas en lo que va del año Ud. encabeza las preferencias, con cifras que oscilan invariablemente entre un 30% y 35%. ¿De dónde se obtiene el 16% restante? ¿A qué sectores debe sí o sí sumar su campaña? Y ¿cuál es el rol que cumple la población urbana en las presidenciales (entendiendo que para varios analistas fue esta la base social de apoyo al golpismo)?

-Veo varias cosas ahí. En primer lugar, tenemos una base dura que se está revitalizando, le explico, en octubre parte de nuestra propia gente y del núcleo duro no votó por el MAS-IPSP y hoy están volviendo a confiar en nosotros, por lo que esa base será más sólida y numerosa.

En segundo lugar, evaluamos que hay una clase media que se sintió tal vez encantada por ese discurso de la “democracia” y demás elementos que se han dado en esas semanas, pero que actualmente mucha de esas gentes están decepcionadas al ver lo que ocurre en el país.

-¿Concretamente con qué se han decepcionado?

-Por ejemplo, con la parte política, cuando decían “no queremos nepotismo” y resultó que toda la familia de la señora Áñez está trabajando en el gobierno. Decían que no querían corrupción y de pronto son testigos de un gobierno corrupto.

Decían que éramos “incapaces” y ven que este gobierno, en menos de cuatro meses, ha posesionado dos gerentes en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), dos gerentes en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), dos gerentes en Boliviana de Aviación (BOA), lo que demuestra su ineficiencia e ineficacia.

Entonces hay un sector decepcionado, que junto a su decepción política está viendo una amenaza económica, advertida por nosotros en octubre pasado cuando dijimos que ellos iban a retornar al modelo neoliberal, ¡y lo hicieron! En efecto, padecemos una profunda crisis económica que se va a acelerar con este tema del coronavirus.

Hay que indicar que la crisis económica general se arrastra desde octubre-noviembre de 2019, pero que este gobierno de facto la profundizó. El año pasado crecimos alrededor del 2.5%, pero donde se cayó la economía fue el último trimestre. Al ver los datos no hay como negarlo. Por eso podemos afirmar que es este gobierno el que, con su política económica, está destrozando la economía, lo que crea un rechazo de la población que ahora la pensará dos veces antes de apoyar candidaturas de cantos de sirena que al final no resultaron ser lo que dijeron ser.

En tercer y último lugar, las encuestas han arrojado que hay una gran parte de los votantes que aún están indecisos.

-Habría que sumar a los que votan por primera vez, porque según datos del TSE hay al menos 135 mil nuevos inscritos en el padrón electoral.

-Sí. Ahora, en el caso de los indecisos pienso que tenemos todavía una veta todos los partidos políticos que estamos en campaña, pero que a la vez somos nosotros los que gozamos del mejor programa, como para seducirlos.

Junto con esto, hay una incorporación de jóvenes que no nos conocen, que no nos han visto lo suficiente o no han entendido lo que hemos hecho, y a ellos vamos a dirigir gran parte de la campaña y les mostraremos lo que se ha hecho y lo que se pretende hacer para obtener su voto. En el Programa ofrecemos bastantes cosas a la juventud, desde vivienda hasta estudios superiores en universidades prestigiosas. Todo cubierto con la política que pretendemos lanzar desde el gobierno.

En conclusión, hay vetas con las que uno puede contar para poder ampliarse, por ejemplo, otra está en la clase media, –como dije– muy descontenta política y económicamente.

-Fíjese que a mí me tocó cubrir algunas concentraciones y actos vandálicos de la oposición, como el cerco al Ministerio de Salud, el cual trataron de incendiar con los funcionarios en su interior. Y me llamó la atención que quienes encabezaban eso eran jóvenes de no más de 22 o 24 años, ¿qué pasó ahí? ¿Por qué una parte considerable de la juventud se la jugó por derrocar a Evo Morales en las calles?

-Esa es una muy buena pregunta para ellos. Lo cierto es que en ese periodo de la movilización igual se probó que fueron los propios docentes universitarios –del sector público y privado– quienes, en muchos casos, promovieron que sus alumnos se sumaran a ese movimiento, inclusive ofreciendo notas. Me lo han dicho mis propios alumnos.

-Pero convengamos que las organizaciones juveniles del MAS-IPSP no se caracterizaban ni por ser masivas ni representativas de la juventud.

-Bueno, no han hecho una labor de ampliar las cosas, aun cuando creo que ahora sí se puede hacer un mejor trabajo. Adicionalmente, apuntaría que en asas jornadas había muchachos de colegio movilizados, ¿inducidos, no? Y es que a esa edad tal vez el criterio no está tan formado como para tomar muy en serio una movilización de esa naturaleza; pero estuvieron ahí.

Lo central es que algo está cambiando en la juventud y hay que hacer un trabajo de concientización con ellos, mostrarles cómo éramos, pues hay una enorme cantidad de jóvenes que piensan que Bolivia siempre ha sido como estos 14 años, y no es así, éramos un país muy distinto y lo hemos cambiado, por eso continuaremos el proceso de transformación de cara al 2025.

-En lo estrictamente coyuntural, ¿cómo ve el tema del coronavirus? ¿Cree que pueda incidir en la recalendarización de la elección del 3-M? ¿Cómo han abordado el tema en el MAS-IPSP?

-Lamentamos que en el tema del coronavirus el Gobierno de turno no haya tomado las medidas oportunas, porque ya entró el virus.

-¿Piensa que reaccionaron tarde?

-Muy tarde, ya está adentro el virus. Han tenido que tomar una serie de medidas de manera de manera obligada y forzosa, hasta muy exageradas en algunos casos, y todo para simplemente mostrar que están tomando medidas y de paso justificar lo que Ud. me acaba de decir en la segunda parte de su pregunta, como es brindar elementos que les permitan la postergación de las elecciones.

-¿Cree que es un escenario posible?

-Creo que la población no está en condiciones de aguantar por más tiempo a este gobierno supuestamente transitorio, el que, por ejemplo, ha estado haciendo negociaciones estructurales del gas, firmando negocios con Brasil para seis años, algo que no le corresponde. Pero además tratando de emitir mil 500 millones de dólares de deuda.

-De retornar al Palacio Quemado, ¿qué hará con eso?

-Vamos a desconocer ese tipo de endeudamiento y contratos que están firmando, porque es un gobierno de facto y transitorio que no cuenta con el respaldo popular democrático que debe traducirse en las urnas.

Le doy un ejemplo más de los excesos: Cuba. Ellos han avanzado en descubrimientos médicos y están ayudando a países con el tema del coronavirus, mientras aquí han roto relaciones con la isla. El pueblo necesita que se reanuden las relaciones diplomáticas con Cuba.

-Por cierto, esas son acciones que exceden la potestad de cualquier gobierno que se diga transitorio.

-Así es. Hay cosas que están afectando la salud y la economía de la población por causa de decisiones de un gobierno de facto, teóricamente transitorio. Por lo tanto, coincidimos con las personas que dicen que una vez que haya elecciones y un nuevo gobierno sea este el que asuma todo lo que tenga que ver con los problemas que aquejan al Estado.

-El candidato electo el tendrá que hacer frente a un contexto económico nacional, regional y global adverso, ¿cómo evalúa la crisis que hay a nivel global y la capacidad de maniobra que pueda tener Bolivia para salir airosa?

-Aquí veo dos cosas fundamentales. La primera tiene que ver con que poseemos un plan que hemos propuesto no solamente para las elecciones del mes de mayo, sino que data de octubre y está plenamente vigente. La segundo dice relación con la experiencia de haberlo hecho, y de manera exitosa, y que el pueblo boliviano sabe que tenemos experiencia y que hemos implementado un modelo propio, destacado.

En cambio, las otras propuestas son una aventura para el pueblo ya que representan la vuelta al pasado. Y, bueno, pienso que no podemos en este momento arriesgar la vida, la salud y la economía de los bolivianos.

-¿Cuáles son los puntos más fuertes y destacables de su Programa de Gobierno? ¿Cuáles son los puntos de continuidad y ruptura (matices) respecto a la gestión de Evo Morales?

-Somos una propuesta que va a profundizar la industrialización de los recursos naturales, que apostamos a mejorar lo que llamamos: “la destrucción de la economía”. Esto porque, en los últimos cuatro meses, la economía ha sido destruida, por tanto, aunque no estaba previsto en el programa de octubre, debemos focalizarnos en reconstruir la economía. ¿Cómo lo haremos? En el Programa aparece el cómo.

Asimismo, continuaremos luchando contra la pobreza y redistribuyendo el ingreso; eso es parte del Programa.

-Entre sus filas ronda la incertidumbre en cuanto a que “una cosa es ganar electoralmente y otra asumir el poder”, ¿qué opinión le merece esto –entendiendo que el enemigo de fondo es nada menos que Estados Unidos–?

-Lo han dicho ya de manera explícita, también. Esta señora Áñez declaró: “No permitamos… que los salvajes puedan volver al poder, creo que eso es responsabilidad de todos”. ¿Qué significa ese “no permitamos”? ¿Un fraude? ¿Otro golpe?

En la misma línea, una diputada de Unidad Demócrata (UD) señaló que de ganar nosotros las elecciones, el pueblo se iba a encargar de que no asumiéramos el poder. Imagínese Ud. esa contradicción.

Lo anterior demuestra que los supuestos demócratas no habían sido tales, y esa es parte de la decepción de mucha gente que apoyó esta dictadura en el golpe de Estado de noviembre. A nosotros nos queda claro que una cosa será ganar las elecciones y otra es que haya una conducta democrática por parte de este gobierno y de todos quienes se dijeron en su momento demócratas, o sea, que nos transfieran el gobierno nacional.

-¿Cree que van a respetar la voluntad ciudadana?

-Espero que así sea.

-¿Cómo observa el tablero regional y qué lugar le concede a los organismos de integración como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)? ¿Sigue en pie la diplomacia de los pueblos y cómo?

-Inmediatamente regresando al gobierno vamos a restablecer toda nuestra política exterior. No se olvide que el Vicepresidente ha sido Ministro de Relaciones Exteriores y es quien ha formado y puesto la piedra angular de toda la política exterior del país. En otras palabras, volveremos a lo que estábamos haciendo en esa área.

-¿En qué fase de aplicación (si es que la hay) se quedó el Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo?

-El modelo está ahí y simplemente resta profundizarlo. Se va a mantener, continuaremos utilizándolo, porque representa un divorcio del modelo neoliberal. Por eso lo retomaremos y seguiremos en su aplicación, ya que fue truncado estos últimos cuatro meses.

-Si tuviera que hacer un breve balance de las fortalezas y debilidades del Proceso de Cambio, ¿cuáles serían? Y es que a muchas personas les hace ruido la excesiva confianza que tuvieron, por ejemplo, en personajes como Luis Almagro e instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA).

-Nuestra fortaleza son los resultados económicos y sociales, que son envidiables y han sido reconocidos por numerosos organismos internacionales.

Nuestra debilidad ha estado en la excesiva confianza, y no solamente en organismos como la OEA, sino en las cúpulas militares y policiales.

-Acerca del accionar de estos, de ser electo presidente, ¿habrá justicia para los familiares de las víctimas de Sacaba, Senkata y otras flagrantes violaciones a los DD.HH. ocurridas desde octubre?

-Por supuesto que sí.

Grosso modo, ¿cómo evalúa la administración de Áñez?

Como un gobierno totalmente ineficiente, sin ideas, y que lo único que quiso fue distribuirse el botín de guerra del Estado para beneficio de sus familias. Repiten la historia del pasado de Bolivia.

¿Por qué el Proceso de Cambio cayó de manera tan precipitada? ¿Por qué no hubo una defensa masiva y popular? Por lo demás, ¿cree que la salida del país de la dirección política y de dirigentes claves del Gobierno fue atinada o dejó huérfano y sin capacidad de respuesta a los movimientos sociales?

Quedó claro que no estábamos preparados para un golpe así; ni desde el gobierno nacional, ni tampoco desde las organizaciones sociales.

El divorcio que existía entre las bases y la cúpula de las organizaciones sociales quedó de manifiesto, a tal punto que las direcciones fueron rebasadas por las bases.

-¿Estima que hubo una mayor reacción por parte de las bases?

-¿Que de las dirigencias? Sí, evidentemente. Para mí fue lo que pasó y, lamentablemente, por eso es que no hubo una resistencia organizada y planificada como para poder defender el proceso.

-Pero… ¿le parece que la ida de los dirigentes fue acertada?

-Nos sorprendió la forma en que ocurrió todo, muy organizado, digitado. Igual las cúpulas de organizaciones sociales que no respondieron, se ausentaron, se escondieron, a otros que persiguieron o los detuvieron. En fin, vimos una masa que estaba descabezada, pero que reaccionó e hizo la resistencia a su manera, con las consecuencias que todos conocemos.

-En lo personal, ¿cómo vivió esos días?

-Fueron los días más terribles que hemos podido vivir. Ya no estaba en mi casa, sino en un lugar seguro, todavía no iba a la Embajada. Pero, ver todo este proceso de deterioro, la falta de resistencia por parte de las organizaciones sociales, la participación activa de la Policía alentando a las clases medias y disponiendo de edificios para contrarrestar a las propias organizaciones sociales.

Ver a militares emplear todo su instrumental para consolidar el golpe, fue catastrófico, sobre todo porque terminamos viendo cómo por decisiones cupulares de policías y militares, que se vendieron prácticamente a intereses extranjeros, todo un proceso se fue a la borda.

-Para finalizar, en la izquierda tenemos una vasta trayectoria de análisis de victorias y derrotas de experiencias populares, ¿cuál es el aprendizaje histórico que extrae de la caída del Proceso de Cambio en Bolivia?

-Que no vamos a cometer los mismos errores.