Los nuevos presidenciables de la derecha brasileña
Juraima Almeida
A un año de las próximas elecciones presidenciales y con un Jair Bolsonaro inhabilitado para presentarse, la ultraderecha brasileña disputa nuevos liderazgos. Las elecciones se disputarán el 4 de octubre de 2026 presentan aún un escenario más que abierto para las candidaturas. Mientras que la izquierda parece cerrar filas tras la voluntad de Lula da Silva de ser o no candidato, la derecha y la ultraderecha debaten a cielo abierto.
En este sentido, la figura de Jair Bolsonaro oscila entre la centralidad y la periferia. El ex presidente ultraderechista sigue siendo una figura de peso pero ha perdido capacidad de movilización y ha relegado un poco su intención de voto en vistas de la imposibilidad judicial (30 años de inhabilitación) que rige sobre él por promover un golpe de Estado en enero de 2023. Pero, desde las elecciones de medio término del año pasado hasta el día de hoy, han emergido nuevas figuras en el campo ultraderechista.
“Bolsonaro sigue libre sólo porque los periódicos también intentaron y siguen intentando minimizar sus crímenes”, escribe Moisés Mendes. “Un capo de la droga no tiene las concesiones que la política le ofrece a Bolsonaro. Tras ser acusado de delitos graves, un narcotraficante que amenazó a un juez estaría en prisión preventiva antes de la sentencia. Bolsonaro es un Marcola con protección política de sus electores, de su familia con votos, de la cúpula de la extrema derecha, de las plumas fascistas de todo Brasil, de al menos la mitad del Congreso, de Faria Lima y de una vieja derecha que todavía lo considera útil para que el movimiento antilulismo se mantenga fuerte”.
Por eso está libre y profiriendo amenazas. Esto demuestra que su caso está calibrado según las tendencias políticas, el poder económico e incluso los grandes medios de comunicación que ayudaron a fabricarlo. Bolsonaro sólo existió y sigue siendo libre porque fue el Marcola de la política al servicio de toda la derecha, y no sólo del fascismo, y también de las corporaciones mediáticas, insiste Moisés Mendes en Brasil247.
El rechazo a Eduardo Bolsonaro (PL-SP) como posible candidato a la Presidencia en 2026 se ha consolidado incluso dentro del propio Partido Liberal. En un comunicado publicado por el columnista Lauro Jardim, del periódico O Globo, un líder del partido fue directo al comentar sobre los planes del diputado federal, actualmente en excedencia: “Eduardo Bolsonaro está acabado. Quiere presentarse como sea. Pero nadie en el partido lo quiere como candidato”, dijo.
Un capo de la droga no tiene las concesiones que la política le ofrece a Bolsonaro. Tras ser acusado de delitos graves, un narcotraficante que amenazó a un juez estaría en prisión preventiva antes de la sentencia. Un capo de la droga, señalado como una amenaza al orden público, no cuestionaría a los expertos que ayudan a los periódicos a decir si eso es posible o no, como es el caso de Bolsonaro, desde la perspectiva de los profesionales del derecho.
Tarcisio, Marçal, Eduardo y Michelle Bolsonaro
Tarcisio de Freitas es quizás la figura más competitiva en términos electorales. El gobernador del estado de São Paulo ha salido fortalecido de las elecciones de medio término al proclamarse ganador su delfín Ricardo Nunes en la capital del estado. Si bien el apoyo del bolsonarismo fue clave para Nunes, pronto Tarcisio logró capitalizar esta victoria robándose todos los flashes y siendo presentado por Nunes como su mentor.
Tarcisio es además el preferido del establishment. Al respecto, el sociólogo y politólogo Daniel Henrique da Mota Ferreira observa que el gobernador representa “una derecha más tradicional y cercana al sector financiero de Brasil y por eso también le va bien en los sectores más pudientes de la población.”
Freitas es una figura que supo tender puentes con el bolsonarismo pero que también es visto con buenos ojos por el Centrão. Su discurso es mucho más moderado y eso genera recelos dentro de las fuerzas más radicalizadas de la ultraderecha. En sintonía, da Mota Ferreira señala que “Tarcísio debe ultraderechizarse, le falta hablarle más al electorado de Bolsonaro”. Y agrega que el expresidente “le pide más. Le pide que hable de la amnistía a los participantes del intento de golpe de Estado, pero aún no hay definiciones claras de su parte.”
Tarcisio, que también cuenta con un pasado militar como Jair Bolsonaro, no escatima en elogios hacia Donald Trump, al tiempo que genera puentes políticos con las fuerzas de centro derecha.
De la familia Bolsonaro es Eduardo quien goza de mayor visibilidad pública por su decisión de autoexiliarse en Estados Unidos denunciando ser un perseguido político al igual que su padre. Eduardo Bolsonaro es una de las expresiones más radicales de la ultraderecha brasileña, incluso tiene un discurso más beligerante que el propio Jair Bolsonaro al ponerse al frente de la campaña para el uso civil y casero de armas de guerra.
Hoy empende una campaña contra el poder judicial brasileño desde el exterior y es, quizás, una de las figuras clave para explicar el inicio de la guerra arancelaria que emprende Donald Trump contra Brasil. Eduardo Bolsonaro pretende cargarse desde el exterior,al juez del Tribunal Supremo de Justicia Alexandre de Moraes . Desde su visión estratégica, allanaría su camino hacia la candidatura presidencial. En su contra cabe remarcar que el Centrão desconfía de su figura y de su potencial electoral.
Pablo Marçal ya fue candidato a presidente en 2022 y a alcalde de São Paulo el año pasado quedando en la orilla de la segunda vuelta al ser derrotado por Ricardo Nunes y Guilherme Boulos. Sin embargo, su figura sigue pisando fuerte dentro de un amplio sector de la sociedad brasileña que es permeable a su discurso facilista, conspiranoico y con enormes cuotas de mindfulness y wellness.
Su gran fuerte es que aún no ejerció ninguna función pública por lo que tiene un techo amplio, su punto débil es su lado oscuro vinculado a financiamientos poco transparentes y al fallecimiento de una persona que corrió una maratón que él mismo promocionó y el de un técnico que murió electrocutado en uno de sus estudios de streamer.
También Marçal corre cierto riesgo al ser promotor de desafíos motivacionales y experiencias mindfulness que ponen en peligro la vida de muchas personas: en 2022 casi mueren 60 personas que, bajo su guía, intentaron escalar el Pico dos Marins en las afueras con vientos de más de 100 kilómetros por hora.
Michelle Bolsonaro, la ex primera dama, parte como una de las favoritas según las últimas encuestas, incluso por encima de Tarcisio Freitas. Su nombre comenzó a circular desde el día uno de la salida del poder de Bolsonaro como posible heredera. Su capital reside en un estilo mucho menos beligerante que el de su marido y el de los hijos del ex mandatario. Al respecto, da Mota Ferreira señala que ella suma voluntades incluso “dentro de las bases de Lula, sobre todo entre las mujeres y los más pobres” y agrega que “ella habla mejor el lenguaje de las capas más bajas”.
Pero le falta terminar de convencer a las bases más radicalizadas del bolsonarismo y al propio establishment. Tiene, eso sí, detrás de ella a casi todo el poder evangélico dispuesto a apoyarla.
Todavía queda un largo camino por recorrer de cara a las elecciones presidenciales pero estos parecen ser los nombres que pican en punta y se erigen como los favoritos en las últimas encuestas para enfrentar a Lula Da Silva.