Los funerales de Pablo Neruda
MARIO CASASÚS|Este 23 de septiembre se cumplieron 40 años de la muerte (¿asesinato?) del Poeta de América Pablo Neruda. El episodio ha sido abordado por el documental, el cine, la radio, los libros… Ahora el chileno Luis Sepúlveda y el italiano Renzo Sicco acaban de estrenar la obra de teatro El funeral de Neruda, de la cual habla el primero en entrevista.
El peregrinaje de los huesos del poeta Pablo Neruda inició el 7 de mayo de 1974, cuando trasladaron el féretro al nicho 44 de la calle México, en el Cementerio general de Santiago; sus restos permanecieron inmóviles en la capital chilena hasta el 12 de diciembre de 1992. Sin embargo el día del funeral oficial regresó la represión como aquella tarde del 25 de septiembre de 1973, según recuerda la bibliotecóloga María Eugenia Velasco Martner, hija de Francisco Velasco y María Martner, los mejores amigos de Neruda en Valparaíso:
“Yo estaba arriba de Isla Negra -junto a mis padres y Teruca Hamel muy emocionados con la ceremonia de la entrada de los restos-, cuando veo que dan la orden de reprimir y los carabineros bajaron por la calle que da a la playa, montados a caballo, vi a la gente arrancando por las rocas y algunas banderas tiradas en la arena. Fue un espectáculo indignante”.
Dos documentales registraron el primer funeral: Santiago. Ciudad violada (Suecia, 1973) de Jan Sandquist, y Septiembre chileno (Francia, 1973) de Bruno Muel. Se cuenta también con otros registros, pero en formato de televisión, y existen fotografías imprescindibles de la venezolana Fina Torres, del chileno Marcelo Montecino y del brasileño Evandro Teixeira, haciendo hincapié en los detalles gráficos del rostro de Neruda en el ataúd, que desmienten la caquexia (desnutrición extrema) que certificaron como causa de muerte, y muestran el peso de 100 kilos del poeta al momento de morir, por lo cual el presunto asesinato recobra fuerza.
Dos libros registraron el primer funeral: Neruda: entierro y testamento (España, 1973), escrito por Álvaro Sarmiento (con fotografías de Fina Torres), y Funeral vigilado, escrito por Sergio Villegas, que en realidad es un fragmento del libro: El Estadio. 11 de septiembre en el país del edén (Argentina, 1974).
Cuarenta años después, la tumba del poeta está vacía, los huesos descansan en la morgue del Servicio Médico Legal y un par de muestras óseas se encuentran en la Universidad de Carolina del Norte y en la Universidad de Murcia para intentar esclarecer, desde sus laboratorios de toxicología, el presunto asesinato de la noche del 23 de septiembre de 1973, denunciado por Proceso hace un par de años. El tercer funeral será el definitivo, un desagravio a las dos ceremonias reprimidas por el Estado en 1973 y 1992.
A 40 años del suceso llega una nueva obra de teatro, escrita por el dramaturgo y novelista chileno Luis Sepúlveda y el italiano Renzo Sicco. En entrevista con Proceso, el primero cuenta los avatares tras bastidores de la pieza titulada: El funeral de Neruda.
-Luis, ingresaste a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, y militaste en las Juventudes Comunistas por influjo de la poesía de Neruda. ¿Recuerdas las dos decisiones fundacionales en tu vida al escribir la obra de teatro El funeral de Neruda?
-Cuando junto a Renzo Sicco nos sentamos a tirar línea sobre la que sería más tarde la obra, más que nada pensamos en los materiales de que disponíamos: el testimonio del chofer de Neruda, el talento de Renzo a la hora de convertir en teatro textos escritos para ser leídos como partes de un libro, y lo que los dos teníamos de información reunida sobre el tema. Renzo y su Assemblea de Teatro ha dramatizado muchos de mis libros o parte de ellos, y los resultados han sido siempre muy buenos. Ya es casi un ritual que cada vez que presento un nuevo libro en Italia, empiece por hacerlo en Turín, y que Renzo lleva a las tablas una parte del libro. Nos une una amistad de muchos años y eso facilita mucho cualquier trabajo que emprendemos.
-¿Cómo describirías el proceso creativo junto a Renzo Sicco? ¿De quién fue la idea de escribir El funeral de Neruda?
-Con Renzo Sicco coincidimos en muchos aspectos, de una parte está mi formación teatral y de otra su larga experiencia dirigiendo y adaptando textos literarios para el teatro. La idea ya existía, Renzo había dramatizado un texto mío sobre la muerte de Neruda, y ese fue el punto de partida. No sé si se puede hablar de un proceso creativo, porque los dos tenemos experiencia, y esa experiencia nos permite decidir en qué parte de la obra hay naturalismo, en qué otra parte es aconsejable el teatro experimental, pasar de Stanislawski a Grotowski, o a Brecht y el distanciamiento, o usar elementos de la comedia del arte. Ambos tenemos conocimientos y los ponemos al servicio de la obra que queremos lograr.
-¿Cuándo viste por primera vez los documentales europeos que filmaron el funeral de Neruda?
-Empecé a ver material documental en Europa, a partir de 1980, Los vi con emoción, desde luego. También conocí los primeros años de la Resistencia en Chile, los primeros esfuerzos organizativos y de juntar todo el material que se lograba salvar para mantener un archivo de la memoria histórica del país.
-¿Conocían la adaptación al teatro de “Funeral vigilado. La despedida a Pablo Neruda” (1974) escrita por Sergio Villegas?
-No, ignoro si Renzo la conocía. Alguna vez, en los años 80 vi una obra que montó el Berliner Ensemble, el teatro de Brecht en Berlín oriental.
-¿Qué tipo de comentarios recibieron durante la primera puesta en escena de El funeral de Neruda?
-Tanto en Chile como en todos los países donde se ha mostrado la obra la respuesta ha sido emotiva, entusiasta, y ha generado debate, así que con eso nos damos por satisfechos.
-¿Reeditarán El funeral de Neruda en el resto de Latinoamérica?
-Si alguien lo quiere editar, pues muy bien, con tal que no sea la Fundación Pablo Neruda. Hay varios grupos de teatro latinoamericanos que han puesto en escena la obra y nos parece muy bien la multiplicación del esfuerzo.
-¿Cómo registraron la muerte de Neruda en la obra de teatro?
-Evitamos el momento preciso de la muerte porque el acto de nacer y el acto de morir son las dos ceremonias más íntimas de los seres humanos, y además no queríamos hacer elucubraciones sobre la agonía, eso habría sido una morbosidad injustificable.
-¿Qué piensas ante la posibilidad del asesinato denunciado por Manuel Araya en el semanario Proceso?
-Como se dice en la primera adaptación de un texto mío adaptado por Renzo, hay muchas maneras de matar a un poeta. Una de ellas es la denegación de asistencia médica oportuna, otra es la de condenarlo a ser testigo cercano de la muerte de tantos compañeros a los que Neruda quiso, obligarlo a saber de la persecución y muerte de la gente humilde y de los jóvenes a quienes Neruda siempre se entregó de corazón. Y está también la posibilidad del asesinato alevoso. Las declaraciones de Manuel Araya y lo que de a poco hemos ido conociendo, como que Pinochet poseía agentes neurotóxicos capaces de matar a toda la población de Santiago, hacen muy verosímil la idea del asesinato.
-¿Leíste las noticias sobre la exhumación de Neruda?, ¿se debe desenterrar el pasado?
-Me he mantenido informado sobre todo lo que ha ocurrido con la exhumación y ahora, como muchos, espero los resultados definitivos que entregarán los forenses y los patólogos. El pasado está ahí, es muy reciente, no está enterrado. Quisieron enterrarlo pero no lo lograron.
-¿Qué opinas del papel de la Fundación Neruda al invertir el copyright del poeta en la empresa de un asesor de Pinochet y ante su negativa para cumplir la última voluntad de Neruda?
-No comparto nada de lo que ha hecho y hace la Fundación Pablo Neruda. Me parece indigno que hayan violentado el testamento y la voluntad de Neruda. Tuve una conversación muy dura con el presidente la Fundación Neruda cuando Bush visitó Chile y su esposa pidió visitar una de las casas del poeta. Mi opinión era que simplemente le dijera que no, y sin mayor discusión, pero según él había extrañas razones de Estado que me parecieron absurdas.
* Entrevista publicada originalmente en el semanario Proceso (22/09/2013).