Los cañones se mueven hacia Siria

MARCHA |  La tensión en Siria aumenta con el correr de los días. Mientras Kofi Annan y el presidente Al Assad llaman a respetar el plan de paz, Francia deja abierta la posibilidad de una intervención militar.

Revista Marcha

La sombra de Libia sobrevuela Siria. Un breve repaso por lo ocurrido este martes muestra que Estados Unidos y sus aliados buscan recrudecer las presiones contra la nación árabe, mientras que el presidente Bashar Al Assad y el enviado especial dela ONU, Kofi Annan, se reunieron en Damasco para intentar avanzar en una solución pacífica al conflicto interno.

Luego del encuentro, el mandatario sirio denunció que su país es víctima de operaciones de grupos armados, financiados desde el exterior. Al Assad afirmó que estas bandas recrudecieron sus actos violentos en los últimos días y apuntó contra las naciones que los financian, ya que de esa forma violan el plan de paz. Anteriormente, el gobierno sirio había indicado que países como Qatar, Arabia Saudita y Turquía son los principales implicados en el apoyo a los grupos irregulares. A esto se suma que Gran Bretaña y Estados Unidos han declarado públicamente el envío de dinero y equipos de telecomunicaciones a los opositores sirios.

Durante el encuentro, Al Assad aseguró a Annan que el éxito del plan de paz depende del cese de los actos terroristas y de detener el tráfico de armas hacia territorio sirio.

Por su parte, el enviado de la ONU llamó a tomar “medidas audaces ahora y no mañana” para lograr la paz en Siria y reconoció que la iniciativa “no se está aplicando como debería”.

“Queremos ahora acciones y no meras palabras”, subrayó Annan, que agregó que “el tiempo está pasando” y son necesarios “pasos rápidos y resultados” porque “continúan los asesinatos y los abusos” en la nación árabe.

Annan exigió al gobierno sirio y a la oposición armada que detengan sus operaciones, para de esa forma “empezar a revivir la esperanza en una transición política hacia un futuro democrático”.

Las posturas de Al Assad y Annan se conocen con la masacre de Hula como telón de fondo. El viernes pasado, más de un centenar de personas, entre ellas 59 niños, fueron asesinadas en esa localidad. El gobierno sirio sostiene que el hecho es responsabilidad de los grupos irregulares armados, mientras que sectores dela ONU, Estados Unidos y la Unión Europea acusan a Damasco por las muertes.

Sobre lo ocurrido en Hula, el canciller ruso Sergei Lavrov expresó que existen países que buscan utilizar este hecho para intentar justificar una intervención militar contra Siria. El diplomático respaldó la decisión del Consejo de Seguridad dela ONU, que aprobó una resolución que llama a investigar la matanza y condenar a los responsables. Lavrov también denunció que “se está utilizando la cuestión de los refugiados sirios como otra excusa para exigir al Consejo de Seguridad de la ONU que apruebe operaciones militares contra Siria y tratar de representar las cosas como si no se pudieran resolver sin corredores humanitarios y zonas de amortiguamiento”. El canciller ruso expresó que Moscú apoya a las naciones que recibieron en el último tiempo a 150 mil refugiados sirios, pero recordó que en Siria hay casi un millón de refugiados iraquíes y 500 mil palestinos, algo que no es tomado en cuenta.

Moviendo los cañones

Aunque en Siria se intenta avanzar con un plan de paz y el gobierno de Al Assad llevó adelante una serie de reformas, incluida la modificación dela Constitución, las potencias europeas no descartan una invasión a la nación árabe. Así lo dejó en claro el presidente francés, François Hollande, que afirmó que “la intervención armada no está excluida”. El mandatario agregó que para decidir esto, la condición es que “se haga mediante una decisión del Consejo de Seguridad” dela ONU. Hollande expresó que “hay que convencer a China y a Rusia” para llevar adelante un invasión de este tipo. A su vez llamó a recrudecer las sanciones económicas y comerciales contra Damasco. Rusia “es, junto con China, el más reticente a las sanciones. Hay que convencerla de que no se puede dejar que Al Assad masacre a su pueblo”, declaró.

Al mismo tiempo que se conocían las palabras del Jefe de Estado francés, el presidente de Líbano, Michel Suleiman, aseveró que su país no se convertirá en “una base militar contra Siria”. El gobernante manifestó su oposición “a que se abran las fronteras (de Líbano) al tráfico de armas (contra Siria), o que se cierren a la entrada de los desplazados sirios, que deseamos que se establezcan con el respeto a las leyes locales y el derecho internacional”. Suleiman señaló que Líbano proseguirá “la política de neutralidad hacia Siria para no alimentar tensiones”.

Las presiones contra Siria fueron coronadas con las expulsiones de sus cuerpos diplomáticos en Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, España, Holanda, Bélgica y Bulgaria, bajo el argumento de que el gobierno de Damasco es responsable de la masacre de Hula.