Leonardo Padura: “Cuba ha sostenido su soberanía”:
Leonardo Padura (La Habana, 1955) nació en el el barrio de Mantilla hace casi 70 años y desde ahí hace un recorrido por su vida en Cuba con sus buenos y malos momentos. En entrevista con el diario mexicano Milenio, el escritor habla de su nuevo libro Ir a La Habana (Tusquets), donde cita fragmentos de otras de sus novelas en un viaje de reconstrucción autobiográfica que invita al lector a sumergirse en su vida y recuerdos. Leonardo Padura está en México para presentar Ir a La Habana y la reedición conmemorativa de El hombre que amaba a los perros, donde el periodista cubano reconstruye las vidas de Trotsky y Ramón Mercader, a 15 años de su publicación.
-¿Es una mirada crítica y a la vez amorosa de La Habana?
Sí, como casi todas las cosas que nos resultan cercanas, uno puede desarrollar una extraña relación de amor-odio y creo que eso está ocurriendo en mi caso con la ciudad. Es una ciudad a la que le debo entender el mundo como lo entiendo, hablar esta lengua en que me estoy expresando y en la que escribo, cómo la utilizo, tener a las personas más cercanas que he tenido a lo largo de toda mi vida, muchas experiencias que van desde cosas tan importantes como las memorias de los juegos de beisbol hasta el descubrimiento del amor, la amistad, la fraternidad, la solidaridad.
-¿La ciudad ha ido cambiando?
-Las ciudades son organismos vivos y evolucionan. En este caso, la evolución no ha sido por los canales más satisfactorios que pudiéramos esperar. Es una ciudad que vivió un proceso de construcción a lo largo de cuatro siglos; ahora está viviendo un proceso de deconstrucción. La ciudad está muy maltratada, poco atendida, muy degradada.
“Y todo esto que ocurre en lo físico, basureros en las esquinas, baches en las calles, paredes desconchadas, balcones que se caen, de alguna manera repercute en el comportamiento y en la actitud de las personas. Es decir, que hay una evolución ahí que para mí es bastante dolorosa, creo que para la mayoría de los cubanos y específicamente de los habaneros. De eso un poco trato de dar testimonio también en el libro.
-¿Es una crónica de tu vida en la isla?
-Es un recorrido de todos mis años de vida en Cuba, que han sido todos. Viajo mucho, pero vivo en la misma casa donde nací; ahí vive mi madre todavía y vivo con mi esposa Lucía. Es la casa que construimos entre los dos sobre la casa que habían construido mis padres. Entonces hay toda una serie de elementos que hacen muy densa esa pertenencia a este sitio.
-¿Fue doloroso o sanador apelar a tus recuerdos?
Sobre todo fue necesario. Era un recorrido que yo tenía que hacer alguna vez. Evidentemente, está hecho a lo largo de mis novelas porque, junto con este ensayo, va acompañado de fragmentos de las novelas en los que se habla de los lugares, los procesos, los personajes que voy mencionando. Entonces ya estaba escrito, pero no estaba organizado de una manera armónica y era lo que necesitaba hacer y por eso escribí este libro, que deseaba escribir durante mucho tiempo.
“Lo más difícil fue congeniar todo el discurso que yo estaba escribiendo con los textos novelescos, porque son 14 novelas y había que revisarlas para ver en qué momento de los que yo voy mencionando en el libro se ajustaba mejor a lo que había dicho en alguna de las novelas”.
-¿Cómo fue el proceso?
-Me ayudó mucho mi esposa. Yo le fui indicando a grandes rasgos. En tal novela yo hablo de este fenómeno en los 50; en tal capítulo, busca ahí, y fue un trabajo bastante intenso que tuvo que desarrollar Lucía y está muy presente en este libro.
-¿Podemos entender mejor a Cuba con tu libro?
-Intento que mis novelas de alguna forma sean una crónica de lo que ha sido la vida contemporánea en Cuba. Muy desde la perspectiva de mi generación, que tiene una perspectiva muy especial dentro de las distintas generaciones que han convivido en estos años. Si mis novelas sirven para entender esa perspectiva generacional de lo que ha pasado en Cuba en estos 40, 50 años, que fundamentalmente recorren mis novelas.
“Las primeras historias de Mario Conde ocurren en 1989, la que estoy escribiendo en 2023, es decir, hay un arco de más de 30 años de vida cubana narrada, además de una visión de la historia que hay en otras novelas. Entonces siempre ha habido una reflexión sobre Cuba, pero mayoritariamente sobre el presente cubano”.
-¿Sueñas con una Cuba libre?
-El problema no es de libertad, ¿en qué sentido podemos entender la libertad? Cuba es un país independiente que ha sostenido su soberanía, una soberanía que ha costado mucho a lo largo de la historia. Ahora que las personas dentro de Cuba no tengan todas las libertades ciudadanas que se espera deban tener, eso es otra historia. No podemos mezclar Cuba con lo que ocurre con los ciudadanos porque son dos esferas que se mezclan, pero que son diferentes. Espero que algún día las personas en Cuba puedan vivir dignamente de su trabajo.
-¿Qué provoca eso?
-Que se practiquen muchas estrategias de supervivencia y uno tiene que entender que lo primero que hay es la vida y para vivir tienes que luchar. Y si esa lucha te lleva a tener ciertas actitudes que no son del todo éticas o consideradas aceptables, pero que son las que te resuelven la vida, pues mira, tienes que practicarlas porque siempre ha sido así. En los periodos de crisis, cuando aumenta la miseria aumentan los miserables y eso es una regla que se cumple siempre.
–¿El libro llega en un momento complicado con las políticas de Donald Trump sobre Cuba y otros países?
Yo creo que los libros llegan cuando llegan y la realidad va por sus caminos, que a veces son inescrutables. Estamos viviendo un momento que está cambiando el desarrollo de la historia. Queramos o no, estamos viviendo en la era Trump y eso está marcando al mundo completo porque su proyección, lamentablemente, aunque tenga muchos efectos hacia el interior de Estados Unidos, tiene constantemente una perspectiva hacia el resto del universo. Y como tú sabes, tanto México como Cuba han tenido un gran problema y es que han estado demasiado lejos de Dios y demasiado cerca de Estados Unidos.
-¿Crees que cambie el destino de Cuba con estas decisiones?
-No lo sé. Trump es capaz de muchas cosas, pero siento que, de alguna manera, la realidad le irá poniendo algunos frenos. De hecho se los ha puesto, pero hay que esperar a ver qué pasa porque intentar hacer predicciones del futuro es muy desafortunado.
-Pienso que vives un gran momento, va a cumplir en octubre 70 años, ¿es así?
-Sí, estoy muy contento. Estoy terminando una novela, en el proceso de revisión y se desarrolla en Cuba, en el presente, aunque viene arrastrando una historia de muchos años en el pasado, un parricidio real que ocurrió en una familia cercana a mí que utilizo como motivo dramático para hablar del destino de mi generación en Cuba, esa que creció con la Revolución, que participó, estudió, creyó y que al final ahora se encuentra con que prácticamente vive en la miseria porque tiene jubilaciones de 2 mil pesos cubanos en un país donde un cartón de 30 huevos vale 3 mil. Entonces sobre ese destino generacional trata la novela.
-¿Qué cosas nuevas tiene un libro tan importante en tu carrera?
-Tiene un prólogo, un epílogo y una mejor impresión y yo estaré en México esta semana, y en marzo vamos a hacer una presentación en la plaza del centro de Coyoacán, pero también viajaré a Guadalajara y Querétaro, por lo pronto.