Lecciones para el gobierno de Lula en la crisis de PIX
Jeferson Miola
Al derogar la Instrucción Normativa [IN] 2219 que había sido publicada el 17 de septiembre del año pasado, el gobierno pretendió pasar página y detener la hemorragia política causada por la manipulación bolsonarista del PIX, un sistema de pago electrónico en Brasil lanzado el 5 de octubre de 2020, en pleno funcionamiento desde el 16 de noviembre de 2020.
Sin embargo, el desgaste todavía requerirá un esfuerzo desafiante para revertir la situación. El episodio sació la credibilidad del gobierno y exacerbó una sensación de desconfianza y sospecha sobre las supuestas intenciones “ocultas” detrás de cada iniciativa del gobierno.
El lado prometedor de esta crisis es que se produce en medio del cambio en la comunicación del Planalto, y por lo tanto puede servir como de estudio para que el gobierno ajuste tanto sus estrategias comunicacionales como su funcionamiento y postura política para enfrentar el gangsterismo extremista.
Comparando la mentira con un virus, el ministro de Hacienda Fernando Haddad minimizó las fallas del gobierno en su entrevista con CNN, del 17 de enero. “Sólo puedes producir la vacuna después de conocer el virus. No puedes producir la vacuna para un virus que no conoces”, dijo, lo que implica que la crisis sería inevitable de todos modos.
Esta comparación sólo sería totalmente válida, sin embargo, si no hubieran existido signos y síntomas obvios de la acción del “virus de la mentira” en las plataformas de Internet. Sin embargo, este no es el caso de la difusión de la mentira [transmisión viral] no fue asintomático.
Al menos desde la última semana de diciembre de 2024, se ha empezado a especular en las redes bolsonarististas que el gobierno pretendía gravar el PIX y recaudar impuestos a los usuarios de este medio de pago.
La encuesta de Quaest Consultoria del 17 de enero muestra que la ola viral comenzó en diciembre ganó la fuerza del tsunami el 15 de enero después de crecer de manera sostenible, día tras día, sin que el gobierno anticipabara y actuara para combatir la manipulación y las mentiras.
Ya el primer día de 2025, 103.190 menciones fueron contabilizadas en la tributación de PIX en las plataformas monitoreadas por Quaest -Facebook, Instagram, Tik Tok, Youtube y X. Exactamente una semana después, el 8 de enero, tales menciones saltaron a 1.355.240. Y dos días después, el 10 de enero, estaban en 5.326.185.
Sin enfrentar ninguna resistencia, ya que no hubo una reacción efectiva del gobierno, la mentira de la extrema derecha sobre el PIX alcanzó 22.139.015 menciones el 15 de enero, en el apogeo del devastador tsunami. Y en este día explotó el número de vistas del vídeo concebidos por la dirección del marketing bolsonarists.
Un video producido por el diputado federal bolsonarista Nikolas Ferreira, con más de 4,5 millones de seguidores, en el que el parlamentario insinuó sin pruebas que el gobierno de Lula podría cobrar tributos sobre el Pix llegó a viralizarse. “El gobierno de Lula va a monitorear tus gastos”, dijo el diputado.
No es razonable que las áreas de monitoreo de la coyuntura e inteligencia -al menos de los ministerios de Hacienda, Comunicación y Casa Civil- no hayan identificado a tiempo la evolución del fenómeno, lo que permitiría al gobierno organizar una contraofensiva efectiva con la realización de una campaña publicitaria para el esclarecimiento de la población, el llamado a una cadena de radio y televisión para denunciar la mentira y a sus autores, la solicitud de una investigación policial y la propuesta de demandas judiciales.
El gobierno también podría haber articulado una poderosa ofensiva de su base social, partidaria y parlamentaria para aclarar didácticamente el verdadero significado de la Instrucción Normativa, y para denunciar que Paulo Guedes y Jair Bolsonaro planeaban gravar los movimientos financieros vía PIX.
La prevalencia d elas tecnocracias sobre la política es otra dimensión del problema creado. Al menos es ingenuo no dimensionarlo y no prepararse para el impacto político potencial de cualquier acto burocrático en relación con el PIX, un medio de pago utilizado diariamente por más de 170 millones de personas.
Es especialmente ingenuo ignorar este aspecto en este entorno de activismo de extrema derecha, con una hiperpolarización ideológica y libertad de difusión de mentiras y prácticas criminales en las plataformas digitales.
La Instrucción Normativa se publicó casi cuatro meses antes de que entrara en vigor, un período más largo que suficiente para organizar el funcionamiento articulado del gobierno desde el punto de vista político y mediático. Pero aparentemente nada de esto se hizo.
Y luego, en el pánico del momento, el Ministerio de Hacienda revocó la medida el 15 de enero. Con este retiro, el gobierno dio aires de realidad a las mentiras bolsonarististas, y sufrió un daño notable a su propia imagen y credibilidad.
Sin embargo, el Presidente Lula ha declarado, después de la derogación, que “no debemos tener miedo de enfrentar las mentiras” (el 16 de enero). Y el día siguiente el gobierno envió al Congreso la Medida Provisional garantizando la gratuitidad de PIX y la exención total de las tasas, cuando el daño ya se había consolidado.
Analizar lo ocurrido y revisar los errores cometidos es una condición esencial para que el gobierno repare los daños sufridos y construir un marco de referencia de su funcionamiento en este contexto de florecimiento de una extrema derecha mentirosa y criminal y fortalecida por multimillonarios fascistas y/o sin compromiso con la democracia, que son dueños de las grandes plataformas tecnológicas.
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)