En momentos que se vincula al jefe de la Casa Blanca con la fallida Operación Gedeón (2020), la declaración del mítico Cartel de los Soles como “organización terrorista extranjera” serviría de coartada para intentar el enésimo cambio de régimen.

Desde hace dos semanas, mientras aumenta las provocaciones militares en los límites aéreos y marítimos de Venezuela y continúa con la acumulación de fuerzas en islas caribeñas circundantes, Donald Trump ha mencionado de manera reiterada la posibilidad de sostener “conversaciones” con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. El martes 25, por ejemplo, desde el Air Force One, respondiendo a preguntas de la prensa sobre por qué quiere hablar con el mandatario venezolano, con su peculiar ambigüedad, declaró: “Si podemos salvar vidas, si podemos hacer las cosas por las buenas, está bien. Y si tenemos que hacerlo por las malas, también está bien”.Registro Federal de EE.UU. publicó designación del Cartel de los Soles ...

Un día antes, como parte de la política de “máxima presión” y a la sombra de una posible intervención militar, el secretario de Estado, Marco Rubio, uno de los principales arquitectos de la ofensiva contra Venezuela, había oficializado la inclusión del inexistente ‘Cártel de los Soles’ en el listado de “organizaciones terroristas extranjeras”; categoría reservadas para las amenazas más graves contra la seguridad nacional estadunidense, que revela un patrón en el que cada vez que dicha estrategia requiere de un impulso discursivo, el fantasma de criminalizar al Estado venezolano resurge con renovado vigor.

Así, sin ninguna prueba, reciclando una acusación que carece de sustento en los propios informes de inteligencia estadounidenses y sobreactuando el guion de su ficción discursiva que señala a Venezuela como un “narcoestado”, Trump ha acusado a Maduro –junto con otros liderazgos del país caribeño, como los ministros del Interior y de Defensa, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino, respectivamente–, de pertenecer al mítico ‘Cártel de los Soles’; reciclaje que obedece ahora a una lógica de “bandera falsa” geopolítica.

Venezuela Intensificó la Lucha contra el Narcotráfico en 2023 con ...
Venezuela Intensificó la Lucha contra el Narcotráfico en 2023

Cabe recordar, al respecto, que el 27 de agosto pasado, Pino Arlacchi, ex vicesecretario general de las Naciones Unidas y ex director ejecutivo del ONUDD, el programa antidroga y el delito de la ONU, escribió un artículo donde afirma que durante su mandato en la máxima organización mundial, “la cooperación del gobierno venezolano en la lucha contra el narcotráfico era una de las mejores de Sudamérica” y que “la delirante narrativa de Trump de ‘Venezuela como narcoestado’” sonaba a “una calumnia geopolíticamente motivada”.

Citó incluso el Informe Mundial sobre Drogas 2025, que, dijo, “desmonta pieza por pieza el entramado geopolítico construido alrededor del ‘Cártel de los Soles’, una entidad tan legendaria como el Monstruo del Lago Ness, pero apta para justificar sanciones, embargos y amenazas de intervención militar contra un país que, casualmente, se ubica sobre una de las mayores reservas de petróleo del planeta”.

No obstante, aunque la “realidad” de Trump contraste con los hechos, su estrategia mediática ha logrado convertir la mentira en verdad oficial, y los medios no pro-gubernamentales de EU se han convertido –muchos sin querer– en facilitadores y hasta cómplices de esa maquinaria de propaganda. Parte del problema es el volumen de informaciones oficiales falsas, engañosas y hasta absurdas, que abruman a los periodistas y dificultan las decisiones sobre lo que vale o no difundir, y cómo. Con un agregado: en muchos casos, las afirmaciones absurdas de Trump y sus funcionarios, sirven de distracción.Cómo opera el Cártel de los Soles y qué implica ser designado como ...

Pero lo peligroso, en la actual coyuntura, es que Trump pretende utilizar la “designación” de los departamentos de Estado y del Tesoro de EU, de un cártel inexistente como “organización terrorista extranjera”, como coartada para poder ordenar acciones punitivas y letales directas de las fuerzas militares y de seguridad estadunidenses contra el gobierno de Maduro, lo que podría llevar a la aniquilación física de miles de venezolanos víctimas de una triquiñuela artificiosa, igual que ocurrió en Irak con las “armas de destrucción masiva” de Saddam Hussein.

Ya pasó el punto de no retorno, es Trump o Maduro: Abrams

Asimismo, cabe apuntar que el giro discursivo táctico de Trump proclive a entablar “conversaciones” con el gobierno venezolano contrasta, también, de manera abierta, con la orden dada a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para incrementar las operaciones clandestinas, la guerra sicológica y la infiltración de mercenarios en el territorio venezolano; la coerción económica y financiera; los sabotajes contra infraestructura crítica; el despliegue militar naval en el mar Caribe en una zona situada a entre 80 y 160 kilómetros de las costas venezolanas y los simulacros de operaciones de desembarco en las playas de Puerto Rico y Trinidad y Tobago.

TRump quiere apoderarse del petróleo venezolano

A ello se sumó la advertencia de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos a las líneas aéreas civiles, que podrían enfrentar una “situación potencialmente peligrosa” cuando sobrevuelen el espacio aéreo del país sudamericano, “debido al empeoramiento de la situación de seguridad y al aumento de la actividad militar”.

Sin precisar qué tipo de amenazas podían enfrentar, el comunicado de la FAA indica que éstas “podrían suponer un riesgo potencial para aeronaves en todas las altitudes”, incluso para aquellas que permanezcan en tierra.

En el marco de esa escalada de máxima coacción política, militar y sicológica, la aparente apertura y el cambio de tono de Trump −quien no es ni aislacionista ni pacifista y además ha sucumbido ante el Estado profundo− responde en gran parte a la capacidad de contención del gobierno venezolano, que hasta el presente ha sabido frustrar desde atentados terroristas hasta operaciones de bandera falsa, incluida la tensión coercitiva incrementada con el cerco geopolítico de sus activos navales con tropas de despliegue rápido, del que han hecho eco, a diario, la prensa hegemónica estadunidense y sus amanuenses urbi et orbi como parte de la misma estrategia de cambio de régimen.

Dado que el objetivo de derrocar a Maduro por medio de un quiebre institucional −en particular al interior de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana− no se ha cumplido, Trump necesita recalibrar su estrategia belicista, ante el estancamiento, además, de las acciones emprendidas desde hace meses y su desgaste.

La presión no funcionó y recurre ahora al lenguaje del “diálogo” como una maniobra para reposicionarse, un giro que también refleja contradicciones dentro del propio aparato de poder estadunidense y del movimiento que lo catapultó a la Casa Blanca.

En especial, la pugna entre las facciones que lo apoyan y compiten entre sí con agendas divergentes: el bloque MAGA, ahora dividido por decisiones y gestos que muchos consideran una desviación de esa promesa fundacional: “Hacer a América grande otra vez”; los halcones neoliberales, centrados en la imposición económica con eje en el petróleo, y los neoconservadores guerreristas, que apuestan por la confrontación directa.

A lo que se suma el avance del multilateralismo con China y Rusia como actores centrales, que actúan como un contrapeso político, diplomático y militar que limita la capacidad de Estados Unidos de imponer su plan.

Elliott Abrams named envoy on Iran issues - Jewish Telegraphic AgencySegún el superhalcón Elliott Abrams, quien se desempeñó como representante especial para Venezuela de Trump durante su primera administración, el actual inquilino de la Casa Blanca carece de “claridad” acerca de qué hacer en Venezuela, pero debe “eliminar” sus “dudas” y “ambigüedades”, y atacar militarmente dentro de su territorio al régimen del “dictador” Maduro.

Ex subsecretario de Estado para América Latina de la administración Reagan y prominente miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, Nueva York, 1921, principal think tank del “poder profundo”), en un artículo en la revista Foreign Affairs (20/11/25), vocera de la institución, Abrams, uno de los arquitectos del plan de Trump para la repartición de Gaza, afirma que los asesores del mandatario deberían convencerlo de que “ya pasó el punto de no retorno: el juego está en marcha, y o gana él o gana Maduro”.

Denominado “Cómo derribar a Maduro: por qué el cambio de régimen es el único camino hacia adelante en Venezuela”, en su artículo Abrams reconoce que “no sería prudente ni necesario desplegar fuerzas terrestres en Venezuela”, pero afirma que crear las condiciones para la caída de Maduro “requerirá atacar algo más que lanchas narcotraficantes en aguas internacionales”.

Aeropuerto Internacional (SKBG)
Base aérea Palonegro

Por lo que propone que Washington amplíe su “lista de objetivos”, y para proteger los aviones de Estados Unidos que puedan atacar blancos en Venezuela, se deberían “destruir los sistemas de defensa aérea de Venezuela, los aviones F-16 en la Base Aérea de Palo Negro y los jets Sukhoi en la base aérea ubicada en La Orchila, una isla a unos 160 kilómetros de la costa”. También deberían atacar “las bases en el occidente venezolano usadas por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un grupo terrorista colombiano aliado con Maduro y también dedicado al tráfico de drogas”.

Dirigido a explotar el “narcisismo maligno” de Trump, Abrams sostiene que el “peligro” para él y su administración radica en que “después de muchos golpes de pecho” y una demostración de fuerza naval, terminen dejando a Maduro en el poder, lo que demostraría que la influencia de Estados Unidos en el subcontinente es “limitada”, y en desmedro de la seguridad nacional del imperio, beneficiaría al régimen venezolano y a países hostiles como China, Rusia, Cuba e Irán.

Sin embargo, en términos de teoría de juegos y cálculos de costo-beneficio, el plan de Abrams implica algunos riesgos mayores y Trump lo sabe: Venezuela podría pasar a una fase de resistencia prolongada con tácticas de guerrilla y acciones de sabotaje, y algunos infantes de marina regresarían a Estados Unidos en bolsas de plástico.

Sin embargo, la visión del operador neoconservador Abrams quien había sido condenado por mentirle al Congreso sobre su papel en el Irán-contras, cuando utilizó una variedad de métodos creativos para canalizar dinero a los escuadrones de la muerte centroamericanos luego de que el legislativo estadunidense se lo prohibiera a la administración Reagan– no es la única opción.

En el mismo ejemplar que Foreign Affairs publicó el texto de Elliot Abrams, la revista presentó un artículo titulado “El riesgo de deponer a Maduro: Solamente una transición gradual no un cambio de régimen– puede restaurar la democracia de Venezuela”, de Phil Gunson, analista senior para los Andes del Grupo Internacional de Crisis (International Crisis Group), con sede en Bélgica, fundado con fondos de la Fundación Open Society de Soros, y que cuenta con el patrocinio de la Unión Europea, gobiernos de países individuales europeos, la Fundación Carnegie. la Fundación Rockefeller y la corporación petrolera Chevron, entre otras.

Gunson, quien despacha desde Caracas, señaló textual: “Trump vuelve a hablar de reabrir las negociaciones con Maduro, lo que ofrece un rayo de esperanza para la diplomacia. Pero es probable que esa estrategia solo funcione si Washington y la oposición radical de Venezuela comprenden que una transición de poder es un proceso gradual, no un acontecimiento único. En otras palabras, Venezuela no puede transformarse rápidamente en un país libre”.

Y agregó: “Por muy poco fiable que sea el gobierno de Maduro en la mesa de negociaciones, intentar forzar un cambio de régimen mediante la violencia acabará socavando el objetivo tanto de la oposición como de la gran mayoría de los venezolanos de establecer un sistema seguro, estable y basado en el Estado de derecho que sustituya al régimen de Maduro. Intentar tomar un atajo podría dejar al país en una situación aún peor que la actual.”

¡Llegó el día! EEUU designa al Cártel de los Soles como organización ...A su vez, en una entrevista telefónica con Michelle Goldberg, columnista de opinión del New York Times, Gunson dijo este martes que el ‘Cártel de los Soles’ no existe, es un término peyorativo venezolano para referirse a las figuras corruptas de las fuerzas armadas que reciben dinero de los narcotraficantes. Añadió que el nombre hace referencia a la insignia del sol que llevan en sus uniformes los generales y se acuñó hace más de 30 años como mote periodístico. “Quedó como una especie de etiqueta de broma (…) Es como si Donald Trump clasificara al ‘Estado profundo’ como una pandilla criminal”.

Expresó, también, que declarar organización terrorista a este falso cártel podría tener consecuencias en el mundo real. “Creo que pretende enviar el mensaje a Maduro de que ahora se le considera un terrorista y, por tanto, podrías correr la misma suerte que Osama bin Laden (…) Es a la vez una amenaza y una justificación para una posible operación de cambio de régimen, una aventura militar que sería totalmente absurda, pero que también parece cada vez más probable”.

De acuerdo con el analista del Grupo Internacional de Crisis, “detrás de esto” está el secretario de Estado y asesor de seguridad nacional en funciones, Marco Rubio, quien impulsa la política de la Casa Blanca respecto a Venezuela. “Es un ferviente anticomunista que parece creer que derrocar a Maduro podría ayudar a derribar el régimen de Cuba, donde nacieron los padres de Rubio”, dijo  Gunson.

No deja de resultar paradójico, que Marco Rubio, quien se hace eco de las versiones del FBI, con base en fuentes anónimas y no comprobables, sobre el fantasmagórico y prefabricado Cártel de los Soles, resucitado y presentado ahora, junto al Tren de Aragua, como una prioridad de seguridad nacional, haya estado vinculado, él mismo, a un episodio familiar que le ha acompañado a lo largo de su carrera política: en 1987, en el marco de la “Operación Cobra”, su cuñado, Orlando Cicilia, casado con su hermana Bárbara Rubio, fue detenido y condenado a 25 años de prisión por conspiración para distribuir cocaína y mariguana, además de pertenecer a la organización criminal del cubano-estadunidense Mario Tabraue, implicada en la muerte de un informante federal, así como el soborno de varios oficiales de policía de Miami.

En ese momento, Marco Rubio, con solo 16 años, era un estudiante en el South Miami High, y según documentos obtenidos por el periódico Miami New Times y difundidos por Univisión Noticias el 27 de octubre de 2016, vivía con sus padres, Mario y Oria, y su hermana Bárbara, en la misma casa donde Orlando Cicilia manipulaba la droga.

Ya como senador republicano por el estado de Florida, Rubio, quien contó con el padrinazgo de Elliot Abrams y Mauricio Clavier-Carones, estuvo involucrado en el despojo y robo de activos de CITGO Petroleum Corporation, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Estados Unidos, en los  que figuran, también, el Departamento de Estado, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), el Banco de Inglaterra y la petrolera Exxon Mobil, como parte del entramado político que, avalado por la Unión Europea, dio legitimidad internacional al espurio gobierno fake de Juan Guaidó.

Según han ventilado medios del sur de la Florida, el Servicio de Impuestos Internos (IRS, sistema tributario estadunidense) y el Departamento de Aplicación de la Ley (FDLE), han estado recibiendo información de una fuente en CITGO, que vincula a Marco Rubio y a su viejo amigo y correligionario político, el excongresista cubano-americano David Rivera, con actos de corrupción asociados al corporativo.

Sin embargo, figuras influyentes del Partido Republicano en Florida han estado bloqueando la investigación del Departamento de Justicia contra ambos. Apenas el 29 de marzo de 2025, Venezuela New difundió que Alejandro Terán, director de la Asociación Latinoamericana de Empresarios del Petróleo, en Texas, afirmó que, como senador, Marco Rubio recibió dinero corrupto de la Fundación Simón Bolívar de CITGO, que manejaba Guaidó. Y lo acusó, además, de ser lobbista de la ExxonMobil. Lo que podría explicar su intención de perjudicar, en la coyuntura, a Chevron.

* Periodista, escritor y analista uruguayo-mexicano, columnista de La Jornada de México y Mate Amargo de uruguay