Las elecciones y el lobo

JULIO ESCALONA| Nos enfrentamos a una guerra permanente impulsada por la cúpula militar-financiera internacional, asociada al sionismo, que trata de subordinar a los Estados, las fuerzas militares y de seguridad, la ciencia y la tecnología, los medios de información, recursos naturales, y controla las finanzas mundiales.
La forma determinante de la agresión contra Venezuela no es el desembarco de “marines” o el cruce de un ejército a través de la frontera con Colombia. La acción contra Venezuela será cada vez más la proliferación de bandas transnacionales de mercenarios y narcotraficantes combinados con los monopolios de la información. Han ocupado barrios y zonas campesinas organizando redes para el tráfico de drogas y toda actividad ilegal que genere beneficios, desestabilización y descomposición política, social y moral. Controlan cárceles y desde ellas se dirigen robos, secuestros express, etc. Asesinan líderes sociales para minar la capacidad de organización y resistencia. Así generan inseguridad que la derecha utiliza mediáticamente contra el proceso bolivariano.

La intervención, si hace falta, de fuerzas especiales de EEUU dotadas de un gran poder de destrucción mediante el uso de armas de última generación, completan el plan del que el magnicidio y la generación de un caos que desintegre la nación forman parte. Ello concuerda con la estrategia de destrucción de los Estados y la recolonización del mundo desde el mercado y la privatización de todo. El 7-O está atravesado por estas circunstancias.

Capriles fue escogido a sabiendas de sus limitaciones políticas. El capital financiero internacional, del que el sionismo es un factor clave, ha logrado imponer un candidato. Es probable que el Mossad tenga sus manos metidas.

La ineficiencia, la burocracia, la corrupción (que suelen sabotear la gestión pública) y el sectarismo, son males que pesan en los resultados. Derrotarlos tiene que ver con la posibilidad de convertir el 70% de aceptación del presidente Chávez en intención de voto, que promedia 55%. Aún así pueden no reconocer los resultados, pero la desestabilización y la violencia de la derecha pueden ser enfrentadas mejor si cerramos esa brecha. Pero podemos ganar en las urnas y perder políticamente. Chávez y el pueblo chavista pueden evitarlo.