Lacalle toma distancia del retiro de presidentes en Brasil
Nicolás Centurión
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, invitó este martes a sus pares de la región a “revivir” el proceso de la construcción de Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en una jornada en la que logró el encuentro de las y los representantes de los 12 países de la región, al cabo de ocho años.
Tras cinco meses de lobby y negociaciones, el mandatario logró reunir en Brasilia a los mandatarios. El encuentro marcó el regreso del presidente venezolano Nicolás Maduro al espacio de integración regional. Durante su presidencia, Jair Bolsonaro interrumpió las relaciones entre Brasil y Venezuela, incluso ordenó el cierre de la embajada y expulsó a los diplomáticos de dicho gobierno.
Chega
El presidente uruguayo Luis Lacalle vuelve a llamar la atención en un foro internacional. Ya lo hizo frente a su par cubano, Díaz-Canel y siempre se las arregla para realizar declaraciones picantes con tono de buen pastor. Esta vez eligió tres aliados discursivos: al presidente de Guyana Irfaan Ali, al presidente de Ecuador Guillermo Lasso y el tercero no tan (¿no tan?) esperado, el presidente chileno Gabriel Boric.
Que Lacalle vea como aliado a Boric en estas instancias no implica un corrimiento hacia el centro del uruguayo, sino un corrimiento del chileno hacia la derecha. Respondió con críticas, casi como un reflejo pavloviano cuando se nombra a Cuba, Nicaragua y/o Venezuela. Mientras tanto, la derecha y la extrema derecha van a redactar nuevamente la constitución chilena. Van a pasar de una constitución pinochetista a una neopinochetista.
“Debemos parar esa tendencia a la creación de organizaciones”, sostuvo el presidente del Uruguay, Lacalle. “Como dirían en Brasil: chega de instituciones, basta de instituciones”, osó decir en su precario portugués.
Según el diario El Observador, el mandatario llegó con la decisión de no firmar ninguna declaración que propusiera la reactivación de la Unasur y, según el mismo portal mantienen la misma posición Perú y Ecuador, dos países que atraviesan fuerte crisis institucionales internas e incluso, en el segundo caso, con un presidente de salida tras no lograr sostener su gobierno con tan sólo dos años de gestión.
Lacalle transmitió a través de sus redes sociales su declaración en vivo. “Basta de instituciones”, enfatizó. “Creo que debemos parar esa tendencia a la creación de organizaciones. Vayamos a las acciones”, y subrayó la importancia también de “desandar” lo que consideró “el camino que ha sido equivocado”.
En ese sentido, sobre Unasur, recordó en su discurso lo que determinara apenas asumió el gobierno en 2020. “Vamos a ponerle nombre a las cosas, nos retiramos” y agregó, “enseguida nos llegó la invitación a Prosur (el Foro para el Progreso de América del Sur) y dijimos que no, porque si no nos terminamos subiendo a clubes ideológicos” que “tienen vía y continuidad en tanto y cuando matcheemos las ideologías”
Este es otro de los latiguillos que Lacalle repite en el exterior. Se intenta mostrar abierto, liberal en el amplio sentido de la palabra, canchero y desprejuiciado de ideología, pero en su práctica demuestra todo lo contrario. Desde el día uno de su gobierno, desde su asunción, ya marcó quienes eran sus aliados y quienes no.
El presidente se refirió también al Mercosur y dijo que “muchos conocen” que la posición de Uruguay “no es de satisfacción con lo que ha hecho ni en la agenda interna, ni en la externa”, en referencia a su intención de querer firmar un tratado de libre comercio en soledad con China cuando el organismo no se lo permite. También señaló que a su criterio se está “desperdiciando el instrumento” de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y destacó la (in)existencia de la Celac.
Lacalle demostró su malestar ante el encuentro entre Lula y Maduro, en la jornada del lunes. “Presidente, debo decirle que quedé sorprendido cuando se habló de lo que sucede en Venezuela es una narrativa”, dijo y señaló que su afinidad es con “el pueblo venezolano”, en tono de crítica por el acercamiento entre esos dos países.
“El punto 2 de la declaración que se está negociando habla de democracia, derechos humanos y proteger las instituciones. Estamos intentando a ver si llegamos a un acuerdo para suscribirlo. Y obviamente cuando pongamos la firma no tenemos la misma definición, que creo que es una, de lo que son el respeto a las instituciones, a los derechos humanos y a la democracia”, señaló.
Estos son los diez puntos que Lula planteó a sus pares:
-Colocar el ahorro regional al servicio del desarrollo económico y social
-Profundizar la identidad sudamericana, también en ámbito monetario, a través de mecanismos de compensación y creación de una unidad de referencia común -como ya están haciendo Brasil y China o Argentina y China, respectivamente
-Implementar iniciativas ampliar los mecanismos de cooperación en servicios, inversiones, comercio, entre otros
-Actualizar los proyectos del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planificación, reforzando la multimodalidad y priorizando aquellos de alto impacto para la integración física y digital, especialmente en las regiones fronterizas
-Desarrollar acciones coordinadas para enfrentar el cambio climático
-Discutir constitución de un mercado energético sudamericano
-Retomar la cooperación en el área de la defensa.
Lacalle fue el presidente que la derecha deseaba para liderar su contraofensiva en el continente. Se desgastó, pasó su tiempo, su gobierno se acaba el próximo año y como siempre dice su padre, el ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera, prefieren hablar de “patria chica” en vez de Patria Grande.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)