La propuesta china sobre no primer uso de las armas nucleares
Un paso para tomar en serio
Teresa de Fortuny*/ Xavier Bohigas*- El Salto
Los argumentos de China a favor de un tratado o declaración de “no primer uso” son de una sensatez irrefutable. No obstante, ciertos precedentes nos hacen temer que no obtengan el consenso deseado.
A finales del pasado julio China presentó una propuesta en la segunda sesión del Comité Preparatorio de la próxima Conferencia de Revisión del Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP) que se celebrará en 2026 (el TNP prevé una reunión de seguimiento cada cinco años). En este documento China propone a los estados nucleares que forman parte del TNP que se comprometan a no ser los primeros en usar armamento nuclear.
Esta propuesta ya fue sugerida por China en la Conferencia de Desarme de la ONU del pasado febrero. El representante chino dijo que los estados poseedores de armas nucleares deberían negociar y concluir un tratado sobre no ser los primeros en utilizar armas nucleares.
En mayo, se preguntó a Bonnie Jenkins, subsecretaria de Estado de EE UU para el control de armas, sobre la propuesta china, a lo que respondió con otras preguntas: “¿cómo encaja realmente una idea de no ser los primeros en utilizar armas nucleares en su proceso actual de desarrollo de armas nucleares? ¿Y cuán sinceros son…?”. Jenkins dijo que temía que China hubiera aumentado su número de ojivas nucleares hasta más de 500 y que pudiera llegar a tener 1.000 en 2030.
Aunque así fuera, el arsenal nuclear chino seguiría siendo muy inferior al norteamericano que, a día de hoy, cuenta con más de 5.000 ojivas, según el Sipri. Jenkins, por un lado parecía olvidar esta realidad y por otro lado mezclaba la opción política de no primer uso de armas nucleares con la magnitud del arsenal nuclear, dos temas claramente independientes. No es ninguna novedad la insistencia de EE UU sobre el aumento del arsenal nuclear chino.
En su propuesta, China alienta a los cinco Estados poseedores de armas nucleares a negociar y concluir un tratado sobre “no ser los primeros en utilizar armas nucleares” o emitir una declaración política al respecto. Y sugiere el siguiente esbozo de redactado para que sirva de base de deliberación: “Cada Estado Parte se compromete a no ser el primero en utilizar armas nucleares contra otro Estado Parte en ningún momento y bajo ninguna circunstancia.
”Políticas nucleares
Ante esta propuesta china, es pertinente ahora conocer las políticas nucleares de cada uno de los cinco países a que va dirigida.
La política nuclear norteamericana viene definida en el documento Nuclear Posture Review (NPR) 2022 que se publicó en octubre de ese año. En este documento hay dos puntos, a nuestro entender, muy inquietantes. El primero de ellos es el rechazo de dos opciones de política nuclear, la de No Primer Uso y la de Finalidad Única (la disuasión nuclear). Dicho en otras palabras, EE UU se otorga el derecho de ser el primero en usar armas nucleares y además no limita la función de tales armas a su papel disuasivo.
El segundo es el proyecto previsto para hacer frente a un supuesto peligro del poder nuclear de la China. Según la NPR, China representa una amenaza nuclear importante y creciente para EE UU. Para reforzar la disuasión en la zona Indo-Pacífico la NPR plantea desplegar bombarderos estratégicos, aviones de combate con capacidad dual y armas nucleares en la región; también plantea incrementar la visibilidad de los activos estratégicos norteamericanos, incluyendo visitas a puertos de submarinos con misiles balísticos y misiones con bombarderos estratégicos.
Cabe destacar que la política de defensa china, publicada en 2019, establece que China siempre ha mantenido una política nuclear de no ser la primera en utilizar armas nucleares en ningún momento y bajo ninguna circunstancia. China mantiene sus capacidades nucleares al nivel mínimo que sus autoridades juzgan necesario para su seguridad nacional.
Los representantes chinos han ratificado repetidamente este compromiso de no ser los primeros en usar armas nucleares. Valga como ejemplo la intervención en Naciones Unidas en 2022 del embajador chino para asuntos de desarme, en que subrayó el compromiso “solemne” de su país de no utilizar preventivamente armas nucleares “en ningún momento y bajo ninguna circunstancia”.
Rusia actualizó por última vez su política oficial de disuasión en 2020. En dicha actualización se afirma que Rusia se reserva el derecho de utilizar armas nucleares en respuesta a un ataque contra ella con armas nucleares o con otro tipo de armas de destrucción masiva, así como en caso de agresión con el uso de armas convencionales que ponga en peligro la existencia misma del Estado. Así, la política nuclear rusa es fundamentalmente defensiva y no prevé explícitamente el primer uso.
Reino Unido afirma que las armas nucleares solo se utilizarán en circunstancias extremas de legítima defensa. Si bien y con el objetivo de dificultar los cálculos de un posible agresor, desde hace tiempo mantiene una postura deliberadamente ambigua respecto a cuándo, cómo y en qué escala utilizaría sus armas nucleares.
Francia considera sus fuerzas nucleares como una fuerza de disuasión y rechaza que las armas nucleares puedan considerarse un arma de campo de batalla. En el portal gubernamental “Vie publique” se explica que la doctrina de la disuasión es estrictamente defensiva y el uso de armas nucleares sólo se considera en circunstancias extremas de legítima defensa.
De lo expuesto anteriormente se deduce que las políticas nucleares de los cinco estados con mayores arsenales nucleares son muy dispares. Por un lado EEUU rechaza la política de no primer uso. Reino Unido, Francia y Rusia afirman que solo utilizarán armas nucleares en defensa propia y en circunstancias extremas, si bien Reino Unido mantiene una política deliberadamente ambigua. Y, finalmente, China se compromete explícitamente a no ser el primero en usar armas nucleares.
Algunas reflexiones
Los argumentos de China a favor de un tratado o declaración de “no primer uso” son de una sensatez irrefutable. No obstante, ciertos precedentes nos hacen temer que no obtengan el consenso deseado. En la cuestión nuclear, Estados Unidos ha adoptado sistemáticamente una posición que dificulta la distensión. Se ha retirado de forma unilateral de tratados de reducción o control de armamento nuclear (año 2002 retirada del Tratado ABM de limitación de sistemas de defensa anti-misiles, año 2019 retirada del Tratado INF de prohibición de despliegue de misiles fuera del propio territorio).
La retirada del Tratado ABM permitió a EEUU emprender en 2009 la instalación de un escudo antimisiles en Europa, con diferentes ubicaciones; Polonia, Rumania, Turquía y el Estado español (base de Rota) y que provocó el recelo de Rusia. Por otro lado, Estados Unidos mantiene 100 armas nucleares propias en suelo europeo, que Rusia ha percibido siempre como una amenaza a su seguridad. A ello se suma la actual política nuclear de EEUU, ya comentada más arriba.
En la declaración final de la cumbre de la OTAN del pasado junio se señala a China como un desafío para la seguridad euroatlántica. Esta visión dificulta también que se alcance el consenso necesario para que la propuesta china prospere.
Teniendo en cuenta la postura habitual de Reino Unido de seguidismo de las políticas norteamericanas, es probable que adopte la decisión de EE UU. Atendiendo a sus políticas nucleares, Rusia y Francia podrían adherirse a la propuesta china. Aunque en el caso de Francia es posible que prevalezca su vinculación con la OTAN y se sume a la posición de la Alianza. Y en el caso de Rusia, el contexto de la guerra de Ucrania no facilita la toma de una decisión de este calibre.
La propuesta china es un primer paso (sin duda importante) para avanzar en la distensión de una situación internacional muy enrarecida y para reducir los riesgos inherentes al armamento nuclear. De sobras es sabido que las consecuencias de un conflicto nuclear tendrían un alcance planetario. El éxito de la propuesta china beneficiaría a todos los países, nucleares o no. Sería muy conveniente, pues, el apoyo a dicha propuesta por parte del mayor número posible de estados y organizaciones pluriestatales. Y también la presión a los cuatro países nucleares fuera del TNP para que se adhieran a la propuesta de no primer uso. Será preciso estar atentos al desarrollo que seguirá la propuesta en la próxima conferencia de revisión del TNP.
*Ambos son analistas del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.