La preocupación por la salud de Cristina
JUAN GÚAHÁN| El estado de salud de Cristina Fernández de Kirchner y el ejercicio de la presidencia a cargo de Amado Boudou conmueven al ambiente político y al país todo. Están en debate salud y política. Los orígenes de lo que ocurre, su estado actual y perspectivas a dos semanas de las elecciones, con inesperados resultados en Salta.
La semana se inició con la generalizada preocupación por la salud de la Presidenta. Felizmente todo terminó bajo el signo de la tranquilidad que da la superación del trance vivido. Ahora queda para el análisis saber cómo y porqué se llegó a esta situación y cuáles son las perspectivas de futuro. Todo ello en medio de una batalla electoral que culminará en apenas dos semanas.
Quienes conocen de cerca la evolución del estado de salud de la Presidenta saben que, más allá del reciente hematoma con acumulación de sangre entre la corteza cerebral y el cerebro (colección subdural crónica) y del golpe que lo produjo el día posterior a las elecciones del 11 de agosto, hay una cuestión de salud que la Presidenta arrastra desde la extracción de tiroides realizada en el 2011.
Es sabida la relación de dicha glándula con la regulación del metabolismo y la función de diferentes órganos: cerebro, corazón, aparato respiratorio. La ausencia de tiroides obliga a una conocida medicación diaria para compensar la disminución del nivel de hormonas tiroideas en la sangre, lo que es conocido como hipotiroidismo y sus manifestaciones a través de un mayor cansancio y agotamiento o debilidad muscular.
Pero dicha medicación produce efectos que pueden llegar a ser compatibles con problemas cardíacos y las lipotimias padecidas por la Presidenta. Evidentemente no juega a favor de un mejor tratamiento la hiperactividad de Cristina y su fuerte voluntad puesta al servicio del cargo que ejerce por mandato popular y constitucional.
Todas estas cuestiones forman parte del arsenal considerado por el equipo médico para su mejor atención actual.
Respecto del futuro, naturalmente habrá que esperar la recuperación definitiva de la Presidenta y los resultados electorales para evaluar los rumbos de su administración. De todas maneras los acontecimientos recientes demostraron que las cuestiones médicas tienen menos flexibilidad que la política.
En estos días, dentro del gobierno, se vivieron las ventajas y desventajas del actual estilo presidencial. Queda como un beneficio indudable el hecho que no hay dudas que el máximo poder institucional y político recae en Cristina. Su actual mejoría garantiza que la continuidad de la legitimidad del gobierno y sus decisiones no están cuestionadas. Simultáneamente han quedado probadas las dificultades para el ejercicio de la administración durante su ausencia. El rol de Amado Boudou está en las penumbras.
Su función institucional es clara, pero no se puede decir lo mismo de su ejercicio. Resulta evidente que estamos ante un presidente protocolar, de un disminuido protocolo. Mientras algunas voces procuran darle su apoyo jerarquizando su tarea, otros aclaran –en demasía- que “no se las crea” y que “la que da las órdenes es Cristina”, aunque ello parezca un tanto inverosímil mientras se encontraba en terapia intensiva.
La síntesis final de todo este embrollo se lo puede resumir en el acuerdo existente que “gobierna el equipo de Cristina”. La decisión final de ese “equipo” la tienen dos personas: Máximo Kirchner y Carlos Zanini. Detrás de ellos está Juan Manuel Abal Medina, coordinando diversas actividades de gestión y mucho más lejos el resto del gabinete y el Presidente en ejercicio, Amado Boudou.
Una prueba de ello son las palabras de Boudou diciendo que la Presidenta estaba descansando y que tenía derecho a ello, mientras en realidad estaba ingresando a la Clínica Favaloro para ser intervenida quirúrgicamente. En el mismo sentido está el diario peregrinar de Boudou entre el Banco Nación, donde tiene su despacho, y la Casa Rosada donde está Zanini, núcleo vital del “equipo”.
Al margen de lo que se tiene dicho respecto a la incidencia de los señalados acontecimientos médicos en el acontecer político. Hay que tener presente que algunas encuestas, conocidas en estos días pero realizadas en la semana previa a que se desataran estos hechos, revelan una cierta modificación de la tendencia existente.
La mejoría de la imagen presidencial que se venía observando no había repercutido -hasta ahora- de igual manera en el aspecto electoral. Sin embargo, en los datos más recientes se observa un crecimiento de los candidatos oficialistas. Así por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires la diferencia de alrededor de 10 puntos que estaba alcanzando Sergio Massa, respecto de Martín Insaurralde, se habría reducido a menos de 8 puntos. Sin conocer, todavía, los efectos de los recientes acontecimientos. Resulta claro que esta modificación de la tendencia no alcanzaría para modificar el resultado, pero si permitiría prever que la diferencia no sería muy distinta a la alcanzada en las recientes PASO, donde Massa sacó unos 5 puntos de distancia. Algo similar estaría pasando en otros distritos del país.
En la norteña provincia de Salta se realizaron elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), para los cargos provinciales y municipales, de igual modo a lo que se realizó nacionalmente el pasado 11 de agosto. El resultado de las urnas, el domingo pasado, no dejó de llamar la atención.
En los tres rubros en disputa (senadores y diputados provinciales y autoridades municipales) triunfó el Partido Justicialista (PJ) que lidera el actual gobernador Juan Manuel Urutubey.
El oficialismo anduvo rondando el 30% de los votos, según la categoría que se trate. Pero la novedad vino de la mano de quienes salieron segundos, el Partido Obrero (PO) que reunió más del 20 % de los sufragios. En tercer lugar, con alrededor del 10% estuvo el polémico dirigente y productor sojero Alfredo Olmedo y recién en el cuarto lugar aparecieron, juntando un 8% de los votos, las huestes del ex gobernador y actual senador nacional Juan Carlos Romero.
En la votación se usó el sistema electrónico que demoró más de los 3 minutos previstos para cada votante, lo que motivó la existencia de largas colas en los lugares utilizados para emitir el voto.
NOTICIAS QUE LLEGAN DESDE LOS ESTADOS UNIDOS
La Suprema Corte y los fondos buitre
El máximo tribunal de los Estados Unidos volvió a reunirse y –ahora sí- dio un veredicto acerca de nuestra apelación a la resolución sobre un reclamo de “fondos buitre” que nos obliga a pagarles la totalidad del valor de los bonos y sus intereses. La Suprema Corte dijo que no evaluará ese tema, es decir que no intervendrá, lo que supone que se mantiene la resolución que nos obliga a pagar. Pero aclaró que eso es “por ahora”, dado que espera que se expida la Cámara de Apelaciones de Nueva York, para volver a considerar el tema.
Con esta resolución se mantiene la medida de “no innovar”, el caso sigue en suspenso y pasa para el año próximo. Mientras tanto los representantes del “fondo buitre” involucrado, han manifestado su voluntad de “buscar una solución, pero necesitamos un socio del otro lado de la mesa”. Todos estos vaivenes, en la justicia de Nueva York, donde estamos a merced de tribunales extraños, muestran la inconveniencia de seguir sometiendo nuestros problemas estratégicos a jurisdicciones extranjeras, tal como se continúa haciendo.
Mientras tanto el gobierno parece revisar sus políticas respecto de los criticados organismos financieros internacionales. Pruebas al canto: Se está destrabando un crédito de 3 mil millones de dólares (en tres años) del Banco Mundial, con destino a salud, educación y desarrollo rural; se arreglaron cuentas con reclamos (ante el CIADI –Tribunal del Banco Mundial) que venían desde el 2002 con 5 empresas trasnacionales, por los que pagaremos alrededor de unos 500 millones de dólares; se está acordando con el FMI el nuevo índice de precios al consumidor.