La ONU entona el mea culpa y vuelve a errar en el diagnóstico

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David Bollero

La 78 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sigue su curso y su secretario general, António Guterres, ha reconocido una realidad que viene golpeándonos desde hace décadas: el organismo internacional no es eficaz ni para resolver conflictos, ni para gestionar pandemias, ni afrontar fenómenos migratorios o combatir el cambio climático. Según Guterres, la ONU no ha avanzado a la misma velocidad que el mundo y bajo el prisma de un escenario bipolar es incapaz de ver el nuevo planeta multipolar. Este análisis llega tarde; el mundo avanza cada vez más rápido a dos grandes bloques enfrentados.

Llevamos demasiados años señalando la urgente necesidad de reformular la ONU, de revisar a fondo todos sus mecanismos de funcionamiento y muy especialmente la composición del Consejo de Seguridad, que sigue anclado en la Guerra Fría con dos frentes bien definidos: Estados Unidos, Francia y Reino Unido, por una lado, y Rusia y China, por el otro.

Tiene razón Guterres cuando reclama dar más voz al sur global pero, lamentablemente, va tarde. Ese sur global del que habla ya ha tomado la palabra por su cuenta y ha entrado en acción. Sin embargo, no lo ha hecho ampliando el tablero mundial hacia la multipolaridad, como intenta exponer el poco atinado análisis geopolítico del secretario general, sino que viene a recuperar el bipolarismo de antaño.

El mundo se divide entre EEUU y el resto. El tufo imperialista del que no se desprende su política internacional, sumado a la irrelevancia de una Europa que actúa como corista de la Casa Blanca, ha condicionado todo el panorama. Los desastres que deja EEUU a su paso, como vemos ahora con el dominio talibán en Afganistán o con la tragedia que vive Libia, convertida tras la invasión estadounidense en un Estado fallido y dividido en dos gobiernos que deja a su población aún en peores condiciones de lo que estaba con el dictador Gadafi, fortalecen la política de bloques.

La reciente ampliación de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con el anuncio de la incorporación de Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Argentina, Egipto y Etiopía, viene a demostrar que el mundo está más cerca de regresar al bipolarismo.

Aunque aliarse a determinados países autoritarios no parece ser la mejor de las ideas, el sur global ha optado por esa estrategia, harto de verse esquilmado, ninguneado e, incluso, discriminado por el norte. La escalada del precio de los carburantes por el cierre del grifo del petróleo por parte de Arabia Saudí, cercana a Rusia, no es casual.

El discurso inaugural de Guterres viene con años de retraso, pero puede servir de llamada de atención para, en lugar de aceptar el mundo multipolar del que habla pero que se difumina, impulsarlo y crear las condiciones necesarias para que éste se desarrolle, rompiendo con el yugo económico al que el norte tiene sometido al sur jugando con su deuda, condenando y sancionando intervencionismos promovidos por la Casa Blanca que no hacen más que fortalecer un sentimiento antiestadounidense global.Estados Unidos contra el mundo - LoQueSomos

¿Tenemos motivos para la esperanza? En absoluto. De hecho, con la salvedad de Joe Biden -y porque juega en casa- ninguno de los dirigentes de los miembros permanentes y con derecho de veto (Francia, Reino Unido, China, Rusia) han acudido a la Asamblea, lo que es muy indicativo de la poca fe que se tiene en la ONU, del desprecio que se siente por ella. Hacen falta líderes mundiales disruptivos que se unan y encabecen esa reforma de la ONU que reclama Guterres; de lo contrario, el bipolarismo está aquí y no traerá nada bueno, sobre todo considerando el colosal reto climático que el mundo tiene ante sí, con las diferentes derivas del mismo (migraciones, hambrunas, invasiones, catástrofes…).

*Columnista de Público de Madrid