La lectura cura

 Alexander Naime Sánchez-Henkel|

“Hay gente que todavía no sabe que la revolución ya empezó”
Paco Taibo II

Llueve el agua sucia de un dolor sicológico sobre muchos de nosotros, pero una oleada aún secreta y benévola surge para reconstruir el tejido social de nuestro país a través de la lectura y la salud.

En Acapulco, ayer una de nuestras ciudades más prometedoras, se vive una etapa atroz de violencia y trauma. En Acapulco, donde mangos caen de árboles para comerse gratis, hay soledad en los hogares sin risas de niñez, sin noticias de verte, sin ganas de salir a enterrar los pies en la arena. Y fue allá, en Acapulco, donde una oleada de mar de fondo, compuesta de libros y médicos, se comienza a alzar para regenerar el tejido roto, desgajado y tenue de nuestra sociedad.Resultado de imagen para la lectura cura

En nuestra ciudad más violentada por el abandono, el Fondo de Cultura Económica y la Secretaría de Salud coordinaron el primer paso hacia una utopía lejana y justa, donde el acceso a los servicios de salud y los libros de calidad responden a las necesidades de la comunidad, no al temperamento del mercado. La base de esta alianza es la noción utópica de que un pueblo lector y sano puede valerse por sí mismo. Seas CEO, huachicol o ama de casa, si te enfermas tu rendimiento físico y mental baja. Seas extranjero, huichol o futbolista amateur, si lees el mismo libro tienes algo de lo mismo en la cabeza. La salud y la lectura son denominadores simples y comunes de los cuales dependen nuestra productividad, toma de decisiones y valores.

Fue en la Feria del Libro Internacional y Popular de Acapulco donde un equipo de sicólogas ofreció atención gratuita al público que buscaba leer en libertad. Recomendaron actividades a madres con hijos pandilleros, ofrecieron dinámicas a padres que habían perdido a hijos, enseñaron a los jóvenes que se acercaban sobre los riesgos de la adicción y la depresión.

Tal fue la primera intrusión de la utopía del mundo fantástico que fomenta la lectura y promueve la salud en el mundo real tan cruel de Acapulco.

Pero ¿cómo se relaciona la lectura con beneficios para la salud?

Tanto la lecturResultado de imagen para la lectura curaa como la salud han llegado a identificarse con complejidades que requieren una clase de personas cuasi expertas para interpretar los misterios de la evolución lingüística de punto-y-coma o el multiverso de bacterias en tus intestinos.

Investigaciones experimentales sobre la transportación emocional (salud mental) a través de la lectura dicen lo siguiente. Leer: reduce niveles de estrés, preserva la salud del mental, reduce el riesgo de Alzheimer y demencia, alivia la ansiedad y la depresión, combate el insomnio, aumenta la esperanza de vida, incrementa la empatía y el imaginario colectivo, y activa la imaginación. Leer es vivir otras y más vidas.

Tal como la salud, la lectura se volvió un placer culposo (y carísimo al punto inaccesible). Lejos de ofrecer un sano espacio para despegar con tu imaginación, la lectura se deformó en un ejercicio practicado no por personas con espacio en sus manos, sino por aquellos dispuestos a dedicar el tiempo para poner un libro en sus manos.

La salud y la lectura deben ser y estar al alcance de todos, ya no de pocos.

En Acapulco, Guerrero, ante la lluvia pasada y presente de injusticias, este mar de fondo que anima la conciencia de lo saludable y lectora emerge como oleada de paz para transformar a nuestros pueblos más vulnerables.

*Sociólogo mexicano, columnista de La Jornada