La guerra no convencional y de IV generación contra Venezuela (II)
Gloria Teresita Almaguer González |
Guerra de IV Generación” y “Guerra no Convencional”, ¿a qué responden?
En una taxonomía de la historia militar formulada por analistas estadounidenses, la Guerra de IV Generación aparece como un método novedoso, integral y eficaz para planificar y desarrollar un posible conflicto bélico entre su propio país y ciertos enemigos identificados por éste, esencialmente gobiernos y naciones; en la praxis, aplicable también a movimientos, grupos sociales, partidos, etc., que con cierta cuota de poder político, no comulguen con los designios imperiales y sus sempiternas maniobras de despojo. Se trata además de “…la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas”i, las décadas finales del siglo XX y el siglo XXI.
La tesis fue enunciado en 1989 por William Lindii y cuatro coautores del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, en el ensayo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”iii. Dos años más tarde, en 1991, Martín Van Creveld, profesor hebreo, en su obra “La Transformación de la Guerra”iv realizó significativos aportes a esta doctrina, hoy subscrita y en ejercicio por las fuerzas armadas estadounidenses en sus actos de conquistas neocoloniales, concebida esta última expresión en su sentido más amplio.
En ese contexto, las Guerras de IV Generación se reconocen como conflictos sin grandes definiciones espaciales, en los cuales la distinción entre la “guerra” y la “paz”, lo “civil” y lo “militar” se torna borrosa, por cuanto el campo de batalla, el objetivo estratégico de la contienda, es la sociedad civil donde opera el enemigo al que se desea derrotar, destruir, aplastar; solo que el principal instrumento para lograrlo no será más el choque armado frontal, sino la Guerra Psicológica, toda vez que de acuerdo con esta doctrina “…las operaciones psicológicas pueden convertirse en el arma estratégica y operacional dominante en la forma de intervención a través de los medios de comunicación y la información”v.
Una doctrina recurrente y peligrosa a la que se suma otra también altamente innoble, la de la “Guerra no Convencional de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos” publicada en noviembre de 2010 en la “Circular de Entrenamiento 18-01”vi de dichas Fuerzas, de acuerdo con el cual la Guerra no Convencional se define “…como el conjunto de actividades dirigidas a posibilitar el desarrollo de un movimiento de resistencia o la insurgencia, para coaccionar, alterar o derrocar a un gobierno, o a tomar el poder mediante el empleo de una fuerza de guerrilla, auxiliar y clandestina, en un territorio enemigo”vii.
En síntesis, una teoría que combinada con la praxis, está dirigida “…a explotar las vulnerabilidades sicológicas, económicas, militares y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos de EEUU”; un escenario en el que si bien el “…concepto militar para el empleo de la Guerra no Convencional (…) mantiene su valor, el ambiente operacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial requiere, cada vez más, que las fuerzas estadounidenses lleven a cabo la Guerra no Convencional en escenarios de guerra limitada”viii; tomando en consideración, además, que el propio del Departamento de Defensa “…reconoce que este tipo de guerra es estratégicamente importante”ix.
Una guerra cuyo éxito dependerá de dos “esfuerzos” combinados: “el conflicto armado y la subversión”. En el caso del conflicto armado “…mediante la guerra de guerrillas contra el aparato de seguridad de una nación anfitriona o las fuerzas de ocupación militar”. En el segundo, incluyendo “…la realización de operaciones subversivas encaminadas a atacar y degradar la moral del adversario, su cohesión organizacional y efectividad operacional, así como a lograr distanciar al adversario de la población”x, tomando en consideración también, que la propio Circular define a la subversión como el conjunto de “Acciones destinadas para socavar la moral o fuerza política, sicológica, económica o militar de un gobierno”xi, acciones entre las que se encuentran las que se suman los esfuerzos por demostrar que el gobierno objeto de las agresiones, “es incapaz de gobernar con efectividad”xii.
En resumen, las guerras de Cuarta Generación y No Convencional, con su variante de “Guerra Contraterrorista”, sobre todo después del 11 de septiembre de 2001, tienen en la Guerra Psicológica, su columna vertebral y en los medios de comunicación, en la Guerra Mediática, los nuevos ejércitos de conquistaxiii.
Concebida entonces como una operación bélica, en la que “…participan elementos de orden político, ideológico, militar y religioso, que permiten ir moviendo elementos de lo psicológico para ponerlos al servicio de ciertos intereses, en este caso del imperio”xiv, las guerras Psicológica y Mediática, constituyen “…el estadio superior de las estrategias de control y dominación ensayadas hasta ahora por los sistemas imperialistas (…) que se fueron sucediendo hasta llegar al sistema capitalista”xv.
Y es que si bien las conquistas imperiales persiguen los mismos propósitos de expropiar a las naciones y pueblos de sus espacios geográficos o áreas físicas que le son inherentes, de sus recursos, de sus bienes, de sus culturas y tradiciones, en la era de las guerras de IV Generación y No Convencional, los modos para lograr dichos designios se desarrollan en el frente de lo psicológico-social, instrumentado mediáticamente.
Así, se trata de operaciones trascendentes dirigidas a lograr el control mental, el control del cerebro, como subterfugios para lograr lo que es el objetivo esencial, el control social masivo final; operaciones en las que “…las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar”, toda vez que “… el campo de batalla ya no está en el exterior, sino dentro de las mentes”, a fin de alcanzar el plan supremo: “aniquilar, controlar o asimilar al enemigo”xvi.
¿Guerra Mediática?
Para ello, utilizan como armas estratégicas las mediáticas, las Guerras Mediáticas, a través de las cuales se intenta crear el descrédito hacia el adversario, ya sea un partido político, las instituciones y representantes del poder gubernamental o determinadas personalidades claves, utilizando la combinación oportuna de las propagandas blanca y gris, o lo que es lo mismo, proporcionando “…verdades factuales, sin ponerlas en perspectiva y sin mencionar hechos que pudieran restar valor al mensaje”, mezcladas con falsedades, de manera que la primera otorgue credibilidad a la segundaxvii.
En ese contexto, se produce la manipulación de hechos reales o ficticios que conmoviendo a la opinión nacional y/o internacional, promueven la ingobernabilidad, la desobediencia cívica, y la violencia con fines políticos. Circunstancias fabricados artificialmente, con la única intención de generar escenarios de terror emocional o físico en la población, creando la inseguridad ciudadana ya sea a través del montaje de hechos intimidatorios y brutales, o de maniobras que, como la guerra económica, siembran la angustia y la desesperanza. De esta forma, “…se incita a la destrucción, a la muerte, (…), al magnicidio, con lo que solamente en la población general aumenta el riesgo de enfermedades sicológicas, de trastornos emocionales, entre un 30% y un 60%”xviii.
En resumen, un proyecto de conquista por parte de los grupos de poder imperialista, con EEUU al frente y sus acompañantes, los oligarcas nacionales y sus fuerzas políticas, dirigido al control intelectual, reflexivo, racional y emocional de aquellas poblaciones de las sociedades a las que se desea someter, entre otras medidas, erosionando la moral, el consenso, la credibilidad y legitimidad de sus líderes, devenidos adversarios -alta dirección ejecutiva, legislativa, etc.-, a fin de lograr con ello el divorcio entre éstos y el pueblo que como consecuencia, progresivamente deberá privarles del apoyo. Misiones para lo cual los medios masivos – televisión, radio, prensa, internet, y la redes sociales manipuladas-, constituyen el arma estratégica , mientras que la información se convierte en las municiones, proyectiles o misiles que harán detonar el instrumento bélicoxix.
Pero, ¿cómo se ha instrumentado este proceso, o mejor, este engendro?, ¿cómo se ha logrado? La clave está en la simbiosis o articulación que han alcanzado los poderes económicos y mediáticos como efecto, de esencia, de la globalización neoliberal, una de cuyas salidas, quizás la principal, es la suplantación de los poderes de los Estados y gobiernos por los poderes de los grandes grupos económicos internacionales, devenidos actores principales a nivel planetario, y para los cuales la correspondencia con los interés estatales ha dejado de ser totalmente irrelevante, o lo que es más, inaceptable, cuando se oponen a sus ejercicios de expansión y lucro. Así, de acuerdo con Ignacio Ramonet, “… los actores de la globalización no son los Estados, que hasta ahora habían sido los actores de la dinámica política. ¿Quiénes son los actores importantes en el seno de la globalización? Pues son los grandes grupos económicos, las grandes empresas mundiales o los grandes fondos monetarios, que son los que están en el área del sector financiero. Y entre los grupos empresariales dominantes están los grupos mediáticos que, evidentemente, hoy día son actores centrales de la globalización”xx.
Grupos económicos, generalmente transnacionales –aunque también regionales o nacionales-, que con su férrea lógica de “ganar, ganar”, han logrado penetrar el sector de los medios, esencialmente a través de adquisiciones y fusiones, para convertirse en grandes emporios empresariales. Y es que el proceso de globalización neoliberal también “ …ha favorecido el establecimiento global de una economía basada en el libre mercado, por lo que el papel que antes tenía el Estado en el desarrollo de los medios de comunicación ha pasado a un segundo plano, dejando que sea la iniciativa privada la que dinamice el desarrollo de los nuevos medios”xxi. A su vez, y siguiendo el mismo procedimiento, las entidades mediáticas constituyen sus propias asociaciones, pretendido agrupar a todas las actividades que configuran lo comunicacional en el amplio espectro del concepto:
La transmisión de información propiamente dicha, tanto a través de los medios tradicionales, la televisión, la radio y la prensa, como por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), y con ellas, lo que hoy constituye un potente recurso, las redes sociales.
La más negativo de la llamada “cultura de masas”, en el capitalismo, con una endémica vocación comercial y particularmente mercantilista: la pseudo “cultura” del “kitsch”xxii, trasmitiendo mensajes estandarizados, ajenos a los valores y tradiciones culturales de los pueblos, notoriamente frívolos, anodinos, banales, totalmente apolíticos y desideologizados, o lo que es lo mismo, intensamente manipulados en función de dichos intereses, esencialmente los de carácter económico-financiero, y político-ideológico, y que se vale de los mismos soportes, el cine, la televisión, la radio, unido al baile, la música, etc.
La publicidad, con herramientas como el marketing, la propaganda, la “retórica de la persuasión”xxiii.
En consecuencia, a la globalización económico-financiera, se le suma la “mundialización” o globalización de la comunicación, en su más completo diapasón, con lo cual surge un nuevo poder, simbiótico, mucho más abultado, robusto, activo, dinámico e influyente: el gran poder económico plus el gran poder mediático, y que en los análisis holísticos, suele englobarse bajo la denominación del primero, el poder económicoxxiv.
Se trata de oligopolios que, con su poderes económico y mediático, en este último caso, con sus desleales argucias, han logrado “comprar” al poder político siempre que esto ha sido posible; cuando no, han atentado y atentan contra él para deslegitimarlo o empequeñecerlo –en el mejor de los casos-, y en última instancian, sustituirlo por otro “más obediente”. Con ello, dicho poder político ha quedado desplazado hacia el tercer lugar de la pirámide, antecedido en orden de “potencia, influencia, y eficacia”, por los poderes, económico y mediático, respectivamente.
Algo, que no han podido ni podrán lograr con la República Bolivariana de Venezuela, víctima, desde su triunfo, de una ilegítima, brutal y desproporcionada guerra mediática, violatoria de las normas del Derecho Internacional Público. Una guerra que cumple con todos los componentes clásicos del género, y pudiera ser que hasta con innovaciones: manipulación, tergiversación, falsedades, estigmatización, descrédito hacia los líderes, “lavado de cerebro para tratar de intoxicar la mente de la gente”xxv, con el fin de anular sus convicciones ideológicas y principios éticos, etc. Un arma utilizada muchas veces, mayoritaria y lamentablemente con gran éxito; vencida, sin embargo, por nuestra propia Revoluciónxxvi.
En fin, una Guerra No Convencional, de IV Generación, esencialmente ideológica, de ideas, de pensamiento, “la guerra mayor que se nos hace”, que puede utilizar disímiles instrumentos en esos campos de batallas a los que nos enfrenta el enemigo -ese “Norte, revuelto y brutal”xxvii- y la que, no obstante, como nos enseñó Martí, “debemos de ganarla a pensamiento”xxviii.
Pero… ¿cómo se estructura esta Guerra No Convencional, de IV Generación, contra la Venezuela bolivariana y chavista, por parte del imperio y su oligarquía nacional, junto a los grupos de poder global? A este análisis, se dedica la tercera parte de este trabajo.
La Habana, 22 de febrero de 2017
Notas
i Freytas, Manuel. “Guerra de Cuarta Generación: cuidado, su cerebro está siendo bombardeado Parte I”; 21 de marzo de 2006. IAR. Sitio WEB: [email protected]. Véase del mismo autor: “Operaciones psicológicas: Su mente está siendo controlada por expertos. Parte II”; 31 marzo de 2006. Opus Cit.
ii William S. Lind es un autor conservador estadounidense, precursor de la doctrina de la Guerra de IV Generación. También ha utilizado el seudónimo Thomas Hobbes en sus trabajos.
iii Lind, William S.; Nightengale, Keith; Schmitt, John F.; Sutton; Joseph W.; Wilso, Gary I. The Changing Face of War: Into the Fourth Generation; Oct 1989 . Marine Corps Gazette. ProQuest Direct Complete pg. 22-26.
Véase además: Aznar Fernández-Montesinos, Federico. “Las Generaciones de Guerras. Guerras de Primera Generación I”; 25 noviembre de 2015. Documento de Análisis 54/2015. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Sitio WEB: ieee.es; Aznar Fernández-Montesinos, Federico; González Martín. “Las Generaciones de Guerras. Guerras de Segunda y Tercera Generación II y III”; 30 diciembre de 2015. Documento de Análisis 59/2015 1. Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Sitio WEB: ieee.es
iv Véase: Van Creveld, Martin . “ La transformación de la guerra ” . Libro de Edición Argentina, Buenos Aires, 2007.
v Lind, William S., et alt . Opus Cit.
vi EEUU. Estado Mayor Departamento del Ejército. “La Guerra no Convencional. Fuerzas Especiales. Circular de Entrenamiento Estado Mayor No. 18-01”; noviembre de 2010. Washington, DC. En este contexto, se precisa que las “…Guerra Irregular, Guerra de Cuarta Generación, Golpe Suave, Guerra Asimétrica, Guerra Antiterrorista muchas otras denominaciones encierran conceptos que están directamente relacionados con la esencia y el contenido de la Guerra No Convencional”. Pérez Marrero, Arnold. “La Guerra No Convencional -Unconventional Warfare-. Un acercamiento a su esencia”; mayo de 2014. Departamento Docente de Preparación para la Defensa. Universidad de Matanzas.
Por otra parte, resulta significativo que los fundamentos de la doctrina de la Guerra No Convencional estén contenidos en la Estrategia Nacional de Estados Unidos, conformada por tres documentos básicos: la Estrategia de Seguridad Nacional, la Estrategia de Defensa Nacional y la Estrategia Militar Nacional.
vii Lind, William S., et alt . Opus Cit., pág. 6.
viii Ibíd., pág. 7.
ix Ibíd.
x Ibíd.
xi Ibíd., pág. 8.
xii Ibíd.
xiii Véase: Freytas, Manuel. Opus Cit.
xiv Barrero, Edgar. “La mirada ético-política de la resistencia antiimperialista ”, pág. 133 En : “Conjura Mediática contra Venezuela” . Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (MIC). República Bolivariana de Venezuela, julio de 2014. Edgar Barrero es psicólogo social colombiano y director de la Cátedra Libre Martín-Baró.
xv Freytas, Manuel. Opus Cit.
xvi Ibíd.
xviiLemoine, Maurice. “Guerra psicológica contra Venezuela”, pág. 153 En : MIC 2014. Opus Cit . Maurice Lemoine es periodista francés y ex editor de Le Monde Diplomatique.
xviii Rodríguez, Jorge . “La Vacuna Contra El Odio Es Hugo Chávez ”, pág. 164. En : MIC 2014. Opus Cit . Jorge Rodríguez es psiquiatra y alcalde de Caracas
xix Véase: Ramonet, Ignacio ( 2011) . “El poder financiero mediático hoy domina a los gobiernos”. Entrevista de Jorge Fontevecchia. Revista Perfil, 14 septiembre 2011. Sitio WEB: www.cubadebate.cu
xx Ramonet, Ignacio. (2008) “L a tiranía de la televisión. Connivencia entre los medios de comunicación y el poder”. Universidad de Santiago de Compostela, 6 de septiembre 2008. /Véase también, del mismo autor: ( 2003), “El quinto poder”. Le Monde diplomatique, edición española, octubre 2003.
xxi Edo T., J. “¿La concentración mediática limita la democracia?”, noviembre 2012 Sitio WEB: otro-punto-de-encuentro.blogspot.com
xxii
Véase al respecto: Eco, Umberto. “Apocalípticos e integrados”. Madrid, España, 7ma edición, 1984.
xxiii Véase: Chomsky, Noam y Ramonet, Ignacio. “Cómo nos venden la moto”, Icaria editorial, s.a., Barcelona, octubre 2002.
xxiv Ramonet, Ignacio (2003). Opus Cit.
xxv Ibíd.
xxvi Véase al respecto: Britto García, Luis. “Dictadura mediática en Venezuela”. Editorial Correo del Orinoco, República Bolivariana de Venezuela, Febrero de 2012; /Borón, Atilio. “Los medios y la batalla por la democracia en América Latina”, 2015
En: www.telesurtv.net ; /Golinger, Eva y Guy Allard, Jean. “USAID, NED y CIA. La Agresión Permanente ”, República Bolivariana de Venezuela, 2009.
xxvii Martí, José. “Carta a Manuel Mercado”, 18 de mayo de 1895. En: Obras completas , tomo 20, pp. 161-164.
xxviii Martí, José. “Carta del 10 de abril de 1895, desde Cabo Haitiano, a Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada”. En: Valdés, Ramiro. Diccionario del Pensamiento Martiano. (Idea No. 3939). Notas sobre Centroamérica, tomo 19, p. 96. Editora Ciencias Sociales, La Habana, 2002.
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