La guerra de Trump contra la cultura
Mirko C. Trudeau
Desde que llegó a la Casa Blanca hace sólo nueve semanas, Donald Trump viene desatando una guerra contra la cultura, a sabiendas que para alcanzar un orden ultraderechista, se requiere imponer la incultura, dejar de promover la diversidad, equidad e inclusión, para así facilitar la manipulación de la ciudadanía.
Sin lugar a dudas, controlar la expresión cultural y, sobre todo, la narrativa histórica de un país, son claves para establecer un nuevo orden derechista. El mundo al que nos lleva Trump es el de hace un siglo, el de los años 30 de la Gran Depresión. Así lo describen los expertos tras un plan económico de Trump que ha sido más agresivo de lo esperado.

La ofensiva contra la cultura se emplea también contra universidades, bibliotecas y otras instituciones culturales, obligando a muchos a anular programas de inclusión y diversidad que son, en parte, logros de los movimientos de derechos y libertades civiles de las últimas décadas. El ataque incluye a la Radio Pública Nacional y la televisión pública nacional PBS, donde Trump amenazó con recortes masivos a su financiamiento federal.
Una semana atrás, el presidente emitió una orden ejecutiva titulada Restaurando Verdad y Sanidad a la Historia Americana, en la cual, entre otras cosas, instruye a la Institución Smithsonian –que administra el complejo de 21 museos y 14 centros de educación nacionales– a eliminar ideología inapropiada, divisiva o antiestadunidense de todos sus programas.
Smithsonian, que ha operado en gran medida de forma independiente durante más de 175 años, recibe aproximadamente un 62% de su financiación federal a través de una combinación de fondos del Congreso, donaciones y contratos federales. Su presupuesto para el año 2024 superó los mil millones de dólares. Estos museos que están en Washington, Virginia y Nueva York, ofrecen entrada gratuita a entre 15 y 30 millones de visitantes al año.

Ya el 8 de febrero había despedido al exdirector y la mayoría de la junta directiva del Kennedy Center, centro nacional de artes vivas, y ordenó cambiar la programación y festejar su visión por una edad dorada en artes y cultura, según escribió en su medio social. Lo sorpresivo es que anunció una nueva junta directiva y un nuevo director: Donald J. Trump.
Historiadores y comentaristas coinciden en que este tipo de ataques contra la cultura tiene sus ecos claros en la historia del fascismo en España, Italia y Alemania del siglo pasado.
Mientras, la Fiscalía de EEUU investigará las políticas de admisión de varias universidades del liberal estado de California, en momentos en que el gobierno de Trump arremete contra iniciativas de diversidad en la educación. La investigación escudriñará los procesos de los campus de la Universidad de California en Berkeley, Irvine y Los Ángeles, así como de la Universidad de Stanford.
En los poco que va de la administración Trump, varias universidades cerraron sus despachos dedicados a temas de diversidad, reformularon sus comunicaciones para eliminar menciones DEI, e incluso despidieron personal vinculado a estas iniciativas.
En el Fondo Nacional de las Artes (NEA) se modificaron los requisitos para los que solicitan fondos y becas al cumplir las órdenes ejecutivas para toda entidad federal bajo control del Ejecutivo de anular todo programa y medida para promover la diversidad, equidad e inclusión. (DEI)
Varios programas ya contratados por el Kennedy Center se retiraron en protesta por los cambios, incluyendo la obra Hamilton, de Lin Manuel Miranda, y la música de Rhiannon Giddens, entre otros. Casi 500 artistas –visuales, bailarines, poetas, dramaturgos– hicieron un llamado público en contra de los cambios.
El Smithsonian también administra el Zoológico Nacional en Washington, pero aún no se sabe si el nuevo régimen buscará someter a los animales a su orden patriótico, aunque fuentes revelan que varios de los orangutanes ya están organizando una rebelión si lo intentan (seguro se acusará a los osos panda chinos de estar detrás de ese complot). Ojalá.
El analista David Brooks recuerda que fue después del crack del 29 cuando EEUU reaccionó con aranceles. Fue entonces cuando el comercio mundial cayó un 60% y eso no trajo nada bueno. Solo hay que recordar que el proteccionismo fue la antesala de las Grandes Guerras.
*Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).