La guerra de EEUU contra Venezuela

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Leopoldo Puchi

Un “incidente” fabricado podría servir como pretexto para una invasión

Cuando se analiza el escenario actual de confrontación entre Venezuela y Estados Unidos, que incluso abre la posibilidad de un enfrentamiento armado, es común caer en la idea de que estaríamos frente a una “guerra entre dos países”.
Sin embargo, este enfoque es equivocado y distorsiona la verdadera naturaleza del conflicto. En realidad, no se trata de una guerra convencional entre Estados, sino de un acto de dominación en el que una potencia busca someter a una nación más débil por un interés geopolítico y para controlar sus recursos.Arsenal Militar de Venezuela vs EEUU: 343.000 Soldados
Históricamente, las guerras coloniales no se refieren a un choque entre iguales, sino a campañas emprendidas por grandes potencias contra territorios con menor capacidad militar y económica, con el objetivo de imponer un nuevo orden y someterlos a su mandato, ya sea de manera abierta o encubierta.
La potencia no busca simplemente un pedazo de territorio, sino convertir los recursos en patrimonio propio, transformar la economía del país en un mercado cautivo frente a sus rivales y reafirmar su hegemonía global. De la India a Argelia, de Grenada a Irak, la misma lógica se repite a lo largo del tiempo: la imposición violenta de la dominación.
Guerras convencionales
Una guerra entre Estados, como en la primera o segunda guerra mundial o localizadas regionalmente como la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile, responde a otra lógica. Los países involucrados, aunque desiguales, disputan intereses concretos: fronteras, recursos, influencia política o supremacía estratégica. Aquí, el desenlace se traduce en cesiones territoriales, acuerdos políticos o nuevos equilibrios de poder. No hay un proyecto sistemático de subordinación cultural o económica del vencido. El objetivo es imponer condiciones dentro de un tablero compartido.
La guerra de Estados Unidos contra Venezuela no encaja en un conflicto convencional. La diferencia de poder es abismal. Los motivos de Washington no son defensivos ni están relacionados con la democracia o los asuntos políticos internos de Venezuela. Lo que está en juego es el control de recursos estratégicos y la imposición geopolítica para impedir su inserción en un esquema multipolar.
En este marco, el cambio en la Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono, que ahora da prioridad al hemisferio occidental, coloca a Venezuela como pieza decisiva para el dominio estadounidense. El objetivo de Washington es la subordinación política mediante la instalación de un gobierno alineado con la Casa Blanca, siguiendo el esquema neocolonial de la posguerra.
Si la administración Trump continúa avanzando en su línea de confrontación, conviene preguntarse cuáles serían las próximas acciones militares. Por ahora estamos ante una guerra de asedio, pero un menú de opciones más agresivas ya está sobre la mesa. Un primer barco pesquero ya fue asaltado por un destructor estadounidense en aguas venezolanas, y no se descarta que intenten también apoderarse de buques petroleros.
El siguiente nivel sería ataques en tierra con comandos especiales. Y, si tomamos en consideración la conducta pasada de Estados Unidos, no se puede descartar que la escalada derive en ataques letales contra la infraestructura o incluso en intentos de eliminar a altos funcionarios del Estado. Por último, un “incidente” fabricado podría servir como pretexto para una invasión.
Independencia
Adiestramiento militar ciudadano

Si llegara a escalar una acción bélica de Estados Unidos, sería un acto de dominación en la línea de la tradición colonial que atraviesa la historia moderna.

En un escenario de invasión, se prevé una reacción del país en defensa de su independencia, con participación de la milicia y de las fuerzas armadas regulares. Venezuela entraría en una etapa de enfrentamientos, impulsada por la necesidad de evitar el destino de otros países del continente que, entre tratados y protectorados, terminaron bajo tutela externa, con modelos de subordinación como los de Panamá o Puerto Rico.

* Politólogo y analista poíitico venezolano. Cofundador del Movimiento al Socialismo, fue ministro de Trabajo