La guerra como estafa contada por un marine estadounidense

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Gustavo Veiga

Hace 90 años el general Butler describió en primera persona el intervencionismo de EE.UU.

CARACAS, 11/12/2025.- Captura de un vídeo publicado por la Fiscal General Pamela Bondi en la red social X petrolero incautado por Estados Unidos frente a las costas de Venezuela el miércoles. Estados Unidos subió la presión este miércoles en torno a Venezuela al interceptar y confiscar un petrolero frente a las costas del país suramericano, como parte del despliegue naval y militar que Washington mantiene desde agosto pasado en el Caribe, y que Caracas calificó como un "robo descarado" que aseguró denunciará como un "grave crimen internacional" ante instancias extranjeras. EFE/ Pamela Bondi via X // SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)La escalada bélica en curso con que Estados Unidos amenaza invadir Venezuela, parece sacada de un libro publicado hace 90 años, La guerra es una estafa, del general Smedley Butler (1881-1940). El militar describió en primera persona antes de retirarse como infante de marina sus intervenciones en Cuba, México, Nicaragua, República Dominicana y Honduras, entre otros países.

Actuaba “al servicio de los grandes negocios de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un pandillero al servicio del capitalismo”, confesó en un artículo de 1935 para el New York Times. La diferencia con Donald Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, es que lo contaba desde el campo de batalla. El presidente evitó ir a Vietnam con una coartada falsa sobre su salud y su jefe de la diplomacia jamás estuvo alistado. Juegan a la guerra desde los escritorios.

The Marine Corps General Who Called War 'A Racket'
Smedley Butler

Hoy, cuando la cuarta flota de EE.UU. navega el Mar Caribe de manera intimidatoria, ataca embarcaciones civiles señaladas por traficar drogas e incauta un buque petrolero venezolano, no se repara en un detalle. Las aguas que ocupa no son internacionales y están sujetas a jurisdicción de las naciones caribeñas como Colombia. Su presidente, Gustavo Petro –el que según Trump, sigue en la lista a destituir después de Nicolás Maduro– señaló el dato en una reunión pública con sus ministros.

“El mayor enemigo de la Tierra”

No es solo el libro de un militar estadounidense fallecido hace 85 años y condecorado con honores el que reactualiza la doctrina injerencista de Washington. El despliegue inusitado de recursos bélicos en el Caribe tiene una arista medioambiental poco conocida que la periodista de EE.UU., Abby Martin, desarrolló en su documental de 2024, “El Mayor Enemigo de la Tierra”. La película examina el papel de uno de los mayores contaminadores del planeta: el ejército de Estados Unidos. En otras palabras, su complejo militar-industrial, como lo definió el expresidente Dwight Eisenhower.

A esa fuerza armada muchas veces en la historia transformada en fuerza de ocupación, le hacen falta los hidrocarburos que pretende rapiñar en Venezuela. Es curioso. El país proyecta para este año -según índices oficiales- un crecimiento del PBI del 9 por ciento. Su economía se expandió durante 18 trimestres consecutivos. Sobre esa nación soberana apuntan los cañones de la Cuarta Flota para cumplir con la doctrina Monroe creada en 1823 y reversionada ahora como el Corolario Trump, de acuerdo al manual de intervenciones de nuestra época.

Rubio y Trump

Están fijadas en la denominada “Estrategia de Seguridad Nacional 2025″ para control de todo el continente que EE.UU. se adjudica como custodio imperial. Es un texto de 33 páginas que posa su análisis en las “amenazas más urgentes” para el hemisferio occidental sobre el cual Trump y los halcones del Departamento de Estado han establecido su doctrina de sometimiento. Ya lo dijo el secretario de Estado Marco Rubio, un extremista de derecha nada apegado al respeto del derecho internacional: “Lograremos la paz a través de la fuerza”. Un atajo que también puede servir para llegar a la guerra.

La guerra como “chantaje”

En 1933, durante el ascenso del nazismo, Butler, un oficial ya condecorado por su trayectoria militar, decía: “La guerra es solo un chantaje. Creo que un chantaje se describe mejor como algo que no es lo que la mayoría cree. Solo un pequeño grupo interno sabe de qué se trata. Se lleva a cabo para el beneficio de unos pocos a expensas de las masas”. No era un agente soviético infiltrado en el corazón de una potencia extranjera. Su carrera como marine sirviendo a los intereses de EE.UU. era extensa.

Él mismo lo contaba en aquel artículo del Times: “En 1914 afirmé la seguridad de los intereses petroleros en México, Tampico en particular. Contribuí  transformar a Cuba en un país donde la gente del National City Bank podía burlar tranquilamente los beneficios. Participé en la ‘limpieza’ de Nicaragua, de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional Brown Brothers Harriman.

En 1916, por los grandes azucareros norteamericanos, aporté a la República Dominicana la ‘civilización’. En 1923 ‘enderecé’ los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé los intereses de la Standard Oil”. Butler no se privaba de nada.

August 14, 1912 – US Marines, including Major Smedley D. Butler ...
El mayor Smedley Butler y los marines invadiendo Nicaragua en 1912

Olvidado e ignorado por la historiografía oficial, las frases de Butler constituyen un sincericidio en clave actual: “Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando miro hacia atrás, considero que podría haber dado algunas sugerencias a Al Capone. Él, como gánster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, actué en tres continentes”.

Las enseñanzas que dejó este militar olvidado fueron premonitorias. Lo que vendría para América latina después de su muerte, le da una vigencia inagotable a su pensamiento. Escribió en su libro de 1935: “La guerra es un fraude. Siempre lo ha sido. Posiblemente sea el más antiguo, fácilmente el más rentable, sin duda el más cruel. Es el único de alcance internacional. Es el único en el que las ganancias se calculan en dólares y las pérdidas en vidas”.

Cuando se sacó el uniforme para mirarse adentro, Butler recordó que las guerras no se hacen solo por convicciones ideológicas o zonas de influencia: “El problema es que cuando el dólar estadounidense gana apenas el seis por ciento, aquí se ponen impacientes y van al extranjero para ganarse el ciento por ciento. La bandera sigue al dólar y los soldados siguen a la bandera”. Como ahora en el Caribe.

* Periodista y docente por concurso de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la materia Taller de Expresión III y de la tecnicatura de Periodismo Deportivo en la Universidad de La Plata (UNLP) en la materia Comunicación, Deporte y Derechos Humanos. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)