La gran fiesta de los libros
LUIS BRITTO GARCÍA| ¿Por qué debe una nación crear libros? Porque los libros crean naciones. Al unificar los usos y prácticas de un idioma y preservar los valores de un pueblo, son la precondición de un poder político unificador.
No podemos explicarnos Israel sin la Biblia , Grecia sin la Ilíada y la Odisea , China sin los Libros de la Sabiduría de Confucio, los países musulmanes sin el Corán, Italia sin El Príncipe o La divina comedia, y ni siquiera España sin El Quijote. La memoria colectiva, que al principio podía perecer con los profetas y haedas, ahora es imperecedera y compartida.
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A tal sociedad, tal libro. En las comunidades originarias el libro es de todos y se recita ante la colectividad reunida. En las sociedades estratificadas pasa a ser patrimonio de una casta de escribas. Con el capitalismo, se masifica industrialmente. La oferta y la demanda rigen todo el circuito, desde la escritura hasta la destrucción de los ejemplares no vendidos. Antes la Santa Inquisición quemaba los libros que la gente quería leer; ahora el santo mercado reduce a pulpa aquellos que la gente no lee. Como todo producto industrial, el libro pasa a ser mercancía reservada para quienes pueden adquirirla y descifrarla.
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En el capitalismo, dos factores influyen poderosamente en el consumo del libro: el nivel de ingresos y el nivel de educación. Ambos por lo regular están estrechamente relacionados. Instrucción formal elevada y alta remuneración tienden a ir de la mano. La primera resulta de la educación, que en las sociedades desiguales también está desigualmente distribuida. Los privilegiados se la reservan como instrumento de perpetuación del privilegio. La diferencia de lectura es también diferencia de nivel del desarrollo. La estratificación social es estratificación de la lectura.
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Por consiguiente, las políticas sobre el libro son asimismo políticas económicas y sociales. Para el año 2000, en el mundo entero el promedio de años de escolaridad era de 6,7; en América Latina y el Caribe, de 5,7; en los países desarrollados, de 8,8. Para 1995, en el mundo entero culminaban la educación secundaria alrededor de un 35% de los habitantes; en América Latina, poco más de un 20%. En el mundo entero terminaba la educación superior más de un 19% de la población; en América Latina poco más de un 12% (Pineda, José G.: “Educación y crecimiento económico: un enfoque multidimensional”, Revista BCV. Vol.XIX. n°2, Caracas, julio-diciembre 2005 p. 124-125). En muchos de sus países no se ha vencido el analfabetismo.
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En la última década, Venezuela ha realizado formidables esfuerzos para vencer estas carencias de la región. A fines del siglo XX, se proyectaba una privatización del sistema educativo que lo hubiera hecho inaccesible a la mayoría de los venezolanos. Pero con la llegada al poder de la Revolución Bolivariana en 1998, el gasto educativo saltó de menos del 3% del PIB al 5,4% en 2000 y al 6,3% en 2008. Gracias a la Misión Robinson , Venezuela alfabetiza 1.678.671 personas para 2009 y erradica el analfabetismo. En 1990, sólo 39,96% de los niños asistían al preescolar; en 2008 concurre más del doble, el 84,8%.
Para 1998-1999, sólo el 53,41% de los niños en edad escolar asistía a la educación inicial pública; para 2008, lo hacen el 84.8%. No sólo se les garantiza la educación gratuita: para 2008, unos 4.055.135 alumnos del sistema de Educación Básica son atendidos por el Programa de Alimentación Escolar, un incremento de casi el doble desde 1999. En 1988 sólo el 18% de los jóvenes estaban matriculados en el sistema educativo, para 2008 es el 42,37%. En la última década el gobierno ha creado 15 nuevas universidades; la matrícula universitaria se duplicó de 894.418 educandos en 2000 a 2.109.331 en 2009. En Venezuela estudian 9.329.703 personas: uno de cada tres venezolanos en un país de más de 27 millones de habitantes. La inmensa mayoría de los establecimientos en todos los niveles son públicos y por tanto gratuitos; el acceso a la educación está universalmente garantizado.
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Pero la derrota del analfabetismo y el incremento exponencial de la educación no garantizan el automático crecimiento del público lector. La talla moderada de éste no alienta el desarrollo de una gran industria editorial capitalista: las librerías importan títulos que la promoción editorial impone y los venden a precios prohibitivos. Para tener un país de lectores se requieren masivas políticas públicas de edición y de distribución a precios subsidiados o a veces gratuitos. Algunas cifras dan idea de este incremento. Para el año 2000, en Venezuela las instituciones públicas editaron 38 títulos. Para 2006 eran 1.022 títulos, para 2008, se imprimieron 829 títulos, más de dos por día. Más significativos son los números totales de ejemplares: para el año 2000, se imprimen 65.800 volúmenes; para el 2006 son 4.270.272 y para el 2008, ya son 5,838.880: casi un volumen por cada cuatro habitantes. Cinco revistas culturales circulan encartadas semanalmente en cotidianos afines al bolivarianismo. Esta producción es vendida o distribuida por 51 librerías públicas (Kuai-mare).
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El libro optimiza sus efectos cuando el mismo ejemplar está disponible para varios usuarios. Para 2008 la Red Nacional de Bibliotecas Públicas cuenta con 56 bibliotecas públicas, 277 salones de lectura, 23 puntos de préstamos, 20 servicios móviles y adicionalmente 24 bibliotecas públicas, cada una en la capital de un estado. Para 2008, este sistema atendió 14.893.047 usuarios, que consultaron 33.314.937: más de una consulta por cada integrante de la población (Anuario Estadístico 2009, Instituto Nacional de Estadística, pp.244-247). Se realiza anualmente una Feria Internacional del Libro en Caracas, otra Feria del Libro de la Gobernación de Caracas, e innumerables eventos de la misma índole, públicos o privados.
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La lectura parece pasión solitaria pero nos comunica con la humanidad. La cita entre libro y lector se vuelve fiesta entre lectores en las Ferias. Cada año hay varias en las capitales, una en la Gobernación de Caracas, y la Feria Internacional del Libro de Venezuela. La Feria Internacional del Libro de Venezuela 2012, que arranca el 9 de marzo, tendrá 126 kioscos y desarrollará unas 300 actividades en diez días; no quiero pensar en el número de títulos ni de ejemplares. Para el lector apasionado, todo el año es Feria del Libro. Abrir una página es la mayor fiesta imaginable. Este año me declaran Escritor Homenajeado, Monte Ávila inaugura la Biblioteca Luis Britto García, varias editoriales bautizan mis libros, la Cinemateca exhibe las películas basadas en mis guiones y Román Chalbaud presenta mi pieza de teatro Muñequita Linda. A ver si hago algo para merecer tantos honores.