La crisis, las limitaciones geopolíticas y la Asamblea General de la ONU

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Mirko C. Trudeau

Los líderes mundiales se reúnen en Nueva York desde esta semana en la 78 sesión anual de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el marco de una organización signada por las divisiones entre las principales potencias y menos influyente en la gestión de las crisis internacionales de paz y seguridad, en comparación con hace un año.

El tema formal de la reunión es “restaurar la confianza y reavivar la solidaridad global”. Ambos han sido escasos. La ruptura de las relaciones entre Rusia y Occidente está cobrando un precio cada vez más grave. El Consejo de Seguridad ha sido lento e indeciso a la hora de reaccionar ante las crisis de 2023 hasta la fecha.

Jefe de ONU vaticina "un invierno de descontento mundial" debido a múltiples crisisLas limitaciones geopolíticas que pesan sobre la ONU no son nuevas, pero sus efectos sobre la organización se están intensificando. Había profundas divisiones entre Rusia, China y las potencias occidentales en el Consejo de Seguridad antes de la invasión total de Ucrania por parte de Moscú.

Dos temas encabezarán sus agendas:la guerra  en Ucrania y el estado del desarrollo internacional.Los diplomáticos africanos, asiáticos y latinoamericanos se han mostrado molestos por la cantidad de tiempo que Ucrania ha absorbido en la ONU en comparación con otras crisis y desafíos internacionales. Estados Unidos y sus aliados deberían utilizar la Asamblea General para demostrar que pueden centrarse en Ucrania y en las preocupaciones del Sur Global simultáneamente.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, presentó un extenso informe sobre cómo los líderes mundiales pueden abordar los desafíos globales que se avecinan. que cubre una notable variedad de temas, desde misiones de mantenimiento de la paz y derechos de las mujeres hasta el cambio climático y la ciberseguridad.

Pero a medida que el panorama geopolítico se oscurecía, el Consejo de Seguridad sólo ha logrado respuestas mediocres a muchas de las crisis del último año, desde el colapso de Sudán en abril hasta el golpe de Estado en Níger en julio. Los actores regionales han intentado cada vez más tomar la iniciativa en la resolución de estas situaciones, aunque con poco éxito, dejando a la ONU al margen.

El gobierno de Malí ha subrayado la debilidad del Consejo –y las vulnerabilidades de las misiones de cascos azules de la ONU– al exigir la retirada de las fuerzas de paz del territorio maliense, a pesar del consiguiente riesgo de nueva violencia.

El Sur global

Los países del llamado Sur Global han insistido en que la Asamblea debería concentrarse en hacer que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) más receptivo a las necesidades de los países pobres y de ingresos medios. Aunque Estados Unidos y sus aliados se han resistido a partes de esta agenda, han reconocido la necesidad de actualizar el sistema financiero internacional, sobre todo para contrarrestar la influencia china y rusa entre los estados en desarrollo.

Apenas unos días antes, los líderes del Grupo de los 77 más China (G-77+China), que representan 80 por ciento de la población mundial, cerraron  una cumbre en La Habana con la exigencia a las potencias de ayudar a la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional ante la agudización de la crisis por la pandemia de covid-19 y la brecha tecnológica.

“Subrayamos la urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza financiera mundial”, indicó la declaración final aprobada ayer.

“Notamos con profunda preocupación que los principales desafíos generados por el actual orden económico internacional injusto para los países en desarrollo, han alcanzado su expresión más aguda en la actualidad debido, entre otras cosas, a los persistentes efectos negativos de la pandemia de covid-19, agregaron los jefes de Estado y de gobierno del G-77 más China.

También el cónclave rechazó la imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y otras formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra los países en desarrollo y llamó a todos los estados a consagrarse colectivamente a la consecución del desarrollo mundial y de una cooperación para el desarrollo científico y tecnológico.

El mundo político está nervioso. Las reuniones cumbres y los foros internacionales se multiplicaron en las últimas semanas, mientras se verifica una reconfiguración geopolítica clave. Durante el último año, el Consejo de Seguridad ha dado respuestas mediocres a una serie de crisis globales, en parte obstaculizadas por una ruptura en las relaciones entre Rusia y Occidente.Biden y Putin: qué se espera del primer (y tenso) encuentro entre los dos mandatarios - BBC News Mundo

Mientras, los países en desarrollo han utilizado la Asamblea General como plataforma para expresar sus preocupaciones sobre la trayectoria de la economía global. La influencia política de la ONU ha disminuido en muchos países y aunque millones dependen de su ayuda humanitaria, los países donantes no pueden seguir el ritmo de las necesidades de la ONU en todo el mundo. Lo más probable es que estas presiones persistan durante el próximo año.

Cumbres

El fin de semana anterior se había celebrado en Nueva Delhi la Cumbre anual de Líderes del G-20, una de las instancias más importantes para consolidar el primado occidental, evento  que ubicó a la India como un jugador diplomático de primer orden. Para el economista británico Jim O´Neill, famoso por haber acuñado el término BRIC, ese documento confirma que el G20 es el único organismo con legitimidad para “ofrecer soluciones globales a los problemas globales”.

Por su parte, el sociólogo Frank Furedi, de la inglesa Universidad de Kent, señala un hecho relevante: a diferencia de lo sucedido el año pasado en Bali, Indonesia, el texto final no condena a Rusia por la invasión a Ucrania.

El coreano Kim Jong-un y Vladimir Putin se reúnen y provocan alarma mundial: qué buscan - El CronistaEl miércoles último, el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, arribó a la base espacial de Vostochni, en el lejano oriente ruso, para encontrarse con Vladimir Putin, en el  encuentro bilateral entre los dos principales exponentes de que Washington califica como el “eje del mal”.

Cumbres, cónclaves, reuniones. El mundo está nervioso tratarán de marcar una nueva hoja de ruta en esta nueva Asamblea General de la ONU.

*Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)