La acusación contra López Obrador, ¿insidia desestabilizadora de EEUU?
Gerardo Villagrán del Corral
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) demandó una disculpa de parte del gobierno estadounidense de Joe Biden, tras la difusión de versiones de prensa sobre una presunta entrega de recursos del narcotráfico a la campaña electoral de 2006 del ahora mandatario mexicano.
El presidente denunció que la trama para suministrar información a un mercenario involucra no sólo a la DEA, sino al Departamento de Estado, algo de lo que su homólogo Joe Biden debería estar al tanto. Cuestionó cómo se van a llevar las pláticas de alto nivel en torno a migración, combate al trasiego de estupefacientes y fentanilo, si una instancia de ese gobierno está divulgando calumnias que lo dañan no a él, sino a su investidura, denunció.
El exdirector de la DEA Mike Vigil -crítico del presente gobierno mexicano- aseguró que el reportaje es un ataque personal contra López Obrador, y que no hay ninguna evidencia de que él tenga o haya tenido vínculos con el crimen organizado. Y lamentó la irresponsabilidad de publicar algo sin sustento “que dañará de manera inevitable la cooperación binacional en el combate al narcotráfico, y debilitará aún más la posición de la DEA”.
“¡Cómo vamos a estar sentados en la mesa hablando del combate a la droga, si ellos o una institución de ellos está filtrando información y dañándome…no a mí, a lo que represento!”, exclamó el mandatario en la conferencia del jueves, tras reprochar las filtraciones informativas “de que yo estoy metido en el narcotráfico, sin presentar pruebas”.
AMLO acusó al periodista Tim Golden, autor de una de las versiones difundidas esta semana, de ser un mercenario al servicio de la DEA (la Agencia Antidrogas estadounidense): “Deberían darle un premio a la calumnia. ¿Cómo va a calumniar impunemente? ¿Cómo va a hacer un reportaje sin presentar pruebas?”, planteó.
Pero matizó su comentario y asumió que se había excedido: es sólo es un peón, un mercenario del periodismo, porque en realidad la difusión de esas informaciones es responsabilidad del Departamento de Estado, no la DEA, dijo. “¿Es qué, no tienen información en el Departamento de Estado, en el Departamento de Justicia?”, insistió.
AMLO asesguró que no suspenderá las reuniones de alto nivel con Estados Unidos y señaló que su gobierno debe mantener buenas relaciones, “pero es también importante que estas cosas se sepan, se ventilen (…) Y si no responden, yo ya lo externé, de que no es de buena vecindad una actitud así”, dijo.
Pero aprovechó la oportunidad para descalificar la propuesta de Joe Biden de cerrar la frontera, porque se inserta en el proceso electoral estadounidense, en alegatos que se repiten de manera cíclica. “¿Cuánto tiempo puede durar cerrada la frontera?, preguntó el Presidente. Nos perjudica a los dos países. Pero no es una opción, una alternativa”, dijo.
Reiteró que esta versión periodística reporta un financiamiento ilícito a su campaña de 2006 sin presentar una sola prueba. Ironizó sobre la intención y el momento de publicación del reportaje: En estas fechas electorales en México, ¿de pura casualidad? No, aquí es como se decía antes, ¿de parte de quién?
Campaña insidiosa
“Es completamente falso, es una calumnia, están desde luego muy molestos y lamentablemente la prensa, como hemos visto no solo en México, en el mundo, está muy subordinada al poder”, fueron las palabras con las que el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció tras ser cuestionado sobre la investigación de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) que difundieron diversos medios de comunicación en días recientes.
Los reportes periodísticos firmados por Anabel Hernández, Tim Golden y Steven Dudley relatan cómo la agencia antinarcóticos estadunidense encabezó múltiples pesquisas acerca del presunto financiamiento de 2 millones de dólares que el Cártel de Sinaloa habría aportado para la campaña presidencial del mandatario tabasqueño de 2006.
Tim Golden, autor de una de las notas, admitió que ésta no ofrece ninguna evidencia, pero rehusó disculparse por sugerir algo tan grave sin contar con pruebas, algo habitual en el periodismo de “investigación” financiado por los servicios de inteligencia y seguridad estadounidenses.
Golden afirmó que el gobierno de Estados Unidos no tiene interés en iniciar una investigación en contra del mandatario mexicano debido a las negociaciones en temas migratorios que tienen ambos gobiernos. “Dependen totalmente de él, para evitar cualquier desastre en la campaña en torno a la migración y por eso no tienen interés alguno en hacer algo que va a provocar a esta administración”, señaló Tim Golden en entrevista con Latinus.
López Obrador señaló que la versión periodística fue reproducida en México por sectores conservadores, entre los que identificó a la organización Mexicanos contra la Corrupción, y condenó la política del Departamento de Estado de financiar ese tipo de agrupamientos, dedicados a atacar al gobierno mexicano. Eso es injerencismo, subrayó.
La prensa mexicana no sabe si calificar a Golden como ingenuo, mercenario o como hipócrita al señalar que no consideró siquiera los tiempos electorales al realizar la supuesta investigación, editorializar su enfoque y decidir el momento de publicarla.
Mientras, el Departamento de Justicia estadounidense informó que la investigación fue concluida y cerrada hace 13 años porque ni los agentes ni los fiscales pudieron aportar elementos que sostuvieran las sospechas, defendió la colaboración de las actuales autoridades mexicanas en la lucha contra el crimen organizado, y tuvo que deslindarse de la DEA al reiterar su respeto a las políticas internas de México.
Esa es una cuestión informal, declaró López Obrador. “Yo no acepto eso, yo lo que quiero es que el gobierno de Estados Unidos se manifieste, porque el presidente de México tiene autoridad moral y tiene autoridad política. Y si no tienen pruebas, tienen que disculparse”, insistió.
La prensa mexicana analiza trambién el choque de posturas entre la DEA y el DOJ y señala que esta situación refleja el desorden imperante en la administración demócrata y en la institucionalidad estadounidense en general, la cual se ve afectada por fuerzas centrífugas que minan sus capacidades, con sectores del Estado empujando agendas propias a expensas de la Casa Blanca y de los propios intereses de la superpotencia.
Como era de esperarse, la estrepitosa caída de la credibilidad de la “investigación” no frenó las campañas de algunos medios de comunicación mexicanos, tradicionalmente carentes de ética ni la de políticos opositores que son cobijados por sus micrófonos y reportajes. La derecha y sus medios se convirtieron en caja de resonancia para repetir el bulo, el fake, la mentira, omitiendo que se trata de una mera especulación y presentándolo a su público como verdad absoluta.
La campaña de desprestigio casualmente se produjo cuando la candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez, se paseaba en Washington ofreciendo la entrega del sector energético mexicano. Para el diario La Jornada su viaje deja la impresión indeleble de una concertación de intereses entre oficinas públicas de Estados Unidos, empresas rapaces de ese país, y políticos de la derecha mexicanos.
*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)