Kennedy consideró derrocar a Goulart dos años antes del golpe de 1964 en Brasil
DAVID BROOKS|El presidente John F. Kennedy y sus asesores consideraron el derrocamiento del gobierno de Joao Goulart unos dos años antes del golpe militar en Brasil, perpetrado el 1º de abril de 1964, opción que subsecuentemente fue implementada por el gobierno de Lyndon B. Johnson, según revelan transcripciones de la Casa Blanca difundidas por la organización independiente de investigaciones Archivo de Seguridad Nacional.En julio de 1962 Kennedy preguntó qué tipo de relaciones tenía Estados Unidos con los militares brasileños y para marzo de 1963 instruyó a sus asesores: “tenemos que hacer algo sobre Brasil” si Goulart no dejaba de “jugar” con lo que el presidente llamaba “antiestadunidenses ultra radicales” en el gobierno brasileño.
“Creo que una de nuestras tareas más importantes es fortalecer la columna vertebral de los militares” brasileños, respondió Lincoln Gordon, embajador estadunidense en Brasil, en reunión con Kennedy y el asesor presidencial Richard Goodwin en la Casa Blanca el 30 de julio de 1962. Agregó que se tenía que “dejar claro, discretamente, que no somos necesariamente hostiles a cualquier tipo de acción militar, cual sea, si es claro que la razón de la acción militar es… que (Goulart) está entregando al país a los….”, “comunistas”, interrumpió Kennedy para acabar la frase, según las transcripciones de las grabaciones secretas de Kennedy de sus reuniones en la Oficina Oval.
Fue en esa reunión que Kennedy y su equipo decidieron mejorar sus contactos con los militares brasileños, tarea asignada al entonces agregado miliar, teniente coronel Vernon Walters, resume el Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive). Agrega que Walters se volvería el actor clandestino clave en los preparativos para el golpe de Estado en Brasil poco menos de dos años después de esta reunión.
El Archivo de Seguridad señala que los documentos oficiales –las nuevas transcripciones más otros informes oficiales de la Casa Blanca anteriormente desclasificados– muestran que para finales de 1962 el gobierno de Kennedy había determinado que un golpe de Estado serviría a intereses estadunidenses si los militares brasileños eran alentados a proceder hacia esa meta. La Casa Blanca estaba molesta con la política exterior independiente de Goulart durante la “crisis de los misiles”, y su renuencia a apoyar, entre otras cosas, el deseo de Washington de expulsar a Cuba de la Organización de Estados Americanos.
El 11 de diciembre de 1962 el comité ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se reunió para evaluar tres opciones sobre Brasil. La primera: “no hacer nada”, la segunda, colaborar con elementos hostiles a Goulart dentro de ese país con “vistas a impulsar su derrocamiento” y, la última, cambiar “la orientación de Goulart y su gobierno”. Se optó por la tercera pero, según el informe oficial de esta reunión, se aceptó que la opción de promover un golpe “debe ser mantenida como consideración activa y continua”.
Poco después, el 17 de diciembre de 1962, Kennedy envío a su hermano Robert a presentar un ultimátum a Goulart.
Robert Kennedy informó a Goulart que Washington tenía “serias dudas” sobre la relación a futuro con Brasil por “señales de infiltración de comunistas y nacionalistas de extrema izquierda a puestos civiles del gobierno” de ese país, así como la oposición a “políticas e intereses estadunidenses” en general.
Para marzo de 1963 Goodwin recomendaba al presidente que si Goulart continuaba renuente a modificar sus posturas, Estados Unidos debería de “preparar el clima más prometedor posible para su remplazo por un régimen más deseable”, según transcripciones de las grabaciones.
En una reunión en la Casa Blanca el 7 de octubre de 1963, el presidente contempló si Estados Unidos necesitaría derrocar a Goulart, incluyendo una intervención militar. Con la dirección del embajador Gordon se elaboraron varios planes de contingencia que realzaban la posibilidad de una “intervención armada”, que fueron trasmitidos desde la embajada a Washington el 22 de noviembre de 1963 –el día que asesinaron a Kennedy.
En marzo de 1964, al estallar la disputa entre Goulart y los generales brasileños, el gobierno de Johnson promovió y apoyó el creciente descontento militar. Según un documento secreto de una reunión de oficiales de la CIA, el Departamento de Estado y la Casa Blanca, se expresó: “no queremos observar a Brasil irse a gotas por la coladera mientras nos quedamos parados esperando la próxima elección”.
La Operación Hermano Sam ya había sido autorizada por Johnson para permitir que los militares estadunidenses apoyaran a sus contrapartes brasileñas, encubierta y abiertamente, con armas y tropas si fuera necesario para apoyar el golpe.
Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Brasil del Archivo de Seguridad Nacional, comentó que “las operaciones clandestinas de desestabilización política de la CIA contra Goulart entre 1961 y 1964 son el hoyo negro de esta historia”, y llamó a que el gobierno de Barack Obama desclasifique los archivos de inteligencia sobre Brasil de ese periodo. Los documentos difundidos y analizados por el Archivo de Seguridad Nacional.