Julian Assange recuperó la libertad pero la prensa en Palestina sigue sufriendo

Sergio Ferrari

Luego de 14 años de acoso y prisión, esta semana recuperó su libertad el periodista Julian Assange. Casi en paralelo, el “Proyecto Gaza”, difundido el martes pasado por Forbidden Stories, prueba el martirio que sufre la prensa en Palestina.

El lunes 24 de junio Assange, fundador de WikiLeaks, salió de la prisión británica de máxima seguridad de Belmarsh en la que estaba recluido y abandonó el Reino Unido tras llegar a un acuerdo judicial. Por el mismo evitó su extradición a los Estados Unidos, donde arriesgaba una condena de 175 años de prisión (https://www.youtube.com/watch?v=IF5hScAXSfA).

Según WikiLeaks, el vuelo de Assange luego de una escala en Bangkok, capital de Tailandia, continuó su viaje hacia la Isla de Saipán, en el archipiélago de las Marianas del Norte, territorio norteamericano en el Océano Pacífico. Mediante una formalidad jurídica negociada, Assange admitió ante un juez haber obtenido y revelado información sobre la defensa nacional. Tras notificarle la condena a 62 meses de prisión por su “delito”, pena que Assange ya había cumplido en Gran Bretaña, quedó en libertad para continuar su viaje. El miércoles 26 de junio, el fundador de WikiLeaks aterrizaba en Canberra, la capital de Australia, su país de origen.

Culminaban así casi tres lustros de sucesivos sufrimientos. Primero como refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres y luego como preso político, en condiciones de máxima seguridad en la capital británica. El año 2010 fue crucial para Assange tras publicar miles de documentos militares clasificados que las autoridades estadounidenses consideraron secretos de Estado y de defensa. Los mismos revelaban, entre otros escándalos, los de la guerra en Irak y Afganistán, así como la prisión de Guantánamo. Importantes medios de prensa de todos los continentes los reprodujeron de inmediato.

Se impone la movilización ciudadana

La Federación Internacional de Periodistas (FIP), con sede en Bruselas, expresó el 25 de junio su enorme satisfacción por la libertad de Assange.

Para la FIP, organización que reúne a 600.000 profesionales de medios de información y comunicación afiliados a 187 sindicatos y asociaciones de prensa de 140 países, se trata de “una victoria significativa para la libertad de los medios de comunicación”.

En su opinión, el hecho de que los acusadores hayan retirado 17 de los 18 cargos originales contra Assange es evidencia de que el gobierno estadounidense no tuvo otra alternativa que evitar “la criminalización de las prácticas periodísticas corrientes”. Resultado que sin duda estimulará a las fuentes, base irremplazable de donde nace todo contenido informativo serio, para que continúen a “compartir confidencialmente pruebas de irregularidades y criminalidad.

Según la FIP, la decisión de exculpar a Assange, “objeto de uno de los procesamientos más exagerados de la historia”, debería permitirle disfrutar de una vida normal por primera vez en 14 años, incluyendo los 1.901 días que pasó en la cárcel”. La FIP fue uno de los principales actores de la movilización internacional en solidaridad con el periodista australiano junto con centenas de otras organizaciones, como Reporteros sin Fronteras y muy diversas asociaciones sindicales, sociales y de derechos humanos.

Observadores de la FIP participaron en los últimos meses en todas las audiencias del trámite para promover la extradición de Assange a Estados Unidos, proporcionándole a la opinión pública informes y comentarios sobre dicho proceso. El pasado 18 de junio, el comité ejecutivo de la FIP organizó una protesta frente a la prisión donde Assange se encontraba detenido para exigir, una vez más, su libertad inmediata. Casi seguramente una acción premonitoria, la última de este tipo antes del final feliz de un cautiverio equiparable al que muchos otros padecieron en numerosas cárceles de las diversas dictaduras latinoamericanas de los años ’70 y ’80.

fib y ALa periodista francesa Dominique Pradalié, presidenta de la FIP, al comentar la liberación de Assange afirmó que la misma “constituye una victoria para el derecho a informar y a ser informado. Es una victoria para los periodistas de todo el mundo”. Su colega y compatriota Anthony Bellanger, secretario general de la misma Assange llegó por fin a Australia y por ahora no piensa hablar en público - Somos Télamfederación, declaró desde Bruselas que el “intento de procesamiento de Julian Assange proyecta una oscura sombra sobre los periodistas, en particular sobre los que cubren temas relativos a la seguridad nacional”.

Y afirmó que “si Assange hubiera ido a la cárcel el resto de su vida, cualquier reportero al que se le entregara un documento clasificado temería enfrentarse a un destino similar”. Bellanger subrayó el éxito de la liberación del colega australiano, al tiempo que recordó que más de 500 periodistas siguen presos en numerosas prisiones por todo el mundo.

El sindicato de prensa y comunicación suizo SYNDICOM saludó en sus redes sociales la libertad de Assange, a favor de quien promovió y sostuvo diversas campañas de denuncia y solidaridad. “Además de nuestra alegría por la liberación”, se pronunció SYNDICOM, “también criticamos las condiciones carcelarias absolutamente inhumanas que tuvo que sufrir durante años y que han causado gran preocupación en todo el mundo”. Condiciones que, según SYNDICOM, “algunos incluso las han equiparado con un cuadro diario de tortura”. Para este sindicato, la liberación de Assange “refuerza los principios fundamentales de la libertad de prensa y envía una fuerte señal a todos los periodistas del mundo: vuestro trabajo es de vital importancia para las sociedades democráticas. La defensa de la libertad de prensa debe ser un objetivo esencial y permanente”.

Gaza y Cisjordania:  prensa martirizada

La última semana de junio, casualmente el mismo día que Assange volaba hacia Australia, la red Forbidden Stories (Historias o Investigaciones Prohibidas) difundió ampliamente los resultados de lo que denominó “Proyecto Gaza”, una pesquisa exhaustiva sobre el asesinato de un centenar de periodistas en la Franja de Gaza, hoy epicentro bélico del Medio Oriente.(https://forbiddenstories.org/fr/projects_posts/fr-gaza-project/).

Esta plataforma y red investigativa, con sede central en París, sostiene, basándose en diversos informes, que “desde el estallido de la guerra de Israel en Gaza en respuesta al ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, más de 100 periodistas y miembros del personal de medios de comunicación han sido asesinados”. Durante cuatro meses, Forbidden Stories y varios medios de prensa asociados investigaron las circunstancias de esos asesinatos, así como el de numerosos casos de periodistas atacados, amenazados o heridos en Cisjordania y Gaza. “Estas investigaciones”, denuncia Forbidden Stories, “apuntan a un patrón escalofriante y sugieren que algunos periodistas pudieron haber sido atacados a pesar de que se identificaron como tales”.

Contribuyeron al Proyecto Gaza importantes medios, como Le Monde, de Francia; The Guardian, del Reino Unido; el semanal alemán Der Spiegel; el grupo Tamedia, de Suiza; la Radio France; la agencia noticiosa gala AFPla cadena televisiva alemana ZDF; la Asociación Arab Reporters for Investigative Journalism (ARIJ) y Paper Trail Media, entre otros, con el apoyo y la colaboración del Sindicato de Periodistas PalestinosCincuenta periodistas investigaron la muerte de varios colegas en Gaza y los arrestos y las amenazas contra otros en Cisjordania.  Contabilizaron también ataques selectivos, así como la destrucción de infraestructura debidamente catalogada como sede de medios de comunicación (como sucedió el 3 de noviembre de 2023 con la oficina de la corresponsalía de la Agencia francesa AFP en la Franja), tras lo cual presentaron pruebas condenatorias contra el gobierno israelí. 

Durante su investigación, los periodistas del Proyecto Gaza contactaron de forma remota a más de 120 testigos en la Franja y en Cisjordania, algunos de los cuales habían presenciado actividades militares. También consultaron unos 25 expertos en balística, armas y análisis de audio. Debido a que a los periodistas extranjeros sólo se les permite entrar a Gaza como parte de “giras” organizadas y bajo escolta israelí, no pudieron investigar libremente desde el interior de la Franja. Por esa razón tuvieron que combinar testimonios remotos con imágenes de satélite de Planet Labs y Maxar Technologies. Las pruebas recogidas se guardaron en formato digital en la plataforma Atlos, un espacio de trabajo colaborativo que les permitió a todos los participantes reunir documentos en un sitio único, donde se los clasificó debidamente.

Las conclusiones son contundentes: al menos 40 periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados en sus hogares. Se pudo identificar a 18 periodistas asesinados, heridos o atacados mediante drones, y seis edificios de oficinas editoriales total o parcialmente destruidos. Por lo menos 14 periodistas vestían chalecos con la leyenda “Prensa” cuando fueron asesinados, heridos o atacados.

 

Todas las plumas valen igual

Durante la presentación del Proyecto Gaza, Shuruq As’ad, portavoz del Sindicato de Periodistas Palestinos, reflexionó que, “si hubieran sido asesinados 100 ó 140 periodistas israelíes [o ucranianos], no creo que la reacción internacional hubiera sido la misma”. Criticando una cierta indiferencia de una parte de la comunidad internacional ante el drama palestino, agregó: “No deseo que muera ningún periodista, ya sea israelí, ucraniano o palestino. Los periodistas deben poder trabajar y estar protegidos sea cual sea su nacionalidad y el país en el que se encuentren”.  

Por su parte Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional y actual relatora especial de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, reconoce que la presencia de periodistas en zonas de guerra es vital: “Son nuestros ojos en el terreno. Pueden evitar que los crímenes de guerra se multipliquen con impunidad y permitir que la opinión pública esté al tanto de lo que está sucediendo. Cuando existe una gran posibilidad de que se cometa un crimen de guerra, la transmisión en vivo se convierte en una prueba fundamental”. Y enfatiza que para los expertos de Forbidden Stories, la naturaleza del trabajo periodístico en un contexto de conflicto implica que los periodistas “deben estar lo más cerca posible de los enfrentamientos, porque eso es precisamente lo que cubren, aunque eso los hace particularmente vulnerables a los ataques”.

De la prisión inglesa de máxima seguridad de Belmarsh a la Franja de Gaza: bozales represivos contra la libertad de prensa. Contexto oscuro anti derechos humanos en el cual, la última semana de junio, aparecieron dos señales de esperanza: la liberación de Assange y la investigación sobre Gaza. Bocanadas de aire fresco para una profesión tan maltratada y perseguida como esencial.