José Félix Rivas: “El bloqueo nos obligó a un cambio estructural de la economía del país”
El periodista Romain Migus entrevistó a José Felix Rivas Alvarado, vice presidente sectorial de economía y ministro de industria y producción nacional de Venezuela.
En los últimos años, Venezuela ha vivido una guerra económica sin precedentes en su historia. Estados Unidos –y sus aliados venezolanos y occidentales– han destruido la economía venezolana para provocar una hambruna con el fin de obligar al pueblo a elegir a un líder que defendiera los intereses de Washington. Pero los venezolanos resistieron. Y ahora intentan reconstruir el país a partir de los escombros de una guerra que nunca dijo su nombre. El bloqueo infame y criminal continúa, pero el país intenta adaptarse a este nuevo contexto, que está llamado a durar.
En los grandes medios de comunicación, la economía venezolana se describe como moribunda. Aunque así fue durante los primeros años del bloqueo, el país parece estar recuperándose. Para un observador honesto y continuo, basta con pasear por las calles de Caracas o por los caminos rurales para comprobar que Venezuela ha cambiado mucho en los últimos 3 años.
Si bien aún está lejos del consumismo de los mejores años del chavismo, el gobierno ha logrado adaptarse a una economía de guerra y hacer cambios estructurales en una economía que regularmente fue víctima de la enfermedad holandesa.
Para hablar de la economía del país, hicimos lo que cualquier corresponsal de los grandes medios de comunicación no haría. Desde el efervescente centro de Caracas, nos dirigimos por la avenida Urdaneta a una de las torres que se elevan en el cielo azul de la capital venezolana. En el piso seis del Ministerio de Industrias, en un modesto despacho, nos espera un viejo conocido. Al entrar, José Félix Rivas está hundido en cifras y carpetas. Este economista tiene una grande experiencia en la alta función pública. Ex embajador de Venezuela en el Mercosur y Aladi, fue Viceministro de Desarrollo Económico y Director del Banco Central de Venezuela. Actualmente es Vicepresidente sectorial de economía y Ministro de Industria y Producción Nacional de Venezuela.
El hombre es alegre, agradable y elocuente. Y menos mal, porque tenemos todo nuestro tiempo para entender lo que hay que saber sobre el estado actual de la economía venezolana.
Hablar de la economía venezolana no es cosa fácil. ¿Por donde empezamos?
Para hablar de la economía de Venezuela, tenemos que empezar por la lógica de las sanciones.
Hay una economía política de las sanciones, o una geopolítica de las sanciones. La sanción es una herramienta de guerra, de presión, de coerción, muy parecida a los sitios que se hacían en los castillos de la Edad Media para que las personas se rindan por inanición, por hambre, por desesperación. En 10 años de bloqueo, Venezuela ha dejado de percibir 323 mil millones de dólares. Es enorme y no se puede negar.
El objetivo es anular el Estado y al funcionamiento del gobierno. Que no se pueda pagar sueldos, generar electricidad, destruir la política económica, el gasto social, que era una de las características de los gobiernos desde Chávez. Impedir el proceso redistributivo, desde la renta petrolera a los sectores sociales, y también para los sectores productivos. Las sanciones están dirigido a anular el gobierno, y principalmente, su principal actividad económica, el petróleo.
Venezuela tenía una dependencia tremenda con el petróleo. Este sector publico producía 97% de las divisas. Representaba 50% de los ingresos fiscales, cuando los impuestos provenientes de actividades no petroleras representaban solo 18%.
Eso es algo que le cuesta comprender a la gente, porque tú dices, el sector petrolero era mayoritario en la generación de ingresos, y esa renta se circulaba en toda la economía a través de los mecanismos de distribución, o sea, una parte iba como impuesto, otra parte iba como reservas internacionales que declaraba PDVSA, y otra parte quedaba para PDVSA. Pero en todo caso, la economía funcionaba, básicamente, a pesar de que el sector petrolero no tenía una participación mayoritaria en la agregación de valor, pero sí que agregaba renta.
Entonces, paralizas al gobierno por la incapacidad de que ciertos funcionarios puedan firmar un papel o puedan autorizar tal cosa, después están las sanciones o las medidas coercitivas que afectan a los activos, a las transacciones bancarias internacionales, a las transacciones comerciales, a las compras de alimentos, esto es un mecanismo que tiene toda una expresión de lucha por el poder, con el objetivo de derrocar al gobierno, o salir de un gobierno que no te simpatiza, así de sencillo. Al afectar al sector petrolero, afecta al gobierno por la renta y los ingresos fiscales, pero también por el lado de la actividad petrolera, afecta al resto de la economía. Las sanciones afectaron al sector privado con una importante magnitud, porque parte del sector privado dependía de la actividad petrolera o de la derivación de la actividad petrolera, que es el recicle de esos ingresos petroleros en toda la economía, a través de la banca, a través de los sectores productivos, a través de diferentes mecanismos -gasto público, financiamiento, acceso a las divisas- que eran los mecanismos de distribución de un capitalismo que algunos han definido como capitalismo rentístico, un capitalismo dependiente del petrolero.
El sector petrolero era comprador, tenía alguna interrelación importante con el resto de la economía. Parte del sector industrial, parte de los sectores productivos, incluyendo la agricultura, dependían de la dinámica petrolera.
Pero también, el bloqueo afectó a nuestra industria eléctrica, y entonces a todas las industrias que necesitan electricidad. Particularmente en las empresas publicas básicas. No se podía hacer mantenimiento de las plantas de generación eléctrica porque las empresas matrices no te venden los repuestos. Pero también impide el financiamiento multilateral. Había financiamientos de importantes inversiones para ampliar o actualizar la capacidad de generación eléctrica que fueron paralizado por el bloqueo.
Recuerda que nuestra electricidad es principalmente hidroeléctrica, son grandes obras, que estaban financiadas por el Banco Interamericana de Desarrollo (BID) como la cuarta represa sobre el rio Caroní o la sala de maquinas de la Represa del Guri, así que el sistema de transmisión.
Había proyectos importantes que iban a consolidar la capacidad de generación de electricidad que dependían de los financiamientos del BID o de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Al expulsarnos ilegalmente del BID o a impedir los financiamientos por el bloqueo esos proyectos se abandonaron.
El bloqueo no solo afecto al gobierno, sino a toda la economía, o mejor dicho a la fisiología de la economía venezolana. Y se dio lo que uno puede llamar un cambio estructural de corto plazo de la economía del país.
¿Cómo afecto a las finanzas del Estado?
Otro impacto del bloqueo ha sido el pago de la deuda. Desde 2017, Venezuela se ve obligada a un default. Un default que no fue voluntario.
Venezuela siempre había sido una buena pagadora históricamente. Y tenía capacidad para pagar.
En los términos que utilizan las agencias de rating, la capacidad como la voluntad de pago no había sido afectada. Pero fue afectada las formas de pago. ¿Con qué mecanismos íbamos a pagar si el bloqueo nos impedía realizar transferencias internacionales?
Además, la oposición había creado en estos tiempos un banco central paralelo, como la oposición a Khaddafi lo hizo en Libia. Para adueñarse de los activos del Estado venezolano y anular la acción del banco central. Entonces tú tienes una economía que, en términos de instituciones, es totalmente anulada o se intenta anular. Nuestro Banco Central, por ejemplo, prácticamente no puede operar internacionalmente desde 2017, sin contar que parte de sus reservas ha sido secuestradas o robadas por bancos internacionales.
El objetivo era demoler las instituciones que son fundamentales para el funcionamiento económico. Sobre todo para el mercado cambiario, para la fijación del tipo de cambio. Y eso lleva un poco a las causas de la hiperinflación.
Entonces atravesamos una hiperinflación con una destrucción importante de la capacidad productiva: una destrucción de nuestra economía provocada por el bloqueo.
¿Cuáles fueron los mecanismos que les permitieron reimpulsar la actividad económica?
Teníamos un control de cambio, una administración de divisas, y esta se desarmó.
Se desarmó porque ya no era eficiente. Tuvo su momento valioso, pero se había distorsionado mucho. Hubo un cambio estructural donde las divisas o el efectivo, en diferentes expresiones, estaban en la calle más que en el banco central.
Se ha creado una regla de juego diferente, que permitió que el dólar oficial se pegue al paralelo. Eso fue una decisión bastante osada, y obligada por las circunstancias. Del punto de vista empresarial, se sinceró muchas cosas, incluso dentro de la producción.
Había unos subsidios como el de la gasolina que llegaron a ser absurdos: una botella de agua valía menos que 100 litros de gasolina. Se eliminó ciertos subsidios porque sencillamente el Estado ya no estaba en condiciones de subsidiar.
Hubo otro elemento importante que es la ley anti bloqueo.
Cuando tienes un Estado bloqueado, entonces tienes que adaptarte a nuevas reglas del juego. Por eso es que te digo que el gobierno actuó como una suerte de Aikido, utilizando la fuerza del otro para reaccionar.
La ley anti bloqueo establece mecanismos particulares para los que quieran invertir en el país, y para impedir que estas empresas o inversionistas caigan en el régimen de sanciones del departamento de tesoro de EE.UU.
Otra cosa que fue importante para relanzar la economía fue el diálogo. O sea, sentar a los actores del sector privado en una permanente consulta, crear mecanismos de diálogo que después formalizó institucionalmente en el Consejo Nacional de Economía.
Se empieza a hacer política económica concertada, con participación de todos los sectores, que muchos de estos sectores industriales, económicos, la banca, el comercio, los sectores primarios.
Siempre hubo un dialogo. Con Chávez existía este tipo de mecanismos, pero la negociación era otra. El Estado tenia recursos y llamaba al sector privado a que se una a un plan de inversiones o a un proyecto nacional. La relación no era la misma. En el golpe de abril de 2002, el sector privado agrícola y ganadero estuvieron en primera línea para derrocar al presidente Chávez. Ahora, en situación de bloqueo, estos sectores se han sumado para relanzar la economía.
El dialogo no solo era con empresarios, también el gobierno los sostenía con la clase trabajadora.
Hablando de los trabajadores ¿Qué pasó con el salario y el poder adquisitivo?
Uno de los sectores laborales que fue más afectado fue el sector laboral público. ¿Por qué? Porque el gobierno todavía está muy limitado en su recurso económico, en su recurso fiscal. En términos técnicos es una restricción externa extraordinaria, extrema y también una restricción fiscal.
Todos los sectores laborales se vieron afectados porque la idea principal del bloqueo era socavar la base social de un proceso político. Disociar a la clase trabajadora del chavismo.
El sector público tiene que recomponerse. Tiene que reinventarse para poder recuperar el ingreso. Y si el ingreso no puede ser entregado en bono, en salario, en regulación, se adopta por especie, por producto, por proteína. Algunos productos básicos. Entonces hay una política económica en la parte agrícola para eso.
El bloqueo afecto también al sector privado. El gobierno no era el único en entregar bolsas de comida y pagar en especie en especie. Durante unos años, de 2015 a 2017, el sector privado también lo hizo. Fue una remodelación de sobrevivencia para no quebrar y echar los trabajadores en la calle.
¿Por dónde empezaron a reconstruir la economía?
Todos los ataques a nuestra economía -destruir la industria petrolera y eléctrica, contrabando de billetes, parte de la hiperinflación inducida, caída provocada de la producción- se dio dentro de un marco de debilidad interior en la economía, con un extremo desabastecimiento.
Cualquier artículo necesario para, más o menos, de los cuales estamos acostumbrados para vivir tranquilamente, escaseaba. Y sobretodo escaseaban los alimentos.
Ante eso, ocurre algo bien interesante. Hemos logrado recuperar totalmente el sector agrícola y abastecer de los principales bienes o productos de la tierra.
¿Cómo se explica? Es una discusión vieja en la economía venezolana. Una discusión que puede trasladarte a los años 40. A los primeros años del cambio entre una Venezuela agrícola y una Venezuela petrolera.
Y es una discusión de tres economistas que además representaban ciertos sectores económicos. Uno que quería fortalecer la agricultura del café y del cacao apostó por esta Venezuela agrícola, que fue muy destruida en la Guerra de la Independencia y apenas se estaba recuperando cuando surgió el petróleo. Era uno de los economistas más importantes de Venezuela: Alberto Adriani.
Las dos otras posiciones eran de dos banqueros. Uno, Henrique Dupuy, que representaba el sector financiero, y el otro, Vicente Lecuna que apuntaba al sector comercial.
Esta discusión se reflejaba en el tipo de cambio. Un problema que nos persigue. El tipo de cambio es el resumen de todos los elementos estructurales. La banca y el petróleo impusieron durante todos estos años un bolívar sobreevaluado que favorecía las importaciones y destruyó la capacidad de producción nacional.
El sector petrolero, altamente productivo por la densidad de capital y por los niveles de productividad, pero con poco empleo, inundó a todos los demás sectores de la economía. De la misma forma que cuando se hunden unos pueblitos para construir una represa.
Hoy en día, con el bloqueo, se vacío la laguna. Y surgen los pueblitos otra vez. Surge otra realidad. Ya no tienes las divisas que te daba el sector petrolero para importar alimentos, entonces tienes que producirlos. Pasamos de importar la mayoría de lo que comíamos a producir 90% de los rubros agrícolas que necesitamos.
Y esta producción no es Estatal, es privada. Sea de grandes empresas, de miles de pequeñas y medianas empresas, de comunas en propiedad social.
O sea, no tener la renta. No tener esa facilidad de obtener la divisa y comprar algo importado. Eso posibilitó la producción agrícola.
Obviamente, por supuesto, no fue algo mágico. Hubo una política económica, desde el Estado para impulsar y coordinar.
El presidente Maduro fue muy enfático para poner orden en la política económica. Inicio en 2017 pero se consolido a partir de 2020. El gobierno se ve en la necesidad de programar esos escasos recursos.
Uno de los grandes esfuerzos para lograr eso ha sido ordenar el gasto público. Cada dólar que entra, un porcentaje es para pagar los sueldos del Estado, para garantizar ciertos mecanismos de protección social, para que funcione el Estado y después otras prioridades, y para recuperar la economía. Entonces ahí todo lo que se hizo en la parte fiscal fue la parte del gasto público, de poner orden. Nunca yo había visto en el tiempo que yo tengo de vida y como funcionario del Estado, y mira que yo empecé a trabajar a principios de los 90, nunca había visto tanta coordinación.
Parte de este trabajo se hizo con tecnología de punta como el sistema Patria, que permitió ordenar e individualizar el sistema de ayudas sociales.
¿Qué ha pasado con el sector industrial?
Lo que ocurrió en el sector agrícola debería ocurrir en el sector industrial que fue uno de los más afectados.
El gobierno tomó varias medidas. Primero, voy a empezar por una que es la menos conocida y la que menos había utilizado los gobiernos en los últimos 60 años: la política arancelaria.
Durante un tiempo, de los 8.000 aranceles, se liberaron prácticamente todos. Se liberaron para que abastezca la economía con importaciones provenientes del sector privado.
Hubo una cierta liberalización, pero no es una liberalización como algunas personas han acusado que es liberal de libre comercio, sino sencillamente que fue algo de Aikido para poder responder al bloqueo.
Esa política arancelaria, en principio, se aplica para abastecer el mercado nacional de productos que provenía de la industria, pero después se ve que si ese abastecimiento afecta los precios, entonces hay que tratar de cerrar o abrir, dependiendo. Si entra un producto y si ese producto afecta el nivel de precio, entonces tú cierras o abres, depende.
O si internamente aumentan los precios, tú abres para que entre determinados productos de donde vengan, en principio, de Brasil, de Colombia, de cualquier lugar del mundo. Pero después, esa política arancelaria toma en cuenta, primero el abastecimiento y después toma en cuenta, está en línea con el tema inflacionario. Se empieza a utilizar instrumentos de política económica que hasta ahora habían sido pasivos.
Aquí se empieza a utilizar política arancelaria para abastecer, después para jugar con el tema de los precios y después, y por supuesto, para racionalizar las escasas divisas que entran a la economía. Y ahora estamos entrando en una nueva fase de nuestra política económica desde hace 2 años: relanzar la producción industrial nacional.
La política arancelaria tiene una actividad importante en la relación entre producción nacional y producción importada. La preocupación por favorecer la producción nacional se pone también en la ecuación, en la combinación para utilizar los aranceles. Esa apertura inicial se ha venido cerrando y administrando poco a poco. La preocupación después evolucionó, primero la medida era para estabilizar la economía y evolucionó hacia proteger la producción nacional. Y debe proteger a la producción nacional, porque las divisas son escasas.
¿Y en las industrias básicas?
La capacidad industrial del sector de las industrias básicas fue diseñada para alimentar a la economía mundial, a los grandes circuitos de acumulación de capital a escala mundial. La Corporación Venezolana de Guyana (CVG) estuvo diseñada, principalmente para la exportación, para vender materia prima a los países transformadores, para desarrollar la industria de los países del centro del capitalismo.
La CVG podía funcionar sin promocionar explícitamente la articulación con la economía venezolana, con el resto de la economía. Hubo algo de articulación, como en el sector petrolero, pero era marginal. Lo que estamos haciendo es que las industrias básicas tengan dos objetivos. Primero, tenemos que seguir exportando, porque exportar nos permite obtener divisas a pesar del bloqueo. Lo otro es reforzar la industria de transformación. La política está dirigida a que la CVG, por ejemplo, y el sector de hierro, aluminio, acero, no solamente exporte sino que también internamente agregue valor. Nuestra visión sigue estando al opuesto del catecismo de la economía neoliberal.
Ahora la CVG abastece al sector publico, pero también al sector privado. Este ultimo estaba acostumbrado a resolver importando, pero ahora tiene un problema de acceso a las divisas.
La importación siempre es necesaria. Pero sí hay unas condiciones para sustituir a importaciones, por ejemplo. Entonces está el momento de industrializar las sustituciones de importación.
La parte de los servicios era muy importante en el PBI de Venezuela. ¿Ha cambiado eso?
La renta petrolera permitía un sector servicio bastante importante, porque había capacidad de consumo, pero ahora lo importante es que en el sector servicio hay un redimensionamiento también. La economía digital permitió una presencia de servicios que antes no existían. En un país donde escaseaba el efectivo, hubo un boom de los pagos por teléfono móvil y el uso de la economía digital antes mucho antes de otros países. En Venezuela, los cajeros hoy en día son prácticamente inexistentes, como resultado del contrabando de billete y de la hiperinflación.
En el sector de restaurante o de comercio, hay una dinámica que por supuesto no la puedes comparar con otro momento donde la renta petrolera podía permitir el consumo, pero si hay una reactivación importante, una reactivación con características propias.
El sector seguro y banquero, se pulverizó prácticamente, eso es uno de los retos que hay que recuperar, se ha venido recuperando poco a poco. Tiene un cambio estructural importante, que se dio ya para adaptarse a una economía de guerra, una economía de restricción extrema, para adaptarse al bloqueo. Y eso trajo una respuesta de la economía, una adecuación de unas políticas económicas que a su vez permitió la posibilidad de que eso existiera, o sea, se generara.
¿Cuál es el gran reto ahorita?
Estamos presenciando un cambio de la estructura de la economía venezolana, por las circunstancias. En 2014, teníamos 47 mil millones de dólares que entraban en el Estado. En 2020, esta cifra bajo a 743 millones. Esta cifra ya te dice todo de la magnitud del cambio estructural.
Uno de los sectores más afectados es el sector bancario, el sector financiero bancario, ¿por qué? Por la hiperinflación y por la distorsión del tipo de cambio, y porque el sector bancario también, era muy fácil en una economía petrolera manejar una banca, porque la banca venezolana históricamente nunca fue un intermediario como se ve en los libros, sino que tenía un gran depositante, que era el Estado, en sus diferentes niveles. La banca contribuyó con la fuga de dólares, de divisas. Ahora ha venido surgiendo, todavía le falta mucho para consolidarse, pero ha surgido un mecanismo de autofinanciamiento del sector privado, y esto se ve en la bolsa agrícola que ha crecido de 10800% en apenas 2 años, y así lo vas a ver en otros sectores, bueno, el sistema financiero ha venido recuperándose, el crédito y los ahorros están en un nivel en un nivel parecido a 2016. La inflación en 2023 está por debajo de la de 2013.
Logramos sacar al enfermo de terapia intensiva, logramos estabilizar, detener el avance de hiperinflación. Ahora, lo que tienes que hacer es fortalecer los factores estructurales para que se mantengan los precios estables, se mantenga la estabilización y para que el enfermo fortalezca sus músculos, sus huesos, su organismo.
En este momento tenemos otros grandes problemáticas. Si queremos seguir creciendo tenemos que resolver el tema eléctrico por supuesto, pero también tenemos que fortalecer la economía, y diversificarla. Tenemos que ahorrar divisas, y por lo tanto sustituir importaciones. Entonces producir, agregar valor.
El reto es industrializar y generar actividades que sustituyan importaciones, que encadenen los sectores productivos. Uno de los problemas estructurales de la economía venezolana es la disociación entre el sector primario y el sector transformador, el sector industrial.
El tema es que ahora el reto es encadenar o tratar de lograr consensos y mecanismos para que exista la posibilidad de que se complementen y se articulen el sector primario y el sector secundario. Ahí se empiezan a descubrir potencialidades, porque eso lo tapaba también la economía petrolera rentista.
El capitalismo venezolano, por el lado de la reproducción de la fuerza de trabajo y por el lado de la reposición de los medios de producción, si lo utilizamos en el esquema marxista, estaba totalmente disociado. En los países desarrollados no pasó así, estaba articulado uno con otro, la agricultura impulsó la industria, la industria impulsó la modernización de la agricultura, aquí estaban disociado. En este momento hay una oportunidad tremenda de que se dé esa vinculación, y además hay políticas intencionadas para eso.