Joe Biden en África ¿Demasiado poco, demasiado tarde?
El presidente estadounidense Joe Biden viajó hacia Luanda, Angola el pasado 2 de diciembre, con la misión de promover un proyecto ferroviario llamado The Lobito Corridor que conecta la ciudad portuaria de Lobito con la ciudad de Ndola, capital de la provincia de Copperbelt o Cinturón del Cobre en Zambia.
El proyecto no es realmente nuevo, sino una versión mejorada de un ferrocarril originalmente diseñado y construido entre las tres primeras décadas del siglo XX, durante el dominio belga del país vecino República Democrática del Congo, anteriormente conocido como Congo Belga. En ese momento, Angola estaba bajo el dominio de la monarquía portuguesa.
Biden decide pues promover ahora un proyecto que, de hecho, ya había sido promocionado antes por otras naciones poderosas con intereses en la región. Fue patrocinado en su momento por las monarquías portuguesa y belga mientas conservaron su dominación colonial, luego por la incursión china en el continente africano que comenzó después de la independencia en los años setenta del siglo veinte, y ahora por los estadounidenses. Aparentemente, la visita es parte de una intención de recuperar cierta influencia para los Estados Unidos en una región que ha sido dominada recientemente por inversiones chinas e incluso por presencia militar rusa en diferentes sectores del continente (Knipp, 2024).
Originalmente conocido como The Benguela Railway o el Ferrocarril de Benguela, su trayectoria recorre ciudades como Huambo, anteriormente Nova Lisboa, y se completó en 1928. Durante desde ese momento y hasta la década de 1960 alcanzó un periodo de éxito al convertirse en el primer empleador del país subsahariano y permitir el fácil transporte de materias primas como cobre, Zinc entre otros. Sin embargo, fue seriamente dañado e incluso interrumpido por completo su tránsito como consecuencia de la Guerra Civil entre 1975-2002 (Lobito Corridor Investment Promotion Authority, 2024).
La línea férrea fue reconstruida por los chinos después de que la Guerra Civil terminó al inicio del siglo veintiuno, pero, según un The Wall Street Journal, de una manera tan deficiente que las autoridades decidieron confiar en un consorcio liderado por europeos y financiado por estadounidenses para la reconstrucción del proyecto (Phillips, 2024).
Según The New York Times, cuando Angola salió de su larga Guerra Civil en 2002, los funcionarios gubernamentales pidieron ayuda: China respondió afirmativamente, pero Estados Unidos se negó (Eligon, 2024). Sin embargo, gracias al favoritismo del presidente de Angola, João Lourenço, hacia los intereses estadounidenses en la región desde que asumió el cargo en 2017, ahora ha dado sus frutos con el señor Biden eligiendo su país para una visita de último momento al único país subsahariano visitado durante su mandato.
El proyecto es parte de una estrategia más amplia para asegurar el acceso a materias primas y materiales estratégicos cuyas principales fuentes están ubicadas en el corazón de África. Denominado Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global, fue lanzado el año pasado en Japón durante la Cumbre del G7 (The White House, 2023). La iniciativa ha sido considerada como el contrapeso de Estados Unidos a la Ruta de la Seda liderada por China (Belt and Road Portal, 2024).
Informes tanto de The New York Times como de Deutsche Welle han reportado opiniones consistentes en el sentido de que la reconstrucción de las industrias estadounidenses prometida por el presidente electo Donald Trump requerirá urgentemente esas materias primas proporcionadas por países como Zambia, República Democrática del Congo, Angola y Tanzania (Cascais, 2024). Sin embargo, no está claro si la iniciativa estadounidense puede competir con la presencia china de décadas en la región, materializada en proyectos como el ferrocarril Tazara que conecta Kapiri Mposhi con Dar es Salaam (Tanzania-Zambia Railway Authority, 2024).
El proyecto de Lobito parece ser una inversión beneficiosa no solo para los intereses de Estados Unidos y Europa, sino también para China debido a la importancia de sus intereses en Angola. La cuestión es: ¿traerá algún beneficio a largo plazo para el pueblo de Angola?
En un libro que se ha convertido ya en un clásico de las ciencias sociales contemporáneas, Arturo Escobar, analiza las dinámicas de desarrollo para américa latina desde una perspectiva crítica (Escobar, 2014). Sin embargo, sus reflexiones son pertinente para abordar el caso africano toda vez que los cinco corredores férreos que conectan la provincia del cinturón del cobre ubicado en el corazón africano con los puertos de Lobito, Walvis Bay, Durban, Beira y Dar es Saalam tienen el claro objetivo de permitir el flujo constante de minerales hacia las industrias ubicadas en el norte global ansiosas por concretar lo que Svampa y Bringel han llamado el consenso de la descarbonización (Bringel & Svampa, 2023).
*Docente investigador del Centro de Educación para el Desarrollo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios -Uniminuto-.